He visto Thor y en unas líneas les hablaré de ello pero permítanme que primero me salga de los renglones y hable de un par de cosas que han llamado mi atención.
Veo en rueda de prensa a Rubalcaba, San Pedro para unos y el Cardenal Richelieu para otros, que habla de la cifra de cinco millones de parados (perdón, cuatro millones novecientos diez mil y pico) y declara “me voy a arriesgar, creo que hemos tocado techo”. Me asombra la elección de las palabras, ya que yo había pensado siempre que tocar techo era algo positivo mientras que cuando tratábamos de reflejar algo negativo utilizábamos la expresión “tocar fondo”. Supongo que debe ser algo inherente a los políticos, retorcer el lenguaje hasta que no los entiende ni la madre que los parió.
Sin embargo la mejor parte de su agudo discurso es cuando a continuación afirma que “me voy a arriesgar” para después rematarlo con su firme convicción de que “desde ahora la economía española crecerá”.
“Me voy a arriesgar”. ¿Qué riesgo corre el ínclito ministro al hacer esas declaraciones?, ¿Será privado de su sueldo de por vida si se equivoca?, ¿Le echarán de su ministerio por bobo y será sometido al escarnio público?, ¿Le llevarán a la Noria donde ese intelectual llamado Kiko, cuyos méritos residen en haber participado en el primer Gran Hermano, le cuestionará por el caso Faisán?. Pues no, no señores y señoras, si se equivoca dirá que la situación era peor de lo que pensaban, y que ellos no tienen la culpa y que la economía es global y que prefieren la lubina salvaje a la de piscifactoría y que las drogas ya no son tan buenas como antes y que dos y dos son seis, que lo acaban de descubrir mientras se bebían una horchata.
Y aquí paz y después gloria. Y mientras tanto aún no ha ardido ningún banco, nadie ha dicho ni pío sobre el hecho de que los eurodiputados ganen más que un futbolista (y vuelen en business por una cuestión de salud, pobrecitos/as) y seguimos todos leyendo primero las páginas de deportes a ver qué ha dicho Mourinho.
¿Qué nos pasa?, ¿Nos ha comido el alma el gato?.
Ah, y miro a la otra bancada, donde residen Trillo, Rajoy y compañía y –curiosamente- no me invade una sensación de paz y alivio sino que pienso en hacer la maleta e irme a Pernambuco. Igual soy yo, que estoy enfermo.
Ya está, ya lo he dicho, cada vez me acuerdo más de aquella canción de La Polla Records que decía “todos sabemos que hacer con ellos mientras nos quede gasolina”.
Y ahora Thor.
Reconozco que es mejor de lo que me esperaba, porque la verdad es que no me esperaba nada de nada. Dicho esto, me pregunto porque Agatha Ruiz de la Prada no sale en los títulos de crédito de la película ya que –una vez vista- es inevitable relacionar los conceptos “Asgard” y “Agatha”. ¿De verdad era necesario que todo fuera tan kitsch?. Estuve a punto de tener una indigestión coloreada, de esas que al final vomitas un arco iris: todo es tan recargado que da asco.
Pero bueno, el tipo que hace de Thor no lo hace mal (el pobre está casado con Elsa Pataky así que no le cuesta nada poner cara de atormentado) y la parte que transcurre en su reino, con Odin y demás empanaos, es estupenda, muy bien narrada y con un buen trabajo actoral. Cuando el pobre Thor llega a la tierra ya es otra cosa y uno no puede por menos que bostezar. A lo mejor es por la gravedad que hace que el martillo ese que arrastra de un sitio a otro pese como un muerto.
La cuestión es que es una película muy entretenida, Idris Elba (el mítico Stringer Bell de la serie televisiva The wire) es magnífico y se come cada escena en la que sale su personaje (el guardián Hemdall), Natalie Portman está excelente (como de costumbre) y la consecuencia de todo esto es que el producto (a pesar de la presencia de Agatha en el diseño de producción) es sólido y de magnífica factura.
Personalmente lo que más me apetece es el Capitán América (cuyo trailer es sencillamente impresionante) pero reconozco que he disfrutado notablemente con Thor y compañía.
Con los tiempos que corren no es poca cosa.
Abrazos/as,
T.G.
Yo le doy una idea para limpiar la maldita casta política que hemos dejado crecer en esta cosa llamada país: usar el martillo de Thor para aplastar las cabezas de los politicuchos que tenemos.
Yo también he visto la película. No está mal, pero le sobra metraje y colores, como bien dice. Capitan America promete, a ver si no defrauda. La que ya no tiene buena pinta es la de X-Men (el origen del origen de los orígenes): creo que han explotado demasiado esa parte del filón.
