Buenas señores/as,
¿Cómo están ustedes? Espero que no estén acampados en ningún sitio para pedir no-se-sabe-muy-bien-qué porque no es cuestión de a sus edades ponerse a hacer el panoli. Yo por mi parte he acampado en mi comedor y me niego a abandonarlo hasta que me vengan a poner el Iplus y una tele de 52 pulgadas en 3D.
Esta semana no ha habido nada que haya suscitado mi excitación, ya he visto Resacón 2: Ahora en Tailandia, que les explicaré a lo largo de esta semana pero que ya les adelanto que no está a la altura del –magnífico- original. Han perdido frescura y gracia y solera y mil cosas más… pero bueno, ya habrá tiempo para echar estiércol sobre esta secuela, cuyo único objetivo es hacer una pasta gansa (cosa que ya están consiguiendo a manos llenas, faltaría más).
Espero ya hayan ido todos/as a ver la nueva entrega de X-Men que a pesar de lo que afirmen algunos agoreros es una auténtica maravilla.
Pero hoy quiero hablar de un tema polémico per se: el doblaje.
Durante mi carrera como periodista he recibido multitud de epítetos: me han llamado fascista (por una entrevista a Oliver Stone); comunista (por una entrevista a Susan Sarandon); imbécil (por una entrevista a Helen Mirren); ignorante (por una entrevista a Todd Haynes); gilipollas (por un perfil de Billy Bob Thornton); y de todo, por una columna sobre un director español.
Sin embargo la mayor racha de descalificaciones, insultos, maldiciones y adjetivos (des)calificativos que he recibido en mi vida por algo que escribí fue aquella vez que me atreví a opinar sobre el doblaje.
Ahora no recuerdo lo que dije exactamente pero venía a ser algo así como que “cambiarle la voz a alguien y sustituirla por otra sería algo así como hacer una tortilla con aguacates y pretender que fuera una jodida tortilla”. Bueno, seguro que no se parecía en nada a eso pero ya me sirve.
Ayer (o el viernes) aparecía en El País una noticia en la que se daba cuenta del imparable bajón de la V.O. en la piel de toro (con la notable excepción de San Sebastián, donde ha crecido) y los problemas que tienen las salas que programan ese tipo de cine, amenazadas por el síndrome “¿ein?” que parece atenazar a nuestra población.
Leí el artículo con esa mezcla de preocupación y cabreo que proporcionan las malas noticias y llegué a la conclusión de el indice de borreguismo de la población española (y especialmente de las capitales como Barcelona y Madrid, ya que en muchos otros parajes de las Españas no hay ninguna posibilidad de acudir a la versión original ni que nos fuera la vida en ello) ha llegado a su índice más alto desde que Francisco Franco pensara que este país era el culo del mundo, o mejor dicho, su culo.
No, no le echo la culpa a Paquito, un hombre magnífico sin ninguna duda, Dios me libre de dudar de su infinita sabiduría. No, la culpa es nuestra, que no hemos entendido que el inglés (por poner ya el ejemplo más concreto) es imprescindible para que nuestro país crezca y salgamos por ahí a competir cara a cara con cualquier rubiales nórdico que se atreva a ponerse delante nuestro.
Ver películas y series sin doblar es la mejor manera de familiarizarnos con el enemigo, ese que aún no nos ha devuelto Gibraltar y que nos roba las enfermeras. También nos sirve para entender los desvaríos de los no hace mucho eran nuestros súbditos, esos que ahora se creen que dominan el mundo desde Washington D.C.. Pero sobre todo, nos abren una puerta a un mundo donde la literatura se multiplica por mil, el teatro por quinientos y el cine por un millón.
Nos ayuda a comprender que la auténtica voz de Clint Eastwood poco tiene que ver con ese chorro de vocales y consonantes que es Constantino Romero, sencillamente porque al primero parece que le hayan pasado un cortacésped por las cuerdas vocales y su afonía crónica es más profunda, hiriente y reveladora que cualquier otro gesto de su rostro o movimiento de sus maltrechas piernas. Nos ayuda a oír la voz de cazalla de Al Pacino, moldeada por el whiskey y otros abusos cotidianos… y no hablemos de Daniel Day Lewis , cuyos trabajos vocales son auténticos malabarismo interpretativos o de Danny Glover, un tipo que parece que hable desde el fondo de un pozo abandonado.
