Quizá sólo seamos un país de burbujas. Ahora existe la burbuja del emprendedor. La burbuja de la palabra emprendedor, de la fe en el emprendedor, de la bondad del emprendedor, de la mitificación del emprendedor. Emprender y emprendedor no se nos caen de la boca. Un poquito de tranquilidad. Parece que si uno es emprendedor se merece el cielo almidonado y que quien no emprende se merece la crisis, el escarnio público y la falta de empleo. Basta ya.
El primer disparate que oigo es que los emprendedores «creamos» puestos de trabajo. Esa afirmación es una falacia descomunal y la idea misma es muy perjudicial para toda la sociedad. La responsabilidad de crear puestos de trabajo recae en toda la sociedad por igual y en todos los trabajadores de cada empresa.
Para crear puestos de trabajo las empresas tienen que ser competitivas y para ser competitivas todos los trabajadores tienen que serlo en su función.
De hecho, todos los trabajadores tienen que ser emprendedores en el sentido tradicional del término. Emprender cada día, con sus capacidades, con asunción de sus limitaciones, como ocurre con todos los emprendedores que arriesgan capital. Cada día, cada uno, en su puesto de trabajo, emprende una empresa y debe buscar objetivos, asumir riesgos y tomar decisiones. Del resultado de esa suma de decisiones y riesgos diarios depende el empleo y el bienestar de toda la sociedad.
Últimamente todos tocamos el bombo con los emprendedores de internet, seguramente porque es más fácil acceder a ellos por la notoriedad del propio medio. Sin embargo, es tan importante para la sociedad que exista el emprendedor de internet como el emprendedor que monta la mercería de toda la vida, bien gestionada y eficiente para vender más barato y con buen margen.
Mitificar al empresario que crea una empresa que crece y genera puestos de trabajo no tiene justificación. Esa empresa crece porque tiene trabajadores que la hacen crecer. La responsabilidad es compartida. La responsabilidad es de todos por igual, del funcionario, del trabajador a sueldo, del emprendedor y del vecino del quinto.
Yo no me siento más orgulloso de haber montado una empresa que de mi trabajo anterior por cuenta ajena. Cuando trabajaba por cuenta ajena me esforzaba tanto como ahora y con mi trabajo generaba puestos de trabajo igual que ahora.
Hay muchísimos emprendedores que sólo emprenden si encuentran financiación ajena, que no arriesgan su propio capital. No se diferencian en nada de un gestor de cualquier empresa puesto por un accionista cualquiera. No son ni mejores ni peores que los emprendedores que arriesgan su capital, ni mejores ni peores que los trabajadores por cuenta ajena. Basta ya de mitificaciones. Quienes arriesgan su capital o su esfuerzo lo hacen porque les da la gana, porque les compensa, por el motivo que sea. Y son tan necesarios en la estructura productiva como quienes no arriesgan su capital.
Los emprendedores no podemos ser héroes. Tenemos que vivir en un entorno que nos permita arriesgar, equivocarte, que te permita financiar los errores y los aciertos y que no te venere. Porque cuando alguien te venera, terminas creyendo que hay algún motivo para esa veneración. Estoy harto de oír a los emprendedores, harto de oírme a mí mismo, incluso, harto de oír cómo presumimos, de cuánto hemos arriesgado de qué imprescindibles somos, de cuántos puestos de trabajo hemos creado. Paparruchas de mal pagador.
No señor. No hay nada de qué presumir. Hacemos lo que podemos, porque nos da la gana, lo mejor que sabemos, con errores y aciertos. Y quien ha arriesgado todo su capital lo hace porque le compensa. Y quien no lo arriesga, también lo hace porque le compensa.
Es perjudicial mitificar a los demás. Perjudicial para la sociedad en su conjunto. Los emprendedores, como los futbolistas, como los pilotos de fórmula uno y como el camarero que me pone el café por la mañana tan rico y a la temperatura perfecta tenemos habilidades y carencias. Lo único que cuenta, la única diferencia, es el esfuerzo por hacer tu trabajo lo mejor posible. Por estudiar y por esforzarte para hacerlo cada día mejor. Fundamentalmente, porque si haces mejor tu trabajo es más útil para el resto de la sociedad. Y lo que beneficia al resto de la sociedad le beneficia a uno mismo. Es decir, trabajar mejor por puro egoísmo.
