De pequeño fui a un colegio marista. No, nunca me tocó nadie. No, no dudo de que alguien recibió el bonito tratamiento cristiano de los hermanos. Recuerdo al hermano Alegre, con su guitarra y su actitud de pavo real, como si en lugar de ser un mero transmisor de canciones que hubieran enfurecido a Jesucristo, fuera el cantante de los Depeche mode. El hermano Alegre, con sus jerséis de lana y su pose de binguero. Por supuesto, él y sus colegas eran más santurrones que un mapache, pero si uno veía cómo miraban a las chicas podía deducir que o a) durarían poco de maristas, bien b) el único dios al que rendirían pleitesía sería Onan.
También recuerdo al hijo de perra del hermano Eusebio, un franquista de elevados valores morales que hacía la señal de la cruz cada vez que pasaba por delante del mural del colegio, un fresco bien bonito en el que encima de un montón de cadáveres un tipo vestido de cura ondeaba la bandera de España. En la parte superior, y enlazado en un suerte de leyenda, podía leerse “Por Dios y por la patria”. Me gustaría inventármelo, pero no.
Los miércoles íbamos a confesarnos. Había tres posibilidades. El cura normal, llamémosle Pedro. Años después se vio envuelto en un asunto algo turbio que se resolvió con discreción, pero en aquel momento parecía un tipo normal. La opción B era un halitótico terminal. La opción C era un cura sordo, que te exigía que levantaras la voz al confesarle tus pecados. Yo siempre confesaba los mismos, qué si contesté mal a mi madre, qué si me peleé con un compañero de clase. Y él gritaba: “¿QUÉ MÁS? TIENE QUE HABER MÁS!”. Claro que había más, maldito cabrón sordo, pero y una mierda que te lo voy a contar a ti.
¿Y a qué viene todo esto? Pues que hoy, presa del pánico al verme metido en uno de los peores días de mi vida (créanme, he tenido días malos en el último lustro, incluyendo seis funerales de familiares directos, pero el de hoy podría entrar directo al top 3) he buscado en google: “Films that make me feel good”. Lo podría haber buscado en español, pero en inglés me ha parecido menos humillante. Lo sé, soy gilipollas.
Me han salido varias, no voy a confesarlas todas, pero estaba viendo Sing Street. Que me está gustando, pero que no acabo de ver que me vaya a hacer sentir bien. Ni un poco.
Uno de los protagonistas es uno de esos hermanos repugnantes, metidos en la sotana a presión, que viven para amargar la vida a los demás. Había miles, hay miles y siempre habrá miles. Los del castigo y la penitencia, ya saben.
Pues eso, que he interrumpido mi visión de la película para compartir con ustedes esta delicada reflexión sobre los curas que amargaron mi infancia y parte de mi adolescencia, obligándome a leer infinitos textos sobre el cordero que viene a lavar el mundo y el vino que es sangre y demás. Confieso que a mí la parte que me interesaba era la de multiplicar panes y peces, porque eso sí tiene una vertiente pragmática que le es esquiva a cualquier religión.
Y ahora les dejo seguir con lo suyo. Voy a acabar con Sing Street y les aseguro que si no me proporciona algo de calor humano, saldré a la calle con una antorcha y pegaré fuego a la terrible pizzería que hay aquí abajo.
Recen por mí, a su divinidad favorita. Yo se lo agradeceré.
Gracias,
T.G
Ánimo! Llevo suscrito a su blog una buena temporada y agradezco su humor, sinceridad y honestidad cuando escribe, por no decir de las estupendas recomendaciones que hace!
Una escena que vi hace unos días cuando estaba de bajón es la salida del oso judío en Malditos Bastardos (que, además, la tiene en Netflix)
Cuídese mucho
Estimado T.G.
En estas fechas tan señaladas (en rojo en la mayoría de calendarios), creo que a todos nos succiona, bien sea consciente o insconcientemente, una mezcla de alegría (forzada o no) y melancolía supina. Si a eso le unimos un Top3 de día de M. en la vida de uno… no hay Cura posible. Hay momentos en los que hay que motivarse y luchar y otros dejarse llevar por la corriente, sea a favor o en contra, no siempre se puede ser un salmonete saltarín de meandro en meandro llevando la contraria a la tendencia. Vendrán otros tipos de día. Y no todos buenos, por supuesto. Quizás solo unos pocos.
