El debate económico de los últimos años se centra en un único punto: encontrar la posición adecuada del acelerador mientras la economía derrapa.
Muchos economistas defienden que es imprescindible acelerar más, gastar más, para ganar velocidad, generar más empleos, recaudar más impuestos y para pagar menos subsidios por desempleo.
En un coche de tracción posterior, cuando se acelera en pleno derrape en una curva, hay que dosificar muy bien el acelerador. A principios de los 90 leí por primera vez que, cuando derrapa un coche de tracción trasera, es conveniente pisar el embrague. Pisar el embrague significa dejar de acelerar del todo, administrar la inercia y volver a acelerar cuando la velocidad en derrapada ya es gobernable.
En este debate entre austeridad y gasto, yo defiendo la austeridad. No lo hago por defender los intereses de quienes pagan más impuestos. Lo hago, al contrario, porque creo que es lo mejor para los intereses de quienes tienen menos recursos.
Quienes propugnan que mediante mayor gasto público la economía crece, se genera empleo y ese empleo contribuye a la larga a mejorar el déficit público porque los empleados pagan impuestos, se dejan por el camino algunos factores imprescindibles. Premios nóbeles incluidos.
De lo primero que se olvidan es de que el dinero que gastamos tiene que emplearse en producir objetos o servicios con algún valor, con demanda real en algún lugar. Objetos o servicios por los que alguien esté dispuesto a pagar. Si nadie está dispuesto a pagar por lo que gastamos, si nadie está dispuesto a trabajar más para poder pagar aquello en lo que hemos gastado dinero, de nada sirve que lo gastemos, porque nadie lo comprará.
Y todos los bienes y servicios producidos por el trabajo, nos guste o no, sólo tienen valor si alguien los compra.
De nada sirve que el Estado pague el sueldo a dos personas diferentes, una de las cuales se dedica a cavar una zanja y la otra a tapar la zanja que hace la primera. Las dos trabajan, el estado genera empleo, las dos pagan impuestos, las dos cotizan a la seguridad social y las dos empobrecen al país.
Gastar más puede ser bueno. La cuestión no es la cantidad, sino la calidad. No sirve de nada gastar por gastar. Al contrario. Empobrece. El Estado, como cualquier empresa, tiene que saber en qué gasta, en qué invierte, en qué campos de actuación puede ofrecer valor. En qué tiene que trabajar para que haya demanda de ese servicio.
Los aeropuertos españoles estos que tanto se critican ahora por todos son un gasto que no genera crecimiento. Durante unos años, esa actividad inútil, aparece como crecimiento, pero pocos años después, ese crecimiento deja de sumar y lo único que queda es deuda. No lo llamen crecimiento, porque no lo es.
Claro que el Estado español tiene que invertir y gastar dinero. Puede gastarlo en policía, en educación, en la limpieza de las calles, en sanidad, en la limpieza de bosques. Todos estamos dispuestos a pagar para que las calles estén limpias, para que nos cure el médico, para que haya seguridad en las calles y para que no haya incendios.
Lo que sucede es que tenemos que gastar lo menos posible para que las calles estén limpias. Eso no significa pagar mal. Al contrario. Tenemos que pagar los suficientemente bien como para que quien haga el trabajo lo haga con ganas y se esfuerce, para que las calles estén impecables. Y, sobre todo, tenemos que dejar de ensuciarlas, para que haya menos personas contratadas para limpiarlas. La riqueza no la da pagar sueldos de las personas que limpian, sino que las calles estén limpias.
Quienes defienden que el Estado debe gastar más sostienen también que los ricos deben pagar más impuestos, un porcentaje mayor de sus rentas que los menos ricos. Me parece razonable que los ricos paguen mayor porcentaje, si bien es difícil determinar cuánto debe ser ese más. Pero, independientemente de cuántos puntos haya de diferencia, quien paga impuestos tiene que percibir el valor de pagarlos.
Los países, como las empresas, como los ciudadanos, se pueden endeudar en determinados momentos para realizar inversiones convenientes para su generación de recursos. Los Estados pueden endeudarse para realizar infraestructuras que les permitan ser más competitivos en el futuro y generar riqueza que permita pagar los intereses de esa deuda. También pueden endeudarse para contratar a más barrenderos, si es necesario, porque la limpieza de las calles puede ser una inversión de futuro.
Lo que perjudica a todos es que el Estado se endeude para que uno ensucie y otro limpie. Que gaste más sin saber en qué gastarlo. Incrementar el gasto sin producir valor empobrece. Aunque se pague con los impuestos de los ricos. Y quien resulta más perjudicado por ese empobrecimiento no son los ricos, sino los pobres.
Cuanto más se empobrece un Estado, quienes peor lo pasan son los que menos recursos tienen. Por este motivo, aunque fueran solo los más ricos quienes pagaran todos los impuestos, el Estado no debe malgastar. En beneficio de todos.
No pienso que quienes menos tienen vayan a poder vivir como ricos con un Estado austero. Nada de eso.
De lo que sí estoy convencido es de que a largo plazo vivirán mejor con un Estado austero que con un Estado que malgasta.
