Queridos y queridas,
Perdonen que haya tardado tanto y blablablá. Ya se conocen todas mis excusas y soy tan vago que no me apetece inventarme otras nuevas. Eso sí, la espera ha valido la pena, se lo aseguro.
He visto dos peliculones, cada uno en su escala, y me dispongo a hacer inventario de las mismas. Todo por ustedes y ustedas, para su disfrute. Para que luego vayan diciendo por ahí que soy un patán… de acuerdo, soy un patán, pero no vayan diciéndolo por ahí.
El primer peliculón se llama La guerra del planeta de los simios y sirve para redondear (y cómo) la mejor trilogía que ha dado la cultura pop desde la trilogía original de La guerra de las galaxias (que ahora los modernos llaman ‘Star wars’).
No es solo su inmensa calidad técnica, el uso impecable de los efectos especiales y la descacharrante factura visual, es que tiene un guión maravilloso (!!!).
La ha dirigido Matt Reeves, que lleva un carrerón impresionante (Monstruoso, Déjame entrar, El amanecer del planeta de los simios y La guerra del planeta de los simios) y que a sus 51 años se está comiendo Hollywood con patatas.
¿Por qué es tan buena La guerra del planeta de los simios? La respuesta es sencilla: porque se cree la historia que está contando. Otorga profundidad dramática a sus personajes, equilibra a los protagonistas (el simio y ese chiflado interpretado por Woody Harrelson, y que recuerda al personaje de Ralph Fiennes en La lista de Schindler) y es más una película de campo de concentración que de campo de batalla, lo cual es una genialidad que logra que el espectador se sienta plenamente identificado con los animales y sienta profundo desprecio por los humanos. Sin embargo, nunca es torpe u obvia, sino que es de una naturalidad desarmante: inteligente, afilada y contundente.
Entre ustedes y yo, la saga original de El planeta de los simios no era nada del otro mundo, excepto por esa obra maestra llamada El planeta de los simios (el inimitable original, que concluye con uno de los desenlaces más famosos de la historia del cine) y que en su momento generó un montón de secuelas y precuelas. Por ese motivo resulta aún más sorprendente que tomando como punto de partida un material más bien regular, los chicos de Reeves hayan conseguido hilar tres películas tan magníficas. Mérito doble (triple en este caso).
No se sabe qué dirección tomará ahora la franquicia ya que el plan original contemplaba tres películas y solo tres, pero con más de 2000 millones de euros en taquilla dudo mucho de que lo dejen aquí.
La otra delicia que se ha estrenado estos días es Dunkerque. No sé si es la mejor película del año porque no me gusta sacar conclusiones hasta el 31 de diciembre, pero de que va a estar en la –muy breve- lista de obras maestra del año no me cabe ninguna duda.
La última obra de Christopher Nolan es su mejor trabajo y una de las mejores películas bélicas de la historia (ahí es nada). Aunque es verdad que lo de ‘bélica’ puede resultar engañoso, ya que en realidad se asemeja más a un drama que a un filme de guerra hecho y derecho. Rodada originalmente en 70 mm y con una ejecución tan preciosista y perfecta que cuesta creérsela, Dunkerque juega desde el minuto 1 en otra liga.
Si a Nolan le habían puesto siempre a medio camino entre Spielberg y Kubrick, en este filme está –definitivamente- más cerca del segundo. El británico ha rodado su particular Senderos de gloria utilizando todos los elementos a su alcance y añadiendo una pericia en la dirección que hasta ahora había quedado algo disipada en la niebla del gigantismo (no por nada este señor había firmado la trilogía de Batman).
En Dunkerque (ya saben, aquella huida de los ejércitos británico y francés después de una terrible derrota en Europa), Nolan se viste de profesor loco y nos regala un experimento visual que a veces viste de thriller y otras de –casi- película de terror. Trabajada a conciencia en su faceta visual y sonora (hay cuatro diálogos, literalmente, pero el diseño de sonido es apabullante), si son ustedes de Barcelona o van a venir por aquí, en la Ciudad Condal se encuentra el único cine (el Phenomena) que la proyecta en su formato original: unos impresionantes 70mm.
Las dos siguen en cartelera y en el cine hace fresquito, así que no sé qué esperan.
Les amo. O algo así.
Buenas vacaciones si las tienen. Vuelvo pronto. En serio.
Vale, ya me callo.
T.G.
Me temo que no iré al cine en un tiempo pero las apuntaré en mi memoria.
Me ha encantado el final de su post jajajajaja
Saludos
A mí también me ha encantado el final, Cabrilla.
