No soy nada corporativista profesionalmente, siempre lo he dicho; una cosa es defender derechos razonables, y otra apoyar actuaciones -que en ocasiones pueden ser de lo más dudosas- por el simple hecho de que las ejecute alguien de mi misma profesión. Creo que la mejor manera de defender una profesión, cualquiera de ellas, es no prestar apoyo a gente que, ni por ética ni por capacitación profesional, están mínimamente a la altura de lo exigible. Por ello mismo, no me duelen prendas para reconocer –como ya he hecho en este blog en repetidas ocasiones- que, para mí, la mejor prensa del motor ha venido siendo tradicionalmente la anglosajona; tanto la puramente británica como las publicaciones americanas con una claro sesgo informativo de carácter europeo (hot-rods y similares estarán muy bien, pero para ellos). Es un tipo de prensa que escribe para un público formado y de calidad, con el que el periodista puede establecer cierta complicidad, en la seguridad de que se le entiende.
En las décadas 50, 60 y hasta 70, la prensa francesa del motor también rayaba a buena altura; aunque yo leía mucho de lo anglosajón, por herencia paterna estaba más encarrilado hacia el modo cartesiano de enfocar el automóvil de las marcas y revistas francesas de aquellos tiempos, aunque no llegasen a tener la profundidad de las británicas. En cuanto a la prensa italiana siempre ha sido muy buena en el campo deportivo (aunque con tintes amarillistas y chovinistas –Ferrari, Lancia y Alfa “über alles”- comprensibles). Pero, lo mismo que a la alemana (que soy incapaz de leer) la encuentro falta de profundidad (los números se entienden en cualquier idioma) al tratar del coche de turismo. Magníficos reportajes fotográficos, ciertamente, pero sin demasiada “chicha” informativa.
Así estaban las cosas en los tiempos que, desde mi perspectiva, yo considero como “clásicos”; pero poco a poco (y en España también, como ya lo he comentado varias veces) los departamentos de Comercial y Marketing se han ido apoderando del de Comunicación; que, en tiempos pretéritos, solía depender, de forma colateral, directamente del Consejero-Delegado de la marca. Y con ello pasaron de dar información a querer “comernos el tarro”. Los dossieres de prensa cada vez son más largos de texto, y más cortos de datos. Yo siempre les he dicho (inútilmente, por supuesto) que me den sustantivos; que los adjetivos, en todo caso y laudatorios cuando corresponda, ya los pondré yo; y que lo que puedan dar con números, no lo den con palabras. Pero como predicar en el desierto, evidentemente.
Por ello, y como también he comentado con voz doliente en repetidas ocasiones, cada vez es más problemático encontrar todos los datos pertinentes cuando se quiere hacer una ficha técnica decente. Relaciones del cambio, grupo final, tamaño de los discos de freno (del de embrague, para qué hablar), o datos de la dirección -relación, diámetro de giro (que cuando se da lo confunden con radio)- suelen ser “terra incognita”. Al menos, las vueltas de volante las puede comprobar uno mismo. El equipo eléctrico no existe, ni las capacidades de agua o aceite; éstas sí vienen en el manual del usuario, entre lo poco que dan; junto a presiones de inflado, pesos, tipos de aceite y, sobre todo, incontables páginas del infotainment (a veces trae un manual separado), y acerca de los airbags, cinturones y asientos infantiles. Todo esto último, redactado como para idiotas, a fin de salvarse de eventuales reclamaciones; porque algunos de los “idiotas” sí que han leído las novelas de John Grisham, o visto las películas basadas en aquellas.
Y para acabar de fastidiar, la aportación de algún funcionario iluminado (o un departamento repleto de ellos) que decidió que el peso de un coche incluye 70 kilos de un conductor promedio, más 5 kilos de su equipaje, y que el depósito debe estar al 90% de su capacidad; hay que ser retorcido para dar semejante definición. En los viejos tiempos se daba, o bien el peso “en seco” (más falso que Judas), en el que sólo entraba lo que eran materiales sólidos del coche, sin ningún tipo de líquidos (y quizás sin herramientas, gato ni rueda de repuesto), o bien el peso “fetén”, que era el de “en orden de marcha” (“kerb weight” para los británicos), en el que se incluía todo lo que en el anterior peso se eliminaba, y repostado a tope de todos sus líquidos. Este peso en orden de marcha es el único con sentido común: lo que pesa el coche en sí, al completo, y listo para salir para un viaje largo. Luego, el conductor pesará más o menos, o llevará una familia numerosa; pero el coche es el coche.
Y puestos a afinar lo del repostaje de combustible, el valor promedio no debería ser al 90%, sino al 50% de lo que cabe, descontando siempre la reserva, que en teoría convendría no llegar a utilizar nunca. Desde que, en los dos o tres últimos años, los fabricantes se han dado cuenta de que estaban haciendo coches cada vez más “tanques”, y se ha iniciado una cura de adelgazamiento -con más éxito en unas marcas que en otras-, muchas marcas se están saltando a la torera esa normativa insulsa, y están poniendo, tanto en la ficha azul como en la verde, el peso en orden de marcha. Y, por cierto, cada vez coinciden más los pesos que se dan en ambas fichas, cuando hace un par de años era normal encontrar el desfase de los 75 kilos, o en ocasiones hasta de 150; cuando por su cuenta y riesgo, un becario los añadía o restaba, sin comprobar si alguien ya lo había hecho antes. Y finalmente, hay varias marcas que, en nota a pie página, ya señalan si el peso incluye o no los 75 kilos de marras; es la único forma de estar verdaderamente tranquilo de ofrecer el dato exacto.
Pero antes sí que se comunicaban datos; y muchos. En ocasiones, casi en exceso, como hacían Alfa-Romeo y Peugeot, que daban el diagrama y alzada de los árboles de levas, y las cotas y ángulos de los trenes, tanto delantero como trasero; pero más vale pecar por exceso que por defecto. En concreto, lo de Alfa-Romeo era para coleccionarlo: un tríptico de un papel satinado, casi cartón, de tamaño folio y llenos de datos en sus seis páginas; una maravilla. En honor a la verdad, y con toda justicia, hay que decir que las marcas orientales son ahora las que más y mejor información ofrecen en sus dossieres y en sus webs. Y sus textos no son tan autocomplacientes como lo son últimamente los de las marcas europeas, repletos de cursilería e hipérboles. Con estas marcas, hay que ir a la caza del dato, molestando al departamento de Prensa para que a su vez consulten con la gente de Producto (ya sean de Asistencia Técnica, Formación o el nombre que en cada caso le quieran dar), y se lo pasen como si fuesen los planos de un prototipo con propulsión nuclear, o cosa por el estilo.
No obstante, ahora viene lo mejor. Muy a finales del pasado año, y con motivo de una de las conferencias que habitualmente tienen lugar en la Escuela de Ingenieros, estuve hablando de todo esto con un viejo amigo, Director de Comunicación de una de las marcas españolas, exponiéndole mis cuitas. Y lo que me respondió me dejó turulato. Porque reconoció que un alto porcentaje de las marcas venían recibiendo quejas, por parte de la prensa de sus respectivos países, respecto a esta carencia de datos técnicos en los dossieres y webs de prensa. Y en una de las reuniones periódicas que, muy a la chita callando, vienen manteniendo a nivel europeo los respectivos responsables nacionales (y quizás sea bueno hacerlo así) decidieron informarse directamente de lo que realmente necesita la prensa del motor en cuanto a datos técnicos.