La dificultad estriba en medir qué significa malgasto y qué significa aprovechamiento de los recursos. ¿Cuánto más estamos dispuestos a trabajar los ciudadanos para pagar los subsidios de quienes no tienen trabajo o las pensiones? ¿Qué valor le damos a esas prestaciones y cuánto estimulan nuestro trabajo? Es muy difícil de medir.
De lo que sí estoy seguro es de que sucede lo mismo que en los coches: es mejor quedarse corto y perder alguna de capacidad de crecimiento, que pasarse con el acelerador y perder el control.
La cuestión básica está en la diferencia entre gastar/malgastar (cambiar baldosas, tipo plan E) e invertir (y no precisamente en aeropuertos que nadie porque son realmente innecesarios, si no en infraestructuras que realmente creen valor, de las que se espere obtener algo a cambio. en definitiva, que sean rentables).
Muy comprometida su frase sr. Moltó, ‘Quien paga los impuestos tiene que percibir el valor de pagarlo’. La propia definición de impuesto dice que son un recurso público sin contraprestación mensurable o proporcionada (Perdónenme la la tontería, estoy de exámenes, uno de ellos es de Contabilida Pública y me ha chirriado un poco leer eso). Otra cosa bien diferente son las tasas o precios públicos, en los que el precio pagado si se asemeja más o menos al valor recibido.
Y en cuento a los subsidios por desempleo pues pasa que, como se ha comentado en este blog, se tiene la creencia de que es un hucha a la que tenemos derecho (igual que con la indemnización por despido) y que se ve más como una recompensa por los servicios prestados que como lo que verdaderamente es, una ayuda para salir del bache y aguantar hasta que se encuentre otro empleo.
Después de la Segunda Guerra Mundial, en EE.UU. muchos economistas pronosticaron que el recorte brutal de gastos por parte del gobierno conduciría a una nueva recesión. Ocurrió todo lo contrario. Curiosamente, cuanto menos interviene el gobierno, mejor para la economía.
El tema no es que el coche esté derrapando, es que se ha salido en un curva, ha pasado la escapatoria y se ha empotrado contra los neumáticos que protegen a los espectadores… El coche esta envuelto en un humo negro que no deja ver si el piloto esta en condiciones y para colmo nadie quiere pagar los derechos para transmitir la F1 por la TV… En pro del espectáculo (económico) desconectamos todas las ayudas de la conducción y…
Algo parecido le paso a usted Sr. Molto cuando probo el P.GTS… «No me cambien las ruedas que no pasa nada, he conducido carritos de super en zonas heladas…» Y zas, a por Amapolas… (Salvando las distancias, que usted no lo hizo por vanidad sino por austeridad)
#2, es curioso, las medidas de menos control del gobierno en la economía en USA es uno de los motivos de la actual crisis, o es usted de esos que cree que la economía se ‘autorregula’ ella solita?
Y como ha dicho #1, el problema de lo que usted dice, Sr Molto, es que ‘gastar mas’ no es sinónimo de malgastar.
El dinero tiene que estar en el bolsillo del ciudadano. Un Estado es proveedor de servicios elementales y debe proporcionar defensa, seguridad, limpieza, resolución de controversias entre particulares, un marco normativo suficiente y una mínima cobertura sanitaria y asistencial. Para eso hicimos el contrato social.
Con el tiempo los Estados ha tomado un derrotero de convertirse en proveedores de otras muchas cosas demostrando una incompetencia derivada de la ausencia de competencia al no concurrir en el mercado con otros proveedores de servicios y por eso lo hacen a un precio incosteable.
Es mejor que dejen de hacerlo, que ese dinero retorne al bolsillo del ciudadano, y que éste contrate lo que le parezca oportuno en el mercado al que no puede concurrir porque el Estado le retiene una ingente cantidad de dinero para asumir competencias que presta deficientemente.
El siglo XX, siglo de las protecciones, trajo consigo un modelo de Estado en el que el punto de partida era la minoría de edad de los ciudadanos, su incompetencia para gestionar los aspectos más elementales de su vida y le sustrajo la capacidad de gestionar una buena parte de los recursos que generaba. Así, el Estado ha sido el gran ladrón.
No es que haya que bajar los impuestos. Es que hay que recuperar la soberanía perdida y retomar del Estado lo que nos sustrajo.
Somos adultos.
JM
Estoy de acuerdo con el señor Moltó, al final es tan sencillo como nuestra propía economía familiar, no podemos gastar lo que no tenemos, y si nos endeudamos siempre será con sentido común o en algo que nos pueda dar valor añadido, el que el estado vuelva a gastar por gastar me recuerda al penoso plan E, quitar unas baldosas, poner otras, y cuando se acaba el ciclo tenemos mas y mas paro, mucho se habla del cambio de modelo económico de las ayudas a emprendedores, pero en la práctica nada de nada, lo digo con pleno conocimiento de causa: me quedé en el paro en el pasado mes de Octubre y todavía sigo chocándome contra muchas cosas para poder montar mi propia empresa.
Sr, Molto.
Hay un momento del video, ese que pasará a la historia, mientras conduce el Panamera, en el que Vd. va diciendo lo que se debería hacer pero se muestra incapaz de hacerlo.
