Hola señores y señoras,
Hoy es día 28 de septiembre. Mi padre el martes pasado, 22 de septiembre. Como ya pasó con mi madre, quise escribirle algo, algo especial, algo para leer en el funeral. Como ya pasó con mi madre, fue incapaz de hacerlo. Pensé que quizás bebiendo conseguiría sacudirme el atasco, pero ni así: acabé mudo y borracho.
No tengo una historia traumática con el viejo. De hecho, ni siquiera era viejo. Le recuerdo llegando a casa oliendo a grasa y sudor. Recuerdo el sonido del beso de mi madre. Recuerdo el sonido de la ducha y el color del mono azul que parecía negro. Mi padre sabía mucho de metales, trabajaba para un tipo que llamaban el Suizo. El Suizo montó un taller y fue llenándolo de obreros, hasta que ya no le cabían y compró un local más grande. Después se hizo con unas cuantas máquinas y se deshizo de unos cuantos obreros. Pero mi padre se llevaba bien con las máquinas, las manejaba con soltura. Seguramente hablaba más con ellas que conmigo.
Mi padre era un buen tipo, que es –probablemente- una de las cosas más difíciles que se pueden ser en esta vida. No lo digo porque fuera mi padre, no tendría ningún problema en decir lo contrario. Sus hermanos, por ejemplo, esos si que eran unos hijos de puta. Uno se murió pero decidió que no valía la pena que su familia se lo dijera a mi padre, así que este se enteró un mes después, por casualidad. Desde entonces el nombre de ese bastardo no se pronunció nunca más en casa. Su otro hermano, un tipo gordo y desdentado que no ha trabajado en su vida, no ha encontrado hoy el momento para acudir al funeral. Seguramente estaría ocupadísimo haciendo nada. Espero que un día de estos algún músico frustrado arroje un piano de cola del último piso de un edificio por el que casualmente esté pasando ese señor obeso y vago.
Lo que quiero decir, es que mi progenitor era buen tipo de verdad. Aunque sus hermanos no lo fueran y su madre fuera una bruja. Él era un buen tipo, como su padre, mi abuelo, antes que él. Hombres silenciosos, que nunca decían una palabra de más y cuya única religión era el trabajo. “Ni se te ocurra ponerme una cruz en la maldita esquela” me dijo un día, cuando se veía ya apurado.
Ayer por la mañana le vi morir, como vi morir a mi madre. Aunque esta vez me lo esperaba: estaba hinchado, muy hinchado, tanto como el mismísmimo Jabba El Hutt. Se lo dije: “Papá, sólo te falta tener la Princesa Leia atada al cuello”. No me contestó (es lo que tiene el coma) pero estoy seguro que por dentro se reía. Mis malditos chistes siempre le hacían gracia. Tenía un humor seco, a veces perverso, sobre todo cuando salía en la tele alguien que no le gustaba. Le oía gruñir. Le decías “¿qué?”. “Nada”, contestaba.
Un día se hizo una herida en una pierna. Creyó que no era importante. O a lo mejor tuvo miedo de que lo fuera y prefirió callarse. Mi madre se enteró seis meses después: una noche se levantó y vio a mi padre morado, ido. Se lo llevó a urgencias casi a rastras y le salvaron la vida. Sin embargo, aquella herida reveló una enfermedad genética que se agravava si eras fumador y mi padre lo era. Joder si lo era: tres putos paquetes de ducados al día. Aquello fue el final de su vida laboral, y me atrevería a decir que el final de su vida. El tendría unos 45 o 46 años.
El hombre que nos llevaba en coche a todas partes, al que le gustaba pasarse domingos enteros en el bosque buscando setas, se había ido. Su lugar lo ocupó un señor siempre triste, cabizbajo, mirando siempre a las persianas de madera que daban al balcón, con la tele apagada, como si buscara alguna explicación. A veces le veía llorar, pero jamás le oí compadecerse. Así se ha pasado 25 años, supongo que –aunque no me lo dijera- siempre pensó que hubiera sucedido si en lugar de callarse hubiera hablado. “Cariño, me he hecho una herida fea”. Mi madre le hubiera llevado al hospital y le habrían curado. Hubiera dejado de fumar mucho antes y hubiera seguido trabajando.
Son esas decisiones para las que no hay marcha atrás. Todos tenemos alguna en la mochila. Para mi padre, creo, era el silencio.
Después se marchó mi madre y creí –francamente- que aguantaría vivo un par de días. No quiero ni imaginarme la primera vez que se tendió en la cama y alargó la mano para tocar el sitio donde solía dormir su mujer y notó que, después de 43 años, allí no había nadie. El momento en que sabes que es de verdad, ese momento en la noche en que te das cuenta de que nacíamos y morimos solos, y solos estamos en los peores momentos de nuestras vidas.