Hago aquí un inciso, y perdón por ir saltando un poco de un tema a otro, por más que todo esté interrelacionado entre sí. El caso es que, hace unos tres años, y luego de nuevo el año pasado, he respondido en persona a una encuesta realizada por una de las grandes marcas europeas. Pero no por correo (ni postal ni electrónico), sino “vis a vis”, con una personas (las dos veces la misma, por cierto), que vino a verme a mi domicilio, bajamos a tomarnos un café, y me preguntó por casi todo lo humano y lo divino respecto a mi opinión respecto a la política informativa de su marca. Dado que, casualmente, ésta es una de las pocas en cuya web se puede encontrar suficiente información, mi queja no pude hacerla más que en sentido genérico, frente a una persona que parecía conocer el tema al dedillo. Pero ya es mala pata que no haga la encuesta ninguna de las otras que han ido tirando por la borda una labor que fue estupenda hasta hace menos de dos décadas, pongamos por caso.
La cuestión, volviendo al tema de la reunión de los jefazos nacionales de los departamentos de prensa, es que, para no tener que montar una especie de encuesta pública a nivel europeo (lo cual hubiese equivalido a entonar un “mea culpa” implícito), decidieron -en mala hora- conformarse con preguntarles a los más importantes. ¿Y quienes son los más importantes? Pues no podían ser otros que los alemanes; el razonamiento está claro: si son los que más revistas venden y más visitas tienen en sus webs, forzosamente serán los más representativos, debieron pensar. Y a lo mejor acertaban, vaya Vd a saber. La cuestión es que uno o varios delegados (no me dijo si alemanes o también de alguna otra nacionalidad), en nombre de todos los departamentos de prensa europeos, les presentaron un formulario muy completo de datos técnicos a dos de las revistas de mayor tirada; y ambas (pertenecientes a su vez a poderosos grupos) con ediciones españolas. Y no digo más, como acostumbraba a decir Manuel Fraga, cuando creía que estaba hablando más de la cuenta, lo cual era bastante frecuente.
La respuesta fue desoladora: esto, esto, lo otro, y poco más, y ya es suficiente; porque esto otro, y lo otro y lo de más allá, no le interesa a casi nadie. Y se quedaron tan panchos. Por más que le doy vueltas, no soy capaz de digerir dos cosas: la soberbia de suponerse sabedores de lo que le interesa a los demás, aunque a ellos les dé igual; y lo fácil que hubiese sido decir “todo”, sin que por ello se arruinasen las marcas en consumo de papel ni de páginas de la web. Y los que dieron esta información a las marcas son profesionales de unas publicaciones que, si no del máximo prestigio, sí son del máximo peso informativo y comercial en Europa.
Con lo cual, sintiéndose debidamente respaldados por la opinión de unos medios de semejante peso, los departamentos de Prensa se sintieron felices para seguir siendo manejados en plan marketiniano, y siguen dando cada vez menos datos y más parlamentos delirantes, como si de una convención de concesionarios se tratase, y no de informar a los medios. ¿Y ahora qué hacemos los por lo visto pocos que todavía creemos que el dato numérico, preciso y conciso, es importante? Los que creemos que los datos de un motor se quedan absolutamente cojos si no se contrastan frente a los desarrollos finales. ¿Y por qué, teniendo la importancia que tiene de cara al consumo y las emisiones (temas de máxima actualidad), el Cx aerodinámico es un secreto que, con honrosas excepciones, hay que extraer como si se tratase de una muela con caries?
¿Este es el periodismo que se está imponiendo en Europa? Y no se crean los defensores del moderno periodismo digital, como el que Vds están leyendo en estos momentos, que este ya no tan novedoso cauce está a salvo, si bien con honrosas excepciones (y km77 es una de las pocas, Vds lo saben bien). En primer lugar, porque la mayoría de los portales importantes corresponden a grupos informativos que también tienen -y en muchos casos como base- revistas de papel. Y en segundo, porque incluso muchos portales independientes, son de los que se despachan en la ficha técnica con lo de “caja de cambios de 6 marchas” y se quedan tan anchos. Ni relaciones, ni grupo final, ni desarrollos finales calculados (como se hace en km77).
Es cierto que estamos en tiempos de banalidad, de superficialidad, con unas normas legales de utilización del automóvil que no sirven precisamente para estimular una relación producto/usuario como la que existía tiempo atrás. Ahora esa relación ha pasado a la tablet, de la que hay que tener la última versión, y además saberse de memoria sus portentosas capacidades. Vale, admitamos que sea así; pero en los departamentos de Prensa (y en los de Comercial que los manejan) deberían pensar que, al fin y al cabo, la prensa del motor la lee básicamente esa relativa minoría de aficionados que todavía se preocupan por el coche y sus características, y se supone que son “prescriptores de opinión” (tremendo palabro que a veces me adjudican también a mí) no sólo entre su lectores, sino también amigos y familiares. Y por lo tanto, deberían cuidar como oro en paño a los numantinos defensores del automóvil como símbolo de disfrute y libertad, ofreciéndoles todo tipo de información, la técnica incluida.
Por favor, no nos entreguen dossieres que parecen redactados para las revista del corazón; y en el peor de los casos, si no quieren trabajar en hacer dobles textos, pongan al final unos apéndices numéricos y de texto técnico bien completos. Así, los que darán la noticia como si fuesen de la prensa del corazón, no tendrían que hacer otra cosa que un “corta y pega” de la primera parte; pero permitan que otros saquemos provecho de la árida pero informativa parte final. Y luego, ya nos arreglaremos para explicar toda esa tecnología de forma lo más amena posible; pero ese ya sería nuestro problema. Simplemente, queremos saber qué es lo que lleva dentro cada nuevo coche –sin llegar al Libro de Taller, por supuesto-, pero sin tener que organizar una investigación que ni Sherlock Holmes.
Claro que cuando han sido unos supuestos colegas de profesión los que nos han apuñalado por la espalda, ¿por qué vamos a criticar y exigir cuentas a las marcas? ¡Qué pena tener que volver a aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor! No me gusta, porque no me tengo por retrógrado; pero en el campo que se acaba de comentar en esta entrada, indudablemente es así, o más bien lo fue.
Totalmente de acuerdo con usted, don Arturo. Cuando uno hace referencia a una profesión, la que sea, pocas veces se habla de Calidad del trabajo, y casi siempre se hace temas de Gestión: cuánto cuesta, plazos, estrategias de ventas (marketing, p. inglés), garantía…etc.
Yo trabajo en un entorno industrial, y de lo que menos se habla es de la Calidad del trabajo, estamos todo el día hablando de costes, plazos, urgencias y seguridad…
Dicho esto, si sigo este blog es porque habla de Calidad. De calidad técnica de un producto muy técnico. Perfecto para mí, para mis intereses y para mi formación. Genial, pero me parece que buena parte del resto de mis compañeros seres humanos no van a valorar mucho de lo que aquí se expone y van a ir directamente al cuadro de comparativa de consumos. Y con ello es suficiente para la inmensa mayoría, (cuanto daño han hecho los TDis de VW, como gasta el que menos es el mejor y pago por él lo que haga falta…) porque saber si el Mustang ya no trae la suspensión del anterior modelo le importa bastante poco al cliente tipo del Mustang…
Mis sugerencias:
1. este Blog tiene su público tipo, su nicho de mercado, y después de leerlo, estudiarlo y comprendedlo no voy a ir al quiosco a por revistas alemanas de automóviles. El nicho de mercado de Curvas Enlazadas somos nosotros, no hay que ir a captar a la inmensa mayoría (ejemplo, compañeros míos, ingenieros, que llevan el coche al concesionario a cambiar el aceite porque si no, dónde mejor?, para eso les cobran 400 euros por aceite y filtro)
2. Vale más un cuadro con datos que mil palabras. Creo que la información de C.Enlazadas a veces es demasiado espesa y cuesta leerla y releerla para intentar asimilarla. Es un punto a mejorar, la redacción más clara hacia el lector de tipo técnico .