Tras justificar cada barrabasada con varios comentarios, termina por decir que una cosa es decir (teoría) y otra es hacerlo.
Resulta una vez más paradigmático.
La expresión «qué facil es hablar» ha salido en mis comentarios varias veces ya. La utilizo con frecuencia.
Suelo decir que envidio al señor Llamazares ( el de IU), porque puede decir lo que quiera.
Es médico pero no ejerce y jamás gobernará en sitio alguno.
Así que se sube al atril y dice tantas sandeces como se le vienen a la boca. No se si él es consciente o no pero como nunca se podrá comprobar pues da igual.
Ayer escuche un intervención de Dña. Leire Pajín, a la sazón insigne intelectual.
Y despues a D. Alfredo Perez Rubalcaba.
Me tuve que frotar los ojos ante lo que decían.
Nadie les ha puesto en el gobierno?. Pues por lo que decían conocen la solución.
Adelantemos las elecciones para que gobiernen.
JoseCa90_Drives Dynamics,
¿No le parece que la definición de «Impuesto» que usted menciona ha caducado? Es una definición ingobernable. ¿Cómo va a ser sin contraprestación mensurable o proporcionada? Esa definición es un disparate (con todo mi respeto para el profesor que la sostenga a estas alturas) ¿No se lo parece a usted?
Los impuestos no son un «ente» inmutable. Los impuestos sólo pueden ser lo que los ciudadanos queremos que sean. Por eso somos una sociedad que decide sus principios rectores.
Cuando yo digo que quien paga los impuestos tiene que percibir el valor de pagarlos estoy dando una opinión. Eso está claro. Una opinión que mantengo frente a quien defienda que no se puede exigir mesura y proporcionalidad. No me parece nada atrevido mantenerla. Lo atrevido me parece lo contrario.
Recuperar la capacidad de crédito para empresas, pymes y autónomos para que desempolven proyectos guardados en el cajón.
Simplificar la burocracia administrativa para facilitar la apertura de nuevas empresas.
Incentivar y abaratar la contratación, nunca el despido.
Luchar contra la lacra del fraude fiscal, que es galopante.
Incentivar con facilidades fiscales la inversión en I+D en España.
Luchar contra la corrupción de los políticos, con un endurecimiento de las penas.
Instaurar la incentivación de la eficiencia laboral en los funcionarios, incorporando tramos de sueldo sometidos a consecución de objetivos de eficiencia.
Priorizando la búsqueda de austeridad buscando el ahorro y el recorte en sueldos de políticos, eliminación de sueldos vitalicios todos los que se puedan, eliminación de duplicidades administrativas (diputaciones) antes que el recorte en servicios sociales, teniendo que recortar en éstos si también fuera necesario.
En mi humilde entender, ésta es la receta para levantar nuestra economía.
No sé de economía, sé que pago impuestos, sé que pago una cantidad nada despreciable de impuestos, sé que junto a mi casa tengo un colegio público con aulas prefabricadas, sé que los funcionarios con los que trato (y son muchos) rinden habitualmente muy poco, otros que tramitan ayudas a gente que no produce nada ni tiene intención alguna de hacerlo, gente que percibe ayudas y luego trabaja de estranjis. Sé que al funcionario que trabaja no se le estimula y al que trabaja en cantidad y calidad no se le premia.
Sé que un autónomo paga 250 euros al mes aunque no gane un duro, mientras que un parado cobra una ayuda familiar de unos 400 euros.
Sé que socialmente está mal visto hablar de estas cosas, me importa un pimiento. Intuyo que mis hijas, que ahora tienen menos de tres años vivirán fuera de este país, yo haré lo posible para que puedan competir con los que viven en paises en los que la mentalidad es diferente, ellas tendrán que poner su esfuerzo y obtendrán su premio, pero no en este lugar de vagocracia, de peloteocracia, de llorar y mamar.
Gastar y gastar, tirar y tirar. Estado onmipresente, omnipotente, omniderrochador, omniamamantador.
Se que este comentario es un churro visceral. No debería darle a «Enviar el Comentario», pero lo hago. Eso sí, no alcanzo a saber porqué.
Lo de recuperar el crédito, por favor que alguien me lo explique.
Si no puedo devolver el préstamo.
Me endeudo a sabiendas de que no podré pagarlo?
Esto es lo que se ha hecho hasta ahora, los primeros los gobernantes.
Pero si esto es la solución…
He comentado en otras ocasiones lo que para mi es la desverguenza.
D. Rodrigo Rato al frente de una entidad (más bien un ente), que a mi juicio tiene los meses contados, que es un engaño con puertas y que ha salido adelante hasta ahora con maniobras que envidiaría el mejor tahur.
Pues dice haber dado beneficios.
Así que cobra 2 milloncitos y pico de euros más gastos.
Cotiza en el IBEX, con dos cojones.
Aplaudan señores y háganlo con fuerza.
Sr. Moltó creo que ha malinterpretado mis palabras. No era una crítica hacía usted ni hacía lo que expone en su artículo, con el que estoy bastante de acuerdo.
