Buenas,
Esta semana no hablaremos de Avatar, lo prometo (aunque podríamos, que quede claro).
De lo que si hablaremos es de tres películas acabadas de estrenar (de hecho han llegado a las carteleras este mismo viernes) con recepciones diversas y opiniones encontradas que me propongo serviros en las próximas líneas.
En primer lugar hablemos de un filme de culto que al parecer ha entusiasmado a las plateas modernas (esas que parecen vivir exclusivamente del drama y el experimento) por motivos que se me escapan: hablamos de Precious.
La película es la historia de una chica gorda (no pretendo ofender a nadie, basta con ver Precious para saber que con ese hecho se resume el endeble entramado argumental del filme. Para que nos entendamos, como si a un caballo le dieran las patas de un caniche y pretendieran que ganara el Grand National) cuya parentela se dedica a tratarla a patadas, remarcando continuamente lo rastrera y patética que es su vida.
Yo no tengo nada en contra de que se aplasté al espectador con bota de hierro subrayando durante todo el metraje lo miserable que es el mundo y los que lo habitan. Ahora bien, pretender que eso sea cine de altura me parece deleznable. Puedo salir de la sala hecho polvo pero eso no significa que la película me haya conmovido. Es más, unos cinco minutos después de ver la película me tome un pincho y ni por un momento acudió a mi cabeza la imagen de la pobre niña gorda. Eso no es porque no quiera empatizar con ella (cosa que haría encantado ya que no me llevo nada bien con la intolerancia y el abuso sistemático) sino porque el director es tan maniqueo y carga tanto las tintas que cuando uno lleva media hora soportando el temporal en la barquita piensa “anda y que os den”.
Seguro que alguno/a me dirá que la vida es así, que todo es muy duro y blablabla. Lo cierto es Precious parte de una excusa tan peregrina como banal que no sabe resituar para que el espectador pueda sentir el dolor de la pobre chica. En cambio asistimos a un ejercicio de voyeurismo francamente intragable. No dudo de que habrá quien la disfrute, faltaría más. Cada uno es es de su padre y de su madre y no seré yo quien diga lo contrario.
Eso sí, que quede claro que se dice por ahí que la película es una de las claras favoritas a los Oscar. Pues vale.
Del siguiente estreno ya hemos hablado en más de una ocasión, se trata de La Carretera. La magnífica (superlativa diría yo) adaptación que el australiano John Hillcoat ha realizado de la maravillosa novela de Cormak McCarthy. Yo la considero de visión imprescindible aunque solo sea por la fotografía de Javier Aguirresarobe y el espectacular trabajo de Viggo Mortensen.
Y por último, no me olvido de la última película de Vicente Aranda, Luna Caliente, esa “cosa” (lo siento, no se me ocurre otro sustantivo para el artefacto) donde unos actores fornican y él se pone caliente (cuando digo él, me refiero al director, que quede claro). Si la vamos a ver con mucho (mucho) sentido del humor hasta le podemos encontrar su gracia y todo: la escena donde el protagonista embiste por detrás a la protagonista (no diré sus nombres, no quiero crearles mala fama, un error lo tiene cualquiera) en un funeral, y en el fondo vemos a Jose Coronado, con bigote de guardia civil, tocándose el paquete, es una de las cumbres creativas del cine español en los últimos años.
Digo yo, ojo.
Pues hala, ya me diréis si habéis ido a ver algo de lo antes mencionado, como el bloguero Croquetas expuso con brillantez vuestra opinión es lo que me hace seguir motivado, así que ya sabéis.
Abrazos/as,
T.G.
Vaya bodrios nos ha traído esta semana, señor del blog; vale que la cartelera de actualidad no da para más, pero si no lo hace y no estando constreñido por otra cosa que su libérrima voluntad, ¿no podría traernos Cine con mayúsculas así sea de años fílmicamente más felices?.
Háblenos de «La gata sobre el tejado de zinc», de «La costilla de Adan», «Rio Bravo», «El apartamento», «El halcón maltés», «La reina de África», «Cowboy de medianoche», «Apocalipsis Now», «El hombre tranquilo» … tantas, y tantas para que usted venga y nos suelte una chapa sobre una gorda…
En qué poco nos valora.
Suya servidora mientras aleje las manos del plato,
Croq.
«Rio Bravo»
Me ha dado Vd en un punto debil, Sr Croquetas. Una de esas de John Wayne que podria ver doscientas veces.
