Un reciente comunicado de Mercedes, con lógico contenido promocional de la marca de la estrella, me ha traído a la memoria un tema que siempre he considerado de vital importancia, y sobre el que ya tengo escrito mucho desde tiempo atrás. Se trata de las condiciones de carácter ergonómico y de confort necesarias para poder disfrutar de una conducción agradable y segura. El trabajo viene bajo el titular de “Seguridad psicofísica: un conductor sólo puede viajar seguro cuando está relajado”. Tengo un primer reparo que poner al titular, por lo que respecta al adjetivo “relajado”, ya que, sin ir acompañado de alguna puntualización, podría dar lugar a interpretaciones tales como distraído o poco atento; evidentemente, esta no es en absoluto la intención de quien lo ha redactado. Podría tratarse de un problema de traducción (no sé si directamente del alemán o pasando a través del inglés), ya que “relaxed” puede traducirse tanto por relajado como también por confortable, cómodo o a gusto, y entonces ya no habría lugar a interpretaciones dudosas. Pero al margen de este detalle, el artículo tiene un contenido interesante, del cual voy a entresacar amplios párrafos, sobre los cuales iré entreverando algunos comentarios de mi cosecha, antes de pasar a incluir algunas citas de un par de artículos míos de años atrás, a los cuales también añadiré los comentarios que considere oportunos para redondear el tema. Y allá va el inicio de la transcripción parcial (con alguna corrección gramatical de mi cosecha) del comunicado de Mercedes:
“El máximo confort implica mucho más que el mero hecho de ofrecer comodidad y un equipamiento de alta calidad. Todas las medidas de confort en un vehículo tienen como objetivo mejorar la capacidad del conductor para guiar su vehículo con seguridad. El conductor debe contar con el apoyo de medidas, independientes pero armonizadas entre sí, que en todo momento y situación le permitan concentrarse plenamente y con tranquilidad. El comportamiento del vehículo, la ergonomía, la climatización, el confort acústico, la facilidad de manejo y muchos otros factores influyen en el bienestar físico y psíquico del conductor y, por tanto, en su capacidad para mantenerse atento a todo lo que acontece en la carretera. Podríamos resumirlo así: un conductor sólo puede viajar seguro cuando está relajado. Todo ello se engloba bajo el concepto de «seguridad psicofísica», lo que incluye sistemas de manejo e instrumentos intuitivos y claramente estructurados, y sistemas inteligentes de asistencia a la conducción para poder eximir al conductor de las molestas tareas rutinarias, permitiéndole gozar de la máxima concentración. Los equipos de infoentretenimiento también constituyen pilares importantes en aras de una mayor seguridad psicofísica, la cual es un factor clave para que el conductor conserve su capacidad de concentración al volante. El nivel de pulsaciones es uno de los indicadores más importantes a la hora de evaluar el bienestar y la tensión, la concentración y la capacidad de reacción del conductor. Cuanto más altas sean sus pulsaciones, más tenso está el conductor y mayor es la probabilidad de que cometa un error en una situación crítica”.
Claramente se aprecia que, en un momento dado, el discurso pega un viraje, para arrimar el ascua a la sardina de una marca que presume, y con razón, de ofrecer unos coches que, sobre todo en sus altos de gama, llevan un equipamiento absolutamente a tope (y con opciones, todavía más). Porque, al menos a mi juicio, una cosa es viajar a pleno confort, y otra conducir a gusto; considero que confort, en sentido genérico, es el ofrecido tanto al conductor como a los pasajeros, mientras que para el conductor hay otra serie de condicionantes, también citados (comportamiento rutero, ergonomía, facilidad de manejo, mandos e instrumentación) que son privativos suyos. A esto no le llamo confort, sino condiciones, tanto del coche como del puesto de conducción, que hacen que dicha conducción resulte segura y agradable.