3. Calidad, calidad y calidad. Y eso es orientar el producto a las necesidades del cliente. Yo soy su cliente, y además soy hypermiller (p.inglés) y tengo el mejor coche al mejor precio porque este blog no es que nos abra la mente, si no que la llena con lo que necesitamos: datos, pruebas y comparaciones (sin másters de marketing de por medio) y con eso, además se toman las mejores decisiones.
un saludo
R.G.G.
D. Arturo.
Creo que entiendo su preocupación, que además comparto, pero mucho me temo que estamos ante una (otra) batalla perdida.
Llevo camino de veinte años comprando coches de la misma marca en el mismo concesionario y al mismo vendedor, lo que por si solo ya constituye una cosa cuando menos poco frecuente, me temo.
Este señor es un gran comercial, larga experiencia y numerosos galardones por parte de la marca. Ha sido varios años el vendedor número uno en España y cuando no lidera la clasificación, pues está entre los primeros.
Sabe de coches absolutamente nada.
El dato más importante para le gente es «la cuota» dice él, seguido del «qué tengo que traer» y el «llámame cuando este aceptada».
Búsquelos en la ficha técnica.
Debería de poder ver la cara que pone cuando le explico las ventajas de lo que vende.
Porque a mi me gusta que esté informado.
La cosa es que los aficionados somos muy pocos, y las marcas lo saben. Y además de ser pocos, habralos que tengan pasta para comprar coches cada poco tiempo y habralos que no. O que prefieran comprar coches usados porque les gustan mas. En esas condiciones yo comprendo perfectamente que las marcas no gasten su tiempo en facilitar una información que no les va a ayudar a ganar pasta aunque me gustaría que lo hicieran.
Personalmente lo tengo muy claro, quiero saber lo que compro. Cuando compre mi último coche me centré en dos alternativas, una de las cuales era absolutamente misteriosa en cuanto a sus relaciones de cambio. El comercial por supuesto tampoco conocía el dato, ni se tomó la molestia de buscarlo, pero si me dijo que nunca le había preguntado nadie por eso.
Pero yo solo soy un cliente poco frecuente que pregunta por cosas raras, y además solo compro un coche cada 9 años.
Tiene toda la razón.
Contaré una anécdota rápida. Hace unos pocos años, con motivo del cambio de orientación de la una revista nacional (con décadas de trayectoria, perteneciente a un grupo alemán y cuyo nombre coincide con la denominación de un tipo de vía rápida), cambio que de nuevo fue a peor, se abrió un debate en el conocido foro de forocoches, a este respecto y un forero envió una carta la empresa quejándose de que el contenido era cada vez menos técnico, profundo e interesante. La respuesta fue que la revista no se dirigía a superaficionados.
Así de triste es. Evidentemente, los que comprábamos la revista durante años y años, esperando que llegase el siguiente martes para tenerla en el kiosko, hace mucho que no la compramos. Seguirán cogiéndola algunos y luego los consumidores casuales que con motivo de la compra de su coche nuevo quieran informarse algo, pero que sólo obtendrán banalidades, un punto de vista subjetivo en el que siempre un coche con suspensión dura es mejor, cuatro fotos y poco más.
Una pena.
Y un último apunte de nostalgia. ¿Alguien recuerda automecánica?. La piel de gallina de pensar poder tener algo así hoy día.
Cuando el automóvil era algo minoritario, y por tanto caro, más que un medio de transporte, constituía un fenómeno social, y como tal, suscitaba un enorme interés entre sus primeros usuarios. Conocer al detalle el funcionamiento de los distintos dispositivos mecánicos y eléctricos que lo componían, era algo esencial para realizar una correcta utilización y mantenimiento que previniera averías (tan caras como el propio vehículo), y así poder disfrutar de sus «sorprendentes» prestaciones y comodidades. Todos sus usuarios hablaban con mayor asiduidad que en la actualidad, de las prestaciones del motor, sus problemas de refrigeración, lubricación, encendido,… así como de la eficacia de los frenos, dirección, amortiguadores, neumáticos,… sin olvidar la facilidad o dificultad para mantenerlo y repararlo.
Hoy por hoy, el automóvil es casi un electrodoméstico más, y cada vez menos usuarios se implican en realizar una correcta utilización y mantenimiento (tras estudiar unas características y datos técnicos cada vez más exiguos), y mucho menos se plantean las causas técnicas de las anomalías de funcionamiento que puedan aparecer. Todos esos datos e información técnica que se hurtan al usuario, obedece a una estrategia desinformativa premeditada, para que la subjetividad prevalezca en la decisión de compra. Si los consumidores o usuarios no se organizan, difícilmente se revertirá esta situación de desinformación, en la supuesta «era de la información».
La prensa alemana decepciona mucho, y de hecho de lo que leo últimamente sólo se salvan los reportajes sobre coches clásicos y algo de lo que publica el portal motor-talk.de
El resto es extraordinariamente parcial y falto de rigor. El peor ejemplo de parcialidad es Autobild, donde habitualmente los comentarios de los lectores intentan adivinar el ganador de una comparativa antes de leerla: siempre gana el Golf/Polo/Passat, o en su defecto el equivalente de Skoda. Y las meteduras de pata son tantas como en la prensa española barata (ejemplos: los Toyota híbridos llevan un 1.3 litros; comparar consumos o autonomía con diferentes métodos de medición; o mi favorito: tal o tal coche son «récord de aerodinámica» por tener un 0,27 o similar…)
km77.com es posiblemente de lo mejorcito que se puede leer en cualquier idioma.
El problema de la prensa del motor es que no se ha sabido reciclar. Y en muchos casos, no ha sabido seguir a los usuarios.
– Por un lado tenemos a los dinosaurios como AdeA, que aun se siguen preocupando de un desarrollo de transmision, de una decima mas en la relacion de compresion o de medir con metodos del siglo pasado diferencias de centesimas en el consumo. Sin embargo, no son capaces de diferenciar una toma de manguera de una camara o de entender como funciona un EPAS y las posibilidades que nos brindara la conduccion autonoma.
– Por otra parte, tenemos a los periodistas que han mamado toda su vida las lecturas de los clasicos y que se empenyan en imitarles. No, senyores. No hay periodista que sea capaz de diferenciar la milesima de rendimiento que nos puede dar en paso por curva el coche A sobre el coche B. Al menos, no sin metodos que escapan de lo habitual de cualquier lectura en los blogs que trufan la web a dia de hoy. Solo con ver la firma ya espero una informacion u otra, y mientras leo a gente como Enrique Calle o Alfonso Herrero sabiendo que voy a encontrar informacion veraz, en otros casos encuentro epitetos por doquier. Parece que poner mal a un coche sea pecado.
– Tenemos pruebas donde se dedican 2/3 partes a hablar del motor o del comportamiento del coche al limite, dejando el tercio restante a hablar de habitabilidad o disenyo. Ni una palabra de como funcionan los sistemas de asistencia a la conduccion o, si acaso de pasada, los sistemas de comunicacion. Falta informacion en esos campos, que, precisamente, son los de mayor crecimiento a dia de hoy en el sector de la automocion, especialmente una vez las necesidades basicas (velocidad, seguridad) estan muchisimo mas que cubiertas. Por el amor de dios, que veo comparaciones de utilitarios en un puto circuito, cojones.