Efectivamente y no !!!! (como siempre).
Rescato el concepto tan de moda en el «management» actual de «emprendedor interno».
Ahora rescataremos el concepto de emprendedor, le enfrentaremos al de «empresario», las diferentes variables y tipología/patología de los mismos. Le acusaremos un poquito de falsa modestia y veremos como cada uno de nosotros, los que tengamos algo de emprendedores, le rebatiremos algunas de sus afirmaciones… yo de momento voy pillando sitio con palomitas (sabor caramelo).
Antes los conocidos como autónomo defraudador y empresario tirano se denominan ahora héroes emprendedores. Seguro que ni tan malos eran antes ni desde luego tan héroes son ahora.
Pero con todo creo que hay algo de positivo en esa burbuja. La seguridad pasiva también fue una moda durante unos años en el mundo del motor y sirvió para que la gente se preocupase por ella.
Yo pienso en empresarios y trabajadores como conejos y zorros (que cada uno elija cual es cual, la analogía funciona igual). Si hay muchos conejos y pocos zorros, los conejos mueren de hambre porque no hay hierba. Pero los zorros tienen mucho que comer, así que se reproducen y hay más zorros. Con lo cual se reducen los conejos, lo cual provoca el efecto inverso.
Se trata de un equilibrio, y creo que ahora no hay equilibrio. Yo se lo digo a todos mis amigos que trabajan por cuenta ajena en grandes empresas: tú estás quemado porque hay veinte como tú dispuestos a trabajar ahí. Si tú te lo montas por tu cuenta, dejarás de estar quemado, tu empleado dejará de estar quemado, y la pelea ya sólo será entre 18. No hay zorro para tanto conejo (o no hay conejo para tanto zorro).
Hasta ahí la explicación zoológica de por qué creo que hacen falta más emprendedores. Pero ésta sirve para tener un bosque equilibrado, no para tener el mejor ecosistema del mundo. Porque aquí un 90% del empleo depende de PYMES y autónomos. Lo cual es genial, pero comentaban los señores de «nada es gratis» (no consigo encontrar el enlace al artículo por más que lo busco) que esto ocurre en España, Portugal, Grecia e Italia. Que el valor aportado por el trabajador es mayor cuanto mayor es la empresa. Lo cual para mí no es nada intuitivo, pero tiene sentido por las economías de escala.
Es decir, necesitar emprendedores parece un paso necesario, pero insuficiente. Si no consiguen crecer y convertirse en empresas grandes, no podremos compararnos con los grandes. Conclusión: tenemos una plaga de conejos y nos faltan zorros, pero los demás ahí fuera son leones.
Con esta salvedad zoológica, comparto por completo la manía por las modas heróicas.
Hola Javier, en España las palabras emprendedor y empresario se confunden con relativa facilidad. Para mi, emprender no es una acción puntual, es una forma de vida en la que la incertidumbre es tu compañera. En cambio, ser empresario sólo dura un periodo finito de tiempo.
Muchos emprendedores materializan su idea en una empresa y posteriormente la venden, para financiar posteriores aventuras.
Es interesante leer algo sobre el dilema del emprendedor «rey o rico».
Un saludo
Los años de socialismo han criminalizado a aquel que arriesga su capital, monta una empresa y emplea a otras personas. El intervencionismo socialista, la asimetría de las relaciones laborales inspirada en el carbón y el siglo XIX sigue considerando a quien da empleo como el enemigo a batir. Se le facilita la contratación, se le impide el despido.
Antes se llamaban empresarios.
Ahora, estamos tratando de reivindicar a quienes crean empleo. Por que sí, Moltó. Quien arriesga un capital y funda algo, es quien crea empleo. Su plática equilibrista de que todos somos iguales no se la cree usted ni borracho. ¿Quién firma el contrato de trabajo en km77?. ¿Usted?. ¿Quien paga el salario?. ¿La UGT?.
