Hoy se ha anunciado el acuerdo entre Stellantis y CATL para instalar en España, concretamente en la provincia de Zaragoza, una gigafactoría de baterías de coche, la mayor de España.
Lo de la mayor planta de baterías de España es como lo de los centros comerciales. El último suele ser siempre el más grande. Lo cierto es que la capacidad de producción anunciada es de 50 GWh (un millón de baterías de 50 kWh), 10 más que la planta que PowerCO está montando en Sagunto para el Grupo Volkswagen.
Conseguir la fábrica ha sido un proceso largo y seguramente duro. Simplificando mucho: unos pedían (más) dinero de los fondos europeos. Los otros, estaban cabreados por los aranceles a los automóviles chinos. Y en el otro vértice de este triángulo, que dudo sea equilátero, el gobierno intentaba satisfacer a ambos. Para darle un poquito más de emoción, nueve días antes de este anunció, el CEO de Stellantis, Carlos Tavares, «decidió» dimitir.
Al final, España (Europa) ha dado más dinero a Stellantis y España (España) se abstuvo en las votaciones sobre los aranceles, intentando quedar bien con los unos y con los otros. El resultado ha sido que habemus gigfactoría.
Esta empresa conjunta entre ambas compañías, al 50 por ciento, con una inversión aproximada de 4100 millones de euros, debería estar operativa en 2026 construyendo baterías —las celdas y los módulos— para parte de la gama de coches eléctricos de Stellantis. Serán baterías de litio y ferrofosfato (LFP), que tienen menor coste de producción, mayor durabilidad pero una menor densidad energética.
Actualmente, Stellantis produce versiones eléctricas de algunos modelos en sus tres fábricas españolas. En Zaragoza se hacen los 208, Corsa e Ypsilon; en Madrid, el ë-C4; y en Vigo el e-2008,
De esos 4100 millones una parte, nada desdeñable, es nuestra (de los que pagamos impuestos). El acuerdo ha sido posible tras una aportación de fondos europeos a Stellantis de casi 300 millones de euros, de los cuales 189 millones son para esta gigafactoría.
La última aportación la anunció el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, en octubre: Stellantis Figueruelas iba a recibir 133,7 millones de euros más con motivo del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica del Vehículo Eléctrico conectado (PERTE VEC III).
Esta es, sobre el papel, una buena notica. Buena por la inversión, buena porque posibilitará cierto desarrollo tecnológico, buena para el empleo y buena porque ayuda a que España, segundo productor europeo de automóviles, no se quede descolgada frente a otros países que ya cuentan con instalaciones de este tipo, necesarias en la cadena de valor de la producción del coche eléctrico. También es mala, porque es otra muestra de cómo está cambiando de manos el liderazgo en la fabricación del automóvil.
No os parece mucha casualidad que CATL haya dado su aprovación nada más largarse el señor Tavares? El mismo que aseguro que «va a ser complicado que CATL de el visto bueno». Dos alegrías en una.