Hoy he vivido la angustia del periodista. La he vivido otras veces. Muchas veces. Hoy la puedo contar porque la he vivido físicamente, la he sentido como cuando uno está recién enamorado y tiene una cita con su novia y nota la opresión en la base del corazón. He recordado los momentos de amor no correspondido, la oportunidad única, la larga espera por la cita que nunca llegará. La mirada clavada en el teléfono. El corazón te duele por debajo. Miedo. Miedo a fallar.
Lo he vivido hoy en la fábrica de Michelin en Valladolid*. Un lugar tan poco sugerente para el amor. No me han dejado hacer fotos. Había infinidad de cosas que contar, que contarles, pero no me dejaban fotografiarlas.
Tenía que apuntarlas en un papel. Me daba cuenta de que no iba a ser capaz de contarles bien todo lo que veía. De que iba a fallar. De que no tenía capacidad para contarlo todo, de que no iba a poder llevarlos en mi hombro para que vieran todo lo que yo estaba viendo. Vivía en directo el fracaso. Era consciente y no sabía remediarlo. Cómo contarlo. Lo he vivido del mismo que el fracaso de un amor perdido. El corazón me dolía. Pensaba en ustedes, en lo que disfrutarían si hubieran estado donde estaba yo. En mi incapacidad. No podía más. «Estoy sufriendo», le he contado a Cristina, de Michelín. «Quiero que mis lectores estén aquí, que vean lo que veo yo». Tenía que decírselo a alguien.
No sé qué contará el resto de periodistas que venía conmigo. Me pondré celoso si lo hacen mejor que yo. Normalmente no tengo miedo. No estoy inseguro, sé que seré capaz de contárselo y de que disfrutaremos junto. Pero hoy necesitaba ayuda. Había tantas cosas nuevas, tantas máquinas diferentes, tanto por ver, y yo sin mi cámara de fotos. Me pondré celoso, pero quiero que lo hagan mejor, que haya otro que les haga feliz, que puedan ver lo que lo que yo he visto y disfrutar tanto como he podido disfrutar yo.
He sentido el fracaso. Antes de ponerme a escribir. Cada palabra es una derrota. No debería confesarlo. Quizá no debiera confesarlo.
* A muchos de ustedes una fábrica de neumáticos les parecerá irrelevante. Les pasa como me pasaba a mí. No conocen. Si la concoieran, si fueran capaces de retener cada detalle, si vieran trabajar a cada máquina, si fueran capaces de imaginar todas las horas de pensamiento que hay detrás de cada detalle, si hubieran conocido, no pensarían lo que puede que piensen. Si yo fuera capaz de contárselo.
En vez de decir que no va a poder, inténtelo por lo menos. Espero impaciente el relato de su vivencia.
Javier, acaba de provocar usted sólo una paradoja periodística. Al escribir este texto, ha elevado las expectativas sobre su próximo texto. Ahora todos esperamos y queremos ese texto. Y queremos que esté bien, con lo que sus miedos empiezan a estar razonablemente fundados. Vamos, que se lo ha puesto usted más difícil todavía.
Confiese que le encanta.;-)
Un saludo
Nos podemos hacer una idea con esto?
http://www.youtube.com/watch?v=FGR4S_n2nzQ
🙂
Cuente D. Javier. Cuéntenos lo que ha pasado por su cabeza al ver la fábrica.
Un mal día lo tiene cualquiera, D. Javier. Quizás no tenga usted memoria fotográfica o no estaba de ánimo para retener cuantos detalles menciona. Pero seguro que cuenta usted con todo detalle muchísimas cosas de esa fábrica.
Intente enfocarlo al revés: Piense que usted ha tenido la gran fortuna de visitar esa fábrica y sus nuevas tecnologías. Piense que aunque allí había muchos otros periodistas que también contarán lo que vieron, ellos no pueden contar con el público que usted tiene, con sus lectores (¡Sí, también nos echamos flores! Lo merecemos ¿no?). Piense que, aunque se le quede en la memoria algún detalle, todos nosotros, en mayor o menor grado, le agradeceremos todo lo que nos quiera y pueda relatar de ese día en la fábrica, un día que no será nunca un fracaso si es capaz de aportar una nueva experiencia, por ínfima que sea.
