Este fin de semana he realizado un viaje con nuestro Golf de la prueba de los 100.000 km. El recorrido ha sido Madrid-Valencia-Benidorm. Después de este viaje, nuestro Golf ha sobrepasado ya los 22.700 km.

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En el coche viajábamos cuatro personas. En todo momento el indicador de modo de la suspensión estuvo iluminado en “COMFORT”. A lo largo del viaje, pedí a mis acompañantes que rotasen de la plaza delantera a las traseras y viceversa para que me dieran su opinión. Todos opinan que el Golf es un coche cómodo para viajar. Tras varios cientos de kilómetros recorridos del tirón ninguno presentábamos síntomas de fatiga. Las paradas realizadas durante el trayecto no fueron por necesidad de “estirar las piernas”.

Durante todo el viaje ha hecho un tiempo estupendo, con temperaturas de 27,5 º C en el exterior del vehículo según el ordenador de viaje. No había tenido oportunidad de conducir el Golf en un día tan caluroso. El climatizador se ha portado. Lo puse en funcionamiento en modo automático a una temperatura de 22º C. Tiene dos posiciones; una primera (fue la utilizada durante todo el viaje) cuya fuerza de ventilación es moderada y una segunda, más enérgica, que tiene la capacidad de enfriar más rápidamente. En ningún momento fue necesario actuar sobre él ya que iba regulando la temperatura perfectamente durante todo el recorrido, excepto al recorrer un tramo de túnel, donde si que se notó que estaba enfriando de más.

Amaneciendo y atardeciendo, especialmente en días despejados de nubes, el sol suele jugar malas pasadas al reducir notablemente la visibilidad si nos da de cara (o por los retrovisores) y por eso se agradecía tener unas gafas de sol a mano. El Golf lleva un portagafas situado en el techo a la altura del retrovisor interior y de las luces de lectura. Con unas gafas en su interior, dicho compartimiento no se puede cerrar. Ninguna de las gafas de sol que teníamos en el coche entraban correctamente (de patilla a patilla si caben todas pero la altura del hueco es demasiado pequeña para que la tapa cierre correctamente). He de reseñar que ninguna de las gafas tenía un tamaño desmesurado ni un diseño especialmente voluminoso. Al principio de la prueba dicho portagafas se nos abrió en más de una ocasión por si solo. Hace tiempo que ninguno de los miembros de la redacción comenta que dicho compartimiento se haya vuelto a abrir de manera fortuita.

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Durante todo el viaje llevamos puesta música de todo tipo (o casi). En la consola central, debajo del apoyabrazos (regulable en altura y longitudinalmente), hay un par de huecos para guardar objetos y una toma auxiliar con un puerto USB. Todos los archivos musicales que reprodujo el equipo de sonido estaban guardados en formato MP3, almacenados en un pendrive conectado a dicho puerto USB. Tras ajustar el ecualizador a conciencia puse una canción que a mí personalmente me sirve de referencia para comprobar si un equipo de sonido suena bien o mal (para nada con exactitud pero lo suficiente como para poder valorarlo). Dicha canción la he escuchado en multitud de equipos de música y muestra claramente si los altavoces son capaces de reproducir fielmente los sonidos agudos, medios y graves. También ayuda a percibir si el interior del coche está bien ajustado o por el contrario aparecen vibraciones al elevar el volumen considerablemente. La calidad de sonido que pueden dar los altavoces del Golf, a mi parecer (y al de mis acompañantes), es bastante buena. El indicador de volumen muestra una barra con iluminación de color rojo pero no indica un tanto por ciento. Con dicha canción, los altavoces reproducían fielmente los sonidos hasta más de un 80 % de su capacidad (a partir de ahí empezaba a distorsionar), siendo ya difícil mantener una conversación en el interior del coche aunque se eleve notablemente el tono de voz.

Jorge Fernández