Bueno amigos/as, ya hemos empezado el mes de febrero. No diré aquello tan socorrido de “como pasa el tiempo” pero podría decirlo…

Me propongo volver al ritmo de posteo normal desde hoy mismo, ya que –francamente- esto no puede ser y me estoy dejando demasiadas cosas en el tintero.

En primer lugar déjenme contestar a algunos blogueros, empezando por el que me “acusa” de esperar sus opiniones para sentirme reconfortado. Pues no amiguetes, no me siento reconfortado con esas cosas, lo único que me reconforta es ir de cuando en cuando al cine y ver una película que me gusta. Las opiniones de vuesas mercedes me parecen un complemento imprescindible para este blog pero ciertamente me importa un pito que estén o no de acuerdo conmigo porque si viviera pendiente de eso nunca me atrevería a escribir nada mínimamente personal sino que me limitaría a vivir en el limbo de la ambigüedad, que es el paraíso de los apáticos. Dicho eso, por favor no dejen de escribir, un blog sin opiniones es como una escoba sin mango: inservible.

También decirle a JFK que no estoy –en absoluto- molesto con él por su opinión acerca de Avatar. He tenido innumerables discusiones en los últimos días acerca de la naturaleza del filme y sobre si todo el asunto no es más que una gigantesca tomadura de pelo. Yo sigo en mis trece (contradecirme a mi mismo no me traería nada bueno) pero respeto cualquier opinión.

Alguien me pregunta por Sherlock Holmes. Pues bien yo la he disfrutado muchísimo porque el cine de Guy Ritchie (excepto por aquellas dos cosas llamadas Revolver y Barridos por la marea) siempre me ha parecido muy atractivo. Además en su última película se juntan tres actores del copón bendito: Robert Downey Jr, Jude Law y Mark Strong. Y amigos/as, así cualquiera.

Me gusta su –imposible- mezcla de película de época con el delirio del vodevil inglés moderno (ese que tanto le gusta a su director, como ya demostró con Rock’n’Rolla). No es ninguna obra magna y no pasará a la historia pero para pasárselo bien sirve, y mucho.

Y ahora, a hablar de lo que quiero hablar: Invictus.

La última película de Clint Eastwood me ha parecido regular. De acuerdo, a lo mejor es que esperaba demasiado (todo es posible) pero me pareció un filme montado deprisa y a base de primeras tomas (que no siempre son las mejores) como si Eastwood quisiera acabar cuanto antes con el encargo.

También hay demasiados momentos de emociones forzadas (algo que el impresionante libro del periodista John Carlin esquiva continuamente) y se nota en demasía que el único personaje que le interesa realmente al director es Mandela, que interpreta el siempre solvente Morgan Freeman (su trabajo es memorable). Tampoco me parece que el rugby se visualice con la intensidad que demanda el juego, lo cual es preocupante sabiendo que el deporte es el trasfondo y que el clímax del filme es un partido.

En suma: me falta algo, cosa que no me sucedía en la obra de Eastwood desde los tiempos de Poder Absoluto. Aun así –que quede claro- la película está por encima de la media actual y es de visionado más que recomendable.

¿Alguien ha visto Invictus?

Un abrazo señores/as,

T.G.