Y me acordé de aquella canción de John Lee Hooker, la del tipo que lloraba tan fuerte por su amor perdido que hacía que la tristeza le llegará al vecino de enfrente.
Pero mi padre aguantó, como un jabato, como Conan arrastrando él solo la rueda del molino. Quizás para contentar a mi madre, que jamás le habría perdonado que se fuera tan pronto.
Pero sin mi madre, yo volando de un sitio a otro, mi hermana teniendo un crío, nos olvidamos de vigilarle. Pensamos que se vigilaría él solo. La verdad es que ya no podía vigilarse. Muchos meses después descubrimos que le dolía tanto el cuerpo que dormía en el sofá: no le alcanzaban las piernas para llegar a la cama.
No hay mucho más que contar.
Hoy un sacerdote que no le conocía ni le había visto en su vida nos ha sermoneado sobre el hombre postmoderno y la nada. Luego se ha sentado en una silla y nos ha dicho que guardáramos unos minutos de silencio para reflexionar sobre ello. Me considero un tipo relativamente inteligente pero reconozco que no sé cómo se reflexiona sobre la nada. Así que me he levantado y he tocado el ataúd de madera ecológica que escogimos con mi hermana. Creo que no le hubiera gustado: llevaba una gigantesca cruz en la parte delantera. Tengo la impresión de que en algún momento de su vida mi padre creyó en Dios, pero también de que desde que vio morir a mi madre de un cáncer tan agresivo que le partía (literalmente) los huesos, no se llevaba bien con él.
Antes de que le cremaran mi hermana y yo nos hemos despedido de él. No habían conseguido deshincharle y el maquillaje se había deshecho, así que he borrado esa imagen. Luego hemos ido a casa y hemos encontrado unas fotos de él, en agosto de 1977 (lo sé porque la fecha estaba escrita arriba), con gafas de pasta, el pelo alborotado y una camiseta de Adidas apretada.
No había visto nunca esa foto. Mi madre estaba a su lado riéndose y él estaba sentado a su izquierda, con cara de ser feliz. Esa es la imagen que he decidido recordar. Aunque estudié en un colegio católico y me es imposible serlo (católico) por ese mismo motivo, espero que el paraíso exista, y que mis padres se reencontrarán ayer, después de 3 años. “Por fin, Antonio” supongo que le habrá dicho mi madre, aunque es más posible que haya sido un “¿qué demonios haces aquí?”.
Había pasado 23 días en la UCI, había perdido la maldita pierna (la de la herida, esa), sus riñones habían dejado de funcionar, un pulmón se le había parado, y aún así el muy cabrón seguía latiendo. “Tu padre tiene un corazón muy pequeño, de tamaño, quiero decir, pero muy fuerte” me dijo el médico.
El corazón pequeño se le paró ayer a la hora del vermú. Mi hermana y yo estábamos con él. Quizás vivimos y morimos solos, pero él no se fue sin compañía.
Ahora toca volver a escribir y a quejarse y demás. No nos queda otra.
Tampoco tocará volver al cine, que este blog no se hace solo. Prometo que esta misma semana les hablaré de cosas interesantes, como La visita de Shyamalan. No, no me he vuelto loco.
Un abrazo fuerte amigos y amigas, y que se joda el mundo,
Toni
Un abrazo y ánimo. Sigue con lo tuyo, que te aliviará. Y a nosotros también.
Nos acordamos de ti los que ya hemos pasado por ese trago.
Un abrazo grande, de esos que casi te avergüenzan por fuera y te saben a cariño por dentro.
Oiga, hace tres años no supe qué decirle y aquí sigo, tres años después, sin saber qué hostias decirle que no le sepa a formalismo o a trámite administrativo.
Un abrazo enorme
Jaime
Un abrazo, en todas las películas buenas siempre hay momentos difíciles…
Saludos
Que se joda el mundo, Toni.
Un abrazo.
Víctor
Gracias por todos los buenos momentos que me ha hecho pasar y el tiempo perdido que me ha ahorrado con sus sinceras recomendaciones sobre cine, libros y series. Espero sus posts con impaciencia y es la unica persona que sigo leyendo según pasan los años, hable de lo que hable.No se si eso le animará en estos momentos de mierda, pero hacia tiempo que quería decirselo y hoy me ha parecido un dia adecuado para hacerlo.
Saludos,
K.
Joder qué bonito.
Un abrazo.
Lo siento mucho.
Un abrazo.
Lo siento mucho. Son tragos muy amargos.
Un abrazo para su hermana y para usted.
Toni, que se joda el mundo! Que le den bien por el culo!
Gracias por contarlo. Un abrazo.
