La primera foto de esta prueba certifica que exactamente este mismo modelo ya lo probé hace 37 años; pero lo más anecdótico –aunque para mí fue algo más que eso- es que si le quitamos escasamente cuatro semanas a la fecha de este ejemplar de “Autopista”, que fue el tiempo transcurrido desde la realización de la prueba hasta su publicación, ¿en qué fecha vamos a caer? Pues exactamente en el 23 de Febrero de 1981, de infausta memoria; o quizás fausta, si consideramos que el fracaso del intento de golpe de Estado nos sirvió para consolidar la estabilidad de nuestra por entonces todavía tambaleante democracia. Y no es que precisamente ahora estemos mucho mejor; pero como decía Kipling, “esa es otra historia”.
Teniendo en cuenta que la prueba de hoy se cuelga en el blog el jueves 15 de Marzo, y si a esta fecha le quitamos tres semanas y un día para ser exactos –que es el tiempo transcurrido desde la realización del recorrido de pruebas hasta dicho jueves- ¿en qué fecha vamos a caer? Pues en el miércoles 21 de Febrero, prácticamente 37 años después de aquel otro 23 de Febrero, en el que también le estaba yo realizando un recorrido fijo de pruebas al Mercedes de la portada de “Autopista”; y totalmente ajeno a lo que se estaba cociendo en el Congreso de los Diputados.
La prueba que estaba realizando aquel día era un recorrido fijo que serpenteaba por los alrededores de Madrid y Sierra del Guadarrama; apenas un poco más de 300 km. Otra similitud con la que acabo de hacer ahora, aunque el recorrido sea diferente. La cuestión es que volvía yo a la redacción de “Autopista” tan campante, porque no se me había ocurrido conectar la radio, entretenido con la conducción del cambio automático por carreteras secundarias en buena parte del trayecto. Al llegar me encuentro a todo el mundo revuelto, y yo con cara de póker; y en ese momento aparece Miguel Guerrero con una botella de cava, la abre y dice: “A brindar, por si esto acaba mal, tenemos que emigrar, y es la última”. Por fin me explican el asunto; unas cuantas horas (y una noche) más de ansiedad, y hasta ahora.
Así que cuando el buen amigo y coleccionista de “clásicos modernos” que es José Manuel Regueiro me envía un correo de felicitación el pasado 23 de Diciembre explicándome que hacía poco había incorporado a su colección un Mercedes igualito al de una prueba mía de 37 años atrás (incluyendo en el mensaje la misma foto que aquí se reproduce), el recuerdo me vino como un rayo (en realidad, no se me ha olvidado nunca). Se lo comenté, y como para Febrero iba a venir -y precisamente con ese coche- para asistir a la Feria de Clásicos de Madrid que se celebraba a finales de Febrero, urdimos combinar su bajada a Madrid con la posibilidad de repetir la prueba en el aniversario de la inicial. Dicho y hecho: aquí está el fruto de dicho plan.
Y pasemos ya al protagonista que, como es lógico en este blog, acaba siendo un coche. En la segunda mitad de la década los 70s del siglo pasado, Mercedes quería reforzar su presencia exportadora en USA añadiendo a su oferta los motores de gasóleo, en los que por entonces era muy fuerte en Europa. Pero su 3.0D atmosférico de cinco cilindros, con 88 CV y 17,5 m.kg de par, no estaba al nivel de lo que en aquel mercado se exigía en cuanto a capacidad de aceleración, más que de velocidad punta. Y menos aún si además su rendimiento estaba penalizado por la absorción de potencia de un cambio automático; equipamiento poco menos que obligatorio en USA para una berlina de prestigio, de importación y nada menos que Mercedes.
Así que en el Salón de Frankfurt de 1977 se presentó la berlina 300-SD, exclusiva para exportación a USA; la base era una carrocería de la Clase S, ya puestos a darle “glamour” al desembarco del turismo de gasóleo en el Nuevo Mundo. La solución era sencilla en apariencia: injertarle al motor existente un turbo movido por los gases de escape; el resultado obtenido (125 CV y 25,5 m.kg de par) nos puede parecer hoy absolutamente insuficiente para semejante berlina, pero en aquellas fechas ningún otro motor para turismo con dicho combustible pasaba de 90 CV. Por otra parte, la adopción del turbo suponía unos aumentos porcentuales de un 42% en potencia y un 46% en par máximo; vamos, como si se le hubiese introducido al motor una guindilla picante por el tubo de escape.
Pasan un par de años, y en la plataforma W-123 (precursora de la Clase E, para entendernos) aparece la carrocería T; o sea la familiar, que podía llegar incluso a las 7 plazas. Un vehículo destinado a transportar una carga total elevada, sumando su amplio interior y la bien estudiada disposición de barras en el techo para incorporar una baca de generosas dimensiones. De este tipo de carrocería, sumando todas las diversas motorizaciones que llegó a incorporar, se vendieron más de 200.000 unidades; un éxito en toda regla.