Pero no todas, ni mucho menos, de las múltiples ayudas electrónicas (más o menos inteligentes) a la conducción, ni gran parte de los elementos de infotainment, equipamientos ambos a los que Mercedes (barriendo para casa) quiere dar protagonismo para conseguir la ansiada “seguridad psicofísica”, cumplen tal objetivo, al menos en la opinión de bastantes conductores, entre los que me cuento. El planteamiento de Mercedes, que es acertado en un alto porcentaje de sus afirmaciones, lo enfoca casi todo en el sentido de que un elevado nivel de confort, y un mínimo de obligaciones por parte del conductor, son la base para esa conducción segura. Y no es así, porque hay algunas ayudas electrónicas que interfieren con la normal actuación de un buen conductor, y muchos equipos de infotainment son causa de distracción. Algunas de esas ayudas, de esas que te prometen el oro y el moro, pero cuya letra pequeña acaba advirtiendo que la responsabilidad última sigue siendo del conductor, corren el riesgo de llevarle a éste a una engañosa situación en la que el tan festejado relajamiento comienza a rondar con la distracción o, al menos, con la falta de atención.
Y desde luego, ese cántico al bajo nivel de pulsaciones (se supone que propiciado por dicho entorno hiperconfortable) como baremo para medir la óptima situación del conductor para manejar con seguridad, es pura y simplemente erróneo. Es evidente que si, por las causas que sean, vamos continuamente con las pulsaciones a 150, al poco tiempo estaremos cansados (unos antes que otros, en función de su condición física). Pero también es evidente que si nos estamos adentrando por el Desfiladero de los Beyos, tras haber superado el Puerto del Pontón, en dirección a Asturias, y vamos en un confortable pero voluminoso Mercedes con suspensión neumática, cambio automático, perfecta climatización, todas las ayudas electrónicas habidas y por haber, el equipo de audio transmitiendo “Las 4 estaciones” de Vivaldi y todo ello nos lleva a ir relajadamente a 60 pulsaciones, no está nada claro que sea la perfecta situación para cuando, con paredón de roca a nuestra derecha, nos aparezca en una curva también a derechas, un camión que viene más bien por el centro de la estrecha carretera. En tales circunstancias, la rapidez de captación de la situación primero, y la rapidez de reacción, casi por reflejos condicionados después, del pie al freno y el volante todo lo más a la derecha posible, no se consigue fácilmente en ese nirvana de confort y corazón al ralentí, salvo quizás siendo un piloto con tal nivel de conducción, que incluso en esas condiciones va muy “sobrado”.
Es bien sabido que, tanto en la parrilla de salida con el semáforo a punto de apagarse, como en la frenada a más de 300 km/h para una horquilla, los pilotos de Fórmula 1 se ponen a entre 180 y 200 pulsaciones, y no están precisamente distraídos, sino todo lo contrario; luego, en la recta siguiente, ya se relajan, en el buen sentido. Y es que la adrenalina es muy sabia, y en cada momento nos coloca en los niveles de atención y tensión adecuados al peligro potencial que creemos estar advirtiendo. Eso sí, según su experiencia y habilidad, cada conductor percibirá la misma situación como más o menos peligrosa o estresante. Pero todos ellos siempre irán a mayor régimen de pulsaciones por una carretera de montaña, con barranco al lado y sin guard-rail, que por una recta autopista al 120 legal. Quizás exagerando, creo que la graduación del nivel de enfrentamiento del conductor con el tráfico y la carretera puede escalonarse del siguiente modo: distraído, relajado, atento, concentrado, tenso e histérico. Para el conductor medio, lo ideal son las dos condiciones centrales (atento o concentrado); para uno muy experto, se pueden añadir la anterior y la siguiente: relajado en carretera fácil y con poco tráfico, llevando en “on” ese piloto automático que da la experiencia, y tenso cuando, por las causas que sea, hay que ir rápido, dentro de los límites de cada cual. Y esto, a los citados distintos niveles, va en función de la velocidad, de la densidad del tráfico, de las condiciones climatológicas y del estado (pavimento, anchura, visibilidad) de la vía.
