Esta semana tenía una cita para conducir el Peugeot iOn, pero no pudo ser. Me tocaba el lunes por la tarde, pero cuando iba a ser mi hora, el coche se quedó sin batería y no pude darme una vuelta. En parado sí me subí y les puse aquí una foto de adivinanza.
No entraba en los cálculos de los responsables de Peugeot que el coche se quedara sin batería tan pronto. No entraba en sus cálculos porque no previeron que fuera a hacer tanto frío en Madrid en mayo y que fuera imprescindible poner la calefacción del coche para no pasar frío.
Al principio me dijeron que esperara media hora (de recarga con enchufe normal, a 220 voltios). Les pregunté si creían que en media hora iban a conseguir carga suficiente para una vuelta de cinco kilómetros.
Quien más sabía del asunto me miró aliviado.
— No. Yo prefiero que vengas mañana. En media hora no da tiempo a nada.
— Vale. Vengo mañana. ¿A qué hora?
— Ah, muy bien, vente mañana que está aquí Marc Gené. Ha quedado con las teles a las nueve y luego vas tú. Vente a las diez y te das una vuelta con él.
— De acuerdo. Pero muy puntual que tengo una reunión a las 11:30.
A las 11:05 del día siguiente subí con Marc Gené para una vuelta a la manzana, en el asiento de al lado (el izquierdo, es una unidad con volante a la derecha). Ya llegaba tarde seguro a la reunión, pero ya que estaba Marc Gené me tenía que subir con él.
No hablamos ni de fútbol (lógico), ni de coches, ni de Ferrari, ni de Peugeot, ni de Alonso, ni de Fórmula Uno ni de las 24 Horas de Le Mans. Marc Gené y yo hablamos de coches eléctricos y de política. Un disparate.
El atasco brutal hizo que la vuelta a la manzana durara 20 minutos. Lo primero que me dijo Marc Gené, muy profesional, es que el coche era «igual que uno de motor de combustión interna por estabilidad y por frenos. Y es muy agradable que no haga nada de ruido. Lo que más sorprende es que giras la llave y no suena nada».
Entonces yo le hablé de la autonomía y de que con el acelerón que había dado al salir del semáforo en subida por la calle Velázquez no iba a llegar a los 130 kilómetros. Luego le conté que con la calefacción puesta a tope la autonomía se reducía a la mitad (unos 60 kilómetros). Le sorprendió.
Yo recordaba que Marc Gené había estudiado Económicas en Inglaterra y le hablé de las ayudas públicas previstas para el coche eléctrico (casi 1.000 millones de Euros si se cumplieran las previsiones de ventas del gobierno) y de la fiscalidad del combustible para el automóvil.
Como la vuelta se alargaba, él empezó a hablar de cuáles eran las prioridades de los políticos y cuáles las de los ciudadanos. Me habló de unas obras previstas para la Diagonal de Barcelona y de si ahora era el momento adecuado para plantearse esos asuntos.
Hablamos de la posible demanda de vehículos eléctricos, de si se cumplirían las expectativas del gobierno y me preguntó el precio del iOn. «Casi 30.000 Euros después de la ayuda del Estado. Sin la ayuda cuesta 35.000 Euros»
No dijo nada, pero yo lo miraba. No pudo disimular la cara de pasmo.
Ya estábamos al final de nuestro recorrido. Le deseé mucha suerte para LeMans.
— Muchas gracias.
Gracias a ti Marc, por hacerme de chófer en el atasco de Madrid. Por ser un chófer que frena con el pie izquierdo.
No tengo un coche eléctrico, sino »semi-eléctrico».
Mi impresión es que »ayuda», en el sentido de que favorece, añade, aporta, pero en todo caso, no sustituye al motor de combustión. Favorece el consumo, aporta aceleración…
No sé si me explico bien… es como uno en casa… ayuda, aporta, en las tareas de la casa, en el cuidado de los hijos, pero mi mujer es que la que »soporta» todo, es decir, como el motor de combustión.
Un coche totalmente eléctrico, ya no se trata de »aportar», sino que tiene que »soportar». Si me tengo que rascar el bolsillo mas que en uno normal, y si no tengo la autonomía que en uno normal, o soy el mas ecologista del mundo, o no tengo razones en las que sustentarme. Y todo esto, para aquellas personas que no les gusten los coches, porque a poco que te gusten… si no »ruge», si no acelera, si no te »transmite» sensaciones…
«Y todo esto, para aquellas personas que no les gusten los coches, porque a poco que te gusten… si no ”ruge”, si no acelera, si no te ”transmite” sensaciones…»
No piense que a quien le gusten los coches le han de gustar como le gustan a usted, ni se crea la vara de medir del automovilista entusiasta.