No es una definición antigua de impuesto, es un concepto legal que aparece tal cual en el Plan General de Contabilidad Pública de 2010. Quizás esté algo desfasado, pero desgraciadamente la realidad no dista mucho de este concepto.
Los recursos conseguidos por vía impositiva tienen numerosos fines (ya que las administraciones públicas en general intentan abarcar demasiado) y son varios entes públicos los que los recaudan y/o gestionan, desde la Administración Central o estatal hasta las CC.AA, ayuntamientos y diputaciones (duplicidades de servicios incluidas). Esta maraña burocrática complica mucho la gestión eficiente de los recursos públicos.
La mejor manera de gestionar los recursos es hacerlo de la forma más directa posible. Teóricamente, y en la práctica parece ser que también, el dinero que recauda la DGT proveniente de sanciones se destina íntegramente a seguridad vial. Este no es el mejor ejemplo para todos porque el afán recaudatorio de este organismo es evidente (espero que cambie la cosa ahora que la sustitución de Pere Navarro) pero sirve para ilustrar mi idea.
La austeridad económica no es sinónimo de «no gasto», las políticas expansivas no son sinónimo de «derroche», la posición del acelerador en un derrape no es buena ni mala, depende del derrape…
Cada cosa a su tiempo, la austeridad es imprescindible a su debido momento, y el gasto es imprescindible a su tiempo, hoy es el momento de gasto, hace 10 años era momento de austeridad como dicen ustedes como en una familia.
El problema es que la familia Española tiene los tiempos cambiados, cuando hay, compramos Mercedes y cuando no hay no compramos. ¿No es mas razonable comprar siempre Seat? Acaso no es más racional cuando gano 1500€ guardar 500€ y cuando gano 500€ gastar 1000€. (Economía básica familiar).
Entonces hay que ser austeros cuando todo son vino y rosas, para poder gastar cuando vienen mal dadas, el problema es que cuando las vacas están gordas no dejamos ni los huesos.
La austeridad ahora no toca (Grecia es un claro ejemplo) ahora toca gasto.
Pero como usted bien dice Paul Krugman se equivoca.
JoseCa90_Drives Dynamics, no lo había interpretado como una crítica hacia mí. No me ha molestado nada su comentario. al contrario. Me permite aprender cosas que no sé, porque no me leo las leyes ni los planes generales de contabilidad, salvo excepciones.
Que el Plan general de contabilidad ponga eso no es más que reflejo de la poca eficiencia de nuestros legisladores. Estoy seguro de que sa concepción de los impuestos es una concepción desfasada que no concuerda ni con la realidad ni con la voluntad de quienes los pagamos.
Yo opino que tenemos que cambiar esa definición de impuestos, tan nociva para tener una buena gestión. Es mi opinión.
Yo le agradezco mucho que me cuente lo que que dice el Plan General de Contabilidad sobre los impuestos. Lo único que hago es lo de siempre: una lectura crítica a lo que está escrito. Que la ley diga eso significa que tenemos que analizarlo y decidir si queremos que la ley diga eso. Nada más.
Muchas gracias
avusrg, no estamos de acuerdo. No entiendo eso de que toca gasto como principio. Tocará gasto si sabemos en qué gastarlo de forma eficiente para no endeudarnos sin contrapartidas ¿no?
Post largo, quería tener un rato para leerlo bien.
Coincidimos en el fondo del asunto y en algunas conclusiones, pero no en la argumentación. Por ejemplo, afirma que:
» el dinero que gastamos tiene que emplearse en producir objetos o servicios con algún valor, con demanda real en algún lugar»
No puedo estar de acuerdo con esta afirmación porque si hay una demanda real, debería ser el sector privado y no el público quien invirtiera para explotar la oportunidad. El sector público debe llevar a cabo iniciativas cuya rentabilidad no está clara a corto plazo, pero beneficia a la sociedad. En el famoso caso de los aeropuertos, se pretende que las zonas geográficas donde se abren evolucionen gracias a una mayor red de comunicación.
Falló la previsión de coste beneficio y falló porque se pagó con una deuda que ahora asfixia el país.
Más adelanta dice que «quien paga impuestos tiene que percibir el valor de pagarlos» Tampoco estoy de acuerdo porque los impuestos son una contribución solidaria a la sociedad y crecen exponencialmente conforme al crecimiento de la renta para que sean los que más tienen quienes se solidarizan con los que tienen menos. En ese contexto los que más tienen nunca podrán percibir el valor de pagarlos directamente a menos que valoren especialmente el valor de ayudar a un tercero.
Coincidimos en que el estado no debe endeudares tanto, aunque la deuda, bien utilizada, puede ser provechosa si ese dinero de la deuda se invierte inteligentemente. Ese provecho puede no ser económico y en ocasiones, eso significa que haya que invertir mucho para favorecer a una minoría.
¿Gastaría dinero en asfaltar muchos kilómetros para comunicar un pueblo incomunicado? Seguramente sí, aunque no tuviera muchos habitantes, pero se mostraría usted reacio a crear una gran autopista acompañada de una línea ferroviaria. ¿Por qué? Porque llega un punto en el que termina el «servicio público», termina «lo que es razonable» y entramos en lo que consideramos un lujo o un derroche.