Sigue el artículo de Mercedes con este párrafo:
“Y el efecto positivo de interruptores y mandos situados al alcance del conductor se potencia con el mando fónico denominado Linguatronic. Otros equipos que fomentan la seguridad psicofísica son el sensor de lluvia, la conexión automática de la luz de cruce o el Tempomat con regulación de distancia, que la mantiene automáticamente adecuada respecto al vehículo que circula por delante, y puede frenar el propio hasta la detención. La climatización contribuye decisivamente al bienestar, la forma física y la concentración del conductor, y vela por que éste siga estando «fresco» bajo temperaturas exteriores extremas. De lo contrario, aparecen un cansancio prematuro, falta de concentración y una disminución de la capacidad de reacción. Éstos y otros sistemas inteligentes exoneran al conductor de numerosas tareas rutinarias que pueden aumentar su cansancio. Solo un conductor relajado y respaldado por equipos de asistencia dispone de reservas físicas y psíquicas suficientes para reaccionar de forma acertada en los momentos de peligro”.
De nuevo mezclamos churras con merinas, y junto a verdades evidentes como las relativas a una buena climatización, se vuelve a poner el acento en otras ayudas periféricas mucho más discutibles. Porque ayudas, según y cuales, ya que a unos conductores les gustan, y a otros no. Voy a dar (ya lo hice hace algunos meses) mi lista de preferidas y de rechazables entre los múltiples ayudas (casi todos eléctricas o electrónicas) que se pueden ofrecer al conductor. Estoy a favor de: ABS, ESP, dirección asistida (variable, si no es muy cara), aire acondicionado (climatizador si no es muy caro), cierre centralizado, elevalunas eléctricos (al menos delante), control de crucero clásico, manos libres, navegador, faros de xenón (y si tienen todas las últimas regulaciones, funcionan sin fallos y no son muy caras, también), luz diurna, Hil Holder para arrancar cuesta arriba, Side Assist de peligro en el punto ciego, y mando automático de alcance y cambio de largas a cruce.
Por el contrario no me interesan las siguientes: reforzador de frenada, control de crucero adaptativo, cámaras de TV para aparcar (y no digamos sistemas que te aparcan solos), Lane Assist para advertir de cambio de carril, freno de estacionamiento eléctrico (salvo si va con el Hill Holder), sensores de luz y lluvia, y asientos con masaje y climatización (están muy bien, pero pesan y son carísimos). Es una opción personal, y otros tendrán otras distintas; por mi parte, es innegociable. Respecto al Linguatronic, no tengo experiencia; he conducido Mercedes que lo llevaban pero, francamente, no me he sentido nunca con humor para leerme no sé cuantas páginas del libro de instrucciones, si el coche lo voy a tener sólo una semana, y mi objetivo es comprobar sus consumos, prestaciones, comportamiento rutero y confort en general. En sentido contrario, el del coche que te habla, y no el que obedece órdenes, Renault ya lo hizo hace un par de décadas, con el R.11 y otros, y el experimento no resultó, pero como digo, trabajaba en sentido inverso.
Hasta aquí, lo referente al artículo comunicado por Mercedes; ahora voy por mi cuenta. Lo que considero importante deslindar es que una cosa es viajar a pleno confort, y otra conducir a gusto; personalmente, un exceso de infotainment, y de ciertas ayudas que me parecen superfluas, me llega a agobiar. Y precisamente porque lo que me gusta es conducir, como dice la publicidad de BMW, la archirrival de Mercedes. Para mí, si quiero sentirme a gusto al volante, lo primero es sentarme a gusto: antes y por encima de cualquier otra consideración. Considero irrenunciable la que para mí es mi perfecta correlación de alturas y distancias entre asiento, volante, pedales y pomo de la palanca de cambio; vienen luego otros mandos básicos como los de luces y bocina y la visibilidad de la instrumentación.