Como es lógico, se llega a la conclusión de que a dicha versión del 300-D le vendría como anillo al dedo el motor Turbodiesel; dicho y hecho, y en el Salón de Frankfurt de 1979 se presentan tanto la carrocería T como su versión TD-T, la misma que se probó en “Autopista” a principios de 1981 y cuya prueba hemos repetido a principios de 2018. Eso sí, como todo estaba estudiado para la transmisión automática, sólo se comercializó con ella, sin que hubiese la posibilidad de un cambio mecánico manual. La denominación exacta, en versión de 7 plazas, era W-123.193.
Recíprocamente, aunque algo más tarde, también el mercado USA acabó por recibir esta carrocería Station Wagon, que por aquel entonces tenía allí mucho predicamento antes de que llegasen, primero el auge de los MPV (Minivan para ellos), y posteriormente el de los SUV. Que se lo pregunten si no a Volvo; que se hinchó a vender, a lo largo de los años, decenas y decenas de miles de Station Wagon en todas sus sucesivas gamas. Y del mismo modo que el 300-TD Turbodiesel acabó llegando a América, Europa también consiguió disponer, a partir de otoño de 1981, de una berlina con dicha mecánica; si bien aquí no era la 300-SD de Clase S exportada a América, sino un 300-D Turbodiesel de plataforma W-123.
Pero volviendo a nuestro familiar del año 1981, por entonces costaba la friolera de 3,3 y pico millones de pesetas, a los que se unían unas 150.000 y pico más de las opciones que traían tanto la unidad probada en 1981 como la probada ahora; por lo que en aquellas fechas se ponía prácticamente en los 3,5 millones de pesetas. Eran los tiempos en los que ya se habían eliminado los “contingentes” de número fijo y cerrado para los coches importados; aunque tenían unos aranceles altísimos. O sea, que sólo se los podían permitir los muy pudientes. Como dije yo en aquella prueba, este coche era ideal para la cuadrilla de un matador de toros de tronío, con sus 7 plazas más la predisposición en el techo para una enorme baca.
Y ya ha llegado el momento de presentar la ficha técnica completa:
Ficha técnica: Mercedes 300 TD-T 5 cilindros 3.0 125 CV (W-123 a/m ‘81)MOTOR CICLO Diesel. POSICIÓN Delantera longitudinal vertical, de cinco cilindros en línea. ESTRUCTURA Tipo OM-617/A-I5. Bloque y culata de fundición. Cigüeñal de acero nitrurado, sobre seis apoyos de bancada. Válvulas de escape huecas, rellenas con sodio. Chorros de aceite al fondo de los pistones. Capacidad de aceite: 5,0/7,5 litros (cambio sin filtro/total); radiador aire/aceite y dos filtros (en serie y derivación). Capacidad de agua: 11,0 litros. Alternador: 770 W (55 A). Batería: 88 A.h. Ventilador accionado por correa trapezoidal, a través de embrague viscoso de silicona. COTAS 2.998 cc; (90,9 x 92,4 mm). Compresión: 21,5:1. ALIMENTACIÓN Bomba Bosch mecánica de cinco pistones en línea, accionada por la misma cadena que la distribución. Turbo Garrett de geometría fija, sin intercooler. Cámara de combustión con pre-cámara y canal de conexión, tipo Comet-Ricardo V. Sin catalizador. Corte: 4.750 rpm (no lleva cuenta-rpm). DISTRIBUCIÓN Monoárbol de levas en culata, mandado por cadena; dos válvulas por cilindro, verticales y en línea, accionadas por semi-balancines mecánicos. RENDIMIENTO Normas DIN: 125 CV (92 kW) a 4.350 rpm ● 25,5 m.kg (250 Nm) a 2.400 rpm. // Normas ECE: 122 CV (90 kW) y 25,0 m.kg (245 Nm), a los mismos regímenes. TRANSMISIÓN DISPOSICIÓN Propulsión trasera, con mecánica longitudinal; cambio automático en bloque con el motor, y tren trasero de ruedas independientes, con el diferencial anclado al monocasco. EMBRAGUE Convertidor hidráulico de par que funciona a todos los regímenes y cargas, sin embrague de bloqueo. CAMBIO Caja automática Mercedes-Benz de cuatro marchas y engranajes epicicloidales, con 4ª “directa”. GRUPO Cónico hipoide: 3,071:1 (14/43). RELACIONES ● DESARROLLO FINAL (km/h a 1.000 rpm) 1ª: 3,98:1 ● 9,41 2ª: 2,39:1 ● 15,68 3ª: 1,46:1 ● 25,65 4ª: 1,00:1 ● 37,45 BASTIDOR SUSPENSIÓN Delantera de doble elemento transversal superpuesto; trasera con brazo triangular de eje de oscilación oblicuo. Muelles helicoidales, barra estabilizadora y amortiguadores hidráulicos telescópicos en ambos trenes. De serie: elementos hidráulicos traseros para mantener nivel constante (165 mm de distancia al suelo). DIRECCIÓN De recirculación de bolas ZF, con asistencia hidráulica y amortiguador de vibraciones. Diámetro de giro: 11,0 m (entre bordillos). Vueltas de volante: 3,25. Diámetro volante: 420 mm. FRENOS Cuatro discos macizos: de 273/279 mm (delante/atrás), con asistencia por servofreno de vacío. CONTROLES Frenos: compensador trasero en función de la carga. No dispone de ABS. RUEDAS Neumáticos radiales Kumho EcoWing ES-01 195/70 HR-14, en llanta de chapa de 6” (no había opción de aleación ligera). Presiones