No se me había olvidado, en absoluto, que le debía una respuesta a “Guillermo” en relación con la controversia que mantuvimos, hace dos meses largos, acerca de diversas cuestiones de aerodinámica, física, métodos de pruebas, etc (la entrada es del 4 de mayo, por si alguien quiere refrescar la memoria). Ha pasado tiempo, quizás demasiado, pero uno no da de sí tanto como para estar en misa y repicar, y el asunto requería un enfoque reposado y meditado. De paso, el tiempo transcurrido me ha servido para decidirme a utilizar la segunda parte de esta entrada en aclarar un tema, estrechamente relacionado con la respuesta a “Guillermo”, y que llevaba ya algún tiempo considerando, pero sin decidirme a enfrentarlo. Los que hayan leído el reciente comentario que le he dedicado a “emprendeitor” hace unos pocos días comprobarán que ambos asuntos están estrechamente relacionados. Pero vamos primero a darle satisfacción a “Guillermo”, tal y como ha reclamado, y no digo que sin razón, en un par de ocasiones. Así que vamos a ello.
Creo que le puntualicé mi opinión sobre cuatro temas concretos a base de argumentos que considero, al menos, bien estructurados. Y todo lo que tiene para contestar es de este tenor: dice que manifiesto “… conocimientos tan envidiables como en su inmensa mayoría irrelevantes respecto a lo que intentas rebatir…” y que “semejante despliegue de medios no haya sido capaz de contradecir ni uno solo de los cuatro apuntes que realicé en mi primer comentario”. Lo que ocurre es que mi “despliegue de medios” eran argumentos (apoyados en conocimientos, qué duda cabe) que ocupaban unas cuantas líneas cada uno de ellos, mientras que lo de no contradecir los suyos nos lo tenemos que creer como artículo de fe, porque es una simple aseveración sin apoyarla en nada más que una frase más o menos sonora, pero vacía.
Y sigue “Guillermo” con la irrelevancia, ahora respecto a cuando le puse un ejemplo de libro sobre los volantes de inercia, diciendo que es “…irrelevante, de nuevo, con respecto a mis comentarios, dado que en ningún momento siquiera los cito (los volantes de inercia, se refiere). Te cedo por ello agradecido mi corona. Mi apunte era respecto al término “masas de inercia”, y de índole exclusivamente semántica, respecto a lo cual nada has comentado”. Pobre, pobrísima defensa desde el punto de vista argumental y dialéctico; es como para echarse a reír. De golpe, un volante-motor no es una “masa” (y supongo que los “batidores de inercia” de los Citroën 2 CV tampoco, ya en este plan); luego nos enteramos de que no estamos hablando de física más o menos elemental, sino de “semántica”, nada menos.
Admito humildemente no tener ni la más remota idea de qué es lo que había que discutir aquí respecto a la semántica del sustantivo “masa” (como no sea desentrañar si de aquí viene o no el origen del apellido del compañero de Alonso en Ferrari), porque yo creí que estábamos hablando de automóviles, unos aparatos con una realidad bastante física. En cuanto al intercambio de coronas, no sé si “Guillermo” (sea nombre real o ficticio) ha caído en la cuenta de que no necesito la suya, porque si bien es cierto que ha habido por ahí unos cuantos reyes con su nombre, no lo es menos que yo ya tengo la mía, y además legendaria, según se relata en la saga de leyendas artúricas. Y no me venga ahora “Guillermo” con su ya comprobada repulsión hacia la ironía, porque por mi parte me parecen mucho más elegantes y civilizados los duelos a florete, donde con un simple “touché” ya basta, que a sablazo limpio. La espada Excalibur está bien donde está, hundida en la roca, y no tengo ningún interés en que venga el mago Merlín para ayudarme a sacarla.
Pero sigamos con el argumentario de “Guillermo”; según él, “…algo chirría en eso de que la resistencia al avance opuesta por el aire se calcula midiendo cuánto tarda el coche en perder velocidad después de haberlo tirado por una rampa. Muy grande se me antojan la rampa y el hangar para hacerlo con un mínimo de precisión”. Hombre, chirriará si no están bien engrasados los rodamientos de las ruedas, porque por lo demás… Le voy a contar algo a “Guillermo”: allá por los años 90 me tiré una semana entera (de lunes a viernes) visitando en Gran Bretaña un amplio muestrario de eso a lo que hace bien poco denominé como la “mal llamada industria auxiliar”: Cosworth, Ricardo, Hawtal-Whiting, Moulton, instalaciones de pruebas de todo tipo como el MIRA y Millbrook; por cierto, era el único periodista español, entre una docena escasa de invitados de toda Europa (o sea, uno por país). Lo que pude ver allí no se lo imaginaría “Guillermo” ni en sueños, puesto que no es capaz de aceptar la existencia de una simple rampa dentro de un hangar de 200 a 300 metros de longitud (no hace falta más, y unas células para cronometrar la pérdida de velocidad).
Pero es que, en la directiva XXX, “…no dice nada de hacer el ensayo en un hangar, sino en una pista al aire libre. Tampoco de dejar el coche caer por una rampa; simplemente de acelerarlo y, llegado el momento, dejarlo rodar en punto muerto”. ¡Toma! y tampoco dice nada de no hacerla en un hangar; ¿no será mucho más exacto que al aire libre, donde siempre puede haber algo de viento, que nos falsee la medición? Eso sí que me parecería poco científico. Y por cierto, dejar caer el coche por una rampa, ¿acaso no es un modo muy eficaz y simple de acelerarlo? Según mis antiguos y vetustos libros de física, parece que sí lo es. No obstante, “Guillermo” no se arredra, y continua con la directiva XXX: “Para la fórmula con la que se realiza esta corrección es necesario conocer la relación entre resistencia aerodinámica y resistencia total, relación que “shall be specified by the vehicle manufacturer”. Sólo para eso se considera la resistencia aerodinámica, pero como cociente entre ella y la total. Cociente que, para más inri, da el fabricante como dato”. ¿Y qué más dará si es como cociente o como participio pasivo?; la cuestión es encontrarla, y de ello se encarga el “vehicle manufacturer”, que es justamente por donde todo empezó; y eso es lo que yo había contado.
La diferencia entre “Guillermo” y yo es que él se tiene que conformar con ir a Wikipedia y sacar un texto, mientras que a mí me lo han contado de primera mano quienes lo hacen, en la caliente y dura realidad. Pero, ya es mala suerte, resulta que el Doctor Ingeniero Joachim Hahn, Director Técnico del HMETC (Hyundai Motors European Technical Center) es el único ingeniero en Europa tan tonto de baba como para tirar un coche por una rampa sin saber por qué ni para qué. En fin, creo que el asunto ahora sí ha quedado cristalinamente claro, como agua de manantial.
Y vamos ya con la segunda parte, que es un tema de fondo acerca del funcionamiento de este blog. Desde el primer momento ya dejé meridianamente claro que soy absolutamente novato en esta faceta de la comunicación, donde ni había escrito, ni participado, ni prácticamente entrado a curiosear, pese a que algunos compañeros me comentaban que mi nombre solía aparecer con cierta frecuencia en las pantallas. Pero el hecho es que mi situación laboral ha cambiado últimamente, y mi disponibilidad profesional también, por lo que finalmente hice caso a los requerimientos de Javier Moltó, que llevaba años insistiendo en que escribiese un blog para Km77, y aquí estoy. Naturalmente, me encontré en terreno desconocido, en el que la inmensa mayoría de los blogueros se movían como pez en el agua, mientras que yo tuve que investigar hasta lo de la ventanilla al final de los comentarios, para poder aportar los míos. Pero como experiencia en el campo de la comunicación sí que tengo, también encontré un par de características muy interesantes, aunque un tanto contradictorias entre sí, a mi modo de ver.