Disfrutar de esa parte de los actores (actrices) es amar el cine desde la raíz hasta el tallo pasando por las hojas. Pretender que un montón de extraños (por habilidosos que sean, y los actores españoles de doblaje lo son) pueda sustituir eso es pura y llanamente ciencia ficción.
Si a eso vamos pocas veces me van a volver a verme en el interior de eso que llaman “cines”. Me encerraré en casa, ahorraré para comprarme un tele descomunal y me convertiré en un cinéfilo de interiores.
Y aquí paz y después gloria.
Abrazos/as,
T.G.
Fijese si es borrega la poblacion española. No va a ver cine español que no va doblado y no va a ver el de fuera si no lo está. No hay forma de agradar a la plebe.
Yo soy de los que creen que el cine se perdió cuando los yanquis le pusieron voz, con esas ganas suyas de darlo todo troceado, rumiado, regurgitado y rechupeteado. Entre Einsenstein y Griffith ya dijeron todo lo que habia que decir (sin palabreria vana). Asi que ya me disculpara si le miro un poco por encima del hombro en esa guerra suya en la que se ha embarcado.
Pues debo de ser un persona demasiado rara, pero por lo general suelo ver las cosas en V.O, salvo cuando aparecen determinados actores como los citados por usted. Por que para mi gusto, las voces en Español de esos dobladores transmiten mucho más que las originales y enriquecen más el papel, además de que tener una lengua tan rica como la nuestra da lugar a interesantes juegos de palabras sin salirse demasiado (O practicamente nada) del guión.
Aunque en el libro de los gustos… De todas formas no veo borreguismo por que la gente prefiera una versión doblada de una obra a la versión original.
Salud.
Señor gazpacho, en todo caso Ud. está viendo algo que ya no es la obra original. Lo que, como dice, no es ni bueno ni malo sino todo lo contrario.
Para aprender ingles yo prefiero recomendar documentales, con voces neutras y sin malabarismos interpretativos. A ver quien coño quiere coger el acento belenestebanero niullorquino de deniro.
Amigo «sera para tanto??», puede usted mirarme por encima del hombro todo lo que usted quiera. En cualquier caso de cruzada nada, yo no quiero ser cabeza de ningún colectivo ni de ninguna causa. Estoy ya mayor para esas cosas.
Quiero comenzar por alabar su capacidad para transmitir un gran conocimiento sobre el mundo del cine a la vez que nos arranca una sonrisa (sin comentar las alusiones a la Black & Deker, que reafirman mi control de esfinteres cada vez que las menciona).
Creo firmemente que la falta de interes por la V.O. es un síntoma del poco interes de nuestra sociedad por cualquier cosa que no alcancemos a ver subidos al toro de Osborne. Con la altitud de miras que tenemos, poco más podemos pedir. Por tanto, tengo que darle la razón con la problemática de la versión original. Simplemente no tiene nada que ver. Creo que rendirnos a los doblajes hace que nos perdamos una parte de la obra en cuestión. El problema es transmitir que lo que vemos doblado es algo totalmente distinto a la V.O.
Como despedida, decirle que ciertas alusiones sobre los acampados y sus reivindicaciones me parecen de lo más inapropiadas, habida cuenta de que por primera vez alguien intenta vocear que España no va bien. Nunca fue bien. Hemos vivido en una burbuja basada en el ladrillo, y seguimos mirando hacia fuera, a ver si las cosas mejoran. Espero que sea consciente de la problemática de una generación que directamente sobra en nuestra sociedad. No tenemos sitio, y en un pais con una mentalidad industrial exactamente igual a la época de paquito, no creo que se nos pueda hacer un hueco por muchas ayudas, subvenciones o pagas que el gobierno de turno se invente.
Pese a todo, enhorabuena por su inventiva, hasta ahora habia sido un placer leerle
Que lástima de ataques de micropenismo intelectual… Acceder al mundo «V.O.», y en particular al inglés, ¿supone multiplicar por 1000 la literatura propia? ¿El teatro por quinientos? No voy a hablar del cine español porque hace tiempo que dejé de hablar de los funcionarios y las subvenciones, me sube la tensión. Pero denigrar la literatura hispánica, que no necesariamente española, es un ejemplo de miopía cultural gorda. Y tres cuartos de lo mismo con el teatro. Acceder a otras fuentes, en el idioma que sea, amplia la perspectiva; pero da la impresión de que a más de uno no la haría daño conocer mejor las propias…
Querido otronoacampado… por desgracia he sido testigo de primera mano de lo que ha sucedido en el 15M. Las listas de reivindicaciones (que en Catalunya fueron desde las ballenas al tábaco pasando por la eliminación de la policía) así como la falta de liderazgo -esperpéntica- convirtieron algo magnífico en una chapuza de las que hacen época. No me río de los que confiaron en este asunto sino de los que lo han convertido en una memez.