oficiales: 2,0/2,2 bar. Para la prueba: 2,4/2,4 bar. CARROCERÍA TIPO Monocasco; familiar de cuatro puertas y portón, con maletero comunicado. Cinco plazas clásicas, más dos plegable de espaldas a la marcha. Faros con lámpara halógena H-4, más antinieblas. COTAS Batalla: 2,795 m. Vías: 1,488/1,453 m. Longitud: 4,725 m. Anchura: 1,786 m. Altura: 1,470 m (techo); 1,515 m (barras). PESO Repostado a tope y sin conductor: 1.625 kg (datos de fábrica); 1.658 kg (en báscula, unidad prueba antigua); 1.610 (Tarjeta Inspección Técnica). CAPACIDADES Maletero: 523 litros (asientos auxiliares plegados). Reparto: 48,6/51,4% (delante/atrás, unidad prueba antigua). Depósito combustible: 70 litros (nominal) y 72 litros (real); de los que 9,5 litros en la reserva. AERODINÁMICA Coeficiente Cx: 0,36 (estimado); Sección frontal S: 2,180 m2; Producto S.Cx: 0,78 (estimado). PRESTACIONES DINÁMICAS Velocidad máxima: 165 km/h (a 4.400 rpm en 4ª). Aceleración: 0-100 km/h: 15,0 sg. CONSUMO Homologado normas ECE-15 (90/120/urbano): 8,0 / 11,1 / 10,5 l/100 km. |
El motor era un sólido “tocho” de hierro (bloque y culata de dicho material) y por lo tanto, muy pesado; y tanto más cuanto que el dimensionamiento de todas las piezas era muy generoso, buscando ante todo una fiabilidad y longevidad de primer orden. El sistema de combustión a base de pre-cámara del tipo Comet-Ricardo V era en aquel momento más suave y silencioso de funcionamiento que el de inyección directa utilizado en los motores de los vehículos de transporte pesado. Pero tenía muchas pérdidas de eficiencia debidas al bombeo en el estrecho canal de comunicación entre cámara y pre-cámara, tanto al comprimir aire en un recorrido como al salir los gases en el otro, durante la carrera de expansión.
Pese a las discretas cifras (sobre todo bajo un enfoque actual) de potencia y par, el motor estaba construido y equipado como si generase 300 CV. Cigüeñal de acero nitrurado (tratamiento delicado, lento y caro), más válvulas de escape huecas con refrigeración interior por sodio, y chorros de aceite proyectados al fondo de los pistones. Por no hablar de la enorme cantidad en litros de agua y aceite, pese a que sólo había que evacuar el calor correspondiente a 125 CV; pero no olvidemos que la inercia térmica de un motor de hierro tan grande era muy grande a su vez, por lo que los ingenieros se cubrieron bien las espaldas, por si acaso. Al fin y al cabo, era su primer motor de gasóleo turboalimentado, y no querían sorpresas. Y para rematar, un doble filtro de aceite, más un radiador para controlar su temperatura y proteger la bomba de inyección; un mecanismo muy delicado que iba lubricado exclusivamente por el propio gasóleo en su zona superior.
La curva de par conseguida no tiene un crecimiento tan fuerte ni tan brusco desde bajo régimen como al que ahora estamos habituados: el turbo es de geometría fija, sin válvula de descarga ni “intercooler”, y no alcanza su máximo soplado hasta 2.400 rpm. Luego decae paulatinamente, pero el producto de par por régimen sigue aumentando hasta su máximo a 4.400 rpm; y a partir de ahí la potencia ya va disminuyendo, aunque el corte de inyección en mando manual de la transmisión no llega hasta las 4.750 rpm.
La transmisión automática, con diseño y fabricación de la propia Mercedes, también es relativamente simple; sobre todo si la comparamos con algunas actuales de 10 velocidades. No llevaba más que cuatro marchas, y el convertidor de par no disponía de embrague de bloqueo; si hubiese llevado cuentarrevoluciones, se habría podido ver su aguja bailando continuamente al pisar y levantar el pie del acelerador, aunque cada vez menos a medida que aumentase el régimen. Por lo tanto, los saltos entre las marchas son forzosamente muy abiertos (1,67:1 en 1ª/2ª, 1,64:1 en 2ª/3ª, más el 1,46:1 del paso final a “directa”). Cierto que el convertidor amortigua un poco el efecto del salto, permitiendo que el motor suba de vueltas un poco más de lo que la relación numérica indica; pero sigue faltando agilidad en el empalme de unas marchas con otras.
En principio, una 4ª de 37,5 km/h nos parece ridículamente corta para ser la última, ya que hoy se quedaría muy corta incluso siendo la 5ª del más humilde 1.0 tricilíndrico turbodiesel. Pero hay que tener en cuenta cómo era la curva de par, y el peso a transportar. Con 5 plazas y equipaje, o bien con 7 plazas, en ambos casos se pone bien por encima de las dos toneladas. Y el desarrollo es absolutamente “neutro” para velocidad punta. En el modelo exportado a USA, la berlina 300-SD se vendía con neumáticos 185/80-15 (con un 7,7% más desarrollo que los europeos), y ello permitía su punta de 170 km/h; si bien al precio de una menor vivacidad que el 300-TD-T europeo, por el doble motivo de su mayor peso y su desarrollo más largo.