Por una parte, y dentro del marco de una web, un blog y sus comentarios parecía estar considerado (no sé si al mismo nivel que un foro, o quizás algo menos) como un campo de libertad sin límites, abierto a una total libertad de expresión, tanto en los temas como en la extensión y, hasta cierto punto, incluso en la forma de expresarse y de llevar adelante el diálogo, coloquio, polémica, controversia o incluso diatriba. Nada que objetar por mi parte, ya que desde los tiempos de la Universidad, siempre he participado en toda clase de seminarios, cinefórums, aulas abiertas y cualquier tipo de reunión donde imperase la libertad de expresión, el intercambio de ideas, el mutuo enriquecimiento y la utilización de las inofensivas armas de la dialéctica; y donde también aparecían, ciertamente, intentos de adoctrinamiento por parte de quienes creían estar no ya sólo en posesión de la verdad absoluta, sino con derecho a imponérsela a los demás.
Pero la segunda característica que al poco tiempo también descubrí, y lo digo con todo respeto pero con la mayor sinceridad, ya que la diplomacia no es precisamente mi punto fuerte, es que había una especie de leyes no escritas sobre el funcionamiento del mundillo internauta. En muchísimas actividades humanas ocurre lo mismo, y dichas leyes sirven para engrasar y facilitar el buen funcionamiento del día a día de dichas actividades. Ahora bien, una de esas leyes parecía ser, sobre todo en las primeras semanas, que los comunicantes podían decir lo que les viniese en gana, mientras que el titular o conductor del blog tenía que tragarse todo tipo de críticas (especialmente las poco o mal fundadas) y en ocasiones incluso la agresión verbal, so pena de ser considerado un tipo de poco aguante y de muy mal genio. Eso sí, mientras tanto, los comunicantes se ponían entre ellos como no vean dueñas por un quítame allá esas pajas, sin que semejante nivel de agresividad pareciese preocuparle a nadie, o se tomaba como cosa natural.
Así las cosas, “Chandler” (uno de los blogueros habituales y bien documentados) me advertía: “si se va a enfadar cada vez que alguien le critique, se va a enfadar muchas veces”. Su error, o al menos así lo veo yo, es que a mí no me enfada en absoluto una crítica, sino el hecho de que, básicamente, esté poco o mal fundamentada, como ya he dicho, y también la falta de corrección cuando roza lo personal. A este respecto, me resulta curioso que algunos blogueros hayan reaccionado airadamente cuando, en el intercambio dialéctico, he recurrido a la ironía o al humor más o menos inglés, tomándoselo muy a mal; parece como si prefiriesen el muy directo y celtibérico insulto, camino por el que, por supuesto, no voy a entrar nunca.
Así las cosas, el bloguero “Ayatolah” también me hacía otra recomendación, de signo más bien opuesto: “Le voy a pedir un favor: No entre en la polémica y caiga en el combate cuerpo a cuerpo, no es lo que usted merece. Internet y los blog son así, y permiten arrojar la piedra y esconder la mano… Sea como sea, no debería ni contestar a los que critican por criticar; hay mucha más gente que le conoce y que disfruta de su trabajo de lo que usted cree, y las estupideces de otros no van a cambiar eso… Llevo años leyéndole, sobre todo en revistas clásicas (por no decir viejas) y en páginas web sobre clásicos españoles (PieldeToro, por ejemplo) donde una gran parte de los análisis son extraídos directamente de sus reportajes”. En esta situación, ¿a quién hacer caso? Yo no tengo muy claro si el compromiso del titular de un blog incluye la obligación de reentrar y hacer comentarios, o simplemente hacer la siguiente entrada, y aquí paz y después gloria; es algo que ni siquiera he consultado con Javier Moltó. Pero, y aún a riesgo de no hacer caso al bienintencionado consejo de “Ayatolah”, he elegido el camino de seguir participando en cada entrada, con el resultado de que acabo escribiendo más en los comentarios que en la propia entrada. Pero mi criterio personal, y mi convencimiento de que el enriquecimiento mutuo viene de este contraste, o coincidencia de opiniones, me han llevado a esta conclusión, como a estas alturas bien saben los seguidores de este blog.
Otra de las leyes no escritas, o simplemente un aspecto que me pareció que estaba sobreentendido entre los blogueros veteranos, es que el campo de los comentarios a los diversos blogs de la web era una especie no diré de monopolio, ni tan siquiera de coto cerrado, sino más bien una reserva de caza en la que tenían una licencia especial los veteranos bien establecidos, esos que ya he dicho que antes que entre ellos a veces se tiran a matar. A algunos de ellos me pareció que les produjo cierto “shock” la aparición de alguien como yo, por una parte absolutamente virginal en el campo internáutico, y por otra, con una larga ejecutoria profesional en el campo del periodismo de papel, como bien conocían varios de ellos, y bastantes otros blogueros.
Creo que hay, por lo menos, del orden de docena y media de participantes asiduos que tienen una muy alta cualificación en conocimientos automovilísticos, ya sean puramente técnicos, históricos o comerciales. Y entre ellos, es posible que disfruten peleándose (en el mejor sentido de la palabra, no se me malinterprete) por establecer eso que los británicos denominan un “pecking order” (orden de picoteo), a semejanza de lo que ocurre en los corrales de gallináceas, donde los gallos, y por debajo de ellos los pollos más fuertes, van estableciendo un orden que se reconoce por quien tiene derecho a picotearle en la cresta y el cuello a los que están por debajo de cada cual. Algo muy parecido a eso que jugábamos de pequeños (al menos en mis tiempos), llamado “el rey de la montaña”, consistente en que alguien se subía a un montículo y los demás intentaban echarle a empujones y ponerse ellos.
Nada tengo a favor ni en contra de estos juegos, a condición de que no se me haga participar en ellos. Porque la diferencia entre el resto de participantes en el blog y yo radica en que yo soy un profesional, que ha hecho de la comunicación en el campo automovilístico su “modus vivendi” y fuente de ingresos (lo cual no le ha llevado muy lejos en el terreno económico, lamentablemente), mientras que los demás son eso que los británicos han tomado de los franceses, diciendo ambos “amateur”, y los italianos llaman “dilettante”. Esta última acepción ha tomado entre nosotros, y no sé por qué, un cierto sentido peyorativo que no pretendo en absoluto atribuir a los comentaristas del blog, ni mucho menos; es una palabra preciosa, y tremendamente eufónica, como tantas otras de ese bonito idioma, y significa exactamente lo mismo que amateur: el que ama o se deleita con algo.
Por lo tanto, yo también soy un amateur o dilettante del automóvil, lo mismo que varios de los blogueros son profesionales del mismo en algún apartado técnico o comercial, pero soy el único en este blog (salvo que haya por ahí algún colega emboscado bajo seudónimo) que es profesional de la comunicación del automóvil. Quiero dejar bien sentada otra aclaración: ser profesional no le hace a uno ser necesariamente mejor, ni más enterado, ni más amante de automóvil (aunque en esto último lo más que le concedo a nadie es el empate); simplemente enfocamos la participación en el blog desde presupuestos distintos, aunque todos seamos aficionados y usuarios de este artilugio. Yo estoy moral, incluso más que contractualmente, obligado a lanzar del orden de dos entradas por semana (un tema variado y una prueba, por el momento), mientras que el bloguero puede participar o no, a su libre albedrío.
