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El imperio (del streaming) contraataca

Queridos amigos y amigas,

¿Qué tal vamos?

Yo ya no sabría qué decirles. Tengo más cambios de humor que un reumático en invierno: de mal a peor, de peor a quiero morir. Francamente, sigo sin ver el final del túnel y hay días en los que ni siquiera veo el maldito túnel.

Ayer mismo anunciaban que dos docenas de películas retrasaban su fecha de estreno. No estamos hablando de proyectos pequeñitos: en la lista están la última entrega de James Bond (No time to die), el remake de Los cazafantasmas, la secuela de Un lugar tranquilo, Free guy, Uncharted, etc etc etc.

No son buenas noticias para las salas, básicamente porque no hay nada que pueda llevar al gran público al cine. Ojo, no digo que no haya buenas pelis en los cines, que las hay. Lo que digo es que ese cine pensado para llevar al público no habitual a las salas, que es lo que al final te da la pasta. El dinero viene de las palomitas que compran, de las coca-colas que se beben e incluso de los que van a ver la peli-evento, se encuentran con las entradas agotadas y como ya están allí, pues se meten a ver otra cosa.

Todo esto ha quedado ya para la historia, al menos de momento. Y sin todas esas películas y sin que se intuya un cambio en el patrón de exhibición mundial (que menos en el caso de China o Francia, depende totalmente de Hollywood), la cosa está jodidísima.

Naturalmente, las grandes beneficiadas son las plataformas de streaming.

Hace unos días, Netflix presentaba su calendario para 2021, en el que había -ojo- más de setenta películas de producción propia. Más de una película a la semana.

A ver quién coño se mueve del sofá con esos planes.

Llegas, te pones el pijama, te abres una cerveza (o una coca-cola) y te sientas en el sofá, sabiendo que casi cada día va a haber novedades. Con esa certeza se mueven los gigantes del sector.

Ahora llega Star, y luego HBO Max y así hasta que uno pueda pasarse veinticuatro días a la semana en casa, sin atender a nada más que la tele. Para cuando podamos volver a los cines en condiciones de igualdad con la competencia televisiva, a ver qué cines quedan.

Ya lo sé, ya. Soy un optimista vocacional.

Me gustaría recomendarles algo, pero no he visto nada bueno. Es verdad que Ane, una película que puede verse en salas, está muy bien. Pero yo ahora no estoy para dramas y lo de esta madre buscando a su hija desaparecida lo es.

Lo que sí puedo decir que empieza a coger color (nunca mejor dicho) es Wandavision en Disney +. Ha trascendido que la serie ha costado 200 millones de dólares, y creo que va a empezar a verse en breve en qué se han gastado toda esa montaña de dinero. En el tercero (sin spoilers) ya hay un cambio sustancial, así que ojo.

22 de Julio, en Filmin, también está muy bien, pero también es un dramón de cojones. Basado en los atentados de ese chiflado llamado Anders Breivik en 2011, en los que a la explosión de un coche bomba en Oslo siguió el asesinato de 77 adolescentes en la isla de Utoya.

Les dejo que escojan el modo en el que desean pasar las horas que quedan del fin de semana, pero que luego nadie venga aquí a quejarse.

Yo es que solo me apetece volver a ver The mandalorian en bucle.

Abrazos/as,

T.G.

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