Es muy interesante la adopción de una suspensión trasera de nivel constante para un coche con semejante capacidad de carga; no olvidemos la baca, que para eso lleva unas estupendas barras cromadas en el techo. De este modo, la distancia libre al suelo siempre se mantiene en la cota de 165 mm, por lo que la geometría del tren posterior se mantiene inalterable. Dicha suspensión todavía no es la de cinco brazos (que todavía sigue vigente en todos los Mercedes de propulsión trasera), que no aparece hasta ser montada en el 190. Es de triángulos con base de oscilación oblicua (como en nuestro Seat 600, para entendernos); pero al mantener su altura constante, con una vía de 1,45 metros y barras estabilizadoras en los dos trenes, la caída siempre está muy próxima a la vertical, puesto que el juego del triángulo oblicuo compensa el balanceo de la carrocería.
Los frenos delanteros de 273 mm son el máximo absoluto que cabe en una llanta de 14” si se montan pinzas fuertes pero que no sean del tipo de competición (multipistones que abrazan el disco en sentido tangencial y no radial). Con pinzas un poco menos voluminosas, atrás se montan discos algo mayores (279 mm); ya que en este coche, dada su probable utilización con mucha carga, la frenada trasera sigue teniendo una notable importancia, a diferencia de los tracción delantera a los que hoy estamos habituados. Por otra parte, los cuatro discos son macizos, puesto que todavía no había llegado la tecnología del disco ventilado radialmente, como los que ya encontramos en el 300-SE de la primera prueba de este año, que era diez años más joven que el de la prueba de hoy.
La dirección, pese a estar bien asistida (y no como la del 300-SE de la prueba anteriormente citada), resulta francamente lenta, con tres vueltas y cuarto de volante, que además es de enorme tamaño (42 cm de diámetro exterior). Tanto en maniobra como en curvas cerradas exige un manoteo al que ya estamos poco acostumbrados, ahora que es raro encontrar (aunque los hay) coches que tengan más de 2,8 vueltas de volante. Esta dirección, junto al comportamiento parsimonioso del turbodiesel, y a la caja automática de sólo cuatro marchas, nos recuerdan a cada momento que estamos a los mandos de un coche de excepcional calidad de construcción, pero de una tecnología que ya tiene más de 40 años de edad.
Porque, por otra parte, e incluso con criterios modernos, el coche no es “grande”. Apenas si supera los 4,7 m de longitud, y no llega a los 1,8 de anchura, ni a los 1,5 de altura (al techo). Pero lo que si está es genialmente aprovechado en su capacidad interior; el diseño de carrocería, sin abombamientos laterales vistosos pero innecesarios, y quizás unas zonas de deformación progresiva menos generosas que las de los modelos actuales, permiten esta sorprendente capacidad interior dentro de este tamaño que, repetimos, es claramente inferior al de los segmento D actuales.
El depósito de combustible de 70 litros también es un detalle digno de mención; y no tanto por su capacidad -que sin duda es notable- sino por la habilidad demostrada en el diseño de la zona posterior inferior de la carrocería, en la que se acumulan dicho depósito, el silencioso de escape, el depósito de vacío para el mando neumático del cierre central, y el pozo en el que alojar plegado el asiento auxiliar biplaza orientado de espaldas a la marcha. Hasta no mirar los bajos y desplegar el asiento, es difícil hacerse a la idea de que todo eso esté alojado en un espacio relativamente compacto; pero lo está. A lo cual ayuda la suspensión de nivel constante, puesto que se tiene la seguridad de que la zaga no se va a hundir hasta arrastrarse materialmente por el suelo, por mucho que se cargue el coche.
El equipamiento de serie no era nada suntuoso, e incluso podríamos decir que un tanto somero según los criterios actuales. Era opcional, y lo llevaban los dos coches probados (y probablemente lo traían casi todos los importados) todo lo siguiente: las siete plazas, los cristales tintados, la pintura metalizada, la radio Becker Mexico, el techo de chapa y mando manual, y el cierre centralizado neumático. La unidad de esta segunda prueba traía la tapicería opcional en imitación de cuero. Y ninguno de los dos disponía del resto de opciones, tales como los limpia/lavafaros, los asientos calefactados, el control de crucero Tempomat, los elevalunas eléctricos, el aire acondicionado y la tapicería de cuero auténtico. Y por otra parte no se disponía, ni en opción, de llantas de aleación ligera ni de reglajes de la caña de dirección; todo esto llegaría más adelante.
