Hola señores y señoras,
¿Cómo están ustedes? Confío en que aprovechen el fin de semana para ir al cine, que es lo que todo ser humano que se considere digno de caminar la tierra debe hacer los fines de semana.
Ya sé que son malos tiempos y todo eso, pero beban menos gintonics y vayan más al cine, que ya nos conocemos.
Ahora mismo acabo de enterarme de que Mario Casas y María Valverde lo han dejado porque él se ha enamorado de otra actriz cuyo nombre no recuerdo pero que dice María Casas que eso no es así porque ya habían hablado antes de que él rodará la película y lo habían dejado pero la gente dice que no. Y además el del Cantante del loco (el tío ese que tiene la voz como si alguien le hubiera dado una patada muy fuerte en el esternón) le ha dejado (o le han dejado, no me sé los detalles de memoria) y ahora está solo y sigue teniendo la misma voz, lo que son dos disgustos muy fuertes el mismo día.
Espero que entiendan que estoy muy afectado por esto, así que si me notan raro es porque no es para menos.
Ahora que ya les he contado lo que me preocupa (muchísimo) déjenme que les prevenga: la semana que viene se estrena la mejor película española del año. Voy a decir más: la semana que viene se estrena una de las mejores películas del año.
Se lo digo ya para que puedan ustedes planificarse bien el próximo fin de semana: dejen a los críos con los abuelos, pongan el fútbol a grabar y cojan dos buenas entradas.
La película se llama La isla mínima y es un thriller tan absolutamente descomunal que si no vieras los rostros de Antonio de la Torre y de Raúl Arévalo, pensarías que ha salido de Nueva Orleans o de Nueva York. De hecho, a mí me ha hecho pensar en True detective o en Seven, imagínense ustedes mi desconcierto.
No soy de esos que consideran el cine español (en genérico) una porquería. Creo que el cine y es cine y para mí la calificación es bueno, regular, malo o coñazo. Sin embargo, y creo que en eso hay bastante unanimidad, la falta de ambición en el cine patrio es algo terrible y una gran mayoría de las producciones a las que se da luz verde son más de lo mismo. Las franquicias son un horror (Torrente es chabacana, vulgar y los chistes van dirigidos a los amantes del reaggeton y la bachata y a los garrulos del barrio) y abundan las obras ‘de autor’ a las que van cuatro gatos pero que son inmediatamente elevadas a ‘obra maestra’ por cuatro esnobs de pacotilla que regentan revistillas de medio pelo que no venden ni mil ejemplares.
La cuestión es que La isla mínima es la demostración de que algunas veces basta con un buen guión, un grupo de actores maravillosos y un director valiente para tumbar de un bofetón todos los topicazos sobre el cine que se hace en la piel de toro.
La isla mínima, dirigida por un director sensacional llamado Alberto Rodríguez, es la historia de dos policías a lados opuestos del mundo (no geográficamente, sino de un modo más emocional –y sociopolítico, si ustedes quieren) que son enviados a las marismas del Guadalquivir donde se dan de narices con un asesino en serie que lleva años acabando con la vida de las mujeres del lugar sin que a nadie parezca importarle un pito.
La ambientación por sí misma es ya una obra maestra, pero súmenle a un realizador con un brutal talento visual y a dos actores perfectos y tendrán una película que se clava en el cerebro como un tenedor y que te deja exhausto y despeinado.
Lo he dicho antes: es una de las mejores películas del año y lo único que espero es que se convierta en un gran éxito. De hecho, si esa cosa llamada Ocho apellidos vascos llegó a los 50 millones de euros con cuatro chistes y un actor tan mediocre como Dani Rovira, La isla mínima debería hacer 100 millones de euros y ganar seis Oscar.
Me temo que no pasará, pero por pedir.
Sean buenos, vayan al cine, y no se pierdan La isla mínima.
He dicho.
T.G.
Iremos, que buena pinta. La verdad que en los cines de mi ciudad hay ofertas como para poder afirmar que si no vas al cine es porque no quieres. Hay un cine que los miércoles está a 3 euros! Hay q hacerse socio pero bien vale la pena. Eso si, todo es con ticket descuento con fechas de caducidad, pero merece la pena. Aprovechando una de esas ofertas hemos visto el corredor del laberinto y ojalá hubiésemos corrido en dirección contraria. No se, creo que la edad no perdona ya. Como me he acordado de viejas películas de jóvenes y aventuras de los 80… Una cosa común en todas estas pelis es la falta absoluta de sentido del humor. Bueno, es lo que a mi me parece. Al final mejora desde luego y se pone más interesante. Pero la segunda la va ir a ver la madre de los actores, porque yo no. Saludos.
Curioso poner «topicazos» y «piel de toro» en la misma frase. Un bajón creativo lo tiene cualquiera, pero cuídese o acabará de periodista deportivo o taurino. O lo que es peor, periodista del motor.
8¬D
Hola,
Qué tal por el festival de San Sebastián, aprovechando el fenómeno que se llama «Euskadi Tropical»?
No la he podido ver [cuestiones de agenda], pero ha recibido críticas cruzadas. Cuestiones de gusto, supongo.
Eso sí, tengo ganas de ver cómo se desenvuelve Raúl Arévalo.
Deberían pagarle a usted. Realmente me han entrado ganas de verla.
Pues a mi «el niño» me parece un producto perfectamente exportable a las américas. De hecho, el guión me parece mejor que la mayoría de las plastas de Hollywood que a veces nos tragamos por causa de la crítica supuestamente especializada, que increiblemente a veces hasta les dan estrellas.
Y sin embargo al final se llevan a competir por los oscares a la chorrada esa de vivir con los ojos cerrados. Tiene su gracia, pero desde luego no para el público norteamericano
sí señor, una gran película. mi acompañante -escéptico- viendo anuncios de movierecord. una vez empieza, sin tregua desde el inicio (cuando quise preguntarle si le gustaba ya había pasado media hora). la historia, los personajes, lo que enseña y lo que insinúa…
Eso sí , al menos en la sala a la que fuí, ni el tato.
salduos,