Tengo cinco coches. Desde los treinta y pocos hasta casi quinientos caballos. Compito en pruebas nacionales de automovilismo. Creo que me gustan los coches y mucho. Uno de ellos es un híbrido. No suena, no «ruge», me aporta otras cosas. Algunas sensaciones son más deportivas que las que puede ofrecer un coche con una mecánica de combustión porque los motores eléctricos no tienen retrasos en la entrega de potencia, simplemente se disparan, como una bombilla.
Creo que es importante no confundir la afición con el ruido. Muchos aficionados adoran el ruido y atronan nuestras calles perjudicando nuestro descanso, nuestra tranquilidad y alterando nuestros nervios en nombre de la afición, entendida como usted la entiende.
JM
JotaEme, BRAVOOOO!!!!!
Si no son capaces de tener carga en el coche para dar cuatro vueltas con periodistas, como quieren que alguien pague 35.000€ por ese absoluto engaño.
Por 35.000€ me da para un leon tdi de 17.000€ y me queda para 300.000 km de diesel a 6 litros a los 100 (redondeando). Me ahorro la electricidad y si quiero usar el coche para hacer un viaje (cosa bastante probable en 300.000 km de uso) puedo.
Por otro lado, me parece impresentable que se gaste el dinero de todos en ayudar a las marcas a vender un producto que no tiene mercado. Son ellas las que van a ganar dinero si esto funciona, por lo que son ellas las que deberían invertir en el producto y currarse su I+D para conseguir reducir precio, no cobrárnoslo a todos nosotros que no vamos a tener un coche así mientras duren las ayudas.
Me alineo con arpem, la contraposición de jotaeme me parece un poco excesiva focalizando en el asunto del ruido, una cosa es un bonito sonido de motor y/o escape y otra cosa un estruendo (que además, no tiene por qué ser bonito) molesto a otros usuarios. En la calle, muchos a los que nos gustan los coches nos hemos de quedar con esos detalles que aportan sensaciones, más que efectividad y deportividad pura; la calle no es un circuito ni una competición, y entre ellos está un sonido decente.
Jotaeme lo ha dicho, compite. Como se puede desahogar (y hacer todo el ruido que quiera) en pruebas de circuito o carretera cerrada, no necesita un poco de «libertad» cuando va a comprar al hiper. Pero los «humanos» tenemos un sólo coche, dos como máximo. No tocamos circuito más que cuando se puede, y cada vez se puede menos. Y ya que dependemos de un único medio de locomoción, nos gusta que nos aporte un poquito, algo, de lo que Jotaeme recibe en sus competiciones. No entender la postura de Arpem es, simplemente, una falta importante de empatía…
El artículo corrobora lo que siempre he dicho: que nos intentan colar esta tecnología sí o sí… pero que todavía no funciona.
No podemos olvidar que en muchas zonas de España, cuando no hay que llevar la calefacción puesta hay que llevar el aire acondicionado, con lo que la autonomía se reduce.
Pues si se trata de sensaciones -y hablo sin probarlo, sólo por lo visto en vídeos- no me negarán que el Tesla Roadster sí que aporta sensaciones, y es eléctrico puro. Otra cosa es que alguno prefiera el ruido de un motor de explosión a 7000 vueltas, pero para eso también han inventado el sonido «Lotus» para implementar a híbridos y eléctricos (en el Prius ya se puede poner y se ¿inventó? para evitar atropellos en ciudad).
Aparte de todo eso del ruido y las sensaciones, el problema más acuciante que veo con el tema de vehículos eléctricos es su poca versatilidad. Sí, vale, son ecológicos, sostenibles y demás zarandajas de moda, pero
-no son económicos, ya que su coste más elevado debe sumarse también al coste de mantenimiento para calcular la inversión a largo plazo.
-no son versátiles, porque o son pequeños o tienen pocas plazas o poco maletero, y muy poca autonomía y mucho tiempo de recarga, lo que los hace nada prácticos para la mayoría de las familias españolas.
A corto plazo le veo más futuro a los híbridos, tipo Prius/Insight o bien Ampera/Volt, que permiten mayor autonomía con el apoyo de un motor térmico, con un menor consumo, menor contaminación y un precio similar a los vehículos tradicionales.
Al final, los eléctricos serán para grandes flotas de empresa o ayuntamientos, que se beneficiarán de subvenciones que pagamos entre todos. Y eso si no acaban incluso algunas unidades pudriéndose en aparcamientos porque tampoco a ellos les resultan útiles.
Un saludo.
@6.- La empatía me salta por los aires cuando un aficionado me despierta de madrugada con la suya a 95 dB’s. Nada tiene que ver competir con molestar, ser aficionado con meter ruido, ser empático con entender que nos molesten.