Y una vez repasado estáticamente el coche, y en especial su ficha técnica, podemos pasar al resultado de la prueba en nuestro recorrido, que se cubrió (como suele ser habitual con estos coches “clásicos”), con piloto y acompañante a bordo; y estos son los datos:
Resultado del Mercedes 300-TD Turbo a/m ’81 en el circuito habitual: Ritmo económico NUEVO: Consumo: 9,43 l/100 km. Promedio: 91,9 km/h. |
El tiempo invertido fue de 5h 29m, unos 20 minutos más de un tiempo medio/bueno habitual. El consumo, por supuesto que es el más elevado que hemos obtenido con un turbodiesel al nuevo ritmo más pausado que venimos utilizando desde hace algo más de dos años. Como referencia de lo que supone el transcurso de 40 años en los resultados obtenidos por una tecnología (turbodiesel y cambio automático) en constante evolución, lo mejor será comparar con lo conseguido por los dos vehículos que vienen a continuación de este Mercedes como los más “sedientos” de gasóleo. En ambos casos se trata de unas carrocerías SUV, que por aerodinámica resultan menos eficaces que la bastante perfilada de nuestro Mercedes.
Pues bien, estos dos coches fueron el Ford Edge 2.0 de 180 CV, cambio manual y transmisión 4WD, y el Volvo XC-90 2.0 BiTurbo de 190 CV, cambio automático de ocho marchas, y tracción delantera. Y sus datos, los siguientes: el Ford, 7,18 l/100 km, en 5h 11m; y el Volvo, 6,77 l/100 km, en 5h 10m. Haciendo un promedio que suaviza la utilización de caja automática en un caso, pero con transmisión 4WD en el otro, tenemos un consumo de 6,98 l/100 km y un tiempo de 5h 10m 30sg (97,4 km/h de media). Es decir, el Mercedes tiene casi 2,5 l/100 km de mayor consumo, perdiendo 5,5 km/h de promedio; y a pesar de que el peso medio de los dos rivales se establece en 1.925 kilos, que son 300 más que el Mercedes, y con mucha mayor sección frontal.
Es evidente que el cambio de inyección en pre-cámara a la directa, de la bomba mecánica de pistones a la “common-rail” de gestión electrónica, del turbo fijo al de geometría variable con válvula de descarga, y la incorporación del “intercooler” de refrigeración del aire admitido a la culata, han transformado de modo radical la eficiencia térmica del ciclo Diesel. Otra cuestión es la emisión de gases contaminantes; que en cualquier caso, es evidente que también ha disminuido de forma exponencial.
Pero lo que sí vale la pena recordar son los resultados de la prueba antigua; y sobre todo, su comparación con los datos de su homologación. Digamos de entrada que el coche estaba muy nuevo al recogerlo (1.600 km), y que el consumo de aceite fue prácticamente nulo a lo largo de los más de 2.000 km que lo tuvimos en nuestro poder. Y también es digno de mención que al acabar la prueba el tubo de escape tenía en su interior un color de tono gris claro; señal inequívoca de que quemaba todo lo bien que se le podía exigir con aquella tecnología.
En recorridos urbanos cubrimos 360 km, con una ocupación que osciló entre una y seis plazas, obteniendo un consumo de 16,5 l/100, frente a los 10,5 homologados. Está claro que el ciclo urbano (exactamente el mismo que hemos venido sufriendo hasta ahora mismo) era y es descaradamente falso (casi un 60% de desfase). Por el contrario, en el circuito fijo que realicé el famoso 23-F de 1981, se cubrieron 324 km a un crucero de 90/100 km, obteniendo una media de 80,2 km/h, y consiguiendo un consumo de 8,08 l/100 km. Cifra que viene a coincidir con casi total exactitud con los 8,0 de homologación a 90 km/h constantes.
Pero hay más: en el trayecto de Barcelona a Zaragoza por la autopista de peaje (304 km de repostaje a repostaje), a 120 km/h de crucero y 116,8 de promedio, se obtuvo un consumo de 11,24 l/10 km, frente a una homologación de 11,1 l/100 km. ¿Se puede pedir mayor validez al método de homologación, y también mayor precisión a nuestras comprobaciones? El resultado deja más que claro lo que se lleva diciendo en este blog desde siempre (bueno, un “siempre” de ocho años): las antiguas normas de consumo estabilizado a 90 y 120 km/h eran realmente válidas, y daban una idea muy aproximada del consumo real en carretera. Mientras que el ciclo urbano (que se incorporó a las normas nuevas) no es representativo en absoluto, ni lo es su nuevo hermano el extra-urbano.
Cuando el consumo se disparó –y es lógico- fue llevando el coche a tope; eran otros tiempos, pero el caso es que fuimos de Zaragoza a Barcelona (recorrido inverso al antes citado) a 160 km/h (prácticamente pie a fondo todo el rato), consiguiendo 155,7 km/h de media, con un consumo de 16,8 l/100 km. Pero en una utilización menos salvaje, fuimos de Madrid a Zaragoza a 110 de crucero real, para 97,7 km/h de media (un sábado por la mañana, con el trazado Redia prácticamente vacío), consiguiendo un consumo de 8,98 l/100 km. El cual también concuerda a la perfección con el dato homologado de 8,0 a 90 y 11,1 a 120. Lo cual se confirma con el retorno de Zaragoza a Madrid a 130 de crucero, cuyo promedio (que estaba sobre 113 km/h) cayó a 102 km/h porque había bastante atasco entre Alcalá de Henares y Madrid (retorno en domingo por la tarde). Pues bien, el consumo salió a 11,05 l/100 km, de nuevo casi clavado con el de 120 km/h constantes. Creo que sobra hacer ningún otro comentario respecto a las homologaciones antigua y actual (ésta ya en fase de extinción).