Pero en vez de seguir divagando, prefiero recurrir, como ya dije, a algo que ya escribí tiempo atrás. La primera cita venía en la prueba de un Corolla en Julio de 2002, y era un recuadro titulado “Sentirse a gusto”:
“Hay coches a cuyos mandos, sin razonar los motivos, se encuentra uno a gusto. Por supuesto que, ya pensando, se encuentran razones objetivas que justifican esta sensación: la suavidad en el manejo de los mandos es una de las primeras; es condición necesaria, pero no suficiente. Porque de poco sirven unos mandos suaves si están sembrados por el salpicadero y las consolas a la buena de Dios, y su situación correlativa es anárquica; y esto, dando por supuesto que partimos de una postura de conducción perfecta, con la correlación de distancias entre asiento, volante y pedales que a cada uno le guste, con buena visibilidad simultánea de instrumentación y carretera. Hay coches que, pese a disponer de múltiples reglajes, exigen varias tentativas para encontrar la postura ideal (si es que se consigue); en otros, incluso con menos reglajes, es a la primera.
Este placer posicional inicial exige, para afirmarse, un alto nivel de confort: térmico, acústico y mecánico. No importa tanto que el aire acondicionado sea muy potente como que sus boquillas estén bien situadas y fáciles de orientar, no suelten un chorro sino que difundan el aire, y no nos congelen la mano izquierda, como ocurre en algunos coches; y para la calefacción, que las salidas de abajo apunten a los pies, y no por encima del tobillo. No es imprescindible que un coche sea silencioso como una tumba, pero sí lo es que no haya crujidos de carrocería, silbidos de aire, chirridos mecánicos ni golpeteos de difícil localización. No hace falta una suspensión blanda ni butacones, sino buena correlación mutua, y que el asiento recoja a lo largo y ancho. Un coche que cumpla estas condiciones es en el que los kilómetros caen sin darse cuenta, con el mínimo desgaste posible, tanto síquico como físico, por parte del conductor“.
Comentario complementado en la prueba del Mazda3 de Noviembre de 2003, en la que figuraba este otro recuadro, titulado “Conducir a placer”:
“En el placer de conducción es básica la faceta de conseguir con facilidad encontrarse a gusto ante el volante; de la naturalidad con la que, en cuestión de unos momentos, el conductor se encuentre a los mandos como si llevara meses conduciéndolo. Este sentirse a gusto se apoya en tres condiciones: perfecta y ergonómica postura al volante, buena localización y suave y fácil manejo de los mandos, y un comportamiento rutero seguro, fácil, divertido y que transmita confianza. Unos buenos reglajes de asiento y volante son condición necesaria, pero no suficiente, para encontrarse a gusto al volante: el asiento debe ser confortable y, además, recoger bien en sentido lateral y longitudinal. Vienen luego los mandos, que deben estar bien situados, ser fácilmente reconocibles y tener buen tacto y precisión en su accionamiento; la visibilidad, tanto de la carretera como de la instrumentación, es un complemento indispensable de todo lo anterior. Finalmente, el confort térmico y acústico (éste más por el tono que por la intensidad) acaban de redondear el panorama del bienestar al volante.
El comportamiento rutero es la guinda; si un coche tiene un magnífico puesto de conducción por ergonomía y confort, pero su estabilidad es dudosa, sus frenos poco eficaces y modulables, y su prestación más bien mísera, poco o ningún placer puede transmitir”.