Sea serio, hombre.
JM
Estoy absolutamente de acuerdo, de la A a la Z.
Y hago un añadido a la situación criticada:
La fiebre emprendedora actual tiene mucho que ver con la autosubsistencia. Los países con mayor tasa de creación de empresas son estados como Perú o Vietman, donde la ausencia de una infraestructura empresarial y laboral fuerte empuja a la gente a emprender. Ojo, que no todo emprendimiento es indicador de progreso o bienestar social.
Pero se ha adornado todo el asunto del emprendimiento, especialmente el internetiano, con una suerte de verborrea y charlatanerismo que ayuda muy poco y desenfoca la realidad y la sustancia del debate. Se está creando cada vez más la figura del ganapremios y buscasubvenciones cuya finalidad es concursar, como las películas en los festivales, en lugar de generar un proyecto empresarial serio y perdurable.
Y lo dice alguien que está muy metido en el asunto del emprendimiento desde el año 2007.
Y que dejen ya de vender que que haya tantas Pymes es bueno, por favor. Que aquí tenemos el doble de talleres de reparación que Francia, tenemos el doble de periódicos y publicamos muchos más libros que Alemania, 10 veces más revistas, 8 millones más de bares, el cuádruple de palacios de congresos, y así un largo etcétera sector empresarial por sector empresarial. Y no somos ni más guapos, ni más listos, ni sobre todo más ricos.
PD: Vietnam, no Vietman.
Y por terminar con este mensaje fragmentario, aprovecho para decir otra cosa: dejen de ponernos en la tesitura de «qué haría Steve Jobs». Dejen de mentarme a Steve Jobs hasta para ir a defecar. ¿Se imaginan un Apple con 6000 Steve Jobs y 1 ingeniero? Una mierda empresa, seguro.
Emprendedor, eufemismo de: profesional con experiencia que se ha quedado en el paro y que ante la falta de expectativas de conseguir un empleo digno, se lía la manta a la cabeza y se monta por su cuenta.
Mientras empresas con beneficios no solo no generan empleo, sino que lo destruyen, el Estado anima a la gente a que arriesgue su escaso capital en inventar su propio empleo.
Biela Picada. Eso no es así siempre, no generalicemos tanto.
Pero en España sí se estila demasiado lo de: «Ahora que he aprendido cómo funciona esto monto mi fábrica de puertas al lado de la que trabajaba y vendo lo mismo un poco más barato». Y al cabo de ltiempo tenemos 5 fábricas de puertas fundadas por ex trabajadores de la primera, la segunda, etc que están a punto de quebrar por una política de precios suicida.
Así nos va.
También esta la moda del esclavista, ahora que puedo abrir mi negocio hasta los domingos no contrato personal extra para estos días y le obligo al sufrido operario a ir estos días y si no ya sabe a la calle
Pero de eso mejor no hablar ¿no?
@ 9 tiene Vd. toda la razón, pero también se estila demasiado el «aprieto a los empleados todo lo que puedo» y claro, el que es capaz de hacer lo mismo sin que su jefe le apriete de mas se monta por su cuenta y curiosamente en muchos casos (sobre todo en las Pyme que no necesitan excesivo capital) le dan la puntilla a la empresa de su ex-jefe que en muchos casos de gestión de empresa no tenía ni p. idea y que además se quedó con los empleados no válidos.
Y así nos va.
@ 9. Sí he generalizado, pero me temo que son muchos los que inician la aventura por necesidad y no porque tengan una idea original de negocio que aporte algo nuevo con respecto a la competencia. Y como Ud. mismo dice, ese no es el camino, al paso que vamos pronto nos convertiremos todos en los nuevos miserables.
Estoy de acuerdo con usted y con los comentarios anteriores. Este es un tema complejo, amplio y con muchas aristas, y da para un texto darlo. Como digo, existe mucho emprendimiento de subsistencia, que más que denotar una cultura empresarial, muestra desgarradamente la triste realidad de un país que va a la ruina.