Por otra parte, tal y como he dicho antes, no tengo el menor interés en participar en la lucha del “pecking order” ni en asaltar la cucaña del “rey de la montaña”; a estas alturas de mi ejecutoria profesional, tengo demostrado casi todo (siempre hay que dejar algún resquicio) lo que soy capaz de dar de mí, y participo como conductor del blog por el gusto de hacer algo nuevo, por profesionalidad y porque me permite hablar y comentar temas del automóvil con más extensión y libertad que en el terreno acotado y constreñido por el espacio del periodismo de papel. Pero en absoluto voy a pretender ahora ganar los laureles que no haya conseguido antes; y por ello no hice caso al consejo de “Ayatolah” y sigo metiendo comentarios en las entradas de mi propio blog, sin más interés que contribuir al mutuo enriquecimiento de conocimientos sobre el tema en cuestión. Me conformo con que llegue algún comentario como el que, hace ya semanas, envió el bloguero Gustavo Fdez: “He abierto un blog sobre coches, he leído un extenso pero interesante artículo. Perfecto. Perfecto sobre todo porque, al terminar, me queda la sensación de haber aprendido varias cosas: mecánica, objetividad, exhaustividad a la hora de trabajar, ingenio y otras actitudes que se leen entre líneas”. Alguien a quien le ha gustado el fondo y la forma, gracias.
Un anteúltimo aspecto es el que surgió, sobre todo en los primeros meses de este blog, respecto a lo de la veteranía y el principio de autoridad; nuevamente citaré un comentario de Chandler: “no digo que no tenga razón, pero el argumento “llevo X años haciendo mi trabajo” no significa que lo haga bien”; dicho así, es una afirmación irrebatible. Pero la cuestión es si Chandler (o el lector genérico del blog) cree que llevo X años haciéndolo razonablemente bien; lo cual me conferiría, al menos yo lo creo así, el principio de credibilidad. A estas alturas de la película no me voy a estar examinando cada día para ver si doy la talla; me podré equivocar, como todo el mundo (o más, o menos), pero mi terreno creo que ya lo tengo marcado. De lo contrario, ocurren cosas tan chuscas como la de ese arrogante comentarista que, supongo sin conocerme ni poco, ni mucho, ni nada, me acusa de no tener ni idea de lo que es la marca Lotus ni de qué clase de automóvil es el Lotus Seven. Y para que vea Chandler, le he contestado, y sin enfadarme, incluso partiéndome de risa por dentro.
Pero sobre lo de la autoridad voy a poner un ejemplo; no conmigo como protagonista, pero sí utilizando como tal a un viejo conocido: Dennis Noyes, periodista y comentarista de TV en el terreno deportivo de la motocicleta; conozco a Dennis desde hace décadas, cuando él escribía en “Motociclismo” y yo en “Autopista”, y teníamos la redacción en Isaac Peral, en Moncloa. Ya por entonces vivía en Miraflores de la Sierra, y todavía no se había ni siquiera imaginado que llegaría a ser el padre de Kenny, el piloto de Moto2 del equipo de Antonio Banderas. Recuerdo cómo me contaba la travesía de Estados Unidos, más o menos por la mítica Ruta 66, en un coche conducido por su padre.
Supongo que buena parte de los blogueros son también aficionados a las motos, y aquí llego a mi argumento: ¿no se nota, cuando habla Dennis, hasta hace una temporada de Superbikes, y por fortuna en ésta ya de MotoGP, que aporta un saber, una capacidad analítica, y un “estar enterado” que le confieren un “plus” especial a sus comentarios?. Pues a eso le llamo yo principio de autoridad, de credibilidad o de lo que Vds quieran, pero creo que todos sabemos lo que quiero decir. Por supuesto que Dennis, en su perfecto castellano todavía con un toque yanqui en la pronunciación, se equivocará alguna vez; pero el principio está ahí, y bien que se lo ha ganado. Otro ejemplo, éste ya del automóvil: en alguna ocasión he citado al fallecido y mítico periodista británico Leonard J.K. Setright, conocido y respetado por algunos de los blogueros; pues bien, del bueno de Leonard, en los comentarios que debíamos hacer para justificar nuestro voto en la elección del “Coche del Año”, he leído algunos casi hilarantes.
Es preciso aclarar que él tenía mitificadas, y lo razonaba contra viento y marea, a dos marcas: Honda y Citroën. Cierto año (entre 93 y 95) entraban simultáneamente ya no me acuerdo qué generación del Accord y el Rover 600, que no era sino un Accord camuflado bajo una carrocería, y sobre todo un interior con el típico toque británico: cuero, madera y discretos cromados. Pues bien, el amigo Setright dijo que el Accord era una maravilla y el Rover poco menos que una porquería, por muy británico que fuese. Y otro año muy anterior votó con muy buena puntuación al Citroën Visa, pero dejando muy claro que lo hacía exclusivamente al bicilíndrico, porque los de cuatro cilindros eran unos coches absolutamente banales, por no decir otra cosa (téngase en cuenta que el título es para el coche en su conjunto, y no para motores). Pero Setright era así, y estas “boutades” no impedían que mucha gente lo siguiésemos considerando poco menos que como un oráculo, aunque a veces un tanto “pirado”; porque, a pesar de los pesares, su ejecutoria le había hecho acreedor a un principio de autoridad o respetabilidad.
Otro aspecto que nos diferencia a gran parte de los blogueros y a mí es el tiempo disponible; yo las paso moradas para atender a mis múltiples compromisos profesionales, mientras que, a veces a tan sólo minutos de que la entrada haya sido colgada, ya hay comentarios. Lo cual me llena de satisfacción, pero sobre todo de envidia; yo a veces tengo que dejar pasar días sin abrir los comentarios, porque no doy abasto. Por ello, cuando de nuevo Chandler (hoy está de moda) comentó que no le parecía una pérdida de tiempo hurgar en múltiples archivos para saber si el Vectra con tal motor era de tal o cual año y no de uno antes o dos después, me quedé de piedra, cuando de lo que estábamos tratando era de sus virtudes aerodinámicas y sobre todo de su economía de consumo, que para nada se veía afectada por un par de años de fabricación arriba o abajo.
Esa es otra diferencia entre el enfoque profesional y el del amateur profundo: yo, en aquel caso, iba a la raíz del asunto (aerodinámica y consumo), mientras que a Chandler le parecía muy importante saber el año de fabricación del coche. Enfoque más que respetable y digno de encomio, pero que sobre todo despertó en mí una no sé si sana o insana envidia, por el tiempo disponible para poder llevar a efecto esas investigaciones marginales respecto al núcleo central del asunto.
Otro caso similar, cuando hablé de industria auxiliar: al poco tiempo habían surgido cantidad de comentaristas puntualizando, con gran precisión, muchos más tipos de fusiones y líos comerciales, amén de corrigiendo algún error que yo había deslizado, bien por fallo de memoria o de la documentación recopilada deprisa y corriendo. El aporte de aquellos datos sin duda enriqueció el coloquio, pero a lo que yo apuntaba era a que, en tiempos, íbamos a la tienda de repuestos a pedir unos faros Cibié o unas pastillas de freno Ferodo, pongamos por caso, y ahora nos sirven lo mismo, pero bajo un nombre que hace treinta años era perfectamente desconocido para el automovilista (aunque existiese como corporación y se cotizase en Bolsa por muchos millones).
Justo es decir que hubo un par o tres de comentarios que sí profundizaron en los manejos de estos grandes grupos transnacionales, y en cómo compran y venden las auténticas marcas fabricantes poco menos que como si fuesen cromos. No estoy, en estos casos concretos, ni tan siquiera insinuando que tales digresiones respecto al tema central de la entrada supongan un intento de establecer el antes citado “orden de picoteo”, sino más bien la diferencia de enfoque entre lo nuclear, que el profesional busca por centrar el tema y por control de tiempos, y lo colateral, que aunque también pueda ser muy importante y curioso, entra más en el campo del amateur escrupuloso y perfeccionista. Yo lo soy, por ejemplo, para realizar mis pruebas, en el llenado del depósito, en el control del tiempo, y en el ritmo de conducción; pero considero al blog más bien como una conversación entre aficionados, que debe procurar ser rigurosa, pero sin obsesionarse (al menos por mi parte) en detalles marginales (otra cosa son las anécdotas, antes de que alguien vuelva, como ya hizo alguien, con esa distinción).