Joder, Toni. Gracias. Si algún día le veo le daré abrazo. Si me da una hostia me parecerá bien. Pero que sepa que le aprecio.
Tony: Es usted un cabrón entrañable que me cae bien; siento que esté pasando por esto.
Solo puedo decirle lo que usted ya sabe, que aquí en este rincón estamos cuatro chalados para lo que le haga falta. No lo dude.
Un abrazo.
Un abrazo y cuídese todo lo que pueda
Normalmente, la vida de personas que no conozco me importa una mierda.
En este caso puedo decir que lo siento. De verdad.
Mucho animo Toni.
Abrazo
Lo siento de verdad. Ánimos a los dos.
No le puedo decir nada porque usted ya lo ha dicho todo.
Un abrazo,
Xavi
No soy seguidor de su blog. Sólo he leído alguna entrada…y las dos últimas.
No encuentro que decirle que no sean frases hechas…
Pues eso. Ánimo y un abrazo.
Muchos ánimos y un fuerte abrazo. Estos son los tragos amargos de la vida, como un vodka barato. Termínese la botella y vuelva a su vida, no queda otra que seguir.
Saludos cordiales,
James Marshall.
Siempre que puedo huyo de la situaciones del tipo dar un pésame, nunca se que decir que no sea una obviedad, y sin embargo, aunque no suelo comentar aquí habitualmente, no puedo irme sin decir todo eso que se suele decir en estas situaciones.
Ánimo, un abrazo de desconocido y solo se me ocurre añadir que si cuando me muera alguien cercano escribe un panegirico como este la muerte me será mas leve.
Cuidese Vd. y deje que Groucho le cuide
Emocionantes palabras!
DEP
Mucho ánimo
Como otros han señalado, yo tampoco sé que decir en estas situaciones.
Así que mejor un abrazo, que no necesita palabras.
Que se joda el mundo, que se joda. Fuerza.
Ánimo. No queda otra que seguir hacia adelante. Siga pasándose por aquí a compartir.
En un momento tan duro es difícil poder decirle algo que le pueda servir. Sólo darle todo el ánimo posible y que tenga fuerza para seguir aguantándonos.
Un abrazo
Kabi
¡¡¡ Mucho ánimo !!!
Leyendo la entrada he sentido y revivido algunos hechos pasados y presentes que han ocurrido de forma similar, como a todos nos pasa…..supongo. Por muy especiales que nos creamos, a todas la especie humana nos persiguen esas miserias y mezquindades características del ALTER EGO humano y que desencadenan todo tipo de historias y relaciones grotescas. Que al final, lo que queda es lo bueno que es uno y como afronta ciertos acontecimientos desconcertantes en su vida. Nosotros nos empeñamos en nuestro libro…, en encariñarnos, en trabajar mucho, en lo que a cada uno se le meta en la mollera….. pero la vida tiene sus planes y lo único bueno que tiene, es que nadie sale vivo, sino imagínese tanto cabrón sin fecha de caducidad…. en fin. Que su padre es de nuevo polvo de estrellas y que quizás no se ha ido, quizás ha vuelto a casa (Gattaca) Siga disfrutando de lo que le hace sentir bien, siga escribiendo, que por cierto lo hace muy bien, y lo que tenga que pasar pues que pase…
Gracias Toni y un abrazo.
Un abrazo.
Hace años que no se muere ningún familiar directo, desde el fallecimiento de mis abuelas. Sin embargo, mis padres ya se van haciendo muy mayores y noto cómo se agostan sin remisión a gran velocidad. Su confesión a pecho descubierto, además de hacerme desprender alguna lágrima (ya le digo que es algo muy inhabitual), me ha hecho pensar en qué pasará cuando le llegue el turno a mis padres. Qué desazón, por favor.
No sea tan bueno escribiendo, por favor.
Un abrazo.
Mucho animo a los que se quedan y su padre que descanse por fin junto a todos los demás que se fueron.
Lo siento de veras, ya sabe que el que se va descansa, pero que jodidos nos deja a los que nos quedamos.
Lo siento.
Le he conocido hace unos pocos meses y le puedo decir que he leido su blog de manera sistemática a pesar de que el cine no es algo que llevara a mi isla solitaria. Le acompaño en el sentimiento y que esta nueva etapa de su vida encuentre al menos justo lo que necesite. No le deseo más pues algunos seguimos necesitando de la acidez, la crítica, y por su puesto la felicidad bizarra que produce su capacidad de expresar.
PD. Este es mi primer y probablemente el último comentario que haga en un blog de cine en mi vida
Empieza uno hablando de cine o lo que le apetece en una web de coches y se acaba ganando el cariño de todos los que le leemos.
Un abrazo
Yo lo siento también. Al menos lo ha contado usted como Antonio se merece.