Una cosa sí tiene buena la cultura emprendedora: desterrar esa práctica excesivamente extendida en ciertas zonas del territorio, en las que una persona se formaba con la única idea de mamar del estado con su plaza de funcionario. Es imposible que una región se desarrolle y crezca por si misma sin cultura emprendedora. Y hay zonas muy deficitarias en ese sentido.
Y cuento todo esto con conocimiento de causa: Voy ahora mismo por mi segundo emprendimiento, tras un primero de éxito con la empresa vendida a una mayor, y finalista en un concurso de emprendedores, lo que no me hace ni mucho menos perder un ápice de autocrítica, especialísimamente con los proyectos de internet, que es justamente donde la burbuja del emprendimiento está más hinchada de humo fabricado en cantidades industriales.
@9 Juan Fco. Calero “Ahora que he aprendido cómo funciona esto monto mi fábrica de puertas al lado de la que trabajaba y vendo lo mismo un poco más barato”
Algo parecido ya ocurrió hace tiempo cuando Shockley abandonó los Laboratorios Bell para fundar/montar su propio chiringuito, la Shockley Semiconductors Laboratory. Parte de sus ingenieros la abandonaron para formar Fairchild Semiconductor y de esta última salieron los fundadores de Intel.
Allí creando tecnología punta y aquí puertas, lelerelelé.
Hola Cornelius,
Otro de los errores de bulto es creer que por crear tecnología se tiene todo solucionado. No es así. Lo que hay que crear es valor.
El empresario es un señor con cara de estreñido crónico, con traje y anillaco en el dedo, que posee una fabrica de la que salen cañones o sombreros de copa. Si es analfabeto lee la Razon, si no lo es y tiene mas de 60 años lee el ABC. La mano de obra es un ingrediente más y es su obligación sacarle hasta el tuetano, y no metaforicamente; veleidades como la PRL o el respeto al medio ambiente son trabas inadmisibles.
El emprendedor es un señor joven, con gafas sin montura y viste casual fashion. Tiene masters, idiomas y se ha leido treinta y siete veces Quien se ha llevado mi queso. Se rodea de gente superpreparada aunque tengan pintas de pajilleros y les pone futbolines y paredes de colores suaves. Lee el Mundo o si quiere dárselas de progre, el Pais.
@1 Emprendimiento interno, benditas palabras.
Oiga si, cuando los personajes de un fulano semianonimo o Quevedo se choteaban de judios o catalanes, o de nobles de medio pelo soñando con un pelotazo en las indias, o de la picaresca y la pereza como forma de vida, todo eso y mas, claro que si, era culpa de algún zapatero o felipe gonzalez.
Como no nos hemos dado cuenta antes.
Que dimitan ambos. Ya.
Para mi que el uso de la palabra emprendedor es acción de marketing y procede de la desesperación de la casta política gobernante a partir del momento en que comprendieron que el tinglado se les cae si no tienen a quién robarle su esfuerzo.
La connotación épica del término está deliberadamente forzada con la cooperación necesaria de la prensa afín, de los ideólogos tertualino-columnistas pretendiendo animar a los parados y así matar una bandada de pájaros de un solo tiro. Sin ánimo de exhaustividad, observo que:
– se intenta contener la cifra del antes llamado INEM y con ello los daños electorales (aquí el fracaso es evidente);
– los engañados pagan un dineral sólo en tasas antes de abrir la persiana: después de los ánimos y la amabilidad, cuando se logra la conversión, Hacienda;
– si el negocio funciona, entra dinerito vía impuestos y ya hay para otro parque temático, tranvía o aeropuerto;
– si un emprendedor tiene éxito, sirve de modelo para criminalizar a los vagos que no emprenden; además, se le subvenciona como sea para obtener una foto llena de sonrisas;
– se crea una nueva industria-burbuja de expertos en coaching management social media autoayuda que amaestran eventuales creyentes;
– se justifican los desvíos de dinero público a fundaciones, patronales, sindicatos y demás chupópteros con el pretexto de informes, conferencias, programas y subvenciones.
