El matrimonio es una institución disparatada, que discrimina* a las personas que no se casan o no viven en pareja frente a las que sí ejercen ese derecho. No pasa nada. El derecho a casarse es equivalente el derecho a ser médico. Uno se hace médico si puede o si quiere, y todos los no médicos estamos discriminados frente a ellos, porque pueden ejercer y cobrar por una serie de actividades que los demás no podemos.
Una sociedad decide que le conviene que haya médicos, legisla para que pueda haberlos y les otorga unos derechos y unos deberes. Del mismo modo, una sociedad considera que le conviene que haya matrimonios y parejas de hecho y legisla para que la gente se pueda casar y formar parejas, cree familias y se organice en torno a ese núcleo.
Es una forma de organizar un sistema establecido, como puede serlo otra cualquiera. Los que preferimos vivir en tríos o en red, con amigos o con hermanos, haciendo el pino o en diagonal, no podemos recibir pensiones a nombre de nuestros amigos muertos ni podemos nombrar beneficiarios por nuestra cotización a la Seguridad social a la vecina del quinto que nos aguantó tantas veces la charla en el ascensor y que es de hecho merecedora de una pensión, más que nadie, en justa correspondencia.
Las sociedades crean sistemas que les resultan cómodos a una mayoría, sistemas que generalmente se insertan en la tradición de esa sociedad. El matrimonio y la familia formada por un padre y una madre son parte de esas tradiciones.
Eso ha sido así en España durante muchos años, si bien proliferan en los últimos tiempos las familias encabezadas por tres padres (padres y madres, me refiero) producto de los divorcios y reagrupamientos familiares.
La vida en comunas, en red, en tríos o septetos no está regulada que yo sepa, salvo alguna prohibición específica, ni falta que hace, seguramente, pero supone una discriminación para la parte de la población que no nos encontramos a gusto en una relación de pareja única y cerrada y que preferimos relaciones sentimentales diferentes.
Muchos de los componentes de la sociedad prefieren que esta organización por parejas y familias no cambie. Los obispos, que son un grupo de presión social como otro cualquiera, decían ayer que el matrimonio entre personas del mismo sexo es injusto. Quizá sea lógico que los obispos digan eso. Lo que sucede es que debIeran tener cuidado con la penitencia que debieran autoimponerse por mentir, porque mentir está prohibido según la ley de su religión (mentir es injusto, según su religión) y decir eso es mentir a sabiendas. (Pleonasmo. Solo se puede mentir a sabiendas)
El matrimonio entre personas del mismo sexo es injusto según la ley que establece la religión de los obispos, pero es perfectamente justo según la ley española, porque así lo ha manifestado esta semana el Tribunal Constitucional, máxima autoridad establecida por nuestra legislación para dictaminar sobre la justicia o injusticia de cualquiera de nuestras leyes.
El matrimonio es justo en España, tanto entre personas del mismo sexo como de diferente sexo.
Quizá sea un disparate que el matrimonio sea justo, pero esa es otra cuestión. A mí, el matrimonio, como sistema, me parece un atraso, una forma empobrecedora de vivir la vida, pero tampoco me quejo en exceso. A la inmensa mayoría de esta sociedad le parece una forma satisfactoria de relacionarse y convivir. ¡Qué le vamos a hacer! A quienes nos parece un disparate y un atraso no nos queda más remedio que fastidiarnos y soportar la discriminación. ¿O no?
*en España. En otros países no lo sé.
A mí también me parece injusto. El ejemplo del médico no me sirve, porque ser médico depende de uno mismo, pero si yo quiero casarme necesito convencer a alguien para que se case conmigo (y de momento no está funcionando 😀 ).
Pero bueno, ya que está ahí, me alegro mucho de que el Tribunal Constitucional haya dicho que la ley sirve. Ya era hora. Menos mal que no hemos retrocedido un siglo.
Eso sí, lo de tener niños ya es el colmo de la injusticia. ¿Qué es eso de «conciliación de la vida personal y profesional»? ¿Por tener niños ya puedes entrar a trabajar a las 9 y yo, que no tengo, tengo que entrar una hora antes?
Imagino que Javier cuenta todo esto para explicar por qué le gustan más los deportivos que los monolúmenes. 😉
Que majo es usted señor Moltó: no puede recibir pensiones de sus amigos muertos. Tampoco tiene ninguna de las obligaciones que afectan a los feliz o infelizmente casados en cuanto a hijos, deudas, patrimonios, etc, etc.
El jamoncito si, pero el hueso paotro.
Sinvergüenza.
