Amigas y amigos,
Hoy les vengo a hablar de las semanas más importantes de este año y -probablemente- de los últimos años para las salas de cine. Todos se permiten especular sobre su supervivencia, y las noticias no son halagüeñas.
La gente no va al cine. No como antes. Demasiada competencia, demasiado caro, demasiados problemas.
Ahora uno se sienta frente a la tele y tiene diez mil pelis disponibles. Es complicado plantarle cara a eso.
Ahora llegan las tres películas más comerciales del año y puede que de los últimos años. Descuento aquí Avatar 2, que siempre juega en un mundo aparte.
Atentos: lo que viene son tres blockbusters cinco jotas.
El primero que llega y del que ya hemos hablado aquí es Misión imposible 7. No tengo ninguna duda de que va a ser la más taquillera de todas. Y además de largo. La siguiente es Barbie, que llega con unas críticas de la hostia y que -tampoco tengo ninguna duda- de que va amasar una tonelada de dinero. Y el remate llega con Oppenheimer, la cinta de Christopher Nolan sobre el creador de la bomba atómica: J. Robert Oppenheimer.
No sé si alguno/a de ustedes ha leído la biografía del tipo, Prometeo americano. Aquí lo ha publicado Debate y aunque tiene 1000 páginas es una auténtica obra maestra, básicamente porque la historia de este hombre es tan extraordinaria y delirante, que solo puede ser verdad.
Las tres películas aspiran a dar una enorme bocanada de oxígeno a unas salas que lo necesitan con urgencia.
Es raro que vayan a ser un película sobre el padre de la bomba atómica y otra sobre una muñeca rubia las que vayan a tener la responsabilidad de mantener a flote el negocio del cine, pero en los tiempos que corren el marketing tiene una importancia descomunal y -en ese sentido- las dos películas lo han hecho increíblemente bien. Barbie ha hecho un campañón alucinante jugando con algo que en principio parecía simplemente kitsch y ha acabado convertido en un fenómeno viral que ha jugado con la frivolidad y la sofisticación a partes iguales. Hasta una mansión han montado para la ocasión (rosa, por supuesto) y la han puesto en airbnb.
Cuando las cosas se hacen bien, hay que decirlo.
Oppenheimer se ha servido de otro foco completamente distinto. Más allá de su increíble reparto (ya suenan voces de Oscar para Robert Downey Jr.) Nolan ha usado el imán del miedo, vertido sobre una historia con la que en mayor o menor medida todos estamos familiarizados: la creación de la madre de todas las armas de destrucción masiva. Los críticos que la han visto dicen que el momento en que se produce el primer ensayo nuclear, podría ser ya historia del cine. Es mucho decir, pero cuando Nolan se empeña, es capaz de cosas muy grandes: The Prestige, Insomnia o el segundo Batman son buenos ejemplos de ello.
Yo solo espero que no sea otro Tenet, una de esas películas que no volvería a ver ni que me apuntaran con un revólver a la cabeza. Madre santa qué turra inacabable.
Me he dejado a propósito la nueva entrega de Misión imposible, entre otras cosas porque ya le dedique un post entero y, sobre todo, porque ya parece bastante obvio que una de las franquicias más sólidas y exitosas de la historia del cine va a reventar la taquilla. Además, Tom Cruise llega del éxito atronador de Top gun Maverick y el tío se ha paseado por todo el mundo haciendo locuras varias.
No tengo ninguna duda de que su película va a generar montañas de dinero.
Y hasta aquí, la semana que viene empieza la gran temporada de blockbusters: agárrense los nachos.
Abrazos,
TGR