– Las marcas, y aqui si que le doy la razon a AdeA, se afanan en trufar sus carpetas de prensa de lugares comunes, de frases sin sentido, de informacion vana. Pocas veces la informacion es suficiente, pero aqui entiendo a los fabricantes: no van a dar demasiadas pistas. Y no solo hablo de desarrollos de transmision, hablo de nuevos sistemas. Y total, a la prensa basta con darle cualquier dosier que lo van, en su mayor parte, a vomitar en sus articulos. Sin importar nada.
En resumen, que cada vez hay menos informacion tecnica a la que echar mano. En algunos casos, porque ya no importa. En otros, porque no se da. Y la prensa, a grandes rasgos, no se entera de una mierda de lo que pasa.
En 5 – 10 anyos, esto no lo va a conocer ni la madre que la pario. Y el reciclaje, a todos los niveles, tiene que empezar a darse ya.
Si se quiere información del modelo que sea, cada vez más dificil de conseguir por medios oficiales, no queda otra que hacerse con el libro de taller. Cuesta unos 30€ pero para mi vale la pena aunque solo sea por satisfacer la curiosidad.
Por lo menos, en el peor de los casos, es como una ficha técnica muy completa.
Muchas gracias A. de A, usted sufre la maldición del «Senior», tiene casi siempre más pros que contras. Si es cierto que como informador de las nuevas tecnologías que acogen los automóviles no es lo mejor… quizás algo de reciclarje 😉 pero por contra… tenemos la venganza de la edad…. cada vez vivimos más :-). ¡Propongo km99! 🙂
Saludos
Hace años esperaba ilusionado todos los jueves a mi revista favorita automecanica, desde que desaparecio y vi lo que quedaba no he vuelto al quiosco; me informo por internet, una pena.
Cierto. Pero no es sólo en las revistas de motor. Pasa con el periodismo en general.
@ slayer
Dice ud lo de dentro de 5-10 años… Por desgracia lo que menos va a quedar son coches, carreteras, normas de circulacion, etc… para el que disfruta CONDUCIENDO.
Me parece que con la generacion de D. Arturo, a la cual pertenezco como alevin , se acabará el placer de conducir. Asi que aprovechen Sres. jeje
Está claro que la tendencia de los fabricantes es la de «capar» la información con el fin de obtener los máximos beneficios. Por ejemplo a Mercedes no le interesa publicitar que su clase A de 28000 euros monta el mismo motor, el K9K (salido de la misma cadena de montaje) que un Dacia Sandero de 9000€, y como este ejemplo miles.
@13,
No se crea que encontrara mucha diferencia en ese sentido. Porque, digame, que es para vd. DISFRUTAR CONDUCIENDO? Y donde lo puede hacer vd. a dia de hoy?
Porque creo que si empezamos a hablar de disfrute de la conduccion, nos pueden salir tantas definiciones como conductores.
@6
Estoy de acuerdo con usted. El coche como fenómeno social ha sido cambiado por otras cosas. Pienso en los teléfonos de última generación y demás aparatos… aunque esto también está en cambio continuo, puesto que hoy tiene más relevancia lo que se «cuece» en la red que lo que los aparatos que se están «cocinando» para salir al mercado.
Evidentemente existe una diferencia entre los coches y sus substitutos: el precio de adquisición y el mantenimiento. Pocos se pueden permitir el lujo de comprarse un coche nuevo cada año o cada dos… además, en las revistas no son tontos. Saben bien cual es el perfil de sus clientes.
Una revista para «superaficionados» es para una clientela muy minoritaria. El precio de la revista tendría que ser muy alto. Fíjense en la revista «best motoring», desaparecida desde hace unos años, quedando sólo su parte tuning «hot version». Aunque yo no sabría decir si es rentable o es una plataforma de marketing para los «tuneros».
Un ejemplo: Sale el Prius 4G con todas las miradas puestas en si los consumos han mejorado tanto.
Todas las entradas en la web, excepto km77, hablan de sus excelentes consumos copiando parrafos enteros de la nota de prensa.
Hasta hoy, han pasado varias semanas desde su presentación, solo km77 ha hecho una buena prueba de consumos.
Coincido con Elisa (#12) en que no se trata de esta especialidad periodística en exclusiva. Afecta a todo el periodismo.
Pero, aún más, yo diría que afecta a toda la sociedad en todas las profesiones y en todas las facetas de la vida. Dos ejemplos en cuanto al automóvil, por no salir del tema de este blog:
Hace unos siete años conocí a un ingeniero industrial de la rama / especialidad / intensificación de Mecánica que no había oído ni leído en toda la carrera (ni fuera) referencia alguna al ciclo Otto. Pese a que los dos coches que le he conocido en estos años equipan motores basados en él.
El segundo ejemplo es el del comercial que me vendió el Prius. Después de hacer quizá una decena de kilómetros para probar la unidad concreta que me interesaba (yo no compro nuevos), al terminar de probarlo le señalé la media de consumo, solo un poco superior a la oficial, que yo sí había «clavado» en uno que alquilé para comprobar su capacidad. Miró la cifra sorprendido. «Ahora veo con otros ojos este coche» comentó.
Ni los comerciales, ni los ingenieros, ni los periodistas, ni mucho menos los compradores cumplimos con nuestro cometido en un mundo basado en la imagen.
No. Los compradores tampoco. Recuerdo el caso de dos colegas que compraron casi simultáneamente el mismo coche con el mismo modelo. Antes de pasar un año ya comentaban su desilusión. Pero es que ellos no habían comprado el sistema motriz, ni la aerodinámica, ni la comodidad de los asientos. No, ellos compraron movidos por, casi diría que conmovidos con frau Schiffer, la modelo que aparecía en los anuncios del coche. Uno de ellos hasta puso en su móvil un «politono» con la canción de The Cure, así que imagínense lo que sabían del coche antes de comprarlo. De ahí la desilusión (porque además seguían sin novia que ahuyentase los pájaros de sus azoteas).
Un par de años después probé una unidad de ese modelo. Pero con un motor de gasolina con 20 CV más que el motor de gasóleo que ellos compraron. Y así el coche sí que se movía bien, porque tenía mejor relación potencia / peso.
Opino que la única diferencia entre los medios de hace 20/40 años y los de ahora es que conocen mejor a sus lectores que antes. Antaño los técnicos llevaban la batuta, como comenta AdeA, y ahora lo hacen los de marketing, que no lo hacen ‘a sentimiento’ sino que estudian lo que mejor les puede ir.
¿cuantos lectores de este blog entran cada día en un concesionario? ¿y cuántos ‘cuñaos’? la estadística manda, y dirá algo como que el 80% de la población no sabe nada de coches, y que del 20% restante, la gran mayoría basan su conocimiento en chascarrillos, leyendas y tópicos mientras que apenas saben lo que pasa en su coche al girar la llave. ¿cuántos ‘presuntos’ conocedores del mundo del automóvil conocéis que llevan cacharros de 300cv y no sabrían ni encontrar el tapón del aceite? ¿cuántos compradores de BMW saben que su coche tiene tracción trasera?
¿Decadencia? Lean ustedes la sección de motor de los medios del grupo PRISA, una web llamada «El Motor». Quitando las pruebas, la absoluta totalidad de los artículos está escrito por y para el más estulto de los alumnos salido de la LOGSE, alguien, además con un notable trastorno por déficit de atención. Alguien para quien leer un artículo durante más de 5 minutos debe suponer un reto hercúleo como leer «Guerra y Paz». En ruso.
Artículos profundos como «la ruta 666 – la más misteriosa de EEUU-«, «los coches de policía más espectaculares del mundo» o «día de la madre: coches para ella», sirven de muestra de lo que digo.
