Hola amigos/as,
Siento llegar pelin tarde a mi cita con vuesas mercedes, fui invitado a unas conferencias sobre los legendarios Monty Python (que el año pasado cumplieron 40 años) y me fue imposible decir que no.
Es un problema que tengo, me cuesta horrores decir “no”.
Hoy debería hablar de varias películas y sin embargo solo hablaré de una. Y solo hablaré de una porque con ésta basta y sobra. Además, me hace especial ilusión que mi baba cayera sin remedio sobre el enmoquetado suelo del cine viéndola porque tengo un apego incurable a la obra del señor que la firma.
Hablo de Shutter Island, el último filme de Martin Scorsese.
Hace un tiempo (no me preguntéis cuanto, mi cerebro hace tiempo que dejó de procesar datos con la presteza que se le supone) leí una novela que me dejó perplejo: se llamaba Shutter Island y la había escrito un tipo llamado Dennis Lehane.
Lehane es un genio en eso de juntar letras, un hombre con adicción al género negro, preciso como un bisturí –en las manos apropiadas, claro está- a la hora de diseccionar personajes y capaz de amasar tramas cristalinas sin ahorrarse densidad. Sus personajes clásicos son los detectives Patrick Kenzie y Angie Gennaro (que protagonizaron aquella preciosa película de Ben Affleck –adaptando a Lehane- Adios pequeña, adios) aunque también sabe vivir sin ellos, tal como demostró en Mystic river (llevada a la gran pantalla por Clint Eastwood) o en la película que nos ocupa hoy.
Hay algo en la novela que amenaza con dejar sordo al lector (algo que nunca llega a pasar), y es que en su alambicada trama se oye gritar a varios géneros distintos sin que el resultado final sea ruido puro y duro sino más bien una sinfonía. Sí, ya sé, estoy tratando de ser poético y blablabla, pero lo cierto es que la gran virtud de Lehane en este libro es conseguir abrazar temáticas radicalmente distintas (el toque detectivesco, el matiz de época, el drama clásico, el thriller moderno…) sin que ninguna de ellas salga lastimada. Es mas, el escritor consigue que parezcan hermanas gemelas.
Scorsese añade a eso una factura tan impecable que al cinéfilo de pro es probable que experimente aquel bendito evento que acostumbra a suceder con el buen sexo (la palabra que empieza y acaba con una “o”). Pero no solo eso, el director consigue meter la cabeza del espectador en una bañera llena de agua y no deja que la saque de ahí hasta dos horas y cuarto después. La conclusión es que uno sale agotado, exhausto, con las marcas de los dedos de Scorsese en la garganta.
¿Y eso porque? Bueno, la última vez que yo sentí algo así con Scorsese fue gracias a El cabo del miedo. Su combinación de estilo, ritmo y guión me sentó como una patada en el culo (de esas que dicen “espabila muchacho, ¿pensabas que ya nada podía sorprenderte?”). Shutter Island sería la versión redux (con perdón por la palabreja) de El cabo del miedo. Una visión radical, distinta, pero igualmente brutal de una realidad que nos parece contemplar a través de una gigantesca lupa. Esa distorsión –mayúscula- actúa como un catalizador: pone los sentidos en alerta roja, nos obliga a mirar de frente y, finalmente, nos despacha con uno de los desenlaces más fieros que el cine “comercial” ha regalado a la audiencia en mucho, muchísimo tiempo.
Scorsese ha vuelto amigos/as, y no está para estupideces: Shutter Island es la obra de un hombre que sigue siendo capaz de arrancarnos las tripas con una sonrisa.
No os lo toméis de forma literal (nadie va a arrancaros las tripas) y corred a ver a DiCaprio (que actorazo señores y señoras, que bestia) en el papel de su vida.
Si no os gusta podría devolveros el dinero. No lo haré, pero podría.
Que conste.
T.G.
«Es un problema que tengo, me cuesta horrores decir “no”.»
Espero que se haga acreedor de tal información y no sea capaz de decir que «no» a una entrada especial sobre esos precursores del cine moderno con estudiadas coreografías de lucha. Me refiero, por supuesto, a Bud Spencer y a Terence Hill.
Pues a pesar de que me sorprendió el desarrollo de la película, creo que deja muchos cabos sueltos el guion, algunos muy simples. Pero si Vd. consigue realmente entrar en la película, probablemente no se de cuenta de nada de esto.
La música (al menos en los Dreams) resulta un poco atronadora, llega a cansar (al menos a mi). Magnífico Di Caprio en su papel, aunque sigue teniendo demasiada cara de niño para que algunas cosas resulten creibles. En 5 años estará madurito del todo, esperemos que siga así, eligiendo las películas.
