Perdón por el retraso amigos, un servidor se ha caído por una escalera (ojalá fuera metafórico) y se encuentra un pelin maltrecho. Creo que mi lamentable vuelo en pos del escalón perdido no tiene nada que ver con los Goya pero habría que ver que dice un psiquiatra…quizás fue un deseo oculto, el de no querer ver más ceremonias. O igual no tiene nada que ver. Seguiré informando.
En todo caso mi admirado Borja Hermoso le clava las banderillas a la ceremonia y creo que estoy al cien por cien de acuerdo con él. Lamentablemente cuando el señor Hermoso escribió esa crónica aun no habíamos presenciado el capítulo más peripatético de todo este asunto: el del presunto crítico que robó un Goya para denunciar «el amiguismo y la corrupción en esto del cine» (lo de «esto del cine» es mío, lo demás suyo).
El citado personaje (al que de ahora en adelante llamaremos «el espabilao») emprendió una delicada operación en la que, por este orden, se emborracho en una fiesta a la que no estaba invitado, engañó a la chica del ropero para que le diera el Goya de otro (que audaz) a la que sin duda ya habrán echado de su trabajo por la bromita de este tipejo, se llevó la estatuilla a casa y al día siguiente se la llevó (supongo que al ver la que se había liado) al diario El Mundo, se inventó lo de que era crítico (nadie conoce al espabilao en cuestión, en ningún lado, nadie) e hizo su discursillo reinvindicativo que no se cree ni él. En fin, no se si me da más pena él o los que se tragan su historieta…
La ceremonia me aburrió, lo de Muchachada Nui me pareció brillante, el discurso de la presidenta de la Academia Ángeles Gonzalez-Sinde («internet tiene la culpa de todo») una mala anécdota y lo de la presentadora…pues eso, lo de la presentadora.
Mañana se estrena Fincher, hablaremos de él en 48 horitas, si es que no me vuelvo a caer por la escalera o, ya puestos, por el balcón.
Abrazos/as.
T.G.
P.D.: Me alegré por El truco del manco y por Camino. Que conste.
Muchas Gracias.
Si señor muchas gracias por incluir el análisis del Don Borja Hermoso. Y digo yo, ¿no habrá que darle las gracias también a la señora González-Sinde? La verdad nos lleva regalado unas galas. Sinceramente, me quedo con la gala del 2003. Cuídate hombre y muchas gracias a Marisa Paredes.