Buenas señores y señoras,
¿Qué tal va todo por los territorios exteriores? Les diría que esta semana se precipitan los hechos, pero llevan tanto tiempo precipitándose que el día que se precipiten de verdad nos va a dar completamente igual porque nos va a parecer que ya se habían precipitado antes.
No sé si me he explicado bien o como de costumbre.
Hoy toca hablar de Thor: Ragnarok, que es otra película de Marvel (hay tantas películas de Marvel que me extraña que quede espacio para las demás) sobre el universo de Los Vengadores (ya saben: Hulk, El hombre de hierro, el Capitán América, etc) y que es la tercera dedicada al Dios del trueno. Miren, si quieren que les diga la verdad nos iría muy bien ese tío ahora: una divinidad con un martillo gigantesco que diera un golpe en la mesa, o varios, y al que nadie pudiera reprocharle nada. “Oye Thor, una cosa…”. Pam, martillazo.
“Thor, es que eso que has dicho…” Pam, martillazo.
Y así todo el rato.
“Hostia, este tío quiere un estado totalitario” dirá, alguno/a.
No, yo lo que quiero es un estado thortalitario.
(Risas enlatadas). Si quieren mejores chistes busquen en otra parte, vale?
No, en serio. Un tipo decidido, con un martillo gigante, inmortal, que no tuviera twitter, ni Facebook, ni Instagram. Y que pusiera un poco de orden, un poco de serenidad y un mucho de destrucción apocalíptica.
Thor, si lees esto, ven.
En fin, al lio. Thor: Ragnarok es divertidísima. Y eso es lo mejor que puede pasarle a una película en los tiempos que corren. En ese sentido sigue la puerta que abrió Spiderman: homecoming, que tenía momentos casi de comedia pura. En Ragnarok, con un sentido del humor espectacular, el dios del trueno tiene que evitar que su pueblo caiga en manos de una señora muy guapa y muy mala (Cate Blanchett, quizás el personaje más flojito de la peli, y me da rabia decirlo).
Lo mejor de la película (de largo) es la interacción entre Thor y Hulk (al que todos conocíamos como La Masa), llena de cachondeo, como si se tratara de una buddy-movie, con algunos momentos absolutamente gloriosos. Hubo instantes en que sonreí y hasta un par en que me reí. Y yo no hago eso, señores y señoras. Porque en los tiempos que corren, reírse es de pobres.
Vayan, disfruten y olvídense de todo un rato.
También he visto estos días una serie que se llama The good doctor y que se presenta como la nueva sensación televisiva estadounidense. Explica la historia de un autista superdotado que se convierte en un increíble médico que hace (casi) milagros.
¿Saben qué me molesta? Que cada vez se hable de autismo el único ejemplo que se les ocurra sea un superdotado. Porque supongo que hablar de un niño autista normal y corriente, que no tenga nada que despiste al espectador de su condición de autista, sería demasiado pedir.
Tengo unos amigos con un niño autista. El niño no es superdotado, a ellos les cuesta un esfuerzo sobrehumano comunicarse con él, y esa es toda la historia. Nadie sabe muy bien aún qué es el autismo y si toda la visibilidad que les podemos dar es “no se preocupe, no sabemos muy bien qué hacer para mejorar la condición de su hijo, pero imagínese que fuera superdotado y eso le compensase. Bien, ¿no?”.
Va, a pastar.
Abrazos/as,
T.G.
Muy de acuerdo con lo del autismo. La inmensa mayoría son niños con inteligencia normal.
Muy interesante ese giro de las pelis de acción y superhéroes hacia la introducción de la comedia. Ya se empieza a ver desde hace años y es divertido.
Sobre la actualidad, no se preocupe. No necesitamos a Thor. Necesitamos que venga a poner orden Berlanga.
Qué pena que se fuera ya ese genio. Necesitamos que él nos cuente el procés con una de sus desquiciadas películas de múltiples personajes que actúan de forma más o menos desordenada y en la que todos son protagonistas.
Cuando eres un chaval, simplemente te hace gracia. Con los años, ves su auténtica genialidad. Y necesitamos a un genio como él para que nos explique esta extraña e incomprensible historia en la que unos políticos se empeñan en crear problemas en una sociedad avanzada y en la que todo va bastante bien… pero que por algún motivo es necesario enfrentar a la población consigo misma y crear un problema que no existía.
Así, con la narración del maestro, seguro que por fin lo entendemos todo mucho mejor.
Secundo la moción… lo realmente genial de estos tiempos es cómo se han sacado de la manga e impuesto el «policorrectismo» y el «evitar herir susceptibilidades» como excusa para que ahora tengamos un nivel de censura que poco tiene que envidiar a épocas pasadas donde era «oficial»… la mayoría de películas satíricas berlanguescas y similares serían impensables hoy día, y no digamos el humor (esos sketches de martes y trece…). Echo de menos esa época ochentera donde aunque las películas en general eran bastante malas no tenían empacho en reírse de todo y de todos y las caricaturas de políticos estaban a la orden del día…
Y es una pena, porque hay material de sobra, no haría falta ni hacer un guión: basta poner todos juntos y más o menos ordenados de forma coherente la sucesión de hechos absurdos y risibles de hoy día para sacar no una película sino una nueva saga tipo «Escopeta Nacional» que sería el despiporre de Europa con lo que vemos hoy día en esta «Hispanistán» de chichinabo…
Mea-punto lo de Thor, me gustan más las pelis de superhéroes precisamente que no se toman demasiado en serio a sí mismas (de nano me encantaba la serie del ricitos «El Gran Héroe Americano», y mira que era mala…)
Más que autismo me parece en todo caso el síndrome de Asperger…muy de acuerdo con el post.
Saludos