Mi duda es si esto es consecuencia del bajón en la comprensión lectora del lector medio o si es al revés, que los lectores acaban idiotizándose como consecuencia de artículos estupidos y vacíos, basados en algún estudio del tiempo medio que los lectores pasan en cada artículo vía web, Twitter, etc.
Desde hace unos años, todos los coches son buenos. Ya no hay coches malos que cada viaje de mil km suponían avería segura. Ya no hay coches que tienes que engrasar elementos cada 1.500 km. Ya no hay coches en los que cambiando tal cosa, o regulando tal otra, cambian de la noche al día.
Ya no hace falta un conocimiento técnico demasiado extenso, y por eso, los clientes ya no demandan demasiada información técnica. Sólo quieren que les convenzan de «lo especial» que es el producto que quieren comprar porque le ha entrado por los ojos.
En esto, como en casi todo, Pareto manda.
El 20% del esfuerzo publicitario y de marketin convence al 80% de los clientes. Y para conseguir al 20% restante, necesitas dedicar el 80% del esfuerzo.
Y hoy en día, el 80% de los clientes corresponden a un perfil más o menos tipo:
Pasa entre una y dos horas al día frente a un equipo de infotainment…. y no hace ni 100 km al año en carretera de curvas, o con un solo carril por sentido.
No va a más de 120-130, o como mucho, 140.
No mira la presión de los neumáticos. No mira el aceite. No mira nada. No abre jamás el vano motor (¿para qué?). Sólo va a las revisiones cuando toca. Y además, muchas veces no se acuerda, por lo que se instalan las alarmas de «mantenimiento previsto en xxx km».
Nuestras carreteras son más seguras, y ya no requieren una gran habilidad. La gente quiere coches polivalentes y bonitos. Y con buen maletero.
No va nunca a hacer curvas… pero va cada semana al hipermercado.
La diferencia entre unos puntos de Cx apenas se nota en unas décimas de litro, y como el coche se cambia con menos de 200 mil km, eso apenas supone unos 500 o 600 € en toda la vida del coche…
Conclusión:
Pues que las marcas hacen lo correcto, y para los aficionados, que queremos otra cosa, tenemos periodistas independientes como usted y algunos otros.
Porque somos cuatro gatos los que apreciamos esas cosas. Lógico que los departamentos de marketing no se dirijan a esos 4 gatos, sino al gran público.
@21
Respecto alas alarmas de mantenimiento.
Ahora con los sistemas de transmisión de datos que llevan instalados los coches (con la excusa de la señal SOS) te llaman de la marca para que pidas cita o te la piden ellos donde tu quieras.
Y supongo que hay a quien este «servicio» le vendrá bien.
En un futuro no muy lejano veremos avanzar en esta dirección la relación marca cliente, hasta que nos saturen la pantalla del coche (que ya será de 22″) con mensajes y nos digan si debemos o no aparcar bajo ese árbol.
Por cierto voy a ver si lo desconecto.
Estimado Arturo de Andres (A. de A., me parece un anglicismo en si mismo):
Antes de nada rendido admirador suyo, y muy por debajo en conocimientos técnicos.
Soy Ingeniero Industrial, no de rama mecánica, pero siempre he sido un enamorado del automóvil en sus amplias facetas, técnica, comercial, deportiva, etc.
Hace unos años, y mediando continuas risas de mis amigos, que suelen pedirme consejo sobre automóviles,me compré en el año 2004, el coche que estudiado concienzudamente me pareció mejor, un Citroen C5 2.2 HDI Break Exclusive (anterior generación a la actual), imagínese las risas, el coche más feo que se podía comprar, literalmente un mamotreto fúnebre sin ataúd incorporado, y sobre todo a mi, que soy un vocacional piloto de rallys.
Navegador, suspensión hidroneumatica con botón sport, 16 v (todo un hito para un diesel en ese momento), seis marchas (idem), elevación del vehículo con el motor apagado, 140 CV, tapicería de alcántara, climatizador automático, etc, etc. Obviamente el tema estético fué muy muy secundario.
Pues al grano, cojo el coche y gran decepción, no «anda», claramente me había equivocado, el otro finalista era el BMW 320d Break, que si «andaba». Vaya por Dios, mi prestigio de experto al garete, y mi dinero también.
Voy con mi «carnet de experto» al concesionario, y nada menos que les digo que no vale y que me expliquen como esa maquina podía ser peor que mi antiguo Xantia HDI de 90 CV. …….. pues nadie pudo abrir la boca y darme una respuesta en absoluto, nadie, nadie. Miradas hacia el suelo y pensamientos de «menudo friki nos ha tocado» «ya se aburrirá», «no sabe que se ha comprado un Citroen y no un Audi», …
Ante mi insistencia trajeron a un ingeniero de motores de la fabrica de Villaverde, el cual me desmontó el salpicadero, conectó todo los cacharros electrónicos que se podían conectar y nos lanzamos a hacer kilómetros. !!!! SEÑORES !!!! lo que aprendí esa tarde.
Mi coche era 300 Kg mas pesado que el anterior, las famosas 16 válvulas provocaban un arranque menos franco, había que subir las vueltas a 2200, las seis marchas habían alargado los desarrollos de las marchas iniciales, las carreteras de mi tierra gallega son las que son y yo estaba automatizado en el arranque como si no hubiese cambiado de coche. y este si andaba, vaya que si andaba.
Cuando este señor me «enseñó» a conducir mi nuevo cacharro, se me abrió el cielo. Le hice 320.000 Km en seis años, y aún no pasan dos días sin que me acuerde de él, del coche mas feo del mercado.
Termino el tocho, hay falta de formación e información en el vendedor, en el usuario, en la sociedad (ventas de 80% diesel con recorrido medio del 8900 Km/año), etc, etc
No nos falte señor de Andres, no nos falte, pues su vacío difícilmente se podrá rellenar. Aunque a veces se vea un poco «refunfuñon».
Un rendido admirador
Don A de A. es Ud. un romántico. Y necesariamente pariente del último mohicano, en su faceta de ficción literaria.
Verá Ud. cuando los dispositivos de conducción autónoma pasen de opcionales a obligatorios, cosa que tarde o temprano ocurrirá.
Estimado Sr. de Andres y co-lectores del blog:
Precisamente estoy leyendo ahora mismo una revista atrasada (afición desde siempre a las revistas amarillas) y hablando del Corvette, dice literalmente «con su peculiar suspensión americana». Estoy seguro que el periodista que lo escribió (obviamente no digo su nombre) no sabe que lleva ballestas o incluso lo que es una ballesta.
Redundando en el tema, durante un tiempo fui comisario de rallys, y los periodistas (pocos) que peguntaban algo, eran cosas como ¿sufren las pastillas?¿tamaño del la brida del turbo?, ABC, no más de ahí … y eran revistas y foros/blogs especialistas.
Una entrada obligada, aunque quiza por eso, tambien quiza esperaba «algo mas»; pero bueno, la reflexion no esta nada mal, y no es si no un compendio de algo muy comentado en otras entradas, y de los comentarios de muchos lectores que, como yo, despues de leerle en prensa tradicional, le redescubrimos andando por estos lares..
Se podria decir mucho sobre el tema, pero creo que se podria resumir mas o menos en que antes se trabajaba de un modo las pasional, ademas de un cierto grado de improvisacion, y ahora se parte de la base de que «ya se sabe todo», y como bien dice en #18 «el que trocea los mensajes», afecta a toda la sociedad en general.