Volvamos a nuestro coche de la prueba actual, aunque igual de antiguo (si bien no tan flamante) como el de hace 37 años. El motor, pese a ser de pre-cámara, resulta ruidoso para los estándares actuales; y es de suponer que la insonorización de un Mercedes ya estaba bastante cuidada por aquel entonces. El motor comienza a tirar aceptablemente a 1.200 rpm, y el cambio con pie a fondo, pero con la palanca en D (automático) se realiza (según datos oficiales) a 4.350 rpm; prácticamente a potencia máxima. Pero si se utiliza el manejo manual, limitando a 3ª en S o a 2ª en L, entonces se puede llegar a 4.750 rpm, aunque no tenga el menor sentido, salvo para rematar un adelantamiento comprometido (que no debería haberse intentado, para empezar).
La 2ª es prácticamente para gestionar curvas en horquilla; porque una vez en trayecto normal hace tope en 74 km/h reales al corte, y no es cosa de manejar así este Turbodiesel. Así que en prácticamente casi cualquier situación de carretera (en ciudad o tirando de un remolque, puede ser otra cosa) hay que ceñirse a utilizar el juego de palanca entre D y S. Y sin olvidar que la 3ª hace tope práctico en 115 km/h reales, que pueden llegar a quedarse escasos para completar el adelantamiento a un turismo que vaya un poco rápido. O sea que su utilización es básicamente para retener antes de negociar curvas medias, de entre 50/60 hasta 90/100 km/h, y salir con cierto brío; y ya está bien. De ahí en adelante, en 4ª y a lo que ande.
A este respecto, resulta difícil mantener a base de pedal un crucero constante, puesto que entre la caja automática sin bloqueo, y que el motor retiene mucho (21,5:1 de compresión) a poco que se levante el pie, luego recupera con mucha parsimonia. Por otra parte, el cambio resulta algo brusco, sobre todo de 2ª a 3ª; curiosamente más que de 1ª a 2ª, quizás porque éste lo realiza muy pronto, salvo que se pise a fondo. En el de 3ª a 4ª ya no hay tirón, porque el par motor resulta insuficiente para ello.
La calefacción resulta algo difícil de manejar, quizás por falta de práctica. Y puede ser que ya estemos maleados por el climatizador automático, en el que basta con seleccionar la temperatura deseada; aunque ésta puede oscilar, según los coches, entre 20 y 25ºC. Por lo demás, el resto de mandos disponibles resulta de lo más sencillo e intuitivo, como corresponde a su relativa simpleza y a una época en la que los iconos no estaban diseñados bien como para idiotas, o como para catedráticos de Filosofía Pura, que es lo que ocurre actualmente en algunos casos.
Los faros antiniebla no tuvimos oportunidad de utilizarlos para la finalidad que su nombre indica, pero en cambio podemos dar fe de que son magníficos como cuneteros: abren lateralmente una barbaridad, y con buena potencia de iluminación. Excelentes en zonas tortuosas de carretera convencional, y tanto más cuanto más estrecha y sin apenas arcén sea.
El comportamiento rutero es muy bueno en curva media y rápida, dentro de lo que es razonable en un coche de su época y con su calzado. En curva lenta, entre su tamaño y la lentitud de su dirección, ya resulta algo menos ágil; pero en todo caso, el balanceo está bastante contenido. También frena muy bien para el ritmo de marcha en el que se encuentra cómodo, e incluso cuando se le pide una frenada fuerte ocasional. Lo que ya podría ser harina de otro costal sería en la bajada de un puerto largo y con bastante carga, incluso sin necesidad de hacer alardes. Hay que tener en cuenta que los discos de freno no son ventilados, y su diámetro tampoco es como para tirar cohetes. En esa situación, mantener el cambio en S incluso en los tramos rectos sería lo prudente, e incluso bajar a L tras de frenar lo bastante para que la aguja del velocímetro haya bajado a 80 km/h.
A este respecto, resulta espectacular el nivel de falsedad del velocímetro; y esto no es cuestión de una unidad, porque era habitual en los Mercedes de aquellas épocas. Al de la prueba de 1981 le encontramos una error por exceso de exactamente +10,8%, mientras que el cta-km no se desviaba más que un -0,2%; llevaba unos neumáticos Pirelli P-3. Al de la prueba actual le encontramos un error progresivo de +12% a +15%; había que ir marcando 112 para ir a 100, y 138 para ir a 120. Según algún usuario de estos coches (comentario de J. M. Regueiro), estos velocímetros son el antídoto definitivo contra las multas por exceso de velocidad: basta con sugestionarse con que son exactos, y problema resuelto.
Siguiendo con la instrumentación, y entroncando con lo ya dicho respecto a la generosidad de la refrigeración -tanto en capacidad de líquidos como en tamaño de radiadores- observamos que la temperatura de agua sube unos 8ºC tanto en subidas de mediano porcentaje pero bastante longitud, o bien más cortas pero de porcentaje duro. Y en cuanto se corona, rápidamente vuelven las aguas a su cauce. Se nota que cuando no se exige mucho, el termostato no llega a abrir del todo, y sólo hace cuando la exigencia es mayor, y la velocidad algo más baja.
