Bueno amigos/as esta semana he ido a ver Transporter 3, La mujer del anarquista y Revolutionary Road. La primera me parece entretenida (lo del coche bajo el agua es memorable –por absurdo-), la segunda es una memez de dimensiones estratosféricas y la tercera es una maravilla…pero juro que no volveré a verla mientras viva. Si quiero sufrir prefiero clavarme un destornillador.
Dicho esto, esta semana se han conocido las nominaciones a los Oscar y –como muchos apuntaban- allí se ha colado Slumdog Millionaire, la preciosa película de Danny Boyle (el loco de Trainspotting y 28 días después) y sin embargo han dejado fuera a mi admirado Clint Eastwood, quien -a pesar de todo- y si se cumplen las previsiones podría convertir Gran Torino en la película mas comercial de su carrera como director.
Centrándonos en los Oscar, hace unos años me ofrecieron ir a cubrirlos, me imaginaba yo rodeado de famosos y luciendo mis mejores galas pero resulta que ni soñar en entrar al recinto, lo más cerca que podías estar es en la alfombra roja y lo más probable es que te aparcaran en una especie de roulotte desde donde seguiría la ceremonia. Al final dije que nanai, que yo no iba a Los Ángeles para meterme en una caravana. Naturalmente mi lado mitómano lloró desconsoladamente.
A lo que íbamos, aunque los Oscar estén más desprestigiados que Pepe Navarro la cuestión es que en Estados Unidos siguen teniendo una gran influencia en la taquilla y los expertos pronostican nueva vida para películas como The reader (de la que ya hablamos aquí) si Kate Winslet se lleva el premio a mejor actriz, lo cual se merecería después de seis nominaciones sin premio. Lo mismo se dice de El curioso caso de Benjamin Button, Doubt o –ojo al dato- El caballero oscuro, que casi con toda seguridad se llevará el Oscar al mejor actor secundario para el malogrado Heath Ledger.
En fin, que lo que a mi me gustaría saber es si hay alguien ahí fuera al que le importen los Oscar y que incluso se quede levantado a verlos. ¿Alguien quiere confesar? Este es el momento y el sitio justos.
T.G.
P.D.: He ignorado deliberadamente la nominación de Penélope Cruz, ya que la película de Woody Allen por la que ha sido nominada me parece floja (por no utilizar algún otro adjetivo menos benigno). Quede dicho.
En La epoca del Señor de los Anillos, yo si me quedé en un par de ocasiones despierto a ver si arrasaba records jajaja Lo hice con la Comunidad del Anillo, y como vi que no hizo casi ná, supuse que para la tercera le llegaría el reconocimiento. Cuando se hizo la gala en la que participaba el Retorno del Rey, volví a acostarme tarde, tanto como cuando acabaron los Oscars. El resto de piniculas nunca me han llamado la atención como para hacer un titánico esfuerzo como lo hice para ESDLA >_<
Pues no. Los Oscar ya no me interesan. Antes, cuando madrugaba menos, no me importaba quedarme. De hecho, como solían aparecer en época de exámenes, eran una buena excusa para dejar aparcados los apuntes un rato (quien dice un rato, dice 8 horas, ¿no?). Hay cosas de estos premios que no entiendo muy bien.
– Primero, ¿a qué ese fervor patrio si premian a tal o cual español en cualesquiera categoria? Que son unos premios sobre cine, no el Mundial.
– Segundo, ¿por qué todas las galas son (o me parecen) clónicas?
– Tercero, ¿por qué siempre aparece Billy Crystal para contar un chiste malo?
– Cuarto, ¿es necesario que se retransmitan con esa dosis de caspa? (Aquí supongo que la respuesta es sí, dadas las circunstacias, hasta la Siñeriz parece Ibarruri)
En fin, que no. Que ni me entero últimamente de quien gana qué cosa. La última gala que recuerdo es la de 1999, cuando Sophia Loren (qué casualidad) le dio el Oscar al histriónico Benigni.
PD. Ayer en la bañera, leí este post (mejor no pregunte) y se me ocurrió buscar si alguna película sobre coches (o relacionada íntimamente con coches) había ganado el Oscar a la Mejor Película. Si mi búsqueda fue correcta sólo encontré una: Paseando a Miss Daisy. Dos si consideramos Rain Man una road movie.
PPD. No puedo no decirlo. Como lector de Tolkien desde la infancia más tierna (el primer libro que leí que no era de El barco de vapor fue El Señor de los Anillos, en esa edición del Círculo de Lectores que venía todo en un tomo de más de 1.000 páginas) creo firmemente que a Peter Jackson le vino muuuuy grande el proyecto. Yo no vi el libro que leí. Era otra cosa. Espectacular, sí. Pero tan vacía de contenido, tan ausente de épica, tan plana, tan aburrida, tan pedante. Sólo salvaría las localizaciones. Y quizá la banda sonora, pero tampoco mucho. Ay, si viviera David Lean….o si, al menos, la hubiera hecho Minghella.
Ah. Y yo sí hubiera aceptado la oferta. Total, deja Vd. una cinta pregrabada con lo del ensayo y una lista de premios embargada que consiga por ahí y a visitar «Elei» con toda la calma del mundo.