Hemos decidido pasar la tercera revisión obligatoria de nuestro Clio, la de los 90 000 kilómetros, en un taller que no perteneciese a la Red Renault. Por ello hemos pedido presupuesto en varios centros de las cadenas Aurgi, Midas y Norauto. Estas empresas anuncian un ahorro importante frente al coste del mantenimiento en los talleres oficiales de las marcas. En el caso de nuestro Clio la diferencia ha sido pequeña, tal y como detallábamos en la entrada anterior.

Nuestra impresión, al menos en esta ocasión, es que la escasa diferencia de precio no compensa. En los concesionarios de Renault a los que hemos acudido hasta ahora hemos apreciado un mayor conocimiento específico sobre el modelo y una atención más personalizada. Contamos los detalles a continuación.

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Mensaje mostrado a los 90 000 kilómetros

A diferencia de las ocasiones anteriores, esta vez no ha aparecido el aviso de que se acerca el momento de pasar la revisión mil quinientos kilómetros antes del kilometraje estipulado, sino que el mismo mensaje ha aparecido, pero al alcanzar los 90 000 kilómetros (suponemos que es debido a que la anterior revisión la hicimos cuando habíamos llegado a 61 487  km, pero es una suposición).

El martes 29 de julio acudimos al centro que Norauto tiene en Leganés, junto al centro comercial Parquesur. Pedimos presupuesto y solicitamos hora. Nos la dieron para el día siguiente a las 16:00. Según nos dijeron, no podía ser antes porque tenían que pedir los filtros a su distribuidor y no estaban seguros de que llegasen a tiempo para pasar la revisión por la mañana. El jueves, a las 12:31, recibimos un mensaje en el teléfono móvil confirmando que ya habían recibido los recambios.

Antes de acudir a la cita, realizamos una comprobación del estado del vehículo. Las pastillas y los discos de freno delanteros estaban en buenas condiciones. El nivel de aceite dentro de los límites estipulados, un par de milímetros por debajo del máximo.

El nivel del líquido refrigerante está por encima del máximo recomendado según la señal del depósito de expansión. El de frenos, entre el mínimo y el máximo. Al rellenar el líquido limpiaparabrisas nos dimos cuenta de que habíamos perdido la tapa del depósito.

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Estado del nivel del aceite antes del cambio

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Estado del líquido refrigerante. El mismo antes y después de la revisión

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Estado del líquido de frenos. El mismo antes y después de la revisión

Norauto se compromete a revisar 50 puntos del vehículo. Para ver si lo cumplían, al menos con algunos de ellos, fundimos una de las dos bombillas que iluminan la matrícula, quitamos de la rueda posterior derecha uno de los cuatro tornillos que la sujetan y bajamos la presión de dos neumáticos (al delantero izquierdo le quitamos 0,5 bar y al trasero derecho, 0,8 bar).

A las cuatro en punto estábamos en la recepción. El dependiente no era el mismo que nos había atendido el día anterior, pero nos indicó muy amablemente que, al tener cita, solo teníamos que dejar el coche en la línea 4. Tras hacerlo, entramos en la zona del taller donde nos recibió el que creemos que era el encargado. Nos recogió las llaves —en nuestro caso, la tarjeta Renault Manos Libres— y nos dijo que en aproximadamente dos horas estaría listo nuestro Clio.

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Dejamos el coche en la línea 4

En la línea de trabajo 4 había dos coches por delante del nuestro, un SEAT Ibiza situado en el primer elevador y un Citroën C4, en la entrada del taller. Veinte minutos después, observamos que los mecánicos suben el Ibiza al elevador para que el C4 pase por debajo hasta el segundo elevador. El “encargado” mueve nuestro Clio y lo mete en el taller.

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Al fondo se puede apreciar los tres turismos en la misma línea

Casi una hora después —a las 16:54— un segundo trabajador de Norauto coloca el Clio en el primer elevador y unos minutos más tarde, un tercero coloca una funda de plástico al asiento y una protección de papel en la alfombrilla, se monta y deja el Clio estacionado en el segundo elevador —al salir, golpea ligeramente la puerta contra el elevador pero no hemos visto que dejase una marca en la puerta—.