Remato con dos puntualizaciones: un volante innecesariamente pequeño y una palanca de cambios muy corta son argumentos de marketing falsamente deportivos; lo que cuenta es la rapidez de la dirección (tener, o no, que cruzar las manos para una curva media) y el desplazamiento del pomo, que cuanto más alto y próximo al volante quede, mejor (están muy bien los que salen de la consola). Y en cuanto al asiento, la clave es que se acople al cuerpo como un guante, aunque sea bastante duro; mientras la suspensión no sea dura como una piedra, y teniendo en cuenta que los pavimentos actuales son, en promedio, bastante aceptables, tiene mucha más importancia un buen asiento que la mayor o menor dureza de la suspensión. Y es evidente que, cuanto más sinuoso sea el trayecto que recorramos, un buen bucket deportivo sería cada vez más deseable.
Bueno quien dude que en mercedes se paga mejor a la gente de marketing que a los ingenieros tiene un problema de percepción de la realidad.
Dos fotos de BMW, una de Audi… y una de un Twingo. Curioso.
Brillante artículo!! Es algo que yo mismo pongo como prioritario a la hora de valorar un determinado coche: sentarme y sentirme a gusto.
Es curioso como hay gente que se ríe o medio burla cuando pongo como argumento de preferencia de un determinado coche frente a otro, su postura al volante y su tacto de conducción: me da igual que esté más o menos equipado (dentro de un mínimo), que acelere un seg. más o menos rápido, o que tenga más o menos cantidad de plásticos blanditos de esos que tanto gustan. Si la postura al volante no me «llena» o al accionar dirección y cambio me entra poco menos que grima, descartado.
Por cierto, al empezar a leer el artículo enseguida me vino a la cabeza aquél del Mazda3 al que ha hecho referencia al final («Conducir a placer»). Conservo ese nº de Autovía como oro en paño (compré el Mazda3 después de leer aquella prueba).
Lástima que este tipo de cosas no se enseñen a la mayoría de los conductores.Da grima ver a algunos con el asiento demasiado retrasado y los brazos totalmente estirados ya en la parte central del volante,¿cómo pensarán asirlo debidamente en su parte alta al girarlo en una curva?
O aquellos otros que van con el respaldo del asiento excesivamente tumbado.
O aquellos otros que cogen el volante con las dos manos en el mismo lugar ¿cómo podrán girar lo suficiente el volante si el trazado de la carretera lo requiere?
O aquellos otros que no llevan los espejos debidamente regulados.¿cómo podrán situarse adecuadamente en el tráfico?
O aquellos otros que instalan llantas y neumáticos superanchos,lo cual si no va acompañado de modificaciones en la suspensión,suele descompensar el comportamiento del vehículo y eso por no hablar del empeoramiento de las prestaciones y el consumo.
Y efectivamente,es un fastidio que un vehículo que tuve hace algun tiempo no era posible obtener una postura ideal al volante.Y era un coche amplio y de grandes asientos,inexplicable.Con el tiempo se acostumbra uno a casi todo pero eso no es correcto.
Bien podrían la DGT o las autoescuelas informar al conductor sobre la correcta postura al volante,el adecuado confort,la condición psicofísica,etc…..Ah,que eso no recauda…..
Muy de acuerdo con el articulo. Yo tambien recuerdo y guardo las revistas en las que trataba el tema,aparte de las citadas, tambien una de una prueba de la primera version del Mazda 6, y otra ya mas antigua que hablaba de estos y otros aspectos que contribuyen a sentirse bien, como la apertura con mando a distancia, una calefaccion que caliente rapido, etc..; esto lo cumplian bastantes coches, pero luego, si se trataba de conducir en serio era bueno contar con una suspension bien tarada, una direccion quen transmita y un motor a la altura. Recuerdo que como ejemplos de coches que aunaran estas condiciones se contaban el BMW 330i entre los de propulsion y el Leon 1.8T en traccion delantera, coche que tiempo mas tarde me acabaria comprando.
Buena artículo, refleja uno de los aspectos mas importantes para mi del automóvil, y que por ser algo que «se le supone», no siempre se cuida. También depende de si uno quiere ir conduciendo cuando va sentado en el coche, o quiere ir repanchingado cómodamente en el asiento, con 100 pijadas para entretenerse, mientras cumple con la tediosa obligación de guiar la maquina por donde debe.