Pues a mi me gusta, claro que quizás cambiaría algunas de las leyes entorno al «concepto» matrimonio, creo que como todo es mejorable, pero el matrimonio desde mi particular visión cuando esta formado por una pareja que se quiere mutuamente es lo mejor que te puede pasar en la vida, claro está que hay días en que mi querida esposa tiene ganas de tirarme por el balcón, pero como en eso también estamos empatados no me quejo ;-), ayyyyyy y que decir de las reconciliaciones jajajajaj, creo que en el fondo nos peleamos más que nada para reconciliarnos, qué simples somos todos al final, Sigmund Freud tambíen siempre pensaba en lo mismo, os debería decir lo único 😉
Yo a la ley esta, como a la anterior, la veo corta de miras, porque regula lo que ya hay en cantidad, pero no lo que podrá haber, ni siquiera lo que ya hay en ínfimas cantidades. Han ampliado el género de las partes contratantes, pero se han dejado muchos otros aspectos:
EL NÚMERO:
¿Qué pasa con los que viven en grupos de más de dos, compartiendo sexo (o no) de la forma que más les apetece (o no), engendrando nuevos ciudadanos (o no), tal y como lo hacen los matrimonios habituales, incluso las parejas no registradas?
Sí, hombre. No es tan difícil de ver: ¿Por qué una personas tiene que registrar en la oficina estatal su convivencia en régimen de bienes gananciales (o separados) solo con una de las personas con que convive? Lo verán enseguida al estudiar la ley de herencia: Todos los hijos de un occiso, independientemente de cuál sea su otro progenitor, pueden heredarle. Pues con esto otro, igual. Pero no, la herencia de los muertos es de importancia superior a los bienes de los vivos. Si lo sabrá Ana Patricia Botín.
LA ESPECIE:
Nada de zoofilia. Aunque sepan ustedes que los animales no humanos heredan millonadas en los EE.UU. Pero no, no va de eso la historia. ¿Qué pasará cuando lleguen los primeros seres inteligentes a este planeta?
Ríanse, pero en España hubo tiempo en que llegaron unos seres «superiores» que no admitieron que los españoles pudieran casarse con ellos. Los visigodos tardaron bastante tiempo en admitir que unos tipos bajitos, morenos y a los que obligaban a trabajar sus tierras, podían ser personas. Y mucho menos iguales que ellos. Así que había leyes para godos y leyes para romanos (de Hispania), cementerios separados y, por supuesto, se prohibieron los matrimonios mixtos entre subhumanos y personas. Una discriminación que estuvo más o menos en vigor hasta el siglo XIX, cuando se exigía «limpieza de sangre» para entrar en academias militares. Si hasta a Franquito, moreno y bajito, hubo biógrafos pelotas que en los años 60 le buscaban ascendencia de hidalgos.
¿Por qué limitar el matrimonio a hombres y mujeres en número de dos? Demasiado corto, corrijan el tiro.
El matrimonio es la base de una sociedad civilizada. Posibilita la crianza de nuevas generaciones y el que el niño se sienta seguro y querido en un núcleo fuerte y sólido que le proporcione una buena educación a lo largo de la vida, un padre y una madre.
Otra cosa son los matrimonios que se casan por inercia para, por ejemplo, intentar unir más a una pareja que no están hechos el uno para el otro; ya que llevamos 10 años juntos, habrá que casarse.
Están los obispos, supuestamente célibes, para dar moralinas a nadie sobre las relaciones de pareja.
El matrimonio es una convención, como otra cualquiera, un contrato, sólo que muy devaluado.
Hace gracia el empecinamiento en conservar supuestas esencias de la institución cuando actualmente es el contrato más fácil de romper (no hay que alegar justa causa, ni es necesario mutuo disenso).
Me parece bien que se pueda contraer sin importar el sexo de los contratantes.
A mí lo que de verdad me mola mazo es lo de la «ley de parejas de hecho». Es superior a mí, me suena igual que «carné de «sin papeles»», que creo que todavía no está inventado. Al tiempo.
Su chavala le ha dicho alguna de estas frases:
-¿Tendríamos que ir a vivir juntos? ¿No cariño?
-¿Como siempre me quedo a dormir? ¿Podría dejar MI cepillo de dientes y algunas cosas más?
-¿Que nombre le pondrías si tuvieses un niño? ¿Una niña?
-¿Mira mi prima/hermana se ha quedado embarazada? Que suerte tiene.
-Ayer fuí a pronovias con fulanita que se casa Ai no se. ¡Había unos vestidos blancos a lo K. Midelton tan bonitos!
-¿Podríamos terner un perrito?
-En los coches esos altos y grandes (monovolumenes) caben mucho mejor los niños.
-¡Nos han invitado a otra boda! ¿No te hace ilusión?
-Querría tener niños. (En presente ya, no usando futuro ni condicionales.)
-No hace falta que uses preservativo ya tomo las pildoras.