Tambien lo que apunta «emprendeitor» en #21 seguramente ha provocado este cambio de rumbo de la premsa del motor; las editoriales saben lo que el mercado demanda y se limitan a ofrecerlo; a cambio de una cierta perdida de prestigio, elaboran un producto mucho mas de consumo rapido, en plan usar y tirar, y ciertamente, mucho mas barato de hacer que las exhaustivas pruebas que se hacian en tiempos..
Yo he sido un gran cosnsumidor de prensa del motor, pero a dia de hoy solo compro, y muy de tarde en tarde, la Auto Sport hebdo, por ser la unica mas o menos especializada en tratar la informacion de deporte de motor a nivel sobretodo local y regional; lo demas no me atrae en absoluto, y si alguna vez he comprado alguna porque en portada aparecia algun tema que me gustaba, a al final he acabado decepcionado siempre en algun u otro aspecto.
Hay una en concreto que exhaspera..; se deberia de llamar «Auto Euros», porque tienen una mania obsesiva en poner precios por todas partes, y al final uno acaba saturado..; supongo que habra quien valore todo esto, seguro, pero por mi parte, si este tiene que ser el futuro de la prensa de motor, me borro ya mismo ( bueno, en realidad hace tiempo que me borre, creo).
Y al final estoy un poco como #25 Pepo Noya.., releyendo antiguas revistas..; muchas del autor de este blog, y otras de otros tambien muy estimables, que por cierto, algunos siguen en activo, pero con un estilo muy diferente del que tuvieron; a peor claro.
No se cual sera el futuro de esta profesion, pero en mi opinion, deberia de enfocarse mas a la espcializacion; un poco como los periodicos tradicionales, en los que ahora ya no se busca la primicia de la noticia, porque esta se puede conseguir de un modo mas rapido por via degital, si no reportajes bien «cocinados» a fuego lento, para leer con calma, en un formato que en mi opinion, siempre sera mucho mas agradecido de leer que la aseptica pantalla del movil, la tablet u ordenador de turno.
@23 (Pepo Noya)
Bonita historia y qué bien contada!
#21 Da usted en el clavo. Las empresas no son ONG de la información, y no van a dedicar el menor esfuerzo a preparar una documentación sin impacto comercial.
Aspecto físico, pantallitas, precio y prestigio (para el que lo pueda pagar). Poco más importa porque son los elementos básicos de la decisión de compra.
En EE.UU. la información técnica que aparece en los sitios web de las marcas es mínima. Motor de X litros e Y cilindros (si acaso). En ocasiones cuesta encontrar la potencia, ¿par motor, una ficha técnica? Rarezas. Es a lo que vamos.
@13
Totalmente de acuerdo con lo de disfrutar conduciendo.
Algo en lo que a mi parecer también se cae es en la comodidad de sumarse a la mayoría. Da la sensación de que después de que las primeras pruebas de un coche hayan ido en una dirección, es más cómodo para los demás periodistas, comentaristas, aficionados con canal propio de Youtube, etc. inspirarse en esas pruebas ya publicadas y elaborar otra tomando la base y cambiando básicamente el orden de las frases.
En concreto, miré las relaciones del cambio del MX5 nuevo y me sorprendió tanto salto entre 2ª y 3ª, que para mí es un detalle fundamental que puede estropear el disfrute de un coche en carreteras de curvas lentas. Pues bien, después de leer y ver muchas pruebas del modelo, sólo en una criticaron esa caracteristica. Eso sí, la retahíla del dossier de prensa iba en todas.
El anhelo de tener voz propia para hacer copia-pegas.
Releyendo la entrada y, sobre todo los comentarios, hay algo que me chirria un poco. Y es que quizás no toda la prensa del motor añeja fuera igual de buena, de hecho había publicaciones casi infames, tan malas como muchas de las cosas que se hacen ahora. Y tampoco las publicaciones top se libran del todo. Quizás en el pleistoceno si, yo de eso solo conozco pruebas sueltas leidas por alguna web para nostlgicos, pero yo diría que desde los 90 datos hay, pero carga «subjetiva» un tanto tendenciosa también.
Y con internet han surgido tambien publicaciones que antes eran impensables y que responden a otras maneras de entender los coches. Para empezar, no limitandose a modelos de actualidad. Yo tampoco me atrevo a decir que hayamos perdido en terminos globales.
Es cierto que el nivel de las revistas es cada vez más divulgativo: basta hojear una «Autopista» de 1976 y una de ahora (las extractadas en Pieldetoro obvian mucha información). Y no sólo es que presenten menos información sobre el vehículo probado; es que pese a que las fotos tienen cada vez mayor predominio, son cada vez más artísticas pero menos informativas.
Los textos son muchas veces incoherentes, no ya con lo que se dice un párrafo más arriba, sino con los datos medidos. No digamos las valoraciones por puntos. Abundan también expresiones como «equilibrio», «finura» que no acaban de dar una idea de cómo se comporta el coche o de cómo va el motor. A veces resulta que es todo muy fino y equilibrado, pero se adivina entre líneas una propensión del coche a calarse al iniciar la marcha. Por no hablar de la «calidad percibida», concepto tan de marketing.
Recuerdo que Francisco Morrillo, probador de Motorpress escribía hace unos años su sorpresa al descubrir que la mayor parte de sus colegas jóvenes desconocían habilidades como el doble embrague o el punta-tacón. Por no hablar de su resignación cuando decía que los de marketing le obligaban a «escribir un relato» y no una prueba. Por cierto, en los 80 conocí a un probador de una revista que termina en un guarismo: tenía el carné recién sacado y casi nula experiencia de conducción.
Supongo que, más allá de los departamentos de marketing hay otra cosa; y es que son docenas los modelos nuevos que se lanzan cada año. Supongo que ese ritmo de lanzamientos obliga a detenerse poco en la prueba. Allá por los 70, don Arturo empleaba 15 días en una prueba, rodando el coche, afinando presiones e incluso, suspensiones, para luego recorrerse España midiendo consumos durante 3000 kilómetros. De aquella se lanzaban dos o tres modelos al año -en el 74, en GS, el 133, el R7 y poco más. Seguir el ritmo, hoy, debe ser imposible.
Quedan para el final, aunque ya se apuntaban al hablar de marketing, los intereses de los consumidores. Y es que el coche ha dejado de tener ese halo relacionado con la velocidad y las prestaciones, con la mecánica, en fin, tan propia de la época, para tenerlo con la electrónica y las TIC. Signo de los tiempos.
Lo curioso, es que pese a la incorporación de accesorios como la radio, los radiocasetes, los radiocd, el aire acondicionado, el climatizador, etc. etc. jamás fueron estos accesorios objeto de comentarios detenidos por parte de los probadores. Si acaso, «la calefacción tarda en desempañar», y cosas así. Hoy, en cambio, muchos compradores relativamente jóvenes demandan información sobre los equipos de infotaintment, que sin embargo, las revistas especializadas apenas ofrecen. KM77 es una excepción. Se supone que de potencia y comportamiento, todos los coches van sobrados, y más en tiempos represivos como los actuales.
Supongo que estamos en un cruce de etapas: siguen existiendo aficionados y compradores que demandan información sobre el coche en sí, sobre su mecánica, su bastidor, etc. y otros que sólo quieren información resumida sobre el coche -esas tablas de puntuaciones tan peculiares- y que se les diga si el mirror link va bien con su smartphone o si puede conectar con spotyify.
Es una tendencia que aparece también en los manuales de entretenimiento. Conservo el de un 600 del 66 que tuvimos en casa; también el de un R7 del 75. El del 600 indica, incluso, como desmontar el motor. Es todo mecánica, con un plan de engrase detalladísimo. Por no hablar de datos como avance del encendido y cosas así. En cambio, y como es obvio, apenas se da información sobre un equipamiento inexistente: «para refrigerar el habitáculo accione la manivela A y baje la ventanilla». Tal cual. Ahora, el manual del coche dedica docenas cuando no cientos de páginas, a el equipamiento que embarca; no digamos al TIC.
