Amigas y amigos,
Qué tal va todo?
Parece que ya ha llegado el otoño. O algo así.
Al menos se puede ir en manga corta y no sudas como un cerdo. Me conformo con cualquier cosa, la verdad sea dicha.
En unos días me voy a Alemanía y hace mucho que un viaje no me hacía tanta ilusión: he mirado en internet y ponía que tenían 7 de máxima y 1 de mínima. Ya me estoy relamiendo: gorro, bufanda, dormir con edredón.
Ya les contaré. Voy por trabajo, pero siempre encuentro un momento para perderme por ahí y comprar algo de chocolate, que es el único vicio que aún conservo y el único que me puedo permitir. No lloro, simplemente soy realista. Chocolate del bueno, eso sí.
Hoy les vengo a hablar de una de las mejores series del año.
Sí, han leído bien: una de las mejores del año.
Se llama Nada y la tienen en Disney +. El título es engañoso, porque en realidad la serie tiene de todo y todo está bien.
Nada explica la historia de un crítico gastronómico de Buenos Aires que ha llegado a esa etapa de su vida donde todo le parece mal. Ya casi no escribe, solo le gusta lo que le cocina su asistenta y sus amigos han empezado a darle la espalda.
Sin embargo, la entrada de una nueva persona en su vida lo cambia todo.
(A ver, voy a contarlo un poco mejor, pero si no saben nada de la serie igual les parece un spoiler. Si es el caso y quieren entrar vírgenes en el show, dejen de leer ahora, vean el primer capítulo y luego regresen aquí. Si les apetece).
Ojo, (posible) spoiler.
Lo que le pasa al crítico, Manuel Tamayo Prats, es que un día encuentra a su asistenta muerta. Y claro, el hombre no sabe ni atarse los cordones sin ella. Así que alguien le recomienda a una chica paraguaya que pueda al menos echarle una mano. Él se resiste al principio, pero finalmente cede y le da el trabajo.
Como ya pueden imaginarse, la paraguaya le cambia la vida.
Es una serie delicada, pequeña y muy honesta. Los actores son increíbles, tanto Luís Brandoni como Majo Cabrera (el crítico y la asistenta, respectivamente) y tenemos -sorpresa- a Robert DeNiro en su primera actuación en formato televisivo.
Los diálogos son maravillosos, la casa del tipo es tan cinematográficamente acogedora que dan ganas de irse a vivir allí y los platos que cocinan hacen que uno salive y sienta la necesidad de ir a comerse un chorizo, una milanesa o un panqueque de dulce de leche.
Son solo cinco capítulos de media horita, así que se la pueden pulir en nada. Pero yo lo haría. Es muy difícil resistirse porque son una delicia y es imposible no querer más, pero estoy seguro de que la hubiera disfrutado más racionándomela. Ahora ya no puedo hacer nada al respecto, pero ustedes sí.
El último capítulo es lo más bonito que he visto este año en la tele y ya me habré comido como doscientas series. No sé qué nos deparan estos dos meses y medio que quedan hasta 2024, pero creo que Nada va a ser una firme candidata al pódium de lo mejor de 2023.
Puede que sea porque me he hartado un poco de las series que tratan de venderme complejidad, personajes atormentados y narrativas llenas de giros, viajes y demás trucos baratos. Como en el cine de terror, cuando para darte un susto suben el volumen. Ya estoy un poco harto de trampitas. Así que cuando te das de frente con Nada, que necesita tan poca cosa para ser tan brillante, no puedes evitar amarla locamente.
Échenle un ojo: les aseguro que no se arrepentirán.
Abrazos, sean buena gente.
TGR
Promete ser una buena serie. Que una persona ayude y eleve la moral a otra no tiene precio. Cambiar la mentalidad a una actitud más positiva es de admirar. Y eso le haría falta a esos poderosos ambiciosos y miserables que no hacen otra cosa que hacer guerras, inventar pandemias y oprimir a la buena gente. Pero después de tantas generaciones haciendo lo mismo, supongo que esos están podridos y no tienen ninguna solución. Inventan todo tipo de maldades, enseñados por sus padres y que enseñarán a sus hijos. Son la mayor escoria de la humanidad, apoyados por otros que son igual de miserables o peor. Mientras siguen enseñando valores buenos y cuentos con final feliz al resto, porque la maldad está reservada para los miserables.
Las guerras siempre estarán presentes como en siglos anteriores. La lucha por el poder es encarnizada. No obstante la diferencia es que antes decían que hacían guerras santas, después en misión de paz y ahora dirán que son sostenibles, eficientes y que los que contaminan son los demás. Lo de la pandemia fue otra historia porque te encierran por tu bien. Y te meten en tu cuerpo lo que ellos quieren. Posteriormente va cayendo gente y cogiendo todo tipo de enfermedades crónicas que ya no te abandonarán como el desodorante. Pero lo hacen por tu bien, eficientemente y con un sostenibilidad, excelente. Quién inventó estás palabras es un gran manipulador.
Todo bien con nuestro critico de cabecera, pero no me banco a Luis Brandoni, hace 50 años hace el mismo personaje, el mismo.
Además de un pasado tortuoso como funcionario político a fines de los 80 en Argentina, del que mejor no hablar….
@1 @2 aquí la gente se mete a colocar su rollo, que si no a la guerra que si las elites y los poderosos que si no se qué. dejen de dar la matraca, plastas,