Y si alguien, yo en este caso, se equivoca, bienvenida sea la corrección, e incluso lo crítica si el enfoque general de la entrada, o alguna de sus afirmaciones, le parecen inadecuadas al comentarista; pero siempre respetando las formas y admitiendo que pueda haber una contrarréplica, y que incluso en ella pueda haber, si se presta el caso, un punto de ironía. Resumiendo: yo no escribo mis entradas del blog yendo a Google cada cinco minutos; básicamente lo hago de memoria, y sólo en ciertos casos recurro a mi documentación de papel o al contenido de los archivos de mi propio ordenador, y en los más extremos, a Google.
Hay una frase en la argumentación de “Guillermo” a la que se hace referencia al inicio de esta entrada, en la que, de forma involuntaria, resume gran parte de lo que yo he querido explicar aquí; ésta es la cita: “Yo no tengo la suerte de que me inviten a pisar centros de desarrollo de Hyundai/Kia ni Opel”. Ahí le has dado, pero errando el tiro. Es posible, e incluso probable, que el disparador de la frase sea la envidia. Pero la clave del asunto radica en que mis visitas a esos y muchos otros Centros similares, y el hecho de que a él nunca le invitarán, no tienen nada que ver con la suerte; esto no es una tómbola. Se trata, pura y simplemente, de que, para bien o para mal, yo soy un profesional de la información del motor, y él no; y en mi caso, tampoco debo de ser tan malo, porque esas visitas no siempre se las ofrecen a todo el mundo de la profesión, y menos aún cuando son en “petit comité”. Esto es lo que he querido dejar claro: profesionales y amateurs, ni mejores ni peores unos que otros; simplemente distintos. Y por mi parte, repito, sin el menor interés en entrar en competencia por ascender en el “orden de picoteo”. Como decía el de la sillita de ruedas de Lourdes: Virgencita, que me quede como estoy.
Espero que todo este rollo sea interpretado por todo el mundo con la misma buena intención con la que yo lo he escrito; por otra parte, ya he notado en las últimas semanas, más bien meses, que el ambiente está mucho más calmado. Pero como en su tiempo hizo don Pedro Laín Entralgo, tenía ganas de escribir este “Descargo de conciencia”.
¿cómo lo hace usted para escribir tantas palabras juntas?
No tiene usted el don de la concreción.
¿el ambiente está más calmado? Eso no puede ser. Aquí va a haber que meter más caña.
(tal vez tenga usted razón, porque miro mi aguja del malalechímetro y me está apuntando hacia el «empty»).
Esta misma noche me meto una dosis extra de «DEC» a ver qué tal.
(en mi opinión, la salsa de los foros y blogs son que, además de contenido interesante, haya un poquillo de polémica; eso lo hace más divertido).
Te has quedao`agusto eh!!!
Hola Andrés,
Seré muy sincero y muy franco. A veces me dicen que he de suavizar mis opiniones, pero no me sale.
Cuando me enteré que vd. tendría un blog en km77, la cual considero casi como «mi casa», me produjo una gran satisfacción. Yo, que soy muy dado a la idolatría, consideraba una magnífica noticia que uno de mis ídolos de la prensa escrita que ávidamente consumía – y consumo – de joven (junto a E. Azpilicueta, F. de la Rica y M. Sant) escribiese en «mi casa».
Y su presencia es muy positiva. A pesar de que antes haya usado el pasado. Es muy positiva.
Lo que pasa es que lo que si he notado es una cierta tendencia, tanto en la redacción en si como en las respuestas en el debate a menospreciar al resto de contertulios («yo sí que sé de esto porque llevo mucho tiempo trabajando en esto, yo si que sé de esto porque lo he visto y lo he vivido, y vosotros no»). Sin tener en cuenta que éstos pueden tener un trasfondo técnico o de conocimiento global incluso superior al propio. Internet es anónimo, y la opinión de un pelagatos es igual de válida que la de alguien versado sobre la materia. Pero no se puede pensar que todos son pelagatos porque igual nos estamos equivocando.
Y quizá este sea el caso. Por ejemplo:
«La diferencia entre “Guillermo” y yo es que él se tiene que conformar con ir a Wikipedia y sacar un texto, mientras que a mí me lo han contado de primera mano quienes lo hacen, en la caliente y dura realidad.»
Creo que vd. no conoce a «Guillermo» (o sí). Y hacer esa afirmación es aventurado. Demasiado. Como decir que el Cx del Cube no es 0,35 (el origen de todo).
Pero, como dice, el ambiente está bastante más calmado. Y lo celebro. Porque no quiero perder sus entradas.
Aquí llega el típico al que le gusta tocar los c******. Ya se que tiene una agenda apretada, y entonces vengo yo a pedirle mas trabajo.
Leyéndole en el blog ya se que tiene experiencia en el tema, así que aunque solo sea por revivir los viejos tiempos. ¿Qué le parece hacer unas pruebas de resistencia de algún coche? Sí, son palabras de un hombre de vacaciones.
Se necesita un coche. Seria interesante uno del que tengamos datos «fiables» para echarse flores con la calidad de nuestro experimento. O uno de cuyos datos no nos fiemos, para echárselo en cara a la marca (¿Nissan Cube?).
Se necesita una rapa. ¡Viva el bricolaje!
Un hangar o similar… Seguro que algo se puede apañar.
Y un medidor de ultrasonidos, puertas ópticas, cámara de vídeo de alta velocidad… o similar.
Me ofrezco a hacer los cálculos, que estoy de vacaciones. He hecho cosas similares (a pequeña escala) y se consiguen resultados aceptables con relativa facilidad.
Estúdienlo, sería un puntazo de calidad en los artículos de km77. Aunque no sea una costumbre, hacerlo en un caso muy especial sería interesante.
Eso, eso, como ya estaba la cosa un poco más calmada, vamos a pegar una colleja a los vecinos a ver si vuelve la guerra… Una actitud muy propia de Zapatero, diría yo ;D
Termino de leer esta entrada con una sensación incómoda: Es la primera de A. de A. en la que no he aprendido nada sobre el tema general de esta página, que es la automoción. Tal vez algún detallito entre líneas, algún comentario suelto por ahí, pero nada que justifique el tiempo que he tardado en leerlo. No deja de ser una buena defensa del «ataque» de varios lectores, que seguramente tocaron fibra sensible si han provocado tal respuesta; igual es esa falta de experiencia en el mundillo de los blogs la que le obliga a responder a cada entrada malsonante con una equivalente (más sutil, pero no demasiado)… El problema es que nos deja a los demás, a los que entramos aquí para aprender y para conocer, sin otra posibilidad que entrar en esta «guerra» que hemos intentado ignorar hasta ahora; yo entro a leer el blog, no a leer los comentarios más o menos afortunados de la gente; y si el blog se reduce a repetir los comentarios y defenderse de ellos, me quedo sin contenido y el blog deja de ser útil.
Para Ayatolah. Es cierto que crear toda una entrada para rebatir los argumentos de comentarios que se han hecho en entradas anteriores no aporta mucho. Pero a veces, los «post» no sólo sirven para aprender de automoción o para aumentar nuestra cultura y curiosidad, creo que debemos entenderlo como una lectura -no obligada- que a veces trasciende el tema central -que son los coches-.