Reconozco que la novela que he leido de Denis Lehanne (Mystic River) me impresionó. Tardé en entrar, pero mereció la pena.
Como muestra de los cabos sueltos de lapeli que nos acupa sirva un botón: Subiendo nuestro protagonista a una torre de anchura claramente decreciente, las habitaciones que encuentra van siendo cada vez mas amplias (?). Y no me diga que es a posta.
De todos modos, creo que si van a verla no se aburrirán en absoluto.
Pues lo siento, me invitaron a verla, de lo contrario exigiría el reembolso prometido… La película se deja ver, DiCaprio bastante bien, Von Sydow también, Ben Kingsley cada día parece más una parodia de sí mismo… La pelicula es previsible, encajada según un esquema usado montones de veces (Scorsese empieza a parecerme inflexible, anquilosado… La edad no perdona a nadie). La banda sonora es criminal, un continuo aporrear de teclados con graznidos en crecendo, casi siempre mal ubicados. Y no sigo por no fastidiar, pero ponerla a la altura del cabo del miedo es exagerar mucho las cosas. Hay que ir al cine sobrio, o sin medicarse ;D
A mí no me gustó, me parecio bastante mediocre.
Aunque tenga detalles buenos también tiene muchos otros muy burdos, y la sensación que me dejó fue la de haber visto una «buena» película de las de sobremesa de sábado en Antena3. De las de «basada en hechos reales».
Saludos.
Martin es grande pero cuando como todo el mundo puede tirarse un pedo y los demás no tenemos porqué caer en la clásica situación de «El traje nuevo del emperador».
De la película me gustó la excelente interpretación, la aceptable fotografía y la correcta dirección. Mención a parte para la ambientación: la isla y sus edificios ¡me encantan los lugares así!
El guión es previsible, algunos flashbacks son ridículos y por resumir un poco decir que hace tiempo que ví El Sexto Sentido y aún más The Game.
Desde luego está muy lejos de las mejores de Martin.
Yo no me he leído el libro, pero se supone que hablamos de una peli, así que diré lo que me ha parecido la película:
La película me ha parecido la versión buena de una historia de sobremesa de Antena 3.
Con medios más que sobrados, con actuaciones buenas, quizá la mejor la del subordinado del protagonista (nadie está para tirar cohetes, ni siquiera el congestionado Di Caprio), con una foto digna de Scorsese…
Se me han hecho insoportables los flashbacks y las ensoñaciones, también relacionadas con el presupuesto que permite a un director darse autorienda suelta y martirizarnos con extensísimos paréntesis en la narración que no aportan nada nuevo, ya cojones ya, ya vemos que el señor protagonista tiene unos tormentos y unos traumas muy gordos.
Las citas (gratis, a mi entender) del nazismo son una autopaja mental del autor, y personalmente me cansan sobremanera. El día que los seres humanos dejemos de hacer películas y novelas metiendo cuñas nazis seremos un paso adelante en la ¿evolución?
Especialmente cantosos son los cadáveres congelados «sobremetrados» (¿había que rentabilizar lo bien que le quedó al de los Fx?) y el travelling de la ejecución masiva, que parece algo así como una cuña-trailer publicitario de Scorsese, «porque yo lo valgo», hecha para que se pase una y otra vez cuando los resúmenes audiovisuales hablen de su obra y la gente diga, Oooooooh, porque mira que viene poco a cuento.
Los minutos de metraje de la señora esposa del protagonista se me hacen insoportables.
La historia de psiquiátrico con secreto encerrado, la historia de todo era mentira me la han pasado tantas veces que me sorprende tanto como encontrarme un botellón en un parque un fin de semana.
La película no obstante se lleva bien para el metraje exagerado que tiene, en buena parte exagerado porque los flashbacks aportan más bien poco a la historia, sí a la sensación de angustia y tormento con la que se nos quiere remover del asiento, así lo entiendo. Historia bien narrada, con un click de angustia y suspense que te mantiene pegado al asiento sin dormirte.
Por cierto, ahora que dice lo desenlace «fiero», esa última vuelta de tuerca está muy bien, sí, pero con un guiño al espectador grueso comepalomitas que le quita parte de la radicalidad (no voy a decirlo por si le chafo el baile a alguien). Si analiza bien el final, verán que hay un mensaje clarificador de lo que pasa, parece algo así como «espectador, como sé que eres tontolhaba, te pongo aquí la cuñita en forma de pincho que te quede bien claro».
En fin, para mi la película bien, pasable. De ahí a entusiasmarme…