-¿A dónde vamos cariño? (en plan retórico existencial)
Bueno las mujeres están genéticamente diseñadas para seleccionar macho y quedarse preñadas. Y eso incluye el matrimonio como sistema de estabilidad para tener un macho para que alimente las crías. No es ni bueno ni malo es así y basta.
Una vez un hombre casado y con hijos, me dijo: «Las mujeres sólo tirán para atrás para coger carrerilla». Una puta gran verdad de la vida que nunca me ha fallado.
Y si su chavala no le ha dicho ninguna frase, y todo son imaginaciones mías y bla, bla, bla. Tranquilo que como hay díos o no, que llegará.
Bocadillo de atún
Pd: El perro sólo sirve para ganar tiempo y calmar un poco en algunas el instinto maternal 🙂
En este asunto tiene Vd. una empanada regularcilla.
Quién le obliga a nada y quién le excluye?
Haga lo que le parezca oportuno.
Pero.
Si no se atiene a las normas intente cambiarlas en lugar de quejarse.
Tampoco aquí se puede circular lor la izquierda Y qué?
Los convencionalismos son fruto de siglos de probaturas y ensayos que dan como resultado cosas manifiestamente mejorables por el solo hecho de que el tiempo hace que lo que era razonable hace 500 años, hoy no lo sea y viceversa.
Nos dotamos de normas que se asemejan a nuestras costumbres o a las de quienes nos civilizaron.
@pinpanpun jajaja muy bueno. Toda la razón del mundo.
Si solicita beneficios administrativos, quizás sea razonable que previamente realice los trámites oportunos. En los que estoy de acuerdo es en que la ley sigue obligando injustamente a que los matrimonios sean entre dos.
Hola a todos. Lean «la Luna, esa amante cruel» de Robert A. Heinlein. Sí, ya sé que es ciencia ficción y que VDs. no leen esas nimiedades, pero en ella, además de muchas otras cosas interesantes, hay un bonito desarrollo de lo que sería una familia múltiple.
Por cierto, eso de las familias y los monovolúmenes tampoco es tan así, o si lo es, resulta que generalmente se trata de cuestiones de moda, moda de lo más grande que lo del vecino, moda de comprarse un 4×4 o un melón-volúmen simplemente porque es grande y la gente se cree que los coches grandes obligatoriamente tienen que ser más seguros.
Particularmente yo me compré un descapotable justo cuando iba a tener un hijo. Seguimos con él y ni es más incómodo ni menos práctico que cualquier coche grande. Es verdad que con muchas cosas en el maletero no lo puedes descapotar o que si vas a ir rápido tampoco, pero para dar paseos, que es para lo que sirven estos automóviles, puedes ir perfedctamente con la capota quitada y con el nene en su sillita.
Aaaalaaaaaa!
Sr. Moltó, ¿usted se ha casado con, perdón, contra alguien alguna vez?. Es usted un ejemplo magnifico de Postmoderno. Me gusta que abra usted los melones del debate así, a mordiscos, sin reparos… A mi lo que me parece injusto es tener que pagar un impuesto de circulación, pasar la ITV cada año y tener un seguro obligatorio… y por supuesto es injusto que todas esas mujeres que están aporreando ahora mismo la puerta de mi consulta me exijan hacerme cargo de sus vástagos simplemente por el hecho de ser yo el padre… lo de «matris» no tiene importancia, los romanos no tenía problema con las uniones del mismo genero, pero como personas de «ley», tenían muy en cuenta el «munium», esto es, el gravamen, las obligaciones (el jamón que comentaba @3)… me gustaría ver como en una comuna se trabaja eso de «socorrerse mutuamente»… sin olvidar que el matrimonio no sólo es una cosa de dos, produce una serie de efectos jurídicos frente a terceros (también)… si usted tiene hijos en una comuna con todas las hembras del grupo ¿cómo gestionaría el tema de la patria potestad?. Pero no hace falta tener hijos… me parece justo por otra parte (ironic mode) que su empresa socialice las perdidas y reparta el marrón con las personas que viven con usted independientemente de que no tengan lazos de sangre, jurídicos o de algún sacramento cristiano u similar.
Respeto su planteamiento, el matrimonio no deja de ser una «empresa», de dos socios y siempre he comentado que el número ideal de socios para una empresa es un número impar menor de dos. Como casado le digo que el matrimonio, al margen de los aspectos puramente legales, es como el tema de las participaciones preferentes de Bankia: se plantea como perpetuo, promete un elevadisimo rendimiento (luego es mentira), si lo dejas/abandonas, tiene un elevadísimo coste (arroz para él, todo lo demás «paella»), y en algún momento terminas diciendo que no sabías donde te metías…!!!!. Un placer, como siempre.