Respecto al manómetro de aceite, sigue la política habitual en la marca de no indicar más que hasta 3 kg/cm2, donde la aguja hace tope y no pasa de ahí ni acelerando en frío. De este modo, no se llega a apreciar si hay oscilaciones de presión en función de la temperatura exterior y del grado de exigencia, puesto que a un régimen normal e incluso con el aceite muy caliente (y hay un radiador para controlarlo) la presión nunca va a estar en carretera a menos de 3 kilos. Pero a la vuelta de nuestro recorrido, con el motor bien caliente y tras de haber repostado y entrar en trafico urbano, vimos que la presión caía a 1,5 kilos al circular en D, ya fuese en 3ª o con más razón en 4ª; el régimen es imposible de calcular, sin cuentarrevoluciones y con un cambio sin bloqueo del convertidor, situación en la cual el régimen oscila mucho entre aceleración y retención.
Llegados al final, hay dos aspectos a subrayar: uno, la enorme -casi diríamos tremenda- practicidad de una elegante carrocería de diseño familiar. Y por otra parte, la ejemplar calidad, no ya sólo de carrocería y mecánica, sino de los más ínfimos detalles del equipamiento; todo lo que lleva, sea poco o mucho, es de nivel “top”, y con un aspecto duradero lindante con lo eterno. Está claro que los diseñadores del W-123 no había oído hablar (o hicieron oídos sordos) de la cínica estrategia comercial conocida como “obsolescencia programada”.
Ya no se hacen pruebas así.
A lo mejor es que no hay quien pueda hacerlas, ya que se necesita saber, explicar y juzgar con conocimiento de causa.
Arturo: «cada día más».
PD
La circunstancia importa en los coches y la de esta prueba fue sobresaliente.
Poseer este auto en su época debía ser el no va más.Los coches actuales, ni cuidándolos, duraran lo que esté prodigio mecánico(sin nada de electrónica).
los diseñadores de este coche hara tiempo que se jubilaron…
y tengo la impresion que sus sucesores andan mas en conceptos de calidad percibida que en lo bueno dura
Estupenda prueba, que permite ver lo bueno que era un Mercedes entonces, su magnífica calidad de construcción y su magnífico precio, 3,5 millones de pesetas, aprox 21.000 euros de hoy, eran un auténtico pastizal entonces. Los coches son hoy más baratos en términos relativos que entonces, y además hoy no hace falta irse a gamas altas de marcas Premium para tener un vehículo cómodo, seguro y rápido. mucho más que lo permitido.
También es cierto que la calidad y durabilidad de entonces era superior a la actual, y bien que se pagaba por ellas. En esos años empezaron a venderse los diésel ligeros de baja cilindrada incluso ya en carrocerías de 4 metros, los actuales compactos o segmento C. Recuerdo el muy fino y económico motor Ford 1.6 D, andaba poco pero era muy fino y en quinta no se pasaba de vueltas ni cuesta abajo y apenas consumía 5/6 litros a ritmos normales.
Con el gasoil a 59 pts y la gasolina a 93 pts y la gran diferencia de consumo con los gasolina de la época (9 litros en carretera) la rentabilidad de la opción diésel era clara. El gran público aun tardaría algunos años en lanzarse en masa a comprar gasoil
Una becker mexico le terminé de estropear a mi padre. «No te preocupes, yo la abro y saco la cinta que se ha enganchado dentro». La abrí, le saqué la cinta de cassette enganchada, pero al cerrarla había pasado algo.
El w123 como se puede ver y leer muy buen vehículo para su época, hecho a conciencia y buscando la excelencia razonable.
Pero, para mi, el siguiente paso de Mercedes fue el que más le hizo avanzar y marcar distancias con el resto.
El w124.
Tengo un primo que desde hace más de 30 años sigue fiel al w124. Aunque va por el tercero.
El primero, un 300d, se quedó en un accidente por salida de carretera en una curva un típico día lluvioso en una carrera local pontevedresa. Según mi primo, había aceite en esa curva.
El segundo, otro 300d pero turbodiesel, murió por maltrato después de ser utilizado por caminos sin piedad. De un golpe en los bajos perdió el aceite y motor gripado.
El tercero, 300d automático (creo que turbodiesel también). Lo compró de segunda mano con sólo 80000 km. En un estado perfecto.
Me he subido como pasajero varias veces, ¡que perfección inalterable!
A partir del w124, Mercedes se acercó al resto.
El w124 sigue pudiéndose utilizar a diario por agrado de uso, comodidad y seguridad. Tiene los «avances» que considero indispensables hoy en día.
Pero este w123, ya es un buen coche de época que aún no tiene atractivo y parece un «coche viejo». Unos cuantos años más harán que luzca mejor los fines de semana.
Enrique, no estoy de acuerdo con Ud. en muchas cosas.
La calidad y durabilidad era superiores? Seguro? Vea pruebas de 100, 120 mil km de la época. Un coche actual con esos km está recién rodado (bueno, depende de las manos y un poco de la marca, las vendehumos a veces dan problemas). A no ser que se refiera exclusivamente a MB, marca de la que no tengo experiencia directa.