El ruido es una de las principales causas de estrés. Yo ya me estoy quedando sordo en las carreras, una sociedad silenciosa es una sociedad un poco más relajada. Si no somos capaces de controlar el ruido que generamos, abogo por suprimirlo y es que aún espero ver alguna vez que se multe a alguien por exceder los límites permitidos a vehículos.
Lo que no es admisible es comprender que la afición pasa por entender que otros hagan ruido, el día que yo sea comprensivo con uno que perturbe mi descanso será el día en que me haya fundido en negro.
JM
Amén, JotaEme.
El ruido es una invasión de la intimidad semejante a que uno señores se pasearan por tu casa.
Yo tengo un problema de ruidos en mi calle y no sé que hacer para atajarlo, ya que la autoridad competente no considera pertinente pasarse por el lugar con la misma rapidez y eficiencia que dedica, por ejemplo, a multar un coche en doble fila. Quiero meter el asunto en vía judicial, pero aventuro más problemas para mi y ninguno para los ruidosos.
Yo vivo en la costa, en un pueblo dedicado casi en exclusiva al turismo. Justo al lado de la zona de copas edificaron, años después de estar los pubs, un bloque de apartamentos. Y se vendieron. 20 años después, a través de no sé cuantos juicios, los vecinos han logrado que la zona de copas sea clausurada porque el nivel de ruidos era «insoportable». Conozco a varios propietarios, y ni uno sólo intentó aislar acústicamente su casa (y mira que cada día tenemos más posibilidades), prefirieron gastarse el dinero en abogados y lograr lo que han logrado: Una grandísima indemnización, a costa del ayuntamiento (osease, de todos los vecinos) y el cierre de uno de los motores económicos del pueblo.
La ciudad es bullicio, es ruido; si no es un motor, es gente, es un bebé llorando, es un perro ladrando o unos pájaros en un árbol. Si se busca silencio, a vivir al campo. Y si el límite de tolerancia nos ha bajado tanto que no podemos «tolerar» el ruido que hace el camión de la basura (hasta esos extremos hemos llegado) igual el problema no es el mundo, sino nosotros…
No, Ayatolah, el progreso no se mide en decibelios. Una normativa laxa en términos acústicos y un deficiente control se traduce en eso: en vecinos que no descansan, juicios y locales precintados. ¿Quién gana?. Nadie.
Los locales debían de haber estado preparados para absorber el ruido generado y el coste lo debe asumir quien genera la molestia, no los vecinos que quieren protegerse de una agresión que no tenían por qué soportar.
Si los propietarios de esos locales hubieran protegido sus inversiones, habrían seguido en funcionamiento y los vecinos no habrían buscado el cierre. Que lo hayan conseguido, Sr. Ayatolah, no es la resultante de un empecinamiento malvado sino de que la razón y el Derecho les asistía.
Hay que viajar un poco para poder ver cómo tratan este asunto otros países y entonces darse cuenta de que estamos en un país de bárbaros donde la libertad se confunde con el libertinaje y el individualismo se mezcla con la insolidaridad y el desprecio al bien común.
JM
Me parece increible que nos tomen por tontos hasta el extremo de intentar vender como sustituto de un coche normal este modelo.
Que se larguen y vuelvan cuando tengan algo que valga la pena. Que pena, tres marcas de coches para este fracaso.
Buenas.
A ver, a ver… que me he explicado mal, no era ese el sentido que quería decir.
Con »ruido» no me refiero a que un tío con un »tubarro» vaya haciendo al cafre en mitad de una calle. Eso, yo tampoco lo quiero, disfrutar de un coche no es que lo disfruten los demás, o lo sufran, sino a que uno lo haga para sí mismo.
Con »ruido» me refiero a »música», a ver si me explico…
Estás en una carretera de doble sentido, vas a adelantar a un camión, tienes un BMW 6 cilindros en línea, bajas a tercera, aceleras, y sientes, oyes, »mascas», como el motor sube a 4000 rpm, 5000 rpm, 6000 rpm. A eso me refiero, a ese »ruido».
Da igual que al final del adelantamiento vayas a 120, que a 180, lo que sigo es la sensación , lo que te transmite »esa música» de los seis cilindros subiendo de vueltas.
A lo que no me refiero es al típico caso de estar en un semáforo, y dos coches se intentan »medir» a ver quién sale mas rápido. No, a eso no me refiero.
Los que montais en moto… no se si me entendeis. Tener una moto, irse un día normal a darse una vuelta por la sierra. No hace falta hacer ruido, ni siquiera subir a 15.000 rpm, me refiero a la sensación de aceleración, a la sensación de estar comprometido en cada curva, a la sensación de intentar trazar la curva lo mejor posible.
A esas sensaciones me refería, no a molestar a los demás, por supuesto.