Ayatolah, yo creo que me conozco bien la literatura española pero lo de leer a Dickens en inglés no es como leerlo en español. Digo yo, ojo. Y eso del micropenismo intelectual, pues lo que usted diga oiga. Mentar que hay culturas más allá de la nuestra siempre acarrea riesgos.
España debería hablar más inglés del que habla; pero que no lo haga no es atribuible al doblaje de películas sino al catetismo, la palurdería, la cortedad de miras y a la divina pazguatización del Martínez Soria que es el españolito común.
Si el cine en VO fracasa aquí no es porque haya habido poco, sino que ha habido poco porque hemos tenido mentalidad de encerrados en los años del bajísimo lo que explica la incapacidad para hablar idiomas y vuelta a empezar.
Y por último, pese a lo deseable que es que la gente hablara más inglés, los actores de doblaje de lo que queda de estercolero trillado por un idiota, son magníficos.
JM
My God, qué violencia.
Y eso lo dice usted señor Moltó, aún recuerdo su última entrada sobre la transparencia financiera y otros asuntos de buen enredar… aquello parecía Mad Max.
No creo que haya que ver películas en v.o. para aprender inglés (que, de paso, viene fenomenal para aprenderlo), sino porque, como dice cinecuatroruedas, te pierdes la mitad de la interpretación. No sé cual será la razón o razones para no querer verlas dobladas, pero yo apuntaría a la pereza de leer los subtítulos, más que al catetismo.
Respetando como siempre que cada uno vea lo que quiera y como quiera.
Una película en V.o. es una cosa y doblada otra.
Distintas.
Yo no diría una pelicula en V.o. sino la película.
Voy a poner un ejemplo a la inversa. Se imaginan a ese Agustín González, o Lòpez Vazquez o Fernán Gómez hablando noruego?.
Se imaginan «como alcalde suyo que soy os debo una explicación, y esa explicación que os debo os la voy a pagar.. en inglisshhh».
Pues al revés es lo mismo.
Una duda… En las salas que emiten en V.O., ¿lo subtitulan? Y si lo hacen, ¿En que idioma?
Fuera de las capitales es imposible ver nada en V.O. Su éxito sería nulo. Yo también soy de la opinión de que por el camino del doblaje se pierde gran parte de la interpretación. Aún así, para ver una película entera sin subtítulos el nivel de inglés tiene que ser excelente. Los subtítulos te ayudan a entender, pero distraen.
Oigan, pues yo les voy a decir una cosa. A mi el cine doblado no me gusta pero tampoco me gusta que venga un descerebrado y me plante 160 caracteres amarillos en el sexto inferior de la pantalla. Más que nada porque estoy casi seguro de que, ni el director, ni el director de fotografía encuadraron pensando «Ah, sí. Y encuadra repartiendo el peso visual de la imagen teniendo en cuenta que va a venir un tío y te va a plantar 160 caracteres amarillos ahí abajo». Ver «Lawrence de Arabia» con subtítulos es comprobar como se pueden arruinar horas de trabajo en unos segundos…
Vamos que cine doblado no pero, mientras no sea en zulú o polaco, mal subtitulado tampoco, por favor…
¿Tan complicado sería usar un subtitulado electrónico de calidad, ubicado fuera de la pantalla?
Saludos
Yo voy a expresar mi opinión (recomendación) para los que no han visto nunca una película V.O. en su vida por diferentes razones (pereza, desconocimiento, imposibilidad, por no planteárselo…). La primero que he decir es que yo era receloso, pero una vez probado, no hay ABSOLUTAMENTE ninguna razón para volver a verlo doblado.
En Madrid capital hay varios cines que echan muchas películas en V.O. me vienen a la cabeza el de Princesa en la plaza de los Cubos y el de Manoteras.
Razones par ver una pelicula en V.O.:
1ª, y más importante. Solo hay que ver Vicky Cristina Barcelona para darse cuenta.
