Buenas noches, amigos y amigas,
¿Qué tal están?
Aquí me tienen, ya en julio, esperando la recaída.
No sé si debería empezar a almacenar papel higiénico y levadura, ahora que a pocos kilómetros de casa ya han empezado a confinar de nuevo al personal. En fin, esperaré ansioso la resolución del asunto. Como siempre, espero que mi pesimismo sea solo un reflejo de mi personalidad apocalíptica. Y que nada sea tan malo como yo proclamo.
Hoy vengo a hablarles de un par de cosillas.
Una es el desembarco de Sony en Filmin. Cien títulos (muchos de ellos cojonudos), que están por primera vez disponibles en España. Todos en HD.
Ayer me hice programa doble:
Tootsie/Algunos hombres buenos.
La primera sigue siendo maravillosa. Un clásico de Dustin Hoffman, con la estupendísima Jessica Lange. Una comedia clásica, magníficamente construida, que te hace sonreír. Es un tópico decir que ya no se hacen películas así, pero esta vez es una verdad como un templo.
La segunda es una peli tan redonda que me cuesta pensar en otra película de juicios en la era moderna del cine con una entidad similar. Supongo que todos/as la han visto, pero para aquellos/as que no lo hayan hecho, solo decir que se trata de una adaptación de una obra de teatro que fue un exitazo brutal en Broadway.
La adaptación la firma el mismo autor de la obra, ese genio chiflado llamado Aaron Sorkin. Sí, el mismo de La red social y Studio 60. Un puto genio, vamos.
Explica la historia de un joven abogado de la Marina estadounidense al que le cae un caso que el ejercito quiere quitarse de encima lo antes posible. Se trata de un incidente en Guantánamo en el que alguien muere. No adelanto más por si no la han visto, para que nadie me grite ‘spoiler’.
Si no la han visto, no sé a qué esperan.
Por último, por manejar este bonito post con la ligereza acostumbrado, voy a hablarles de Misterios sin resolver, que es una especie de reboot de Netflix del clásico Misterios sin resolver.
No está nada mal, y eso que yo tenía cero expectativas al respecto.
Ahora bien, el tercer episodio (o el cuarto) que se llama La casa del terror. No es que los otros episodios estén mal, pero este es excepcional. No sé si recomendarles que no lo vean antes de irse a dormir, porque tiene telita, pero ya son mayorcitos así que hagan lo que quieran.
La casa del terror arranca con la desaparición de un aristócrata. Cuando empieza a investigarse la desaparición del citado aristócrata y la policía entra en su casa, el asunto se vuelve realmente terrorífico. Hasta tal punto que cuesta pensar que lo que se cuenta no sea en realidad un relato de ficción.
Es tan absolutamente brutal que me he visto parando la maldita serie para buscar en google si esos malditos cabrones me estaban tomando el pelo.
Pero no. Era todo de verdad.
Y no digo nada más. Venga, a por ello.
Abrazos/as,
T.G.