Saludos.
Hablando de tocar techo, una viñeta que viene al pelo
http://blogs.publico.es/medina/files/2011/05/01_05.jpg
Sé que no tienen mucho que ver, pero la última de «superhéroes» (si la podemos meter en ese género) que he visto fue Watchmen y me gustó muchísimo, estará Thor a su altura?
SDS
Lo que hace falta es una guerra termonuclear.
http://www.youtube.com/watch?v=ghUku5InniQ
Respecto a Thor, yo en cualquier momento me espero un cameo de Amon Amarth.
Me voy a arriesgar: Rubalcaba es un mentiroso compulsivo que piensa que la politica es como una ruleta de un casino donde se puede escuchar eso de «hagan sus apuestas»… Por todos es conocido que ya son mas de 5 millones de parados si no utilizamos la cuenta la vieja, o mejor dicho, la cuenta de Caldera… Me voy a arriesgar: no es que me fie de ningún político pero de este si que no me fío.
Sobre la pelicula… no me voy a arriesgar y no voy a ir a verla… sobre las palabras de rubalcaba… sin comentarios… me recuerda a esa otra película: «mentiroso compulsivo».
Sobre el ministro Octavio Acebes…
Al leer lo de «tocar techo» he recordado otra rueda de prensa en que demostró su «habituación» a los ppt y pps. A eso que él llama «los powerpoints» y que el resto de seres humanos no Windows-dependientes llamamos «presentaciones». Mr. G, podría ser que la representación bidimensional del número de parados crezca hacia el techo, mientras que la economía decrezca hacia el fondo. Simple cuestión de gráficos.
Pero que si por mí fuera cerraba las puertas del congreso, del senado, de las juntas autonómicas, de las diputaciones provinciales, de las corporaciones municipales y de algo más que se me olvida y… Y lo que sigue es una escena de la Odisea con Ulises hundiendo su broncínea espada en el hígado de los pretendientes, Telémaco desparramando sus sesos con el hacha de doble filo y a mi Sra. Diosa Atenea clavando su lanza entre sus costillas, atravesando su pecho hasta hallar su corazón y acabar con su malvada existencia entre chorros de sangre caliente y negra.
¡Ostras, creo que me he manchado los calzoncillos solo de pensarlo!
Pero volviendo a la realidad, creo que tiene usted razón. Los ingleses al que no reacciona ante los problemas con la celeridad propia de un inglés le dicen que tiene agua en las venas.
Antes los españoles para personas con esa pachorra decíamos que tenían sangre de horchata. Porque un español, por mucho que demuestre falta de respuesta al estímulo, siempre tiene algo ahí dentro. Aunque solo sea horchata. Pero siempre tenemos algo de genio, de mala leche si es preciso.
Pues no. Eso se acabó. Nuestros mayores nos estarán observando asomados a sus nichos y fosas con suma repugnancia. ¿Cómo podemos ser descendientes de gentes que se enfrentaron uno contra cien a los terribles indios mexicas que sacaban el corazón a sus víctimas? De gentes que preferían quemarse vivos antes que esclavos de los romanos. De (estúpidos) héroes como nuestros abuelos, capaces de matar y hacerse matar por ideas tan peregrinas como la españolidad de Sidi Ifni. (Si el nombre lo dice, Sidi Ifni, que está a medio camino entre Hondarribia y San Pedro del Pinatar).
No. Los españoles tendríamos que estar haciendo cola en la embajada rusa para pedir la nacionalidad de un país que siempre se sometió a tiranos, fuesen los zares, los estalinistas o Putin.
El que no tiene nada que perder usa toda su fuerza de forma violenta para conseguir sobrevivir. Salvo si es un español del siglo XXI. Entonces sigue creciendo sobre el estiércol de caballo, junto a los demás champiñones.
Sobre Predic-«Thor»…
Lo siento, pero es que los «superhéroes» de Marvel nunca entran en el congreso de los EE.UU. y sacan a leches a los pagados de los lobbies. Se meten con malos de otros planetas, con mutantes malos y con malos mutantes. Pero nunca se meten con malos de verdad.
Mis superhéroes cinematográficos son de fuera del TBO. Por ejemplo, la pareja de ángeles del Señor de «Dogma», que se cargan al consejo de administración de su empresa. O los pre-prejubilados de la empresa de seguros de «El sentido de la vida», que logran librarse de las jerarquías economicistas para disponer su bergantín para el combate contra los grandes galeones multinacionales. O el tarado de «El club de la lucha», cuando consigue acabar con la economía a crédito que roba el futuro a millones y millones de estadounidenses.
Sí, esa misma economía que aquí hemos practicado durante decenios y que antes se llamaba «vivir de prestado».