PD: Tal como dice emprendeitor, A. de A. no tiene el don de la concreción. Qué post más largo!
(éste, y los anteriores).
Ah, que esto va de coches. Perdón, es que Cogolludo ha leído lo de «Profesionales y Amateurs» y pensaba que se trataba de otro tipo de «curvas enlazadas»….
Nada Arturo, déles fuerte, sobre todo al Guillermo ese.
@3 justo lo que queria decir. ni mas ni menos.
Piensen, que A de A. está en desventaja en este medio, puesto que algunos llevamos 10 años conociéndonos por estos lares, y no es una cifra despreciable.
Muchos incluso conocemos nuestros oficios actuales o pasados y sabemos lo que entiende cada uno de un tema en concreto.
Creo que hay que dejar a A de A se vaya familiarizando con los blogueros, foreros o como quiera definirnos, ( como si quiere llamarnos tocapelotas cariñosamente ;-))
Pero vamos, creo que la mejor forma de entendernos, es como si estuviésemos empezando desde cero, pidiendo opiniones y aceptando errores propios y de ajenos.
Esto es más divertido en las kdds, que aunque suena friki, es una reunion de gente con el mismo gusto sobre un determinado tema.
Resulta incontrovertido que tiene usted un largo pasado cubriendo información del automóvil siendo meritorio que se iniciara en ello en unos años en los que el automóvil era tan raro de ver en nuestro país como escasa la atención que se le prestaba. Una larga trayectoria pues, muchas visitas, muchos kilómetros y muchos nombres en la agenda.
Este medio en el que debutó hace meses tiene incontables ventajas y algún que otro inconveniente, ya lo ha visto y ello porque ya no es usted un misacantano, ni en la información ni en éste medio, Sr. de Andrés, así que ya no le vale usar la carta de la sorpresa.
Alguien de su trayectoria debe hacer honor a ella y flotar sobre la crítica. Puede usted debatir las ideas, rebatir los datos, contrastar la información, pero no a las personas. No sé si hay personas que le han atacado a usted directamente, ello me extrañaría ya que no es frecuente que ello suceda en un medio que se caracteriza por el respeto de los que intervenimos en él con habitualidad. Si hubiere sucedido, algo que ni afirmo ni desmiento, pudiese ser porque alguien entendiese que pone usted su trayectoria encima de la mesa con demasiada frecuencia para tratar de asentar la tan cacareada autoridad que piensa que da pasar del blanco y negro al sepia y de ahí al color.
Déjeme decirle, sin cuestionar su conocimiento, que aquí hay gente que sabe mucho. Más aún, que se dedica a aquello de lo que usted habla. Ítem más, que está en centros y laboratorios que usted visita. Y que llevar mucho tiempo con la espada en mano no implica que su espada sea más larga ni más competente, sólo que su espada está forjada hace más lunas.
No le descubriré nada nuevo si le afirmo que el automovilismo, como cualquier disciplina, es algo en constante reinvención. Como el Derecho, la Ingeniería o la Medicina. Y aprendiendo estamos todos los que tocamos este mundo. De poco sirve ya conocer el Derecho derogado, la ingeniería obsoleta y la medicina superada.
Yo a veces visito el Museo del Prado y admiro a Velázquez, pero cuando llego a casa sigo dibujando fatal. Acudo a mi abono en la Ópera y en la ducha nada hay que indique que mejore mi canto. No caiga en el error de dar a entender que porque pueda usted entrevistarse con tal o cual ingeniero el conocimiento que él tenga pueda pasar a ser propio. Ya, no lo afirma, pero parece sugerido. Si no lo sugiere, no lo tenga en cuenta, que soy torpe.
Esta entrada me ha sorprendido. Usted no puede jugar una carta victimista por varios motivos, principiando porque a usted le asiste finalmente un derecho que a los demás se nos priva: el de publicar. Los demás sólo reaccionamos a lo que usted publica.
Lo que usted acaba de hacer y a mi entender representa un acto de inmadurez. No, no lo es de defensa. Usted puede pero no debe ocupar un turno de intervención para cargar contra dos o tres personas que usted estima que le han importunado.
No es usted libre. Usted se debe al medio, al público y a su propia trayectoria.
No lo estropee.
JM
Ande, ande, no exagere.
El señor Anacleto puede escribir lo que le venga en gana, y ni se debe al medio, ni a ningún público, ni a nada.
Como si quiere abrir un foro destinado al sexo animal interespecies (ya sabe, osos con anguilas y cosas así).
Si alguna entrada no gusta, pues se pasa por encima y yastá.
Pero no creo que nadie seamos nadie para decir «hace usted mal en tocar este tema» (cuando el tema está relacionado directa o indirectamente con el motor… a mí sigue sin gustarme que en un blog relacionado con el motor, se hable de cosas que no tienen nada que ver).
Este comentario de señor Arturo tampoco es que se desvíe excesivamente del tema del motor, simplemente intenta devatir, aclarar algunos asuntos de algunos comentarios de gente.
Yo soy un lector diario desde hace poco mas de tres meses que me pasaron este blog, aunque me parece que solo he comentado una vez (contando con esta, dos). Para mi es muy interesante ya que tengo pensado en un futuro no muy lejano cambiar de coche. Ademas soy un amateur en temas de mecanica i estas entradas del blog sobre problemas con coches, pruebas de quilometraje, etc. etc. me parecen estupendas. Todas las opiniones sobre gente ke conoce del tema, mas o menos ke yo, son bienvenidas.
Señor Arturo, el felicito por este blog. Como dirian en un programa «Motor a fons» de la cadena TV3, «salud i benzina».
Sin ánimo de crear polémica, no entiendo cómo puede dedicar tantas líneas a una sola persona.
El mero hecho de llevar tantos años en la profesión ya le confieren cierta autoridad a la hora de escribir sus artículos. Sin embargo, y al mismo tiempo, he de decir, que igual de fácil es escribir bajo un apodo (o «nickname») también lo es cuando hablamos de dicha persona.
¿Y si hubiera comentarios escritos por gente con tanta experiencia profesional como usted?
Mi abuelo (un Sanjacobo) refiriéndose a los conductores en general y a los taxistas en particular, solía decir que conducir es de las pocas actividades que los aficionados hacen mejor que los profesionales.
Dicho queda.
A mí también me parece algo hiperbólica la entrada sólo para castigar los costados de un contertulio que tiene a bien sentarse con usted a hablar, dicho sea de paso, D. Abelardo.
Croq.
Este medio tiene una ventaja que a lo mejor no tenían otros medios en los que ha trabajado, la interactidad, facilidad y rápidez de la respuesta. En otro medio dudo mucho que alguno de los que están le escriviese una carta clásica. Principalmente por el engorro de tiempo y gasto que representaría.
O le dejarían de leer o continuaría siendo de los suyos a muerte. Es la grandeza de este medio ud. cambía y nosotros cambiamos, al comunicar-nos, para hacer una cosa diferente y mejor que ni habíamos sospechado.
Ciertamente los que escribimos aquí somos amateurs y no hemos visto ni sabemos lo que sabe ud. Ni somos prestigiosos, ni reconocidos, ni nos conoce todo el mundo del sector y nunca una casa automobilística o medio nos pagará ni un centimo por llevar un coche.
Los generales romanos triumfantes al entrar a Roma llebaban una persona en su carruaje que les decía, mientras eran vitoreados por la plebe con el fin de impedir que incurriese en la soberbia y pretendiese, a la manera de un dios omnipotente, usar su poder ignorando las limitaciones impuestas por la ley y la costumbre, «recuerda que eres un hombre, recuerda que eres un hombre».
