Hace muchos años, hablo de más de 30 años, en las redacciones de las revistas de papel recibíamos sobres en envíos rápidos y certificados con diapositivas que contenían imágenes de coches camuflados. Aparentemente, según nos contaban los directores de las revistas, las portadas de los ejemplares con coches camuflados conseguían cifras de venta récord.

Nunca entendí la emoción que despertaban aquellas fotos entre mis colegas. Es cierto que una foto de un coche camuflado permite hablar del sustituto de cualquier coche o de un nuevo modelo y esa información en teoría es relevante para el lector, porque puede aplazar la compra de su coche hasta la llegada del sustituto. Sin embargo, esos textos que acompañaban esas fotos eran siempre, o casi casi siempre, muy poco fiables. No eran buenos textos periodísticos, porque nunca, o casi casi nunca, estaban contrastados con la única fuente oficial que puede confirmar los datos de los coches que no hemos podido ni tocar ni ver.

Varias veces escribí textos de aquéllos, llenos de invenciones y conjeturas. Quienes nos enviaban las fotos, solían acompañarlas de un texto infame, en el que decían el modelo del que se trataba y poco más. Esas fotos se llamaban espía porque inicialmente eran fotos de malísima calidad en la que los fotógrafos fingían (creo yo) haber cazado los coches con teleobjetivos larguísimos, desde el otro extremo del planeta, para que no les descubrieran.

Las fotos espía y los montajes

No tengo pruebas, pero tengo pocas dudas, de que todo aquello era un montaje. Era absurdo que las fotos fueran tan malas. Y más absurdo todavía que se pagaran cantidades ingentes por aquellas fotos tan malas, aunque entiendo que fuera así si generaban ventas de las revistas que se ponían en los kioscos (qué tiempos aquellos). Dudo mucho de que esas fotos generaran ventas, pero en alguna ocasión me aseguraron que sí.

En los primeros meses de km77, en una ocasión fui yo a Sierra Nevada, lugar en el que por varios motivos muchos fabricantes de coches acuden a hacer pruebas. Fotografié un coche camuflado. Mientras le hacía fotos, abrieron parte del camuflaje con una cremallera. Hice fotos nítidas. Me quedó claro que era un Hyundai, pero fui incapaz de saber qué modelo era. Compartí fotos en las que se veía bien la parte posterior de la carrocería con periodistas expertos, ninguno supo decirme de qué modelo se trataba. Era normal. Era el primer Hyundai Getz. No publiqué las fotos, porque no podía dar ninguna información sensata con ellas.

En esta ocasión, muchos años después, en km77 sí publicamos unas fotos de un coche camuflado. Las publicamos porque nos las envía un lector querido por mí, que siempre aporta comentarios valiosos, y porque añade a las fotos un texto que aporta mucho valor.

Este lector respetuoso, que no vive en Madrid y al que conozco gracias a km77, a los blogs de esta casa y a que nos enviamos mensajes a través de redes sociales, estuvo el fin de semana pasado por nuestro Madrid y se encontró con un coche camuflado. A continuación publico el texto y las fotos que me ha enviado «cafedelasartes«. Es respetuoso porque le piden que no haga fotos y respeta la petición. Yo, que también intento ser respetuoso, no creo que hubiera actuado igual. Pero me hace feliz que «cafedelasartes» sí lo haya hecho. Gracias.

Sesión de fotos de un futuro BMW camuflado en Madrid

Texto y fotos de «cafedelasartes»

Mi familia iba el sábado por la tarde a la tienda de LEGO de la calle Goya. Pasamos por delante del Wizink Center y a lo lejos me di cuenta de que tras unas lonas negras que colgaban de unos bastidores, había una sesión de fotos de un coche camuflado. Me acerqué y por el diseño de las llantas, que no llevaban logo, parecía un monovolumen BMW del tamaño del i3, aunque con aristas menos radicales, con los rasgos modernizados de un Serie 2 Active Tourer. El interior era también menos radical. Los aireadores recorrían todo el salpicadero y a sus extremos estaban los altavoces y las manillas de las puertas, con aspecto metálico como en los Serie 7.

BMW camuflado. Sesión de fotos.
Sesión de fotos de un futuro BMW

Media familia fue a la tienda LEGO y me quedé con la otra mitad en la terraza, con un iPhone 7 Plus y su “teleobjetivo” de 56mm y tomé tres fotos. Había veintitrés personas trabajando en la sesión. Cuatro se dedicaban a cortar la calle y a indicar a la multitud que iba a vacunarse por dónde acceder al pabellón. Cuando llegaron los cafés, llegó el encargado de la sesión y nos dijo que si sacábamos fotos, llamaría a la policía. A pesar de que sabía que era un farol porque estábamos en la vía pública, dejé de hacer fotos. Me gusta ver cómo son los trabajos de la gente y no me gusta que riñan a nadie en su trabajo por mi culpa. Me preguntó qué coche creía que era. Me decía que sí a todas mis suposiciones: BMW, eléctrico, sucesor del i3… No le creí mucho, la verdad.

Vi llegar un treintañero alto, con gafas y con un look que sólo podía corresponder al de modelo de catálogo de coches. También llegó un fotógrafo de unos sesenta años, corpulento, con una Canon de formato completo y un gran angular. Pusieron los logos en las llantas, maquillaron levemente al modelo y le pusieron un almohadón al fotógrafo que se tendió a dos metros del coche mientras a sus espaldas los tapaban con unos paneles para poder descubrir el coche.

Por los resquicios se veía el BMW y como el encargado vio que ya no hacíamos fotos, volvió para preguntar si me gustaba. Le dije que me gusta más el i3 actual y me arrepentí porque creo que mi afirmación le sonó estúpida. A nadie os gusta el i3 actual.

* * * *

Delicioso texto. Muchas gracias «cafedelasartes».