El Joker.
Seguro que ya han visto, leído y oído todo lo que hay que ver, leer y oír de Joker.
La cosa se puso pesada, adquiriendo casi un nivel de turra (sin el ‘casi’, me atrevería a afirmar), y todos los pensadores del mundo se dedicaron a elucubrar atrevidas teorías sobre la película y su condición de parábola socio-política, o manifiesto nihilista, u obra revolucionaria, o todo lo anterior.
La masa crítica adquirió un tono cansino y llegados a cierto punto (lo juro), creí estar en medio de una tonelada de tipos que no habían visto, oído o leído nada que no fuera la propia película. Gentes supuestamente culturizadas, columnistas y sabelotodos, que creían firmemente que Joker iba a cambiar la historia del cine. ‘Un antes y un después’, decían.
Pues no.
Joker es un drama espléndido, capitaneado por un descomunal actor que ya hace mucho tiempo que es descomunal. Él gobierna la película a su antojo y es difícil recordar a un intérprete con tantos registros, del más grueso al más sutil, capaz de encajar en todos ellos hasta el punto de desaparecer en el papel. No cabe llevarse a engaño: Joaquin Phoenix es LA película. Sin él, Joker sería solo una charlotada.
Es cierto que el look de la película, un homenaje a veces fotocopia al new american cinema de los 70, en el que se integraban genios como William Friedkin, Alan J. Pakula, Francis Ford Coppola o Martin Scorsese, es sólido como el adamantium. También es cierto que la película funciona cuando se mantiene en los límites del género.
Pero.
Ese intento banal de trascender que tiene el filme es letal para las segundas lecturas.
Todo lo que trata de explicar, incluyendo el papel del nihilismo como instrumento de disrupción, se ha explicado antes y mejor. Por poner dos ejemplos: El caballero oscuro de Christopher Nolan, donde sin tanta paparrucha discursiva se entiende en dos planos el caos que se esconde detrás del plan del Joker.
‘Algunos solo quieren ver el mundo arder? Le espeta Michael Caine a Christian Bale, sobre la auténtica naturaleza del tarado de colorines.
La otra, cuyo ejemplo es tan obvio como el propio ‘manifiesto’ que pretende encabezar la película, es la impresionante El club de la lucha. La gran diferencia entre la obra maestra de David Fincher y la obra (a secas) de Todd Philip, es que la primera no tiene reparos a la hora de ser compleja, mientras juega con el espectador al ratón y al gato. Así, cuando el respetable se entera de qué cojones es el proyecto Maheim y qué es exactamente el club de la lucha, la hostia es memorable. No se trata solo de tener un ‘twist’ efectivo, se trata de que el subtexto avance al mismo tiempo que la narración, y de que nunca sea tan obvio que parezca que un tipo te está pintando la cara con un rotulador fluorescente.
La idea de Joker de tratar de explicar una suerte de epístola del anti-héroe es tan risible como la aquellos que creen que el personaje –realmente- es un anti-héroe. Personas que, intuyo, no han visto ni una película de John Carpenter. Ni Asalto a la comisaría del Distrito 13, ni La cosa, ni 1997: Rescate en Nueva York, ni Están vivos. Explicar aquí qué es un anti-héroe parece un ejercicio estéril. Digamos solo que un enfermo mental que va liquidando gente con una pistola, no entraría en los parámetros de la definición más académica. Luego que cada cual investigue por su cuenta, claro.
Nada hay de novedad en el revolucionario involuntario, como no la hay en los que ahora llaman ‘héroe’ (directamente) a Joker y ‘fascista’ a Batman.
No me lo invento, de verdad.
El problema con las películas que pretenden ser complejas pero que acaban renunciando a su propia complejidad en nombre de ‘así nos entiende todo el mundo’, es que acaban siendo pastiches infumables, bombas de humo con doble de cháchara. Joker tiene la suerte de poseer a un actor incalificable, capaz por sí solo de asesinar todas las miserias de la película, ejerciendo tal atracción hacía su propio personaje que ya no queda sitio para nada más. Con un capitán así, el barco siempre navega a buen ritmo. Con eso se salvan los papeles y hasta se puede presumir.
Se podría decir mucho más, pero para qué.
Si quieren nihilismo y risas y reflexión, lean a Thomas de Quincey.
Para lo demás: Joker.
Besos/as y abrazos/as,
T.G.
No es peloteo pero al único crítico de cine que sigo es a usted. Conecto completamente a la vez que el resto (tampoco conozco en profundidad) me parecen todos igual de asépticos y políticamente correctos.
Dejando mi redundancia, me alegra saber que si veo la peli es por Joaquin, tal como sospechaba.
La duda la tenía en si Phoenix iba a estar a la altura, ya que el papel de Joker quizás sea el mas complejo de cuantos pueda interpretar un actor.
Coincido con Deivid, desde que di con usted, es mi referencia para gestionar las pocas oportunidades que tengo de ver una peli en el cine.
No tenía ni idea de lo que estaba leyendo, hasta que he llegado a la conclusión de que habla de Él Guason (también hay quien le llama El Risas o El Jocoso).
Este fin de semana puede verla. No cabe duda de que Joaquin Phoenix es toda la película. Y cómo me aventuraba a decir en la primera intervención, menudo papelón.
De lo que tenía la duda es de si me iba a gustar mas o menos que la interpretación de Heath Ledger pero bajo mi puto de vista la de Phoenix es, incluso, un poco mejor. Me han parecido memorables las escenas de bailes random (creo que Nicolson también de Joker se ponía a bailar, cosa que no hizo Ledger en la de Nolah y que, pensándolo con posteridad, no le hubieran venido nada mal. Pero esto ya es cosa mia)
Me ha gustado mucho también -ojo, spoiler- que la película es la «creación» del Joker pero también hace un giño a la sabida creación del personaje de Batman.
Lo que me temía es que tras terminar la peli me que quedado con ganas de mas Joaquin Phoenix haciendo de Joker. Me quedo con ganas de una segunda entrega de Batman vs Joker. Ojalá.
Joker está bien. Muy bien de hecho. Phoenix sostiene toda la película el solo, pero hay un aspecto que me pareció sobreactuado; su amaneramiento (muy evidente en VO, no se si tanto en castellano). Es como si quisiera añadir un motivo extra para su aislamiento social, pero que al final no llega a nada. Sin embargo, en la misma semana revisité el caballero oscuro, y el Joker de Ledger, aun no siendo comparables porque no representan al mismo Joker temporalmente, me sigue pareciendo magistral.
Hombre! Creía que esta vez Ud. nos había abandonado para siempre. Cuánto me alegro de leerle otra vez. A mi me encanta el joker ( y Batman) de Tim Barton. Si, ya se que no se lleva nada, pero es la verdad. Las de Nolan están mu chulas, pero tampoco cambiaron mi vida. Tengo curiosidad por ver esta, y la veré.
Saludos.
Bueno, es que es la única película o serie para comentar en todos estos siglos desaparecidos?
El Joker esta hasta en la sopa! Pero si que es verdad que como actor Phoenix a echo un buen trabajo, por lo demás a quien le gusta y hay quien lo odia. No hay termino medio. Pero como toda moda, pasará…