Queridas y queridos,
El fin de semana les hablaré de John Wick 4. Como fan que soy de la trilogía, no vayan a creer que hablaré mal de ella, más bien todo lo contrario. Ojalá cada año sacaran un John Wick y pudiera desconectar mi cerebro mientras veo a Keanu Reeves repartiendo bofetones como si no hubiera un mañana.
Pero hoy no es el día de John Wick 4.
Hoy quiero hablarles de dos cosas que me han dejado notablemente satisfecho.
La primera se llama El estrangulador de Boston y la tienen en Disney +. Ya había una versión del asunto (magnífica) firmada por Richard Fleischer a finales de los 60 y protagonizada por Tony Curtis y Henry Fonda entre otros, que trataba el caso de una forma clásica.
La nueva versión se fija en las dos periodistas que destaparon la identidad de uno de los asesinos en serie más conocidos de la triste historia de los asesinos en serie: Albert DeSalvo.
DeSalvo fue el hombre que -presuntamente- asesinó a trece mujeres en Estados Unidos en la década de los 60 (entre 1962 y 1964). Digo presuntamente porque la película se adentra en territorio desconocido a la hora de establecer quién mato a esas mujeres. No quiero hacer spoilers, porque esa me parece la parte más interesante de la película.
Es cierto que esta nueva versión de El estrangulador de Boston adolece de ciertos defectos de forma porque el director se inclina por algunos experimentos que no le acaban de funcionar; también es cierto que cuando opta por la sencillez, todo funciona mucho mejor. No es Zodiac, de David Fincher, pero es muy digna.
La otra cosa que el filme toca con bastante puntería es el peaje que pagaron esas mujeres por tratar de resolver el enigma que tenía asustado a todo Boston y lo mal visto que estaba que dos periodistas (género femenino) no se limitaran a hablar de lo que ahora llaman, ‘estilo de vida’. Las cosas han cambiado mucho, pero en aquella época era jodido tratar con policía y colegas siendo una mujer en un periódico de una gran ciudad.
Si me lo preguntan, supongo que en los pueblos pequeños era mucho peor.
Por cierto, las dos protagonistas (Keira Knightley y Carrie Coon) están espléndidas. Quede dicho.
La otra cosa se llama The undeclared war y es una serie del año pasado que acaba de llegar a Skyshowtime. El precepto de la misma es un ciberataque que deja al Reino Unido en pelotas, atacando su infraestructura financiera y sumiéndola en un tremendo caos.
Lo que da miedo de la serie es el hiperrealismo de su propuesta: una operación coordinada para cargarse un país. En España ya hemos tenido algunas experiencias con grupos que han tumbado hospitales o empresas y han chantajeado a los responsables o robado los datos para venderlos a terceros. En The undeclared war, todo es mucho menos manejable y la cosa se va envenando cada vez más.
Salen Simon Pegg y Mark Rylance, pero la sorpresa es Hannah Khalique-Brown en su papel de analista junior que trabaja en el departamento del gobierno británico dedicado a combatir estas amenazas y que empieza a ver cosas muy extrañas en el presunto hackeo ruso que se abate sobre el país.
Una serie de solo seis episodios, vestida de thriller y con hombreras de drama, para disfrutar en un par de sentadas frente al televisor.
Spoiler: me temo que tal y como acaba el show, no van a tener más remedio que hacer una segunda temporada. También les digo que yo la recibiría de buen grado y sin ningún tipo de queja.
Ya tienen deberes. Hasta pronto.
Abrazos,
T.G.R.
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