En el ejemplo que ponía del pueblo ¿Qué tipo de vía sería adecuada para ese pueblo? ¿Tal vez una carretera sin arcén? Tenemos claro que una autovía parece excesiva, pero las carreteras sin arcén son muy estrechas y pueden ser peligrosas, ¿Sería equilibrada una carretera con arcén? Posiblemente.
¿Y qué pasaría si por el hecho de construir una buena carretera con arcén que asciende por la ladera de una montaña a un pueblecito paradisíaco con unas extraordinarias vistas y a unos pocos minutos de la capital la población comenzara a desplazar su residencia principal allí? Pasaría que quedaría corta la carretera. ¿Se debería construir esa carretera o sería mejor que se construyera una autovía en previsión del crecimiento? Porque construir una carretera para, después, hacer una autovía parecería un despilfarro ¿Verdad? Entonces sería mejor construir una autovía directamente, cosa que al principio parecía un sinsentido para un pequeño pueblo.
A la vista de este caso ficticio ¿Es recomendable invertir y endeudarse para prestar ese servicio público para una minoría? Si nos atenemos a criterios de austeridad, no se debe hacer. Sólo se debería invertir si el número de habitantes supera un determinado valor, pero estamos condenando a los más pequeños al olvido por no ser rentables, cosa que no debería suceder en una sociedad y los ricos y los pobres deberían quejarse ya que unos pagan impuestos para que a los desfavorecidos no les falte nada y los otros sufren esas faltas.
Como mucho, se puede argumentar que los impuestos de hoy pagan las inversiones «solidarias» (me da vergüenza no ponerle comillas) de ayer y que no podrán hacerse más inversiones hasta que las deudas se hayan saldado al menos parcialmente.
Como le decía, llegamos a la misma conclusión: austeridad, sí, pero austeridad para recuperarse lo suficiente como para seguir siendo un sector público que garantice una sociedad igualitaria. Y no austeridad a cualquier precio: yo quiero una sanidad y una educación públicas y de calidad (por mucho que les duela a los acreedores) aunque ni haya ido a la escuela pública ni vaya a la sanidad pública ahora.
Y añadiría, austeridad, sí, pero también responsabilidad para los gestores.
Estoy de acuerdo con vd. en que el gasto por el gasto no es la solución, como ejemplo el fracaso del plan E, siempre que se habla de recursos públicos (en abstracto) tal y como dice el Sr. Paco Ros hay que buscar el equilibrio y la eficiencia en la inversión ¿que opinión le merecía un nuevo plan E? Pero en vez de levantar las aceras para volver a taparlas, las levantamos y tendemos redes de fibra óptica.
El problema es grave y es que la ley está anticuada y no se puede actuar en contra de las leyes.
Hay una solución: Cambiar la ley, adaptarla a los nuevos tiempos y necesidades pero parece ser que quienes tienen y pueden hacerlo no están muy por la labor.
Creo que avurg en parte tiene razón.
No se trata de gastar más o menos en épocas de bonanzas, sino de hacerlo de manera lógica y eficiente, sin derroches.
Y los cambios (laborales, financieros, etc.) si se considera que hay que hacerlos, se deben hacer cuando el viento sopla a favor y no cuando la situación es tan crítica.
Sinceramente creo que ahora no es que ahora sea época de gastar, por qué de donde no hay no se puede sacar/gastar (sabiduría popular) pero lo que no se puede hacer es asfixiar a familias y empresas con subidas de impuestos, reducciones de renta disponible y sin posibilidad de crédito porque si no de esta no salimos.
Creo que está confundiendo «gasto público» con «despilfarro público». El gasto público es imprescindible para que todo funcione, pero claro, ahora que no tenemos dinero, hay que mirar más que nunca en qué se gasta ese dinero.
Veamos, que dijo un ciego, el argumentario:
1) le gusta la austeridad. OK
2) algún premio nobel se fumó clases básicas. Muy presuntuoso por su parte.
3) debo recibir lo que pago por mis impuestos. Este comentario merece rollo aparte.
4) el estado debe gastar. Obvio, o vivir con menos estado.
5) aumentar el gasto puede ser necesario. Discutible y discutido, keinesianos y austriacos no se ponen de acuerdo.
6) hay que gastar bien. Obvio.
7) es complicado cuadrar los puntos 4, 5 y 6. Obvio, nadie lo tiene claro.
Voy a suponer que cuando habla de austeridad, habla de deficit público y no meramente de tamaño del estado. La austeridad no es un fin en si mismo, como el nirvana. Es una herramienta y como todas, a usar cuando conviene.
EEUU no ha sido precisamente austero en los últimos años; parece que no le está dando malos resultados, a diferencia de la austera Europa, que se encamina a la recesión, forzada por Alemania. Que no ha sido austera cuando le ha convenido.
Rollo impuestos.
Si asumimos que cada uno paga impuestos segun sus rentas, resulta dificil que cada uno reciba el valor lo que aporta, al menos de manera inequivoca. Yo no he usado la justicia, muy poco la sanidad (hasta que fui padre), no he necesitado a la policia, los bomberos, el ejercito no me ha tenido que defender y sucesivamente.
