Buenas tardes señoras y señores,
¿Qué tal les va? Mi perro y yo estamos sufriendo los efectos de esta bonita ola de calor sahariano. Luego tengo que oír todo el año que esto es ‘el buen tiempo’.
¿Así que este bochorno sin fin es mejor que llegar a casa y meterte debajo de veinte mantas a ver una buena película, no?
Claro, porque puede uno ir a la playa a quemarse y puede escoger agua o arena. Un día, cuando manden los míos (aún no sé muy bien quiénes son, pero denme tiempo) daré la orden de acabar con el maldito verano. Eso por no hablar de todos esos personajes que andan por ahí con su camiseta de baloncesto, o directamente sin camiseta. No les hablo de la calle (aunque yo lo prohibiría también, no tengo por qué ver determinados espectáculos), les hablo del metro, o del bus. Ese lugar donde en verano puedes ver morir pingüinos y renos del frío que hace. Porque esa es otra: al cine hay que ir con chaqueta. Se ve que a España no ha llegado eso del ahorro energético así que en lugar de poner el aire acondicionado a 22 grados se pone a 5. Es maravilloso para morir.
En fin, les regalo el verano y la primavera, déjenme el otoño y el invierno y yo ya me apaño. Y quédense con la arena ardiendo y todos esos lerdos playeros que van al mar a ejercer su condición de macho alfa. Menos mal que ya no está de moda llevar radiocasete y ahora todo lo que tienen son sus jodidos móviles.
Bien, después de exponerles mi amor por esta calorcete tan bueno y las bienaventuranzas que nos trae, quiero darles las gracias por participar en mi pequeño experimento sociológico en el anterior post. Sabía que ustedes entrarían al trapo, porque son como toros bravos, queridos foreros o posteros o cómo cojones se diga.
Efectivamente, me salté datos y jugué un poco a ser la voz (averiada) de sus conciencias pero ustedes no me defraudaron y he de decir que algunos de sus repartos para la película son insuperables. Al que me llamo ‘majo’ decirle que me envíe un privado, podemos ser amigos si él quiere: me encanta la gente que me llama ‘majo’, aunque en la intimidad prefiero ‘majete’.
Sólo una cosa: si yo hubiera sido Teresa Romero también hubiera mentido como una perra, ¿y saben por qué? Se llama instinto de supervivencia y es una vocecita en nuestro interior que nos conduce (sabiamente) a mentir en condiciones de complejidad media/alta. Por ejemplo: “¿quién es esa?”. “Una amiga, cariño”.
Mentira, te la has follado.
¿Me siguen? ¿Cómo no vas a mentir si has metido la pata hasta el fondo? Ustedes los sinceros son portadores de una enfermedad muy peligrosa y –lo sé por experiencia- hasta peligrosa. Empieza uno diciendo la verdad y acaba presentándose en casa de un amigo a las tantas de la madrugada con un cadáver en el maletero del coche.
Ya lo sé: son ustedes ejemplos de nobleza y rectitud y todos/as hubieran dicho la verdad porque encarnan los valores más básicos de la sociedad moderna, pero yo, en tal que deshecho social, seguiría negándolo todo hasta que pusieran el último clavo en mi ataúd.
¿De cine? Pues poca cosa, la verdad. Me reí mucho con Spy (porque me río con la garrula de Melissa McCarthy) y fueron 9 euros bien gastados (sí amigos y amigas, a veces pago por ir al cine) porque las risotadas alegran el alma.
Si tienen niños Los minions son cojonudos, muy divertidos y bastante entretenidos incluso para los adultos. Por esa no pague, ya me perdonarán.
Lo que sí voy a recomendarles con fervor es una serie llamada Mr Robot. Háganse con ella porque es –posiblemente- de lo mejor que he visto en televisión este año.
Ah, y aquí va mi opinión de la segunda temporada de True detective: Vaya. Puta. Mierda.
(Es lo que pasa cuando pones a un mamarracho como Justin Lun a dirigir una serie de culto y cuando sustituyes a Matthew McConaughey por Vince Vaughn. Pues que te jodes).
¿Capisci?
Sean buenos/as y disfruten de este paraíso tropical mientras yo les maldigo.
Abrazos/as,
T.G.