Al final, parece que el producto no convence ni a unos ni a otros. Parece que la venta de revistas de coches guarda una correlaciòn con el mercado automovilístico. Y que, más allá de una base de aficionados que las comprar semana tras semana, quizá el grueso de las ventas sea de aquellos que, ante la tesitura de cambiar de vehículo, miran una prueba en papel que les pueda interesar o una lista de precios que poco tiene que ver con la realidad.
Como vamos de mentoring?
Los usuarios no hemos perdido información. Al contrario. Tenemos muchísima más información que antes. Sólo que ya no se encuentra en la prensa tradicional, sino en numerosos blogs y foros.
La expresan tanto periodistas, como usuarios.
Se ha «democratizado» la información del motor, y ahora accedemos a lo que queremos de muchísimas formas, sin estar tan limitados como antes.
¿Qué el periodismo ha perdido? bueno… el de los «profesionales tradicionales» sí… pero hay muchísima más información disponible, y está ahí, a nuestra disposición, y encima gratis.
Sólo hay que buscarla.
@33 Si «hay muchísima información disponible, y gratis», le agradecería comparta el enlace, o los enlaces, en el que se publiquen las curvas de potencia y par motor (junto a las relaciones de cambio y el nivel de emisiones de CO2, NOx, PM2.5, PM10,… en ciclo urbano y extraurbano) de todos los vehículos que se venden en el mercado (nacional, continental, y mundial), así como las estadísticas (mensuales o anuales) de ventas de todos ellos (segregadas por motorización y transmisión), así como las estadísticas (mensuales o anuales) de averías y accidentes (igualmente segregadas por modelo, motorización, transmisión, y antigüedad del vehículo).
Si todos estos datos fueren públicos, las ·decisiones de compra de los consumidores serían muchísimo más objetivas, y racionales, pero parece que esto no le interesa ni a los fabricantes, ni a las autoridades, y paradójicamente tampoco a los propios «consumidores», que no exigen a los medios de comunicación esta información.
Y la sencilla explicación de que aparte de todo lo dicho -básicamente cierto- hay mucha información que no se publica para que no sea copiada?
Si yo fuera el máximo responsable de una marca, desde luego no le iba a dar -mas- facilidades a los coreanos.
@31 Pragmatico: Yo tambien conservo un par de manuales de usuario.., el de un Lada Niva ( de los primeros, de 4 marchas) y de un Fiat Uno, y aunque en el del Fiat aparecen muchas cosas que en teoria puede hacer el usuario, el del Niva es parecido al que comenta del 600; reglaje de encendido, de valvulas, carburador, engrase, etc..; incluso la dotacion de herremientas incluye lo necesario para hacer practicamente todo uno mismo..
Volviendo otra vez al tema, creo que se me quedo en el tintero el decir que, no siempre una prueba con una gran aportacion de datos tecnicos es mejor que otra que aporte menos; bien esta que se haga, pero no es imprescindible.
A veces prefiero que el periodista elabore algo personal y al alcance de cualquiera, sea o no entendido, y no tirar siempre de topicos y frases hechas..
El decir.., » he probado el coche x y me ha transmitido esto y lo otro, y creo que es mejorable en aquello y lo otro, etc.., sin entrar en demasiados tecnicismos.
Y sobretodo, el crear una complicidad o conexion con el lector, aun guardando unas ciertas distancias.
Como ya he comentado alguna vez, uno de los grandes periodistas del motor que ha tenido la prensa de este pais ha sido Dennis Noyes; el que ha tenido la ocasion de leer algo suyo, vera que, a poco que sea uno aficionado, sus escritos «enganchan».
Y ya no solo hablando de motos, porque en sus pruebas no era raro que se fuera por las ramas, hablando de su pueblo natal por ejemplo, en Illinois, o de mil cosas mas, que poco o nada tenian que ver con las motos; historias que luego plasmaria en sus «Cinta Americana», y que recientemente han dado lugar a un libro con el mismo nombre, muy recomendable por cierto.
Esa complicidad es la que engancha al lector y que aporta un pacto no escrito de fidelidad entre este y el periodista.
Pues si no le interesa a los consumidores, ¿para qué?
Pero información sobre consumo real… la tiene en spritmonitor.
Información sobre averías típicas… la tiene en multiples foros de motor (forocoches, coches.net, etc.).
Información sobre accesorios de terceros, los tiene en foros específicos (¿quiere unas taloneras distintas a las de la marca en su Mitsubishi ASX? consulte el foro de este coche, y le dirán cómo pedirlas al mercado americano (allí ese coche se llama Montero Sport), o pedirla a una web china.
¿quiere información sobre cómo va el infotainment? Pregunte en cualquier foro, y le responderán varios usuarios.
Incluso si quiere las curvas de potencia que pide… pregunte en dichos foros (españoles y europeos) y le darán alguna dirección a la web de un tío que una vez hizo una prueba y la colgó, etc.
¿Quiere info sobre contaminación real? Pregunte de nuevo en foros. (españoles y europeos), y si ese coche ha sido probado por una entidad ambiental, etc., le darán la dirección de una web en la que dicen que ese coche en tal ciclo o tal otro emite por encima, etc.
La información está. De sobras (de hecho, probablemente padecemos «infoxicación»), pero hay que saber buscarla. Tampoco es que haya que saber demasiado… sólo hay que preguntar en el sitio indicado.
Interesante la reflexión de emprendeitor.
Las redes sociales desplazando al periodista como intermediario entre los hechos y el lector.
Algo que no es exclusivo del periodismo del motor.
Y, sin embargo, mi impresión es que, con el bajísimo nivel crítico de la ciudadanía respecto a tanta información, no siempre fiable ni de buena calidad, es más necesaria que nunca la figura de un intermediario fiable e independiente que a) recopile información de fuentes fiables (entre otras, las propias empresas) b) sea capaz de analizarla con rigor y 3) pueda difundirla con independencia, rigor y amenidad.
O, lo que es lo mismo, que nos diga no sólo cómo van un coche y sus accesorios, sino también, según pasa el tiempo, nos ofrezca datos rigurosos sobre fiabilidades, enfermedades de juventud, averías más frecuentes -y no vale eso de fallos descubiertos en la ITV o en garantía; no es lo mismo una lámpara defectuosa o un fallo recurrente en un chivato del salpicadero que un problema endémico con el turbo o con la culata- o los fallos de sistemas innovadores (pongamos pantallas táctiles). Datos que las marcas conocen perfectamente, por cierto.
A propósito: la página aparece «rara», con una apariencia y configuración distintas, con una calculadora y no con las curvas enlazadas habituales en el encabezamiento,..
Hace muchos años que la formación y la cultura, en el sentido que hacen a una persona más libre, más crítica y con más capacidad de tomar decisiones, han dejado de ser percibidas como valiosas.
La formación se concibe como una especie de carrera de obstáculos donde se consiguen títulos y cuya utilidad única es la de encontrar, al final de dicha carrera de obstáculos, un trabajo.
Lo que se dice reflexionar, profundizar, razonar o disfrutar debatiendo pues como que no. Y sólo hace faltar ver la TV (si hay estómago para ello): hemos pasado de ver ‘El Hombre y la Tierra’, ‘La Clave’, ‘Cosmos’, ‘La Segunda Oportunidad’, etc., que eran programas ‘con sustancia’ dirigidos por profesionales de peso, a conformarnos con tonterías varias.