Saludos.
Hola.
Ha conseguido despertar nuestra curiosidad, no se si lo pretendía pero lo ha conseguido.
Mi apláuso por ello.
Y ahora por favor…!!!!!!!!!!!!!cuéntenos qué ha visto!!!!!!!!!!!!!!!!.
PD-Perdón.
Por cierto, aplauso no lleva tilde (seré…)
Estoy seguro que se acuerda de más de lo que cree. Tan solo tiene que visualizarlo en la cabeza y las imágines vendran solas. Todas las máquinas, todos los detalles, todas las cosas que se le pasaban por la mente en ese momento y que nos iba a contar más tarde.
Así que empiece a escribir, lea, reescriba y relea. Nosotros esperaremos su relato que tendrá su sello de entusiasmo, como en todo lo que nos transmite.
No sufra y disfrute de esas oportunidades. Siempre será más fácil que después nos llegue esa energía.
La falta de imágenes no implica que no se pueda contar una experiencia. Puede que no sea lo mismo, pero se puede intentar. Ya se sabe, querer es poder, asi que si lo quiere contar, no piense que no puede, piense que si. Ánimo y hágalo.
Don Javier, repase el tercer párrafo, por favor.
Gracias. Ya nos tiene en ascuas…
Hola a todos.
Ahora viene cuando va un listo y dice que «una imagen vale más que mil palabras». Si nos compone un relato de más de mil palabras no le lapidamos (virtualmente claro).
Si acaso le organizamos una cita a ciegas con la «aciaga» Sara.
Saludos desde Zgz (cachirulos al poder oé, oé).
Hola,
Gracias Nano, ya está corregido.
Claro que se lo voy a intentar contar lo mejor que sepa. Pero tendrían que poder visitar la fábrica. El mundo está lleno de parques temáticos que se pueden visitar con sólo pagar una entrada. Las fábricas tendrían que poder visitarse y esta de Michelin en Valladolid con todo motivo.
Tendrían que poder pasar un rato con su director, Mariano Arconada. Que ver cómo se forma un neumático con cada uno de sus componentes, de ver los hornos de cocción, los moldes de varias toneladas de peso.
Tengo que mirar las fotos que me han dado y escribir lo que he visto. Lo haré. Pero por muy bien que lo haga, se pederán la magia de ver el proceso en directo.
Se pueden hacer una idea Troko, pero no es lo mismo. Intentaré que sea mejor que eso, aunque no tenga video.
«Tendrían que poder visitar la fábrica?»
y…porqué no podemos?
Puede vd. hacer algo al respecto?
Así sabríamos de verdad si merece pena pagar la diferencia por unos «Misselan» o si por el contrario los chinos se impondrán con sus One half price….
Como trabajador en el sector de automoción, a veces no nos damos cuenta de lo interesante y fascinante que son las fábricas no ya de coches, sino de los proveedores que fabricamos componentes para los fabricantes y/o proveedores de primer o segundo nivel.
Realmente ver trabajar a una planta de estampación, de inyección de plásticos, de montaje de asientos o salpicaderos o de montaje de componentes electrónicos con lineas automatizadas es realmente algo que todo aficionado al automovil, la técnica y como no los periodistas del sector deberían poder conocer.
Las empresas deberían ofrecer jornadas de puertas abiertas puntualmente, para que el gran público pudiese conocer como se fabrican los productos que luego consumen y valorarían luego en su justa medida, lo que son los procesos industriales.
Ráfagas, GTO.
Estoy con #1 Cgd.. Si no lo intenta sí será un fracaso.
Hasta luego.
#13 Jose, tenga ud por cierto que Javier puede. De hecho, no sería la primera vez, alguno aún se acordará de Opel.
A mí me encantaría poder visitar esa fábrica. Tengo mucha «deformación profesional» hacia el sector de la producción y la fabricación, y si además está mezclado con coches, pues ya no me puedo resistir.
Vamos, que yo también creo que habría que ir.
Hasta luego.
P.D.: Por cierto, Javier, si no es mucho pedir, háblenos en otra entrada de lo que es ser periodista. Mi hija acaba de empezar con ello …
¡Viaje organizado para los lectores ya!