Que alguien pueda dedicarse a lo que tango le gusta desde la infancia, aunque desde dentro, como he leído en alguna ocasión en este sincero blog, no todo sean días de vino (bueno) y rosas (bienolorosas), me parece una pasada. Yo aún lo intento en mi sector y pertenecer a algo que te apasiona, aunque no sea exactamente lo que habías soñado o como lo habías imaginado, es algo de lo que sentirse orgulloso. Y este sentimiento, llevado por la buena senda emocional, nos debería traer alegría.
Creo que he comentado una o dos veces en este blog y pensado hacerlo varias decenas de veces. Virtualmente, la Persona que lo escribe, me parece digna de mi reconocimiento en muchos aspectos. Creo que algo parecido ya lo escribí hace tiempo aquí, pero no me importa repetirlo y no debería haber esperado a que alguien pida ánimos, aunque éstos no lleguen cómo ni de quien esperan, para hacerlo. Gracias por sus consejos cinéfilos. Gracias por sus consejos de series televisivas. Gracias por sus consejos lectores. Gracias por acercarnos a su perra vida privada. Gracias también a km77 por permitir expresarse como buenamente le venga en gana.
No tengo visionadas seguramente ni un 8 % de las pelis que han pasado por las retinas de este bloguero. De series, mi porcentaje seguramente mejore.
Siempre que no sé qué regalar en fechas señaladas, pienso en lo que me gustaría que me regalaran a mí y luego intento extrapolarlo a los gustos del receptor. Y cuando ya me lío en ese proceso, regalo algo que me guste a mí.
Una peli que Siempre me anima, aunque su propósito inicial solamente sea el mero entretenmiento: La Princesa Prometida. De arriba a abajo y aún viéndola en mi época adulta (la descubrí de infante / adolescente ) me parece genial. Acción, aventuras, amor, personajes épicos y que dejan huella, como desees lo tendrás en ella. Reconozco que temblé el dia que leí que querían hacer un remake de ella y satisfecho quedé cuando Reiner, Patinkin, Wright y compañía parece ser que se negaron a participar lo más mínimo en algo que para mí, ya no es que sea complicado mejorarlo… es que no necesita ser retocado porque afectaría a su alma. Y es eso lo que me encanta de ella. No tener que diseccionarla ni ver los detalles que podrían restarle méritos, porque el conjunto es una belleza de este arte.
Series para animarse: cualquier episodio de Veep, el cual me suele hacer pensar que el esperpento que intenta ridiculizar está demasiado cerca de la realidad, cualquier episodio de Friends (verles otra vez un rato suele ser un rato de desconexión y entretenido) y ya que le gusta la acción ochentera y los mamporros de la época, ayer vi el primer episodio de Jean Claude Van Johnson. Muy a lo El último gran héroe y mola el rollito de autoparodia. Y algún que otro buen mamporro marca 80´s.
P.D. AH y gracias por recomendar Coco. Mira que me sonó al principio demasiado cercana a El libro de vida (que me gustó bastante/mucho), en cuanto al entorno en el que se mueve, pero qué alegría ver que Pixar, aún con Disney a los mandos, sigue haciendo cosas tremendas. Y encima gusta y emociona a adultos, infantes y adolescentes por igual.
P.D. II Creo que es significativo que haya dejado mi móvil, mi gran amigo de lecturas y escrituras rápidas y haya quitado el polvo a mi portátil personal, haya esperado sus más de 4 minutos de arranque , más su carga de programas, más lentitud general del aparato, sólo para escribir esto (qué asco acostumbrarse a la rapidez y facilidades confortables, con lo que disfrutaba yo con las esperas de carga de cassette de mi Amstrad cpc464). En un par de minutos vuelvo a la smartlife.
Por si no quedó claro todo lo anterior: ¡¡ Adelante !!
No sé como le sentará a usted, pero yo en días así lo que mejor me va es una peli de ostias como panes. A ese fin, le recomiendo ‘Brawl in cell block 99’ bonita no es, pero su historia de venganza a lo Conde de Montecristo te deja una dulce sensación de victoria. Ánimos.
Algo funciona mal en esta sociedad cuando tenemos al alcance lujos y comodidades que nuestros abuelos ni podían soñar…. pero somos menos felices que ellos.
Es una evidencia que cualquier ciudadano actual vive con más lujos y con más salud que un faraón egipcio, que un emperador romano, o que un rey como, digamos, Felipe II.
¿qué ha pasado para que todo aquello por lo que la humanidad se ha esforzado durante siglos, haya dado lugar a que un barrendero viva mejor, y más años, que Felipe II, y eso nos haga infelices?