Todos estos objetivos se resumen en uno solo: transferir toda la culpa de la lamentable situación económica y política del país a los ciudadanos.
@16 Lo ha cuadrado 🙂 Sólo le ha faltado decir que el empresario tiene rostro porcino y viste de negro.
En los sectores tecnológicos de EEUU las Spin Off son de lo más común. La diferencia básica, además de que allí son empresas punteras tecnológicamente, es que tienen la capacidad de arrastrar para sus proyectos personal con un curriculum y formación alucinante (no es extraño que gente de Google, Apple, Microsoft o etc deje su puesto para irse a una proyecto 100% por crear a cambio de una buena pasta y acciones).
Aquí tenemos la espinilla off. Replicar el negocio de distribución comercial del de al lado, algo más barato, puteando al personal formado y/o valioso, rotando empleados sin formación porque sale más barato eso que retener el talento. Es la diferencia entre generar valor o dedicarse a comprar y revender el valor que se crea extramuros.
@12, para mi uno de los errores de los «nuevos emprendedores»: afirmar que para ser emprendedor tienes que tener «…una idea original de negocio que aporte algo nuevo con respecto a la competencia…» Pues no, (menos de acuerdo con lo primero que con lo segundo) a veces precisamente por ser original o diferente caes en una «trampa»… los negocios tienen que ser viables, bien planificados y con un estudio de mercado que, al menos, lo respalde en la teoría (los focus group no sirven para pequeños negocios) y luego ya puede ser algo original o no, diferente o igual que tu competencia (si hay tarta suficiente para los «players»… evidentemente si el pastel es pequeño estás jodi++ con respecto a los que llevan más tiempo en el negocio). El caso es tener un hueco en el mercado… otra cosa es que pensemos que «todo esta copado». ¿Que aporta de novedad el chino del principio de mi calle con respecto al que hay 80 metros más abajo?, ninguna, pero hay gente suficiente para comprar en los dos… pero no siempre será así en cualquier negocio claro.
Leo con atención.
En la actualidad, se ha reducido notablemente el espacio para emprender por cuenta ajena. La realidad de cada cual es de cada cual. Los riesgos, los miedos, las necesidades y las ilusiones están en todas partes. Lo que diferencia el emprendedor por cuenta propia del que no lo es, se tengan emprendedores por cuenta ajena a cargo o no, es que esos riesgos y miedos se afrontan en soledad.
Envío un emprendedor impulso desde Quito, donde lo estoy intentando, a los que emprenden por cuenta propia. Ni mejores ni peores, pero no iguales.
No se fomenta el emprendimiento en la escuela y por supuesto, se critica al emprendedor (No se libra ni Amancio) cuando las cosas le van bien. Es curiosa la cara con la que te miran cuando dices algo que empieza por «voy a montar…»…- uy, uy, eso no te va a funcionar, la gente no hace/compra/demanda tal y pascual… – Todos, como con el futbol, somos expertos en los negocios.
Yo mismo lo he vivido en mis propias carnes, y aquel día me dije, una pena que los Españoles seamos tan malos con los idiomas porque lo suyo sería que fuéramos el «back-office» de toda Europa, todos funcionarios de un Estado llamado Europa. La mayor parte de la gente sería feliz, pero no se que tal de resultado daríamos a nivel de productividad. «Ahora si emprendes es porque no te queda otra, pero millonario no te vas a hacer…», me dicen, ¿cuándo he pretendido yo hacerme millonario con mi negocio?, contesto, «ah, ¿entonces, para que quieres tener una empresa?. Sin comentarios.
«Emprendedores» es una palabra que también utiliza Obama… y en Español.
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=JT2LhMfe7lM#!
Pues ni de back office.
Me he hartado de lidiar con compañeros agarrapatados a procedimientos caducos, reacios a cualquier novedad, temerosos de que esos cambios les descabalgaran de un status ficticio.
Librarnos de ese actitud ya sería suficientemente emprendedor, a mi gusto