Pero indirectamente veo el valor de que la policia encierre a los malos, los bomberos apaguen el fuego del vecino, la escuela pública forme medio ciudadanos o la sanidad cure a los portadores de la viruela.
A cada uno según su capacidad y a cada uno según su necesidad. Poca correlación habra entre la una y la otra. Podemos discutir los margenes pero no el fondo de la cuestión. El estado es asistencial, para eso se creo.
Los impuestos (según dice la teoría) sirven para redistribuir la riqueza (sirven por ejemplo para financiar becas, que a su vez, sirven para que la riqueza pueda distribuirse de manera más equitativa)
Por lo que es complicado que recibas lo que das.
Lo máximo que puedes esperar que hagan con tus impuestos, es que no los despilfarren y que se dediquen a algo que pueda serte de utilidad directa (como que reformen la carretera por la que pasas todos los días)
Lo mínimo a exigir sería que los impuestos financien el bien común y no el de los grupos interesados: cineastas, toreros, curas, empresarios, sindicatos, banqueros, politicos, sinvergüenzas de diverso pelaje, etc, etc, añadan quien les parezca bien.
Que además fueran eficientes, sería de traca.
No cuento con ello.
Este debate de impuestos me recuerda a aquel que nadie creía que el precio de la vivienda iba a bajar, que invertir en ladrillo era seguro,…. Y mis amigos se reían de mi cuando me enseñaban sus planos de su futura vivienda….. Pobres ilusos……
Ahora parece que surge otro episodio de idénticas similitudes: que si más impuestos, que si menos, que si gasta el Estado que si no, que si para aqui, que si para ya…..
Como en otros blogs comenté, la situación económica nefasta de España no se debe ni a EE.UU ni al más allá. Una idea socialista para quitarse el muerto de encima.
La crisis económica está creada por un endeudamiento excesivo de los ciudadanos en estos últimos años. Los ciudadanos están asfixiados y sus rentas no dan para más. No dan para consumir productos y servicios como lo hacían antes y eso provoca que la producción se estanque. Y al no haber producción no hay trabajo.
Bien, pero en una situación normal, y con un gobierno que no hubiera tirado la recaudación de todos los españoles por el suelo, podríamos haber tomado una serie de medidas como ayudar a las pymes y autónomos fiscalmente para contratar gente.
Pero el principal motivo por el que nadie se acuerda o repara el por qué Alemania crea empleo y España destruye como nunca empleo no es otro sino la excesiva inmigración que soporta España. Además, inmigración de baja cualificación. El gasto social y las remesas se disparan, creando una situación insostenible. Sólo a base de incrementar los impuestos a los ciudadanos se puede seguir flotando en este barco que irremediablemte se hunde sin solución.
La inmigración descontrolada lastra a todo un país.
Y lo grave de todo esto es que nadie lo ve.
O no lo quiere ver.
Luego, cuando a alguien se le encienda la bombilla, y se tomen las medidas oportunas, diremos todos que ya lo sabíamos.
Espero que se acuerden de un servidor.
Lo importante de todo este asunto es tener a gente de talento en los puestos correctos. España tiene un grave problema para conseguir que haya gente de talento en puestos clave, tanto en la política como en la empresa. Necesitamos a gente con capacidad y conocimientos liderando las estructuras principales del pais, gente capaz de llevar un proyecto a cabo.
Si la política es de contracción o de expansión es igual, lo importante es que se haga bien, que se tome la decisión sobre unos estudios correctos y que se pongan los controles adecuados. Nunca existe una única solución a un problema, lo importante es saber desarrollarlo para llegar a una solución.
Podemos ir a un estado mínimo o a un estado máximo, pero vayamos a donde vayamosm, hay que hacer bien el viaje.
Aunque mi ignorancia concreta en cuestiones de historia es casi absoluta, me permito recordarles que la historia de la humanidad, en trazos gruesos, es una historia de violencia desatada.
Una atribución fundamental y fundacional del Estado es, precisamente, la del monopolio de la violencia, que históricamente ha ejercido a su vez o con gran violencia sobre los pueblos o, como sucede en nuestro entorno, y por imperfecta que consideremos la democracia, con una violencia muy limitada.
Ahora bien, una condición para que la violencia necesaria (del Estado) para controlar la violencia de los individuos y grupos sea relativamente pequeña es que haya pocos que tengan muy poco que perder al ejercer violencia sobre otros (por ejemplo, para robar sus bienes).
Esto es lo que creo que ha conducido evolutivamente, en el orden de magnitud temporal del «tiempo histórico», a diversas formas de «Estado del bienestar», tales como las que conocemos en nuestro entorno.
El binomio seguridad+paz que procura el Estado democrático en ciertos países permite que las personas hagan planes a largo plazo, planes de inversión educativa prolongada, de crecimiento profesional y acumulación y consumo de bienes, de ahorro+inversión para la vejez y de consumo en la jubilación.