En V.O. Penelope grita en la cara de Scarlet y de Bardem todo tipo de sandeces, pero como lo hace en Castellano, Scarlet, que solo entiende el inglés, no se empapa de nada. ¿cómo se resuelve ese detalle en la peli doblada? Diciéndole Bardem a Penelope, oye chica no grites tanto que Scarlet (que está a 15 cm) te va a oir…Y así todas las peliculas del mundo…O a ver si te crees que Terminator decía «Sayonara Baby»
2ª Los subtitulos no distraen ABSOLUTAMENTE nada, y el que diga que lo hace, es que no ha visto una película subtitulada en suvida o le faltan horas de lectura, pero no de subtitulos sino del Barco de Vapor. Cualquiera con un mínimo de capacidad comprensiva lee los subtitulos mucho más rápido que el actor hablando. A no ser que estés viendo el documental de Senna y el técnico de turno se le ocurra poner los Subtitulos en blanco en vez de en amarillo donde ahora sí, no te enteras de nada. Pero la posibilidad de escuchar la voz original de Senna hablando inglés o portugués no tiene precio y compensa todo.
3ª Como ya he dicho en Madrid hay suficientes sitios en V.O. Solo hay que tener ganas de ir.
4ª Como le pase algo al actor de doblaje y sea un personaje famoso no hay quien pueda ver la película con otra voz. ¿Os imagináis otra voz de Bruce Willis? Pues eso…
También he de decir que hay muchos actores de doblaje españoles que son sencillamente soberbios. Y al cabeza me vienen las voces españolas de Brad Pitt, Clint Eastwood, Morgan Freeman, Jonny Depp, Samuel L.Jackson…(muchos repiten varios personajes, pero son tan buenos que casi ni se nota).
Echad un vistazo a esta página http://www.eldoblaje.com/
Un saludo.
Tanto el doblaje como el subtitulado suponen realizar alteraciones sobre una película posteriores a su rodaje y montaje, que en la mayoría de casos ni siquiera han sido aprobadas por su director (Kubrick elegía personalmente a los dobladores de los personajes principales, pero si no estoy equivocado el suyo era un caso especial). Es decir, que en ambos casos el cine queda desvirtuado.
La cuestión es, ¿cual de las dos opciones supone una menor distracción para el espectador? ¿Cambiarle la voz a los actores o incrustar sobre el plano unos subtítulos que ocupan una cuarta parte, o incluso más, de la altura total de la pantalla (en el caso de los televisores en formato 16:9 actuales)?
Tampoco conviene olvidar, o pasar por alto, que en ambos casos estamos realizando una traducción al castellano.
En mi opinión el doblaje es una elección más elegante. El doblaje no desvía la atención del plano en ningún momento y para mí eso es crucial, dado que el cine es desde sus orígenes una experiencia eminentemente visual. Las primeras películas eran mudas.
Resulta mucho más difícil percibir el doblaje como algo ajeno a la película que no unos subtítulos formados por letras pixeladas que parecen un vestigio de la época del Atari ST y que destruyen el equilibrio visual del plano.
Por tanto, si hay que elegir entre sacrificar la voz o el vídeo en favor de la traducción, prefiero mantener el vídeo intacto. Sobre todo cuando los dobladores lo hacen tan bien como los españoles.
Eliminar el doblaje para satisfacer el complejo de superioridad intelectual de una minoría (¿de verdad creen que todos los que estamos en contra de eliminar el doblaje somos analfabetos, vagos o retrasados mentales?) es tan absurdo como eliminar la pista de audio en versión original de todos los DVDs y Blu-Rays editados en España.
Me da igual, me resulta indiferente y disfruto indistintamente de las versiones dobladas y de las originales. Y me alegro por ello.
He visto temporadas enteras de Big Bang Theory en castellano y en v.o. Entiendo ambas, me río con ambas y aprecio el trabajo de todo el mundo, actores y dobladores. Mucha gente odia el «zas en toda la boca», hacen bien, ¿pero no disfrutar de la serie por eso? Acabáramos.
Battlestar Galactica igual, William Adama me llega igual cuando habla Edward James Olmos que cuando lo hace el señor que excepcionalmente le dobla al español. Disfruto por igual a Saul Tight en su versión inglesa, con su tono de voz de eterno alcohólico, como con el trabajo en español, que le da una autoridad y una vehemencia que el inglés no tendría ni con 30 años menos. Puede que sea otro personaje, pero es otro, mejor para mí que los conozco a todos por duplicado.