Pensandolo bien, no debo andar muy lejos de esa cifra…
Me encanta tambien «Eldorado», que no deja de ser la misma pelicula, pero con Robert Mitchum en lugar de Dean Martin.
Siempre nos quedará Haneke… La cinta blanca, oiga, eso sí que es embestir por detrás.
Siempre nos quedará Loach… Buscando a Eric, oiga, qué grandes todos.
Coincido con usted en lo de Vicente Aranda. Pero yo no voy a ir con medias tintas, con eso de que uno tiene un error, porque este señor viene de hacer Lolita´s Club, o sea, que reincide. Hay por ahí directores (apunte en la lista a Bigas Luna) cuyo morro llega ya al suelo, pero ahí está quien le sigue pagando sus pajas cinematográficas (lo de pajas es literal).
Pues Precious tenía para mi cierta atracción, ni que sea por su impactante cartel. No me mueve a ir a verla al cine, pero merecerá un visionado en su momento.
Yo estoy feliz. El jueves fui a una filmoteca a ver Moon. Y disfruté con el planteamiento y con el estoicismo de los personajes ante su triste destino. Y también con cómo aguanta de bien ante el (previsible) punto de conflicto. .También de la impresionante fotografía (imagino que hecha con poco dinero, aunque no tan poco).
Después disfruté en video el sábado con Frozen River (río helado), una película tan pequeña como altamente recomendable, y de esos filmes que te hacen pensar que realmente la sensibilidad femenina existe, y que es distinta a la de los hombres. Me cuesta pensar que un hombre (alguno hay, claro) sea capaz de parir esos personajes, tan reales, tan al límite de lo cotidiano, y al tiempo tan estoicos (otra vez) y bondadosos en el fondo de su ser. Y como hilo un conductor un argumento de thriller, cuando menos, de quitase el sombrero.
Y para terminar anoche El Secreto de sus ojos, una peli que tiene en sus créditos iniciales los 10 carteles habituales de televisiones, ministerios, icos y demás productores nacionales, con depósito catalán, pero que es argentina hasta la médula (que alguien lo explique, por favor). Una buena peli, con momentos intensos, algunos memorables, y un ramillete agradecido de comedia entre el drama, condimentado con tópicos argentinos que se hacen llevaderos (como siempre) por las interpretaciones. Ay argentinos, si no os obcecarais siempre en los amores imposibles de tócame roque roque no me toca, en los personajes reconcentrados e intensos hasta el empalagamiento… en fin. La peli merece la pena, como digo, está bien escrita (está demasiado escrita, Al estilo Campanelllllllla), y tiene cosas muy buenas, las ya dichas, a la que hay que sumar 25 minutos finales que parecen un extra sobre la película donde todo lo abierto se cierra, y sobre todo ese plano secuencia impresionante del partido de fútbol a lo Alfonso Cuarón, fotográficamente deslumbrante. Aviso para los que la vean: durante los primeros 20 minutos no te vas a enterar de nada, ten paciencia, que te sirva de entrenamiento, joer, ya que la pagamos con nuestros cuartos, lo mínimo que podíamos pedir es que entendiéramos lo que dicen, ¿no?
Que siga la buena racha…
Por cierto, apunte también en mi lista a Álex de la Iglesia. Su próxima peli (Balada Triste de Trompeta) va de unos payasos tristes con pistola en un entorno de circo de los horrores. ¿Pero qué le pasa a este tío con los payosos tristes? (véase Crimen Ferpecto).
Para la misma se ha reunido del mismo equipo de actores (prácticamente) que la de Plutón BRB Nero y anteriores. Vamos, que está rodando un Plutón BRB Ferpecto en el circo Muertos de Risa de la Guerra Civil.
Que me bajen, por favor, que me bajeeeeeeeeen (dicho gritando desesperadamente con una camisa de fuerza puesta sobre un tiovivo).
Me he llevado una alegría, algo contradictorio tras una hora y cuarenta minutos del drama que se supone que es «The Road». Pero es que me ha dejado muy sabor de CINE, así con mayúsculas.
Sólo dos detalles mejorables, bueno tres. La ceniza, tenía que ser onimpresente, inundarlo todo y contaminar todo. Kodi Smith-McPhee, se me ha hecho algo insoportable, aunque probablemente la culpa la tenga Viggo Mortensen que canaliza toda la empatía hacia si mismo. La campaña de marketing colgando una escena completa en elpais.com que solo sirve para ahuyentar a su público potencial.
Un saludo.