Que el Estado participe más o menos en la financiación de la inversión formativa o en la amortiguación de los eventuales atascos en la trayectoria (paro, enfermedad) o en los ingresos en la jubilación depende a la larga de la capacidad del sistema productivo para generar recursos vendiendo lo que produce.
Esto suscita muchas preguntas acerca de los efectos que pueda producir que el Estado gaste más o menos, justamente en relación con la capacidad del sistema productivo para generar recursos, y ahí se produce la gran bifurcación entre Keynesianos y liberales (en Europa) o entre liberales y conservadores (en USA).
Krugman, conspicuo representante de los primeros, nos aconseja gastar más, una política expansiva, y verdaderamente eso nos aliviaría ahora, atribulados por el paro y los recortes de todo tipo, pero omite el hecho de que no podemos: no tenemos dinero y no nos lo prestan a un precio asumible y la Sra. Merkel no nos deja, además, que aumentemos el déficit.
Nuestros liberales abominan del Estado, excepto como garante de los contratos y de la propiedad, augurando como consecuencia un futuro de prosperidad, pero omiten el hecho de que por ese camino muchos, en poco tiempo, no van a tener nada que perder y el Estado va a tener que volver a crecer, aunque sea para matarlos a tiros por las calles.
De manera que, los que estamos familiarizados con la lógica borrosa, rama de las matemáticas altamente recomendable, usada casi exclusivamente por ingenieros, tendemos a pensar que hay que gastar y no gastar.
Dirán que para este viaje no necesitábamos alforjas y a lo mejor tienen razón. Con todo, ya puestos a escribir sin parar, continúo un poco más, recordando a todos los que muy sensatamente se han referido a la idea de «gastar bien».
Esa idea vendría a expresar adecuadamente qué deba ser eso de gastar y no gastar. ¿Por qué los que gobiernan, sean quienes sean, terminan siempre por no aplicarla? ¿Están locos? No, lo que sucede es que cada más o menos cuatro años emerge un mercado que atraviesa la organización social: el mercado electoral.
¿Cómo produce efectos el mercado electoral? Incentiva el gasto público porque la promesa de «gastar más» es más rentable electoralmente que la de «gastar mejor», así que, aunque se hable de «gastar mejor», se da a entender que se puede y se debe «gastar más»; en tanto que la segunda promesa deja al votante en la incertidumbre de si le tocará a él, la primera parece garantizar que habrá para todos.
¿Qué pasa cuando, como es obvio, no puede haber para todos todo el tiempo? Los recursos se acaban y la demanda pendular tiende al polo de «no gastar», pues ya ha comprobado que «gastar mejor» es una formulación retórica.
De manera que nunca se encuentra el momento de gastar mejor o de centrar el análisis sobre si se gasta bien o mal, sino que se oscila entre el despilfarro dadivoso y la austeridad, como valores absolutos.
Formulación curiosa pero finalmente coherente.
Sólo se me ocurre: mardita democracia.
Por supuesto que un impuesto es un recurso público sin contraprestación mensurable o proporcionada. Entre otras cosas porque cada persona le dará un valor distinto a lo que el Estado haga con sus impuestos, básicamente por cuestión de proridades, o como se dice en la teoría, diferentes funciones de utilidad.
Yo pienso que el Estado malgasta los impuestos que yo pago. Con que haya una sola persona que tenga esa percepción, no se puede argumentar que cuando pagas impuestos recibes lo que das. Yo me conformo con que por lo menos el Estado no los malgaste, y la experiencia me ha demostrado que eso es mucho pedir (vease Plan E, vease papeleras de Madrid… y podría estar escribiendo cosas en las que creo que han malgastado mis impuestos durante toda la mañana).
El problema de fondo es la deuda impuesta por los bancos centrales en manos de entidades privadas. Hay que entender que hoy en día los políticos no son más que simples testaferros de la banca privada. Me hace gracia cuando algunos más arriba hablan de ausencia de controles y lo bien que se recupera EE.UU. cuando nunca ha estado peor. Una megaburocracia todopoderosa y corrupta donde todo se regula y controla (menos las finanzas, claro); donde hay no menos de 80 tipos de impuestos y se confisca la mitad del salario del americano medio a través del impuesto sobre la renta para pagar la deuda generada por la muy privada Reserva Federal luego sin reinvertirlo después en su provecho; donde no existe la propiedad privada en la práctica; donde se gasta más de un billón de dólares al año en el entramado militar; donde se deslocaliza la industria mediante tratados que constituyen alta traición lo que ha provocado la práctica desaparición de la clase media y el surgimiento de más de 45 millones de pobres, etc.
¿Qué decir de Europa? La existencia de aberraciones como el tratado de Maastricht demuestra una vez más la traición permanente de esta banda de confiscadores totalitarios, obligando a los Estados a empeñarse a alto interés con entidades privadas en lugar de recibir el dinero directamente del BCE en función del PIB y otras variables para evitar la hiperinflación. El que un zafio traidor como Zapatero, después de empeñarnos por tres generaciones, nos metiera más de 7 millones de inmigrantes (de los que cotizan apenas 2,5 millones), como dice #25, con la intención de cargarse la identidad cultural y facilitar la unión de una España dividida y devastada en su orden planetario dictatorial no es asunto baladí tampoco. Porque es sólo cuestión de tiempo que los agonizantes dólar americano y el euro se fundan en su moneda global. O nos salimos ahora o nos hundimos con el Titanic en el estanque de fuego y azufre.