Me ha hecho recordar Vd. las pruebas de Alan Cathcarth publicadas en Motociclismo durante los 80-90. Esa conexión con el lector que -no sé por qué- ciertos periodistas anglosajones han sabido cultivar mejor que aquí (salvo honrosas excepciones).
Bueno.. la clave, cosmos, etc… y en la misma época, el 1,2,3 (a la misma hora que la Clave, que la daban por la 2, o como se decía antes, por «el UHF»), el show de Benny Hill, las pelis de golpes y porrazos de Bud Spencer, las de Esteso y Pajares (grande «los bingueros»).
Un poquito después, goles son amores, las chicas tuttifruti, las cacao-maravillao, el «qué me dices!», y un largo etc.
Todos los programas y películas que yo indico tenían muchísima más audiencia que los que ha indicado usted.
Salvo «el hombre y la tierra». Ese era un programa absolutamente magistral, que era a la vez instructivo y tremendamente entretenido. Un absoluto hito. Un programa que, 40 años después, sigue estando entre los mejores programas que uno puede ver sobre animales en general, y desde luego, el mejor sobre fauna ibérica.
40 años. Y no ha sido igualado en España… y permanece a un nivel altísimo comparado con cualquier programa de todo el mundo.
Tengo la impresión, aun constituyendo todos programas de entretenimiento, de que entre First Date, Sálvame de Luxe o Gandía Shore y el 1,2,3 hay cierta distancia.
Las tuttifrutti son el bodrio antecessor de toda la basura actual.
La misma distancia que puede existir entre Ana Pastor o Évole, que pasan por grandes entrevistadores, y Soler Serrano. Claro que también es cuestión de invitados.
Pero al final estamos en lo mismo. En realidad, don Arturo es el Félix Rodríguez de la Fuente o el de la Quadra Salcedo del motor. Cumplían o cumplen con su misión de trasladar la realidad al lector/oyente/telespectador con rigor (con permiso de Slayer) fiabilidad y amenidad.
Hoy, internet permite casi a cualquiera probar un coche. Y no digamos comentar supuestas impresiones en un foro. Pero el lector no suele tener herramientas para cribar esa información. Es ahí donde, creo, debería entrar el nuevo periodista. En el análisis sosegado más que en la información.
@Elisa
Como todos sabemos «la información es poder», y a los «poderosos» no les interesa que se emitan en abierto esos programas divulgativos o científicos, ni que se publiquen al detalle todas las estadísticas existentes de muchos ámbitos de nuestro mundo y de nuestra vida cotidiana (ya sea local, nacional, continental, mundial).
La «información» es el conjunto de datos objetivos y estructurados lógicamente, que permiten llegar a juicios y conclusiones veraces, necesarias tanto para una correcta «formación» intelectual personal, como para poder tomar decisiones responsables en la vida.
Los medios de comunicación actuales, salvo en contadas excepciones, no tienen como misión «informar» o recopilar datos objetivos y estructurarlos lógicamente para «formar» a la población, sino simplemente «entretener» a una población adocenada, para venderles los productos y servicios que anuncian.
Y para ello, basta con recopilar datos aislados, subjetivos, y ofrecerlos de forma desestructurada, para impedir que quienes los lean, vean o escuchen, puedan disponer de un criterio claro y argumentado, tanto para hablar de temas de actualidad, como de la calidad y coste económico y medioambiental de los productos y servicios que consumen (y que se anuncian en dicho medios), de modo que sus decisiones de compra sean lo más irracionales y subjetivas posibles.
Cierto!
Bueno, lo del rigor lo dejamos para otro momento, si acaso…
Lo habéis dicho casi todo. Arturo de Andrés era (y el que tuvo retuvo) un probador genial hace más de 40 años y no le dolían prendas al decir lo bueno y lo malo de un 127, un R12 o un Talbot 150… Y para mí sus «Bancos de Pruebas» eran materia para dar pávulo a mi imaginación durante días: me calculaba la caída de vueltas al pasar de tercera a cuarta a régimen de potencia máxima, o el porcentaje de la segunda sobre la tercera para ver si cambiando a régimen de pot. máx. caía por debajo o por encima del de par máximo, imaginaba cómo subiría la relación de compresión de mi 600 poniendo pistones de 64mm… Y hoy, con los datos de las mismas revistas, pues me puedo imaginar cuátos miles de euros me podría gastar poniendo opciones, o si el «CO2 homologado» conlleva tal o cual impuesto de matriculación, o si la pantalla táctil es de X o Y pulgadas y me muestra los contenidos del smartphone… que no tengo. O sea que ya nada me hace soñar… salvo la colección de Autopista, Automecánica, L’Auto-Journal, Le Moniteur Automobile, L’Automobile Magazine, etc que tengo completa(s) desde mil novecientos sesenta y pico.
Que sí, que algunos somos numantinos, últimos mohicanos o románticos, qué le vamos a hacer.
Aunque no son prensa «profesional» u «oficial», si no buenos aficionados probando coches prestados por amigos o conocidos, para mi son un ejemplo de buen hacer a la hora de transmitir como se comporta un coche, con un estilo llano y al alcance de alguien incluso poco entendido..
Para muestra, un boton; su ultima entrada..
http://www.fuelwasters.com/2016/06/prueba-porsche-911-turbo-996.html
Totalmente de acuerdo con d. Arturo, pero también con Emprendeitor. Al final seremos un 10% (si llega) los «quemados» del automóvil, y el 90 restante lo ve como un electrodoméstico más.
Aunque no venga mucho a cuento, pero algo creo que sí, el otro día cogí un par de horas un 205 diesel, del 92 creo, sin dirección asistida, no sé si llegaba a los 60 CV y con muchos km en el odómetro. Pues nada más recorrer unos metros con ese coche sentí que hay algo que se ha perdido en los coches actuales: quizá la dirección sin asistencia unida a unos neumáticos casi de juguete da para mucho, o un peso ridículo en relación a lo que tenemos hoy en día, también.
Como dice don Arturo, cualquier tiempo pasado fue mejor.
La profesionalidad también evoluciona. Pero está de alguna forma cada vez más condicionada. Me explico: si en un catálogo de una marca indica que el consumo de un vehículo es x y le preguntas al vendedor si es cierto y te dice que quizás consuma medio litro más…como puedes confiar en ese catálogo y en ese profesional?
Y pasan los años y no se confía en los libros. Se confía en amigos y familiares que se compran un coche y te informan. Pero cada vez se confía menos en profesionales…y no digo que sean culpables, porque sufren las consecuencias de directivos agresivos, que no les importa los profesionales, porque aquellos son simplemente transmisores de órdenes de los que realmente mandan…
Y los profesionales se ven manipulados y no valorados…y eso trae consecuencias….
Sobre todo si un buen profesional ve como es dirigido por un incompetente que no sabe dirigir, ni solucionar problemas….
Pero esto ocurre en muchos sectores…como nos vamos a comparar a los japoneses? A los noruegos? A los alemanes?
Tiene que haber un cambio de política para que Prime lo profesional y no están por la labor…
No quiero generalizar, porque seguro que hay excepciones…pocas….
#49. Eso que a Ud. le preocupa no solo pasa en España, pasa en todo el orbe capitalista.
O, acaso, no recuerda el dieselgate?
Por no hablar de cosas más terribles, an las que asesinan o inventan crímenes para así poder bombardear impunemente.
Uff, lo de las guerras viene desde los orígenes de los tiempos…que películas se montan..
Si, por desgracia elegimos la rama troglodita y no la paniscus, y no queremos apearnos de la burra, o no nos dejan.