En lo que sin duda acierta Mercedes es en el planteamiento de relax, no hay mas que ver el comportamiento medio de sus conductores en zonas sinuosas como las que Vd. cita, muy atentos por lo general no parecen ir, y como van a tardar mucho tiempo en hacer el trayecto mejor que vayan entretenidos y cómodos. Y no digo que todos los que conducen Mercedes sean así, ni que sean malos coches, desde luego.
A.de A. mójese y diga algunos vehículos en los que siente o ha sentido esa sensación.
Me ha hecho gracia la referencia al Desfiladero de los Beyos. En esa carretera, en una curva sin visibilidad me encontré en una ocasión con una alpacas de hierba caidas de un camión en mitad de la calzada (circulan muchos de ese tipo), con el consiguiente frenazo, vuelco al corazón y casi accidente, y también la consiguiente retirada de la calzada de las mismas, bastante peligrosa, por cierto. Afortunadamente no iba en un Mercedes escuchando a Vivaldi…
Controversia habemus.
Efectivamente es tan discutible como queramos, la sensación de confort es algo subjetivo hasta el extremo.
Creo que hay lugares comunes que son admitidos por todos y pondré un ejemplo.
El ruido en exceso y los ruidos de «mala calidad».
Por hacer mención precisamente de la marca de la estrella, recomiendo a quien pueda que se suba en un clase E de los nuevos. Mercedes ha decidido que es un vehículo en el que se pueden instalar motores de 4 cilindros con más de 200 cv. que son a mi juicio inadmisibles por su rudeza.
No digamos en el CLS e en el S.
Pero venden la moto del confort y la ergonmía, en primer lugar a su propia gente.
Y el cliente de mercedes , «traga».
Podríamos hablar de los paquetes de equipamiento, si quieres faros de xenón tienes que montar techo de cristal…a precio de oro en una serie y regalados ambos en otra.
La lógica preside la vida comercial de las marcas?.
No se como van las ventas de Mercedes pero más vale que espabilen.
Tener una legión de ingenieros estudiando el ruido que hacen las puertas al cerrar y luego montar mecanicas con sonido «transit» de hace 20 años casará muy bien con las cuentas pero con la percepción de calidad…
Guardo como oro en paño las revistas AUTOVIA desde 1999 al 2005, fecha en la que dejó de escribir el maestro De Andres; todo un acierto de los jerifaltes de turno (nótese la ironía). Acertado comentario como siempre. ¿Es necesario recurrir a BMW o a Recaro para sentarse a gusto en un coche? ¿Y por qué el túnel central (donde se ubica la palanca de cambios y la consola) es cada día más ancho? Mi pierna derecha cada día va más apretada. Añoro mi viejo Ford Fiesta 1.3 CLX, podia abrir las piernas y moverme más a gusto en el interior del coche. Supongo que eso ya se ha perdido para siempre. Un saludo.
Freightliner.
Pruebe a subir en un Twingo.
Alejará muchos mitos.
Coincido plenamente con lo que apunta Enrique en el comentario número 4. Da un poco de miedo ver como un altísimo porcentaje de conductores agarran el volante con la misma actitud indolente del que agarra una caña de cerveza en la barra de un bar. Respecto a las «mejoras» en la equipación de ruedas por parte de algunos (incluído algún que otro fabricante), son como para ponerle cuatro velas a San Cristobal.
También coincido con lo que comenta Freightlander al referirse a la moda de los desmesuradas y claustrofóbicas consolas centrales, que nos obligan a padecer el síndrome de la clase turista después de haber pagado con creces la «business».