En cierta manera y salvando las distancias nosotros somos ese personaje.
A Joan. Le ruego no hable por terceras personas afirmando de ellas y en su nombre hechos que desconoce por completo, muchas gracias. Usted no sabe y afirmar no puede que lo que ha relatado sea como dice.
A Uno.
Tiene ud. razón hablo únicamente en mi nombre. Si terceras personas o segunda o primera o incluso alguna reductora se han sentido identificadas o aludidas con lo que escrito no se hagan ilusiones no pensaba en uds.
Si he de acabar en el circo, comido por los leones, tranquilo que seré yo sólo.
A Joan. Así, así, mucho mejor, muchas gracias. Duro con los leones.
¿Soy al único al que le aburre este blog?
no eres el unico. escribe unos tochos que te mueres que no hay quien los lea.
Señores #20 y 21, menuda falta de respeto hacia el autor de este blog. Si les aburre o no les gusta lo que escribe, o la cantidad que escribe; sincéramente, dense media vuelta y cierren al salir. Hay personas que disfrutamos leyendo textos que superan los 2 o 3 párrafos y la verdad es que molesta su falta de tacto.
Veo que se acuerda del gran Dennis Noyes; a esta gran periodista desafortunadamente le he leido poco( basicamente cuando estaba en Solo Moto), pero debo decir-le que lo poco que le he leido, ha sido, junto a usted,de los periodistas que mas me han marcado y que mas he disfrutado y aprendido, de todos cuantos he leido ( que no han sido pocos). Esa manera tan personal de escribir hoy en dia ya no se encuentra; recuerdo que me leeia cualquier cosa donde firmara el,aunque no me interesase de entrada. De comentarista de TV tambien es destacable, pero no tanto como cuando escribia; escribe todavia?
Ahora uno coge 10 revistas de coches/motos y practicamente son intercambiables entre ellas.
Bravo por los buenos periodistas!!
20 y 21 Es tan fácil como no entrar, e irse a tocar los borondongos a otro blog donde la brevedad abunda.
A mi me gusta que sea extenso en descripciones, aclara muy detalladamente la idea que tiene el autor sobre un artículo en concreto intentando no dejar nada en el aire. Otra cosa es que estemos o no de acuerdo con lo que ha dicho.
Por favor, si se aburren, o si les resulta largos, váyanse al cuerno.
Veo que ha triunfado el modelo «fifty/fifty» autobildiano: publicar el mismo número de fotos que de palabras.
A #25 Angel_
Vaya!
Veo que no soy el único que encuentra la información de AutoBild rácana y escueta. A veces me planteo el ser periodista del motor gracias a revistas del corte de AutoBild. Conduces coches fantásticos y solamente debes escribir una redacción no más larga que las del colegio a cambio, y además te pagan por ello. ¡Magnífico!
Bueno que me desvío del tema… A lo que iba.
A #20 y #21
Si a alguien no le gusta leer los artículos que A. de A. escribe, es tan fácil como clicar esa flechita hacia la izquierda que encontrarán en la parte superior de sus navegadores, porque que yo sepa, no están pagando un duro por leerlos, lo que no les concierne ningún derecho a reprochar. Otra cosa seria que ustedes no estuvieran de acuerdo con lo que el autor afirma, en cuyo caso, y como sucede en este blog, los comentarios son bienvenidos.
Un saludo!
Cómo me gusta leer artículos así. Disfruto como un gocho en una gochera.
Solo un apunte, Don Arturo, y lo digo antes de leer los comentarios-respuestas. No ponga la mano en el fuego respecto a que aquí no entren y respondan profesionales, sí, también, de la comunicación y etc. Y hasta aquí puedo leer 😉
Y ahora voy a leer las respuestas, a ver si me entretienen también.
Hasta luego.
Bueno, ya he leído los comentarios. Muy flojos todos.
Hasta luego.
Respecto a los dos supervivientes puntos de los cuatro que, como tú citas, originan esta sucesión de entradas y comentarios, seré muy breve, puesto que está claro que es imposible tener una conversación constructiva contigo. A tus ojos, todo lo que sea afirmar algo distinto a lo que tú crees es un intento de sentar cátedra y de ¿ganarse un puesto para picotear antes que los demás? Como ya te dije en otro comentario, ves la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, Arturo.
Respecto al uso de una rampa para lanzar un coche y estimar con ello el ritmo al que pierde velocidad un coche. La directiva de turno no especifica cómo hay que lanzar el coche. Sabiendo sólo cómo lo hace un equipo de desarrollo del doctor ingeniero tal sólo se puede afirmar que el equipo de desarrollo del doctor ingeniero tal lo hace así, no que la cosa “se hace así”. ¿Has hablado con todos los demás para que te digan cómo se hace? ¿Siguen ese procedimiento en el momento de homologar el coche, o sólo para desarrollo interno? ¿Lo sabes tú? Yo no, pregunto. No se puede ir así de lo particular a lo general, por mucho que el portador de esa información particular seas tú. “¿Y qué más dará si es como cociente o como participio pasivo?” hablando de la participación en los cálculos correspondientes de la resistencia aerodinámica. Podría dar igual, pero una vez medida la resistencia aerodinámica, con rampa o sin ella, no se calcula como tú apuntaste. ¿Tanto te cuesta aceptar que algo que tú escribiste era erróneo que te tienes que salir por la tangente con un “qué más dará”? ¿Qué tiene de grave que un lector tuyo identifique un error tuyo y lo apunte?
La mecánica es la misma que con el tema del motor del Vectra. ¿Para qué liarse con dos párrafos sobre el comentario de Chandler y la envidia que te produce que un amateur profundo como él tenga el tiempo disponible para realizar “investigaciones marginales” y consultar sus múltiples archivos? A añadir a los que ya dedicaste en su momento al mismo tema, apuntando tus propios archivos. ¿No es más rápido, ya que de falta de tiempo hablamos, zanjar el asunto con un “vaya, pues no lo recordaba”, cosa absolutamente comprensible? ¿Y mucho más elegante que despreciar la dedicación de tus lectores con otro “y qué más dará, si no era el tema que tratábamos»? Te basas en ese empeño que tienen algunos en buscar información tangente al tema principal de tu entrada para marcar la diferencia entre un profesional de la comunicación como tú y meros amateurs como ellos. Y ya te han apuntado que aquí sí hay profesionales de la comunicación. ¿No radicará la diferencia más bien en que cuando tú aquí escribes estás ejerciendo tu profesión, y ellos no, puesto que lo hacen en sus momentos de ocio? ¿Por qué ha de implicar que si hacen algo así es porque tienen mucho tiempo libre, o un afán por colocarse en una posición de privilegio en el gallinero? De verdad, Arturo, que muestras una percepción de las cosas muy peculiar.
Respecto a las masas de inercia. No te sigo. Entre coronas, reyes, magos y batidores, me he perdido. Ya tu anterior respuesta a este punto divergía completamente de mi apunte original, así que desisto de intentar comprenderte. Lo que apunté en su momento ahí está.
Zanjado por mi parte ese punto. Arturo, de verdad que me cuesta dar crédito a lo que veo. No entiendo la cruzada de autoafirmación en la que te has embarcado sólo porque hace unos meses apunté a que realizas sistemáticamente afirmaciones meridianas con demasiada facilidad, creyéndolas apuntaladas en tus meras creencias como si ellas fueran verdades absolutas por venir de ti. E intentando precisamente replicar a eso, nos regalas esta entrada que es casi toda ella una perfecta demostración de lo que digo. No conoces de mí nada más aparte del par de comentarios que he escrito en tu blog. ¿Cómo has encontrado en ellos información suficiente para saber si mis fuentes de información son la Wikipedia o el Google, lo que yo he visto, veré o lo que nunca veré, lo que a mí me puede impresionar o dejar frío, dónde he estado y dónde no? ¿Y que escribo por envidia? ¿Por qué esa obsesión en hacer de menos al que osa levantar la mano y lanzar una opinión distinta a la tuya? ¿Aplicas a los razonamientos técnicos esa misma ligereza que demuestras a la hora de valorar a las personas? Con demasiada frecuencia sí, es todo lo que en su momento pretendí apuntar, y no cesas de demostrarlo.