Supongo que lo del nobel lo dice por Krugman (¿por qué no lo dice? ¿qué problema tiene en citarlo?), que está un día sí y uno también en El País diciendo que hay que aumentar el gasto y también insistiendo en que vamos a la ruina con la imposición germánica de la austeridad.
Que se debe de gastar en lo adecuado es algo de perogrullo. Es como decir a un tío que tiene que correr una carrera que corra siempre en dirección a la meta, no que corra hacia atrás. No creo que Krugman esté a favor de que se caven zanjas para que luego venga otro a taparlas.
Es justamente ahí a donde se jode la ecuación. El gasto debe de ir a partidas y a parcelas que permitan crear una base sólida y crecimiento consolidado a medio y largo plazo, no a tapar agujeros para mejorar tres puntos en las encuestas, que es a lo que se dedican los políticos. Al rédito y al cortoplacismo.
Estoy orgullosísimo de no haber votado en las últimas elecciones. Es una vergüenza que en España la mayoría del personal siga votando al PP, al PSOE, y que la alternativa nueva a los partidos tradicionales sea UPyD, un partido que además de ser más de lo mismo está artificialmente en volandas por el interés personal del director de un periódico sensacionalista.
Hacen falta políticos valientes, si se quiere suicidas. Porque ser intrépido en política es equivalente a que los que reclaman pan y circo te corten la cabeza en menos de una legislatura. Por eso es tan fácil, y al tiempo tan difícil.
Manoloster describe muy bien la mindundicracia que padecemos
Veo, veo, pais en quiebra.
El 14 de abril de sería una buena fecha.
El ejemplo de economías que no sufren tanto los atisbos del imperialismo capitalista es el Pricipado de Andorra. Una economía basada en el comercio y el turismo, a base de pymes y autónomos. Nada de grandes empresas subvencionadas. Productos libres de impuestos. ¿Cómo diablos lo hacen? No lo sé, pero el control de entrada de personas, productos y dinero es su gran arma.
¿Cómo lo hacen?
Convirtiéndose en un paraíso fiscal que deja pasar el dinero pero no la adquisición de derechos sobre el terreno. Así sólo compensa vivir en las montañas a quien tiene mucha pasta, que suelen ser pocos. Igualito que algún cantón suizo.
Pero hay gente que vende en las tiendas, hay trabajadores en las pistas y hay camareros y cocineros en los restaurantes. El tema es que hay un control exhaustivo de personas. Nadie se empadrona porque si.
Sí, es así. Pero es que hacer un control demográfico en Andorra o en Islandia es mucho más fácil que en la península. Sobre todo cuando le das una patada en el culo y cierras la puerta a quien te puede construir el futuro del país y se la abres de par en par a quien no sabe hacer la «o» con un canuto.
Felicidades, gobernantes, bancos y constructores, por haber hundido en la miseria a varias generaciones de este país. Como decía uno en el contestador de S. XXI, «me cago en mi padre».
Y no me extraña (aunque no lo comparta).
La generación de nuestros padres, en una gran mayoría, han pasado de empuñar una azada en el campo a los 8 años y pasar hambre a vivir en un chalé en las afueras a los 68. Es una generación prodigiosa e irrepetible en la historia.
El problema es que no se conformaron con el chalé adobado de 150 mts a 1 hora de atasco del centro… y ahí se rompió la saca.
En fin, cambiando de tercio, ya va siendo hora de que saquéis las fotos del esperado lavado de cara del 370Z, el 911 japonés, uno de los coches más interesantes que se pueden comprar hoy en día con cambio manual y diferencial autoblocante. Hace más de 24h que aparecen en otros lares. Le han incorporado LED’s diurnos, faltaría más, pero las llantas de 19″ Rays siguen siendo de tipo falsa turbina, desafortunadamente. Siempre quedan las Nismo en accesorio…
Sigo pensando que el problema de España sigue siendo el descontrol de gente y de las ayudas que recibe la gente por tocarse las narices. Mi abuela recibe una mísera pensión por mi abuelo que aportó a la Seguridad Social durante toda su vida. Sin embargo, viene un jamaicano a España con las manos en la cabeza (sin un clavel) y le dan ayudas de todo tipo, están cubiertas todas sus necesidades para toda la vida por ser del grupo de personas que no dispongan de ingresos procedentes de rentas de trabajo cuando su nivel mensual de recursos no alcance el importe de la Renta Básica para la Inclusión.
Lo mismo ocurre con la sanidad gratuita. Que vengan de Filandia a operarse es terrible.
Este sistema actual está mal montado y es injusto desde todos los ángulos que se mire.
Manoloster, por mucho que lo ponga en adobo, el ladrillo sigue incomible.
Mejor la longaniza.
La generación que se ha pasado ha sido la nuestra. Nuestros padres, precisamente por haber conocido tiempos peores (muchisimo peores), han sido mas precavidos.