Este mecánico abre el capó delantero, y trae una garrafa de 5 litros de aceite —Elf Evolution 900 NF 5w40— y dos filtros —desde la distancia observamos que uno es original de Renault y el otro de la marca Mann Filter— pero no hace nada más en el coche. Finalmente —sobre las 17:22— otro mecánico, la cuarta persona que hace algo en nuestro coche desde que hemos llegado, comienza la revisión. Poco después baja la puerta del taller hasta media altura y deja de trabajar en nuestro coche. Regresa a las 17:45 aproximadamente y cambia el aceite, revisa las luces y realiza diversos trabajos como comprobar la presión de los neumáticos.

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Mecánico trabajando en nuestro Clio

A las 18:14 sacan el Clio de la línea 4 y lo colocan junto a la salida de la línea 6. El mecánico está agachado, parece que busca algo, justo después sale y va a un ordenador cercano. El Clio está con las ventanas bajadas, las luces puestas y el motor arrancado. Un minuto después, vuelve, se monta en el asiento del conductor brevemente, apaga el motor, sube las ventanas y cierra las puertas. De nuevo consulta el ordenador. No sabemos qué ocurre, pero el mecánico vuelve otra vez al coche y se sienta durante par de minutos en el asiento del acompañante. Acto seguido, se va de nuevo hasta el taller. Esta vez deja la puerta delantera derecha abierta.

La siguiente ocasión en la que vemos al mecánico acercarse al Clio es para cerrar la puerta, arrancar el coche y aparcarlo delante del taller. Son las 18:28, dos horas y media después de la fijada para el inicio. Antes de salir del coche, quita las protecciones que previamente habían puesto.

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Imagen tomada mientras el mecánico comprueba los errores de diagnosis

Aproximadamente un cuarto de hora antes de que sucediese esto último, habíamos recibido en el teléfono móvil un aviso informando de que ya podíamos ir a recoger el coche. Además, nos indican que hay que ir directamente a la caja, sin pasar por el taller.

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Estos son los dos mensajes recibidos en nuestro teléfono

Esperamos en la caja nuestro turno. Hay una única cajera y tres personas delante de nosotros. Llega nuestro turno y le entregamos el papel de la cita. Comprueba el número de referencia con el de la factura —acto seguido hace una bola y lo tira— y nos informa de que el montante final asciende a 157,90 €. Son 2,95 € más de lo que nos habían presupuestado. La chica nos dice que nos han cobrado dos bombillas W5W (las que se usan para iluminar la matrícula). Tras efectuar el cobro e imprimir el informe sobre el estado del vehículo, nos dice que en el taller nos darán las llaves del coche.

Acudimos al taller en busca de la persona a la que habíamos entregado el vehículo. Comprueba que hemos pagado y nos da el mando del coche. Antes de despedirnos le preguntamos si estaba todo correcto y le mostramos nuestra inquietud por el tema de los filtros y su repercusión sobre la garantía. Él nos pide el informe que tenemos en la mano, le echa un vistazo rápido y nos dice que todo está correcto, que solo había una luz de matrícula fundida. Sobre los filtros nos aclara que el de aceite es original y el del habitáculo de Mann-Filter, «una marca muy buena y conocida». Sobre el aceite dice que Renault usa ELF y que si en recepción han indicado ese aceite es porque así está estipulado, que tampoco tendremos ningún problema.

Ya en el coche (estaba cerrado y correctamente aparcado), vemos que en el maletero está la garrafa del aceite con el lubricante que ha sobrado. Según el libro de instrucciones, el motor 0.9 TCe tiene un cárter en el que entran 4,1 litros de aceite. Deberían sobrar 0,9 litros, aunque en la garrafa hay 0,5 l. Comprobamos el nivel con la varilla y observamos que está ligeramente por encima del máximo indicado, pero no tanto como para que estén ahí los 0,4 litros teóricos que nos faltan.