Respecto al peliculón de Nolan, para mi gusto le falta un poco de alma para ser considerada una obra maestra. Creo que con el único personaje que logro empatizar algo es con el francés, el resto son como acompañantes en un viaje visual fascinante, pero sin corazón. Supongo porqué en la guerra se anda escaso de corazón, pero aún así, a esta película le hubiera ido muy bien una conexión mayor entre la audiencia y sus personajes, que son tan impasibles a su entorno, que asustan!
sólo por el plano de la playa con los dos mástiles verticales en el encuadre ya merece la pena pagar la entrada, creo que es una película inmensa.
saludos,
¿Ha ido usted a ver Dunquerque en los cine Phenomena en 70mm? Es el único sitio de España donde se puede ver así, y parece que merece la pena. Parece que por fin Nolan ha dejado de hacer la misma película de una p*** vez (una historia dentro de la historia) que venía repitiendo desde los tiempos de sus cortos.
Respecto al planeta de los simios, soy muy fan de la original, aunque la factura que tuvimos que pagar por ella es 200 películas chapuceras después, algunas de ellas con el mismo Charlton Heston haciendo el simio (nunca mejor dicho). Luego llegó la basura de peli de Tim Burton y a mi se me acabó el crédito… ante mi mujer. Así que me he quedado sin ver las buenas, y a ver cómo la convenzo para ir al cine diciéndole que son buenas… demasiado simio malo entre medias.
Por cierto, volviendo a Dunquerque, este plano secuencia de la película Expiación, que va de lo mismo, tampoco está nada mal:
https://www.youtube.com/watch?v=QijbOCvunfU
#5 Manoloster, escápese un día que su ama no mire y vaya al cine más cercano. Con un poco de suerte, para cuando le encuentre la película ya habrá acabado. Eso sí, no habrá quien le libre de unos cuantos latigazos.
No, en serio. Si fuese por pelis malas de cualquier género, hace decenios que ya no pisaríamos un cine.
Otro argumento. Dígale que igual que tiene que ir con sus niños a ver películas de animación con teteras que cantan con un suave acento ¿ruso? y peces aventureros, en el lote de usted va el peaje de ver monerías cinematográficas.
Lo último es amenazarle con irse a casa de su madre, para ir con ella a verla al cine. Con la madre de usted o la de ella, la más dispuesta. Es lo que hacen ellas en las pelis, ¿no? En la realidad van al juzgado y los abogados le ponen a uno en su sitio, que suele ser la calle. Salvo que tenga mucho más dinero que ella para abogados. En cuyo caso los monos rojos ochenteros no son un problema.
Se hacen demasiadas películas sin ton ni son, me gusta el cine, pero hace semanas que no voy porqué no se que película ver, la ultima que he visto ha sido Dunkerque. Es una pena que no hayan grandes películas, no me extraña que el publico este cabreado y no llene las salas.
No conseguí creerme nada de Dunkerke de principio a fin.
Sólo era capaz de pensar ¿Qué hace una cámara (aunque sea de 70mm) metida ahí dentro? ¿Qué hace la cámara aquí o allá?
Cuando uno ve las cámaras no ve la película. Cuando uno ve a los personajes no se cree la historia. Desde la primera escena, no fui capaz de creerme nada 🙁
T.G.
¿Cómo se soluciona la incredulidad cuando uno está sentado en una butaca de un cine?
Yo también te amo, o algo así.
¿Cómo se soluciona eso cuando estás sentado en un cine?
Querido Moltó,
Cuando se sienta uno en el cine a ver una película tipo Dunkerke se deja la parte del cerebro «ingenieril» en casa. Se sienta Vd. con un refresco grandote (en mi caso de cola) y disfruta de lo que le muestran. No tiene porque analizar ni creerse nada. Solo disfrutar del espectáculo hasta que se encienda la luz.
Saludos.
Bueno.
Que sorpresa.
Internet no deja de hacerlo. Esto de sorprenderme, quiero decir.
Pese a estar hace mucho «surfeando» por la red de redes (No saben ustedes cuanto)… no sé como he llegado hasta aquí.
Pero que gozo el leerle…!
Pese a conocer km77 como referencia en el mundo de las 4 ruedas, supongo que por saturación (esto de la internés es lo q tiene) desconocía la faceta cinéfila del padre de la criatura.
Y me ha encantado.
Buenísimo, oigan.
Si.
He visto Dunkerque. Pero no en 70mm.
Suscribo todo lo dicho… y no vuelvo a verla en 70mm, porque creo que en Madrid no hay sala para ello. Pero lo voy a mirar bien.
Y sobre «The Planet of The Apes»… iré al cine también. Malditamente, por supuesto.
😉
Si es la mitad de buena que «Déjame entrar» ya habrá valido la pena.
Un placer, Maestro.
Su fiel seguidor (y aprendiz) desde este momento.
;-)))
Thank you so much! I hope to hear more news from you.