Presumes, en la desmesurada batalla personal que te has montado, de empuñar un elegante florete en forma de afinada ironía. No es que yo la repudie. Más bien al contrario, la tengo en más alta estima que tú. Hasta el punto de comprender que se desvirtúa si uno la maltrata recurriendo a ella sistemáticamente a la menor oportunidad, convirtiéndola en mero recurso de bufón, en espera de que la complicidad del personal consiga que le rían las gracias, al que recurrir ante una eventual falta de argumentos. Y le tengo mucho más respeto que tú, por la facilidad con la que se vuelve en contra de quien la empuña y le ridiculiza cuando la apoya en convicciones erróneas. En algún otro comentario he apuntado varias de estas ocasiones en otros de esos cuatro puntos tocados, que menos elegantemente (¿con una navaja para pelar fruta en lugar del florete, tal vez?) has amputado de la discusión original. Y esta última entrada es toda ella un enorme patinazo que te hace caer en esos mismos barros, florete en mano. Pero por motivos que no vienen a cuento me vas a permitir que en esta ocasión no te saque de tus errores. Lo lógico será que te lo tomes como un farol. Me parecerá justo.
Me acusas de no aportar pruebas a mis afirmaciones. Alguien que realiza pruebas de consumo en carretera abierta, llenando el depósito de combustible directamente del surtidor de una gasolinera, y se basa en diferencias de una o dos décimas para concluir categóricamente que tal o cual coche tiene mejor o peor aerodinámica, o al que le basta simplemente verlo para reírse del fabricante que afirma que tiene tal o cual Cx me acusa de no aportar pruebas a la vez que apela a su trayectoria como fuente de crédito. La paja y la viga, Arturo, la paja y la viga. ¿Qué pruebas quieres que aporte cuando afirmo que es aventurado no creerse el Cx de un coche en base a una mera inspección visual? Sólo hay una afirmación en un comentario a una entrada más reciente (https://www.km77.com/revista/curvas-enlazadas/574/ayudas-al-conductor-y-otras-zarandajas/#comment-925), por categórica y poco obvia, que admitiría esa acusación, así que aprovecho para remediarlo, aunque sea con una cita. “The Automotive Chassis: Engineering Principles” de Reimpell, Stoll y Betzel. Punto 4.7.2 al menos en la segunda edición, “Steering linkage configuration”.
En fin, Arturo, las últimas réplicas que he escrito en tu blog me dejan una sensación agridulce. Por un lado, para un amateur desde crío a los coches, debería ser un placer tener la oportunidad de intercambiar opiniones con el que se supone que ha sido el mejor periodista del motor del país. Por otro, me entristece soberanamente ver que sus réplicas están tan llenas de vanidad y un desmesurado ataque personal simplemente por esgrimir una opinión divergente a la suya. Ignoro qué puede llevar a una persona con tu trayectoria a acabar modelando a lo largo de su carrera esa actitud. Imagino que es muy bonito saberse la referencia de la prensa nacional y acomodarse a los elogios. España ha sido, para desgracia de todos los que como yo no pudimos encontrar en ella la oportunidad de desarrollar nuestra frustrada vocación, un país en el que no han abundado como en otros las personas con conocimientos verdaderamente reseñables en la técnica de la automoción. Y los que los tuvieran, y con ello capacidad de réplica a la altura, no disfrutaban de la comodidad de ejercitarla que ofrecen los medios actuales. Pero afortunadamente algunas de esas cosas han cambiado, y tenemos la suerte de que en este rincón sí se reúnen algunas personas que tienen muchísimas cosas que aportar, que lo pueden hacer al golpe de un clic, y a los que no les va a bastar una carrera profesional de décadas, un “me ha contado un doctor ingeniero que”, o un “y qué más dará” como respuesta.
El aprecio, el respeto y hasta la veneración que muchos por aquí te tienen, se merecen mucho más.
Un abrazo.
Ya que se ha citado a Dennis Noyes,diré que a mí me encantaban sus pruebas de motos de los años 80,lo que escribía tenía alma además de técnica y rigor,justo lo mismo que A.A.
Hoy día la mayoría de los artículos de periodistas del motor son casi demasiado políticamente correctos,todos los coches/motos son fenomenales,ni se critica casi nada….
Si mal no recuerdo, es la segunda vez que escribe un artículo para darnos un pequeño tirón de orejas a sus lectores. No lo veo necesario, pero bueno, es su blog y puede hacer lo que quiera. Eso sí, como bien apuntan lectores habituales en sus comentarios (especialmente #3), noto algo de «automolismo». Siempre que alguien le rebate en algo, saca a relucir el argumento «es que yo trabajo en esto», «es que llevo mil años conduciendo»… Sobre todo lo de conducir: ¿diría que un taxista conduce mejor que nadie, sólo porque se pasa el día metido en el coche? Piénselo.
Primero, agradecerle que me nombre tan asiduamente, y que me considere bien documentado. Aprendí antes los nombres de los coches que a leer, y hojeaba y ojeaba revistas únicamente para ver las fotos sin entender los textos.
No se tome a mal que no entendamos su humor inglés. Primero, porque algunos no lo entendemos de por sí, y segundo porque al escribir se pierden muchos matices que utilizamos al hablar.
Dice que usted es el único profesional y los demás amateurs, lo cual me parece un poco aventurado teniendo en cuenta que no nos conoce de nada. En mi caso es cierto, pero sé de algún otro comentarista que también trabaja en el mundillo. Por tanto, no nos subestime.
Lo del Lotus Seven no he sido yo, ¡eh! Supongo que sabe qué es, y muchísimo mejor que yo.
Para zanjar de una vez el tema del Vectra: usted se refiere al Cx, y lo adorna con añadidos incorrectos. Y un profesional como usted tiene que buscar siempre la corrección. Eso, y que soy profesor, por lo que las incorrecciones me parecen hechos a corregir. Para que se entienda lo que quiero decir, voy a ponerle un ejemplo: si le pido calcular el área de una figura, y usted calcula el área y el perímetro, y se equivoca en el perímetro, le reñiré porque no sólo hace algo que no le piden, sino que lo hace mal. Pues en aquel del Vectra era lo mismo; con decir «el Vectra de primera generación con el motor 2.0 y su Cx de 0,29» habría bastado, y no tendría que haber dicho lo del año del modelo incorrectamente.
Y no envidie mi tiempo para buscar en internet, porque no lo tengo. Además de mi trabajo, dedico parte de mi tiempo a leer varias páginas de internet porque me gustan (km77 la leo a diario, junto a otros foros bien documentados). Está suponiendo que no tengo nada mejor que hacer que, al leer su comentario del Vectra, he ido corriendo a buscar en Google «Vectra 2.0 año 93» para ver si estaba en lo cierto, pero no. Sí que intento estar bien documentado, e intento no rebatir cosas que no sé, pero como bien le dije, es un modelo que tuvimos en casa durante 14 años. Si hubiese hablado del Volkswagen Passat de aquella época (por poner un ejemplo), ni me hubiese dado cuenta porque no recuerdo todos los detalles de su lanzamiento.