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Imagen tomada al día siguiente de la revisión con el motor frío

El aceite que nos han puesto es Elf Evolution 900 NF—, el que utiliza Renault es el Elf Evolution 900 SXR —antes denominado Elf Evolution SXR—. Ambos tienen el mismo grado: 5W40. También comparten las normas ACEA (Asociación de Constructores Europeos de Automóviles): ACEA A3/B4 —A significa gasolina y 3, muy altas prestaciones; B es Diesel y 4 hace referencia a motores de inyección—. Hemos comprobado en la página oficial de Elf las características de ambos compuestos:

Comparativa ELF

Comparativa de los dos aceites Elf 5W40

No nos comentan nada del líquido de frenos, que estaba por debajo del máximo, ni del exceso de líquido refrigerante. Tampoco nos han informado de que falta el tapón en el depósito del limpiaparabrisas ni de que había un rastro de líquido refrigerante seco junto al radiador (tenemos constancia de esta mancha desde hacía 10 000 km); esperábamos que nos advirtiesen de ambas cosas al pasar la revisión.

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No tenemos tapón del depósito del limpiaparabrisas

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Mancha de refrigerante junto al radiador que nos sustituyeron al principio de la prueba

Sobre el asiento del acompañante hay un pequeño paquete con una bombilla W5W —es un paquete de dos bombillas, ésta es la sobrante tras reemplazar la fundida—, también vemos un papel de una máquina de diagnóstico BOSCH en el que informa que existen dos errores. Uno del «actuador de ralentí». El segundo es un error no conocido. Con el papel en mano, entramos nuevamente al taller para que nos expliquen qué significan. El encargado lee el papel y nos dice que han sido dos errores momentáneos descubiertos al conectar la máquina de diagnosis. Que han quedado resueltos  y que no nos preocupemos. La explicación no parece convincente, prácticamente se dedica a leer lo que hay en el papel. Sobre el error desconocido, comenta que es un error puntual y que si la máquina no lo identifica, él no puede decirnos qué es.

En el informe de la revisión leemos que han puesto una presión errónea en los neumáticos traseros. En lugar de 2,1 bares los han inflado a 2,4 bares. Es la misma presión que en el eje delantero, por lo que el mecánico se ha limitado a poner lo mismo en las cuatro ruedas. Al día siguiente comprobamos la presión en frío y, efectivamente, habían puesto mal la presión. En el papel no aparece mención alguna a que dos neumáticos —los que nosotros habíamos desinflado— tuviesen una presión mucho más baja de la recomendada ni que nos faltaba un tornillo en la rueda. El mecánico tampoco nos dijo nada al respecto.

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Falta uno de los tornillos de la rueda trasera derecha

En el mismo papel, leemos que han revisado partes como el sistema de frenos posterior. Nosotros no hemos visto que el mecánico quitase las ruedas posteriores para poder acceder a los tambores, abrirlos y así comprobar su estado.

También aparece en ese informe que han sacado el aceite viejo por aspiración, no vaciándolo por el tapón del cárter que es como lo hicieron en Renault, al menos en la revisión anterior. Y que el nivel de líquido de la dirección asistida era el correcto (nuestro Clio no tiene, la dirección es eléctrica).

Junto con todos los puntos que se han revisado, hay una serie de indicaciones. Por ejemplo, que la próxima revisión debe hacerse a los 120 000 kilómetros, que el líquido de frenos hay que cambiarlo cada tres años o 120 000 km y que el líquido refrigerante y la correa de accesorios hay que cambiarlos a los 150 000 km o 5 años (6 para la correa) PDF con la información de la revisión en Norauto. En ese momento no nos dimos cuenta de que no habían sellado el libro de mantenimiento, así que al día siguiente fuimos a que lo hiciesen.

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Libro de revisiones

Realizar la revisión en Norauto nos ha costado 15 € menos que en un servicio oficial Renault y, además, tenemos algo más de medio litro de aceite. El trabajo consideramos que ha sido deficiente: han puesto algo más de aceite del que debían, no nos han comentado nada de las manchas de refrigerante, la falta de presión en dos neumáticos y la ausencia de uno de los tornillos que sujetan las ruedas y del tapón del depósito del líquiedo del limpiaparabrisas. Tampoco han sabido decirnos a qué se debía el error que había registrado en la memoría del coche.

Por la escasa diferencia de precio, creemos preferible llevarlo al servicio oficial. No porque sean más o menos agradables, puesto que lo han sido también en Norauto, sino porque la impresión que nos ha quedado es que en la red Renault la persona que nos ha atendido parecía estar más al tanto de las operaciones que se habían hecho al coche y, en general, tenía un mayor conocimiento del mismo.