Ya le respondo yo: La pérdida del equilibrio espiritual y de los valores tradicionales, que son los que nos dan tranquilidad de espíritu y nos permiten ser felices.
Hágase usted un favor, y recupere la Fe. Hágase evangélico, Testigo de Jehová, mormón, católico o musulmán.
Busque una buena moza, y tenga descendencia.
Se sentirá completo y feliz.
Porque después de todo…. ¿Cuál es el sentido de la vida? Nos mienten cuando nos dicen que no hay ninguno. Falso. Aristóteles ya lo expuso con claridad en su Ética a Nicómaco.
El sentido de la vida es la felicidad.
Y somos felices cuando recuperamos el equilibrio espiritual. Cuando recuperamos la fe, la ilusión, cuando compartimos con la familia, y en especial, con nuestra descendencia.
Ah, felicidad este estupendo palabro.
https://www.theoatmeal.com/comics/unhappy
PD. Por cierto, a mi una de las cosas que me alegra cuando no estoy en mis mejores momentos es leer comics de The Oatmeal con un buen vaso de whisky.
Le dirìa que American Beauty… era una pelìcula que me daba más vigor que un oleoducto ucraniano, pero ultimamente me viene a recordar la historia de mi vida… asì que una de humor (barro para casa con ATERRIZA COMO PUEDAS) o lo mismo una de dar hostias o meteoritos inminentes… que ya sabemos que eso le fascina.
En serio… mucho ánimo, creo que tenemos en comùn algo más que haber estudiado en Los Maristas … le deseo lo mejor.
Me resulta imposible recomendarle una peli a un tío que sabe mil veces mas que yo de pelis, pienso que le voy a decir «vea tal peli» y va a pensar «pobre Valmhö, que buenas intenciones pero que poca idea».
A mi cuando estoy triste no me gusta, o no me consuela, ver pelis de las que te ponen contento, creo que en realidad solo funcionan si ya lo estás de antes. Prefiero ver pelis de esas en las que pasan historias en las que una pequeña contingencia arruina algo perfecto, echa por tierra un plan meticuloso para hacer algo… porque creo que en realidad las cosas son un poco así. Y que sean pelis muy buenas, claro, si no es un suplicio. Estoy pensando en Atraco perfecto, por ejemplo.
Entiéndame, no es que regodeándome en el fail ajeno encuentre consuelo, es que le muestra a uno la perspectiva real de las cosas, esa en las que no todo sale como a uno le gustaría, donde tiene que convivir con personas que le parecen deleznables y con cosas que pasan porque el azar es azaroso. A veces no está de más recordárnoslo.
En todo caso, también le digo que la felicidad está sobrevalorada y, en mi opinión, es poco compatible con ver el mundo de un modo mínimamente objetivo.
Y si no es feliz y además, está en un momento de esos en los que se sufre, mas que una peli le diría que aproveche para leer sobre eso que siempre le ha interesado vagamente pero sobre lo que nunca ha profundizado ni un poco, o adquiera eso hobby que en el fondo le parece una gilipollez pero que alguna vez le hizo tilín. Procastinar no es nada bueno para esto, hacer que los engranajes del cerebro giren en otra dirección si.
Véase «El apartamento». A mí no me ha fallado nunca a la hora de subirme el ánimo. Es un retrato fiel de la mierda inmunda que es el ser humano, pero, al mismo tiempo, deja ese resquicio de esperanza para los que quieren conservar su dignidad, ser un «mensch» y terminar jugando a las cartas con Mrs. Kubelik.
Un abrazo
Jaime
No sé que me da aconsejar una película a alguien que ha visto cientos de filmes más que yo.
Pero ya que lo pide lo haré, le aconsejo la única vaquerada que me gustó: Django de Tarantino.
Ver como un mierda sale ganando no es lo habitual, aparte del regodeo en la masacre que reciben los malos.
The big lebowski. Mano de santo oiga.
tégé, conviertase vd. al pastafarismo, ya verá como se reconcilia con el mundo y la vida le sonríe.
https://es.wikipedia.org/wiki/Pastafarismo
un abrazo,
D.
Yo cuando estoy postrada y convaleciente me pongo pelis románticas que ya he visto tropecientas veces y conozco sus diálogos al dedillo. Algo para recordar, persuasión, the painted veil….me parece que no vamos a coincidir en gustos pero desde luego a mi me funciona