Lo único que me molesta es la falta de cuidado de los traductores. Si algo se traduce de una forma, debe mantenerse de esa forma, es inaceptable que de una película a su secuela, o de un episodio a otro de una serie, haya elementos que cambien de nombre porque al traductor de turno no le obligaron a «tirar de la hemeroteca» y mirar como se había traducido anteriormente. Es una plaga.
De resto, me parecen todo anécdotas divertidas si uno es capaz de entender lo que ha llevado a tomar determinadas decisiones. Pelearse por el «sayonara, baby» o el «hasta la vista, baby» debe resultar muy entretenido en algunos círculos, estoy seguro, pero yo paso (de hecho, me parece un acierto excepcional de traducción y doblaje). Obviamente yo no soy un cinéfilo (ni un seriéfilo, si tal cosa existiese). Me alegro porque cuando uno se hace un apasionado y experto en algo deja de disfrutarlo y empieza a sufrirlo. Por eso cuando alguien me habla del encuadre le doy una patada en las pelotas y corro.
PD: Obviamente hay doblajes malos que se cargan las películas, pero son los menos. El de Scott Pilgrim se cargaba la película, recientemente el de X-Men primera generación no me dejó nada contento, salí de la sala con la sensación de la carga emocional de la película se me había escapado totalmente entre las orejas.
PD2: Me voy a ver Doctor Who, que mola un egg y es más british que Top Gear. Sin subtítulos, que se entiende muy bien.
Aquí tenemos nivel bajo de inglés y de todo lo demás. Y tenemos unos dobladores tan buenos que a veces incluso superan la voz original.
Veo V.O. muchas veces, pero me gusta también la versión doblada por un sencillo motivo: la calidad del audio. Y es que no es lo mismo escuchar a los actores por un micro de ambiente, que escuchar el doblaje hecho justo delante del micrófono. Ojo, que también me pasa con las películas españolas, que si no son dobladas las oigo de forma extraña.
Solo dire unas palabras:
El resplandor.
Veronica Forque.
Dios Slayer, aquello fue terrorismo en toda regla
Si hubiesen visto «El resplandor» en V.O. sabrían lo que se parece la voz de Verónica Forque a la de Shelley Duval. Como he dicho más arriba, Kubrick, conocido por ser un perfeccionista obsesionado por los detalles, seleccionaba personalmente a los dobladores que ponían voz a sus personajes principales.
Hombre no. No se peleen ahora por ser el bicho más raro del terrario. Todos ustedes han visto no una, sino muchas películas españolas rodadas en inglés.
Porque, para que lo sepan, hay quienes hacen cine en España para el mercado extranjero, sin subvenciones. Y, según han dicho esta semana en las noticias, hasta triunfan y todo.
Por ejemplo, «Planet fifty one», que lo han hecho unos vecinos de Alcobendas. Empezaron por ponerle bandera americana, título en inglés (no olviden el acento, por más que aumente el interés) y voces en inglés. Y estaría por jurar (en arameo) que ni siquiera se les pasó por la cabeza pedir una subvención al mini-histerio. Como no la pidieron antes para «Comandos», «Pretorians» y demás títulos de su otra industria.
Señor cinecuatroruedas, de borreguismo nada. Semos paleeeetos. Y gracias.
Los borregos por lo menos son incapaces. Pero los españoles es que no queremos. Nos han amaestrado para ser un imperio. El «Imperio de paletos» que cantaba José Carlos Molina hace tan solo 20 años por los fastos del «descubrimiento», de la creación del «Imperio» español. (El emperador era de Flandes y el imperio, alemán.
Pero tranquilo, que todo se acaba. La gente que no va al cine, ni al de V.O. ni al otro, se baja las películas de la interred. (¿Lo ve? Paleto perdido). Y por supuesto se las baja en versión original. En inglés, vamos. Las series también.
Junte eso con que ahora hay mucho primo gubernativo (en España y en la República Popular, o sea, China) que está enseñando inglés a los niños desde muy pequeñitos. Pero inglés de verdad, hablado, no como el que me enseñaban a mí que lo enseñaban como una lengua muerta, sin casi hablarlo ni oirlo, solo sobre el papel.
En el futuro cercano veremos cómo se nos vacía España de gente joven, bilingües ellos si sale bien lo de los colegios bífidos. Y entonces muchos se acordarán de la presidente Aguirre, del ministro Gabilondo y de esa (acallada) súplica del rey Juanito a los exiliados científicos: «Por favor, volved, os necesitamos». (Pues págales como lo hacen fuera y ponles al frente de las empresas en lugar de a los gestores decimonónicos, que solo saben de dinero).