Saludos.
J.
Un abrazo muy gordo
Mucho ánimo. Son situaciones difíciles, pero se superan. Un abrazo.
Lo siento muchísimo. Me ha recordado a cuando me despedí de mi padre, también hinchado por un maldito cáncer de pulmón. Unas palabras muy emocionantes.
Un abrazo muy fuerte.
Ánimo y un beso muy fuerte.
Lo siento mucho. un abrazo
Mucho ánimo, Toni
Aquí seguiremos apoyándole, hablando de cine, temas varios y lo que usted quiera.
Un abrazo virtual, pero de los fuertes
T.G. ( como creo que así quieres que se te conozca, en éste, tu blog para tus cosas y lo que te salga de ahí y de vez en cuando de cine ), creo que los que somos asiduos a leerte aquí esperábamos, más tarde o más temprano que tu padre dejara de sufrir y dieras La noticia. La transmites con llaneza, carácter, y también me da la sensación que con cierto sosiego y calma. Espero que ésto último sea así y aunque el mono de trabajo oscurecido de tu padre ya sólo quedará en vuestra memoria, ya tampoco sufrirás pensando en cómo lo venía pasando «últimamente».
Ánimo
P.D. Elecciones, juicios (de «ley» y de valor), asuntos morales, estado de ánimo, series, libros e incluso alguna película interesante que parece que viene. Necesitamos que nos cuentes cuando te apetezca y creas oportuno 😉 Soy tan egoísta que el vidrio licuado que me ha sobrevenido ligeramente a las cuencas oculares me lo quedo para mí también.
No olvide volver a llenar la nevera con más quesos proporcionados por amistades e intente disfrutarlos con ellas.
Hace unos meses te escribí en este mismo rincón que me habías hecho reir, y que la carcajada había resonado en el silencio de la madrugada del hospital, donde guardaba los sueños de mi madre, enferma también… Hoy me has hecho llorar, como un crío, como no lo había hecho desde que el 10 de agosto esa buena mujer que era también mi madre, dejó de respirar y, por fin, de sufrir. No solo por lo de la hinchazón y por lo del fallo del pulmón (cruel coincidencia). Le he recordado durante el fatigoso proceso de después, los pésames, la elección de lápida, herencia… recordé tus palabras de ánimo, cercanas, sabedoras del dolor que compartimos. No te voy a engañar. La pena crece, cada dia. Cada momento. Ya lo sabes. Pero yo me consuelo pensando que esa masa informe que ya no era mi madre, ya no siente asfixia ni dolor. Ya descansa. Pobre consuelo, lo se, pero es lo que hay. Te deseo que algo o alguien pueda mitigar por momentos ese eterno pinchazo en el estomago… amigo.
Que se joda el mundo…. Toni lo siento mucho, ánimo!
Un abrazo!
Palabras llenas de vida … Ánimo amigo
Palabras llenas de vida…. Ánimo amigo
Que se joda el mundo!De un huerfano a otro…
¡Pa alante!
Hace tiempo ya que este blog dejó en un plano secundario el cine y su autor se dedicó a desnudar sus tripas para mostrar sin alardes ni efectismos lo más sincero de sí mismo. T.G. lo usó como terapia para ahuyentar los fantasmas y dolores que lo desgarraban por dentro.
¿Y saben qué? Que su lectura es mucho más interesante e invita más a la reflexión que sus por otra parte magistrales y diferentes críticas de cine.
Gracias, estimado T.G. Gracias por compartir sus demonios, gracias por combatirlos junto a nosotros. Disfrute de la visión de su padre que ha elegido recordar. Me ayudará para tratar de encontrar una para el mío, convertido en una ruina humana derrumbado en una silla de ruedas y sujeto por una sonda nasogástrica.
Esa es la única verdad en el mundo. Seres humanos que empatizan sus sentimientos más internos, más suyos, más crudos y salvajes. Aguante, T.G. Avíseme cuando compre ese bidón gigantesco de gasolina. Le prestaré una cerilla.
Y que se joda el mundo.
No encuentro palabras. Ojalá pudiera expresarme con lucidez y proporcionar algún tipo de aliento. Pero no encuentro la forma. Reciba un abrazo cibernético, desde este lado de la pantalla.
Póngase su peli preferida en el DVD con el home cinema a todo trapo y si no se jode el mundo, al menos que se joda el vecino.
No suelo prodigarme en blogs, redes sociales y similares, pero, aún con cierto retraso, la ocasión lo merece, ya que este es el momento de agradecerle malos ratos de disfrute que sus opiniones y comentarios me dan. Un abrazo y mucho ánimo….
Lo que necesite no dude en pedirlo, que nunca se sabe si podremos entre todos complacerle o por lo menos reconfortarle