Respecto al maestro, veo que conserva intactas algunas de sus viejas esencias. Su comentario acerca de la dureza de asientos y suspensiones: «mientras la suspensión no sea dura como una piedra, y teniendo en cuenta que los pavimentos actuales son, en promedio, bastante aceptables, tiene mucha más importancia un buen asiento que la mayor o menor dureza de la suspensión», se puede rescatar tal cual, de pruebas efectuadas hace treinta y tantos años; concretamente, si no me falla la memoria, de la prueba de un Seat 124 1800.
Buenas tardes de sábado. Soy inspector de itv y en mi estación debemos subir al coche del cliente para hacer la prueba de los frenos( por órdenes de arriba) por lo que al día subo en unos 100 coches distintos, y aunque son un par de minutos nada mas se nota esa sensación de confort o no en cuanto subes. En mi opinión cada modelo esta enfocado claramente a un cliente-tipo y a su vez en una conducción mas o menos relajada-agresiva. En resumidas cuentas y bajo mi experiencia personal Y MIS GUSTOS ( no quiero hacer publicidad) si quieres confort creo que lo mejor es Audi; acabdos, el tacto de la direccion, los asientos, el sistema multimedia, la interfaz del cuadro, la suspensión, para mi por encima de sus grandes competidores. Aunque como bien se refiere este articulo no siempre es lo mejor, me sigo quedando con Porsche, es la unica marca de automoviles que te sientes verdaderamente unido a el, con un tacto realmente tosco y exigente, pero unico.
7 Bojards: En la prueba de consumo que hizo A. de A. del Exeo TSI, creo que ya aporto bastante al repecto, criticando ( con absoluta razon), la hoy en dia inutil disposicion del pedalier, y en especial del pedal de freno de este y de otros vag. Este, esta mas elevado que los otros dos obligando a adoptar una posicion un poco anti natural, porque si nos ponemos para agarrar bien el volante nos comemos los pedales y si es al reves nos queda el volante algo lejos; afortunadamente los coches actuales llevan suficientes reglajes para encontrar un punto medio, aunque no deja de ser una solucion «parche». Decir que es el primer periodista que veo que hace tal critica y creame que he leido bastantes.
Otro aspecto que en ocasiones se descuida es el volante; o sus formas no son las mas adecuadas, lease Golf GTI V, entre otros, o bien su diametro es inadecuado ya sea por grande o por chico. Actualmente, ya con direcciones asistidas de serie en casi todos los coches, parece que los 37 cm se estan imponiendo en toda clase de coches, desde berlinas a deportivos de todo tipo, aunque todavia quede alguno de 38 ( caso del citado MB) y en deportivos tipo Lotus alguno de 36 o menos, de inspiracion claramente de monoplaza de circuitos. Para mi gusto particular lo prefiero que de pecar de algo sea de grande.
Pues no se si cuando cita
se refiere a Corolla o no, pero lo que si le puedo decir es que en el Corolla 2007 que tuve, cada vez que me siento en el, me encuentro «en casa» (ahora lo tiene un ermano mio, por eso puedo comparar).
Lo que no me ocurre en otros Toyota actuales (RAV4, Land Cruiser, Yaris,) mas equipados.
Personalmente creo que un buen diseño es el que hace que no te tengas que estar preguntando en donde estan los pulsadores de tal o cual cosa, o para que sirven los botones esos tan pequeños que no se puede leer lo que ponen o que no están iluminados y de noche no hay quien los encuentre.
Una vez mas, la estandarización podría ser un gran avance.
¿no creen?
Bueno, falta la cita y la H de hermano, lo primero lo pueden leer de Don A.A. y por lo segundo, disculpas, no es el IPAD, debe haber sido un lapsus….
En el desfiladero de los Beyos más vale ir tranquilo y relajado. No es tan extraño que tras una curva te encuentres un enorme autobus que no cabe en su carril (de los que van de la zona de Cistierna o de Riaño, a Covadonga), no tienes arcén, tienes que frenar, y tirar marcha atrás para llegar a un hueco un poco más grande.