Como comenta jotaeme, yo veo la situación entre A. de A. y los diferentes blogueros de esta sección, como el del dicho, ¨cria cuervos y te sacaran los ojos¨ siendo A. de A. del gran cuervo que nos ha criado si no a todos a muchos de nosotros.
Hace 25 o 30 años, cuando la inmensa mayoria de los que nos estamos apasionados con los coches, leíamos autopista, automovil y los más masocas auto-mecánica, eramos unos jóvenes, que apredíamos de A. de A. que por entonces nos sacaba 30 años de ventaja. Ahora muchos años después, ya no somos tan jóvenes, hemos estudiado, la mayoría estamos trabajando y algunos tenemos la fortuna de trabajar en lo que nos gusta, que es en el sector de la automoción, en cualquiera de los múltiples trabajos que este sector tan amplio ofrece.
Hemos aprendido muchas cosas durante este largo camino, y también hemos podido visitar el Inta o el MIRA, o los centros de desarrollo de las grandes multinacionales del sector, o los centros de diseño de Ford o hemos pasado dias por no decir semanas encima de un coche prototipo analizando ruidos y mejorando el ajuste de las piezas en las pistas de pruebas de las propias marcas o sencillamente, diseñamos las piezas que montadas en los coches, luego A. de A. analiza en sus pruebas.
Simplemente es ley de vida y lógico que al final hemos sido buenos alumnos de un muy buen profesor, que lógicamente nadie quiere quitarle su puesto, pero que no debe desdeñar el gran conocimiento desde dentro que se puede tener en los comentarios de este blog.
Ráfagas, GTO.
Para 32 GTO: Una grandisima reflexion! Amen.
Para todos, y en particular para aquellos a los que no les ha gustado esta entrada: ya he dicho, y es evidente, que soy nuevo en este terreno; pero también he dicho, y lo mantengo, que las leyes no escritas del funcionamiento de un blog no me coartan en absoluto; si Internet es el reino de la libertad de expresión, me agarro mucho más a esto que a las leyes no escritas (¿por quién?). Tampoco recuerdo que yo haya escrito tantas veces que si mi ejecutoria, que si mi experiencia, o que si yo lo sé porque sí; creo que han sido bastantes más las que, desde el primer momento, lo han escrito muchos blogueros que me venían leyendo, algunos desde tiempo casi inmemorial. Así que no tengo necesidad de ser yo quien lo recuerde; por otra parte, es esta veteranía, y el prestigio que cada cual quiera concederle, la única razón por la que Javier Moltó me llamó para que condujese este blog. Pero, partiendo de esa base, y como ya he dejado escrito, tampoco estoy dispuesto a examinarme día a día. Creo que se equivoca de pleno Slayer cuando dice eso de que «Internet es anónimo, y la opinión de un pelagatos es igual de válida que la de alguien versado en el asunto». Lo que ocurre es que, precisamente por el anonimato, detrás de ese «pelagatos» podría estar alguno de los muchos y muy entendidos participantes en este blog; pero yo no tengo la culpa de lo del anonimato (condición que ha hecho cerrar más de un foro y algún blog; por fortuna, no es éste nuestro caso). Así que a esa opinión hay que darle el beneficio de la duda, cuando es de un seudónimo poco o nada conocido; porque de los ya bien conocidos (incluso por mí, en menos de medio año), todos estamos al cabo de la calle. Pero incluso en este caso, y aunque haya, que los hay, profesionales del sector del automóvil que participan en el blog, lo que yo quise decir, y creo que con bastante claridad, es que en el blog, y exclusivamente en el blog, yo soy el profesional de la información; como bien señala alguno, incluso aunque haya algún otro periodista del motor, lo hace en sus ratos libres. Y por ello mismo, porque lo tengo y debo de hacer profesionalmente, no estoy en el blog para participar en cucañas del tipo «pecking order» o «rey de la montaña»; en todo caso, lo haría, aunque no es mi estilo, por más que alguno lo crea así, en una conversación cara a cara, en la barra de un bar y hablando de memoria. Así que yo no menosprecio a nadie, sino que hago simplemente mi trabajo, que es llevar un blog en el que alterno pruebas sobre un tema de rabiosa actualidad (consumo y, en consecuencia, emisiones) y temas de lo más variado, como éste del que, con razón, se quejan algunos de que nos ha sacado de nuestro tema central, que es el automóvil. Y hablando de salirse del tema central, ¡cuántas veces no habré dicho ya que me parece discutible perderse en elucubraciones sobre temas marginales al central (por interesantes que sean, o se lo parezcan a quien los plantea)!, ya que luego da lugar a quejas razonables como la que plantea Ayatolah: «yo entro a leer el blog, no a leer los comentarios más o menos afortunados de la gente; y si el blog se reduce a repetir los comentarios y defenderse de ellos, me quedo sin contenido y el blog deja de ser útil». Y no es que yo crea que esas disgresiones son siempre ociosas; en algún caso, como en el de la controversia acerca de contaminación urbana, muertes por causas respiratorias y seguridad, que llevaron a cabo en la entrada del Volvo C30 DRIVe entre Emprendeitor, Slayer y Exeo, la polémica fue de alto nivel, y probablemente mucho más interesante que la entrada en sí, sin desmerecer a un coche tan digno de atención como el de la prueba. Por cierto, si a los tres participantes en la diatriba se les aplicasen los mismos criterios restrictivos respecto a presumir de autoridad, a fiabilidad de los datos esgrimidos, y a calificación del adversario que algunos me han aplicado a mí en esta entrada, creo que alguno, o más de uno, podría salir escocido. Y es que, repito por enésima vez, parece como si aquí hubiese dos varas de medir: una para los comentaristas, que se pueden poner como chupa de dómine, sin que a nadie le resulte raro, y otra para el conductor del blog, que por lo visto tiene que hacer estoicamente de muñeco del pim, pam pum (porque ataques personales los ha habido, y varios, y no sólo las legítimas diferencias de opinión, o las correcciones a los errores, que los ha habido y los habrá). Con lo cual empalmo con lo manifestado por Chandler, y sigo envidiando su tiempo libre o el de algunos otros comentaristas; y no es que yo duerma mucho, pero lo cierto es que hay días y días en los que no tengo oportunidad de abrir el blog, para ver cómo van los comentarios. Y si esto es así, que no espere Chandler que dedique un montón de minutos (que a veces pueden ser cuartos de hora, o medias horas) a verificar todos y cada uno de los detalles marginales con los que acompaño mis textos; procuro que sean acertados, pero como ya he dicho muchas veces, escribo básicamente de memoria, y lo que sí creo, salvo demostración en contrario, es que esos errores en aspectos colaterales nunca han enturbiado para nada el tema central al que se refiere la entrada. Así que citaré, recortado, un texto de «Croquetas»: «…un contertulio que tiene a bien sentarse con usted a hablar…». Justamente eso es lo que yo busco: hablar de automoción con todos los blogueros, como pedía Ayatolah, y no estar buscándonos mutuamente las cosquillas para ver quien es el que más sabe, sino entre todos colaborar al mutuo enriquecimiento sobre el tema central que a todos nos une.
Yo creo que no hay que confundir un blog con un foro; entiendo que escribir un comentario es dar una opinion sobre el articulo del autor del blog pero en ningun caso entrar a discutir o poner en duda lo que ha escrito.
Prefiero que Arturo emplee su tiempo en deleitar-nos con sus articulos que en contestar comentarios del todo intrascendentes de algunos bloggeros.
Por cierto, celebro que le podamos seguir leyendo en la premsa de papel, porque aunque internet esta muy bien, a muchos nos sigue gustando el encanto que tiene el papel;por supuesto le animo a que no abandone la pluma ( ni el teclado).