Ya se ha estrenado la segunda temporada de La casa del dragón.
Sí, han notado que no he hecho mi intro clásica del tiempo y demás. Como no ha habido cambios y en Barcelona sigue haciendo el bochorno de siempre, he decidido ir al grano.
La casa del dragón tenía de entrada un reto insuperable: llenar los enormes zapatos sobre los que caminaba su predecesora, una seriecita llamada, ‘Juego de tronos’.
De entrada, tratar de igualar lo de Juego de tronos es imposible. O sea, es la serie más grande la historia de la televisión moderna. No me atrevo a decir, ‘de la historia de la tele’, porque hace muchos años yo no andaba por el planeta tierra y seguro que hubo algo muy grande que se me escapa. Aun así, podría decir que se ha tratado de una de esas cosas que no volverán a repetirse o que al menos yo no veré en vida mía.
La cosa llegó a tal nivel de locura que obligó a HBO a abrir sucursales en un montón de países en los que, en principio, no estaba previsto en los que abriera sucursales. Todo porque medio mundo estaba pirateando la serie y estaban perdiendo dinero para llenar quince veces la reserva federal.
Para los que tengan memoria, las primeras temporadas de Juego de tronos se pudieron ver en España a través de Movistar +. HBO había vendido los derechos a medio mundo del show más grande que había engendrado la casa en lustros y en algún momento alguien pensó que aquello había que monetizarlo.
Luego, la cosa salió regulera porque muchos de los suscriptores se dieron de baja cuando Juego de tronos emitió su último capítulo, pero en teoría no era una mala idea.
Cuando Juego de tronos tocaba a su fin, HBO empezó a anunciar spin-off, secuelas y precuelas a diestro y siniestro, porque había que aprovechar el rebufo. Muchos de esos proyectos simplemente se esfumaron, otros siguen en el limbo y La casa del dragón fue el primero que logró asomar la cabeza.
He sido muy crítico con HBO (que ahora se hace llamar Max), pero lo cierto es que la campaña de esta serie ha sido impecable: el marketing fue original, el show es potente y el público respondió con fuerza. No tiene los números de Juego de tronos, pero tiene unos grandes números. Suficientes como para que la cadena se sintiera cómoda para dar luz verde a una segunda temporada (y a una tercera justo antes de estrenar la segunda) y a gastarse mucha pasta para promocionar que tenían otra serie de dragones, sexo y sangre.
Sin hacer spoilers, el último episodio de la primera temporada acababa con las espadas (muy) en alto, pero el primero de la segunda temporada consigue subir el nivel y tiene un desenlace terriblemente cruel. Me atrevería a decir que al nivel de los momentos más crueles de su brutal predecesora. No les cuento nada más: simplemente échenle un ojo. Seguramente tendrán la tentación de ver también el segundo, pero la verdad es que -lo siento- de momento solo tienen disponible uno. Yo he visto ya cuatro, pero es que yo me dedico a esto y alguna ventaja debía tener.
Si le dieron una oportunidad a la primera temporada, háganlo con la segunda porque, aunque no se trate de ninguna obra maestra, euro por euro es la mejor serie calidad/precio que van a encontrar en cualquier plataforma.
He visto muchas más cosas y no me atrevo a recomendarles ninguna porque soy una buena persona y no quiero herir sus sentimientos.
Hala, les dejo tranquilos/as.
Abrazos,
TGR
Últimos Comentarios