Pero estoy muy de acuerdo en la relación entre confort y seguridad.
Desde que compré mi monovolumen, en el que tengo una postura vertical, y me tiro viajes de 800 km sin un asomo de cansancio, voy muchísimo más seguro que con mi anterior compacto deportivo… que en principio tenía unos asientos más ergonómicos, que se adaptaban al cuerpo… pero que acababan llevandote antes a moverte liberando algún dolorcito de espalda.
¿quieren confort? ¿quieren seguridad en la conducción?: cambien su vehículo bajito por un monovolumen en el que las piernas van verticales y no se mantiene una postura tendida.
Al menos en mi caso, la seguridad ha aumentado enormemente: más relajación, menos velocidad, más anticipación, mejor visibilidad, etc.
La capacidades dinámicas de mi coche actual no son ni la mitad de buenas que las de mi anterior compacto deportivo… pero el resultado final, en cuanto a seguridad, es muy superior, porque su confort y ergonomía hacen que los viajes sean muchísimo más seguros.
Si hablamos de veces que he tenido que esquivar algo, que he estado cerca de tener un accidente, que he tenido que corregir una curva, o que hacer una maniobra brusca para evadir un error ajeno, etc…. como ahora mi velocidad se ha reducido, cuando se ha dado una situación en la que antes tenía que reaccionar de forma casi inmediata, ahora me da tiempo hasta a cambiar de emisora antes de plantearme el empezar a evitarla… la tranquilidad y el relax, dan seguridad.
Muy interesante el tema.
Como anécdota que lo corrobora, cuando me conpré mi primer clásico, lo hice con el coche con el que había soñado en mi juventud, aquel que representaba todo lo que yo soñé y que entonces no pude… y a pesar de ser una máquina fantástica, me tuve que adaptar a su peculiar postura de conducción, a un cambio peculiar, a un comportamiento que requería ciertas horas de práctica previa, a…
Un día un amigo me pidió que le ayudara a mover alguno de sus coches en un desplazamiento no demasiado largo hasta el Jarama para unas Puertas Abiertas y me sumió en la miseria.
Aquel coche en el que al principio no había reparado tenía algo que parecía que era el coche con el que había aprendido a conducir y del que no me hubiera bajado en años, no me hizo falta adaptarme en nada, sabía cómo iba a frenar, cómo se iba a mover, cómo se balanceaba y terminé metido en pista y moviendo el culo del coche a mi antojo.
Y digo que me sumió en la miseria pues desde entonces no paré hasta que pude conseguir uno igual.
Con los coches de ahora me pasa algo similar, algunos son magníficos, cómodos, pero no me gustaría verme en una situación apurada hasta haber hecho unos cuantos kilómetros con ellos y haberles cogido el feeling; otros sin embargo arrancas y parece que todo sale solo.
Totalmente de acuerdo con lo dicho respecto del Mazda 3. Es uno de los 3 ó 4 coches que he conducido más a gusto gracias a su postura de conducción. Otras cosas no me gustaron tanto, como la relación entre sus 4,5 metros de longitud y su habitabilidad.
En cuanto al sensor de lluvia que Arturo de Andrés juzga como prescindible, la verdad es que a mí siempre me pareció una tontería, pero este verano hice un viaje Santiago de Compostela-Madrid al volante de un Golf de alquiler y me pareció muy útil, por cuanto se trataba de un día con lluvia muy intermitente y variable en su intensidad. Lo conecté y me olvidé de estar continuamente conectando y desconectando los limpiaparabrisas, así como de rectificar la frecuencia del barrido intermitente cada dos por tres.
Saludos.
José, tiene razón cuando habla del Twingo, pero ¿qué sentido tiene pagar 4-5-6 millones de las antiguas pesetas por un coche donde no te puede sentar a gusto, por mucho equipamiento de seguridad y multimedia que tenga? Peter Pan, buen símil.