El Ford 1.6d fino? Sacando los Perkins que llevaban los cohes de la década anterios no llevé motor más tosco y lento en la vida; eso sí, gastar no gastaba mucho, a no ser que quiesieras ir rápido (aunque así todos gastan, un Dyane que tuve una temporada no bajaba de los 10 l)
Los gasolinas eran muy gastones, ¿recuerda el Horizon GL? sí, ese que anunciaba en su luna trasera un consumo de 5,5l, pues no era nada difícil estar sobre los 6 – 7 l, y siendo ràpido en comparación con el resto del tráfico.
En casa también hubo un 1.6 d Ford, y le recuerdo bastante tractorcete..
En esa epoca e incluso algo mas adelante, los xud de psa si eran bastante finos..
Los Mercedes lo eran sobretodo los de 5 y 6 cilindros..
El de esta prueba, impresionante en calidad, aunque no me atrae estèticamente ni lo mas mínimo..
PD. Mercedes-benz se ha hecho de rogar en este blog, pero ha merecido la pena la espera..
A mi este Mercedes, en su versión berlina, siempre me pareció el Mercedes por antonomasia, y cada vez me gusta mas su clasicismo y lo espartano que resulta a la vista incluso en el caso de unidades con mucho equipamiento. Y también me pareció, desde siempre, una cosa muy desproporcionada las motorizaciones diesel de 4 cilindros; viendo las especifiaciones de estos se le ocurre a uno decir «y sin embargo se mueve».
En el caso de este turbodiesel arcaico, la verdad es que ya podía estar barato el gasoil porque no es que gaste poco, ¿gastaba mucho menos que por ejemplo un 230E? No se que pensar, viendo el resultado del 300SE del sr. Garcés.
Lo que no quiero ni imaginarme es lo que costaría un coche actual hecho con los estándares de calidad de este. Me explico: el Mercedes de la prueba apenas tiene mas mecanismos de los estrictamente necesarios para ser funcionalmente un automovil; todos y cada uno de ellos (se supone) son de una gran calidad, tan buenos como pueden ser sin escatimar en gastos. ¿Pero cuanto costaría un coche actual fabricado bajo esos parámetros?
No se si sería posible hacerlo con la cantidad de pequeñas partes, mecanismos, circuitos y milongas de las que consta un coche moderno.
Una de neumáticos (Off topic)
Acabo de ver, por casualidad, que tanto el GLA como el Tiguan montan neumáticos 235…. ¡en llanta de 7″! .Y seguramente habrá muchos más.
Creí que era un error de Km77, pero no.
Uno cree que tiene sus conocimientos más que contrastados y de pronto todo se viene abajo.
Alguien puede devolverme la fe.
Gracias.
@9: En todo terrenos » de verdad» suele ser habitual emplear llantas mas estrechas de lo que se suele usar en turismos..
En algun SUV ( Sportage 2) también lo he visto..
Supongo que montados así, los neumáticos hacen mas » balon», lo que en conducción off road,puede venir bien en segun que situaciones.
Aún guardo un catálogo original de la versión sedán de esa caja. Sólo promociona los gasolina.
El coche, de serie, venia desnudo. Pero cada página hace hicapié en detalles exclusivos de calidad: desde las soldaduras, a los vierteaguas, pasando por el diseño de los asientos, las suspensiones, el ángulo de apertura del capó o los cierres de las puertas.
Alfombras y tapicerías parecen soberbias.
Y el paso del tiempo en esta unidad (¿con tan pocos kilómetros?) parece atestiguarlo. Todo funciona y, supongo, con una buena limpieza todo luce como nuevo.
Un BMW serie 5 de esa época -hubo uno en la familia, un 520 del 79 que consumía aceite como un poseso- no aguantaba el paso del tiempo como lo hace este Mercedes. No digamos una berlina «normal».
Hoy en día , los catálogos de Merdeces no hacen ese hincapié en la calidad. Más bien en el equipamiento, bien de serie u opcional.
Eso sí, mucho consumo me parece.
Por lo demás, esa caja nunca me gustó. Ni de crío ni ahora. Si la del Clase S del Sr. Garcés probado hace unos meses y, desde luego, la W124 con matrícula turística, que tuve ocuasión de disfrutar, con un motor 300 TD que no sé si sería este mismo, lo recuerdo silenciosísimo, en el verano del 94. Claro que eso fue 13 años despues de esta prueba….
Yo sigo conservando un 300D de la serie W-123 de 1979. Aunque hace años que no se arranca. A ver si un día me pongo…
Sr. Dupont,
ese pecado le costará varios padrenuestros y unos cuantos avemarías…
al hilo de este coche:
https://petrolicious.com/articles/meet-a-one-family-1980-mercedes-benz-300td-that-resists-hipster-labeling
A principios de los setenta la familia Porsche decide que sin perder la propiedad los «nietisimos» se dediquen a otras cosas fuera de la empresa.
Ferdinad Piech (seguramente el causante de esta resolución), monta una oficina técnica independiente como había hecho su abuelo, y trabaja, como el patriarca para marcas como Mercedes a la que le diseñan un 5 cilindros mítico como es el OM 617, que en el C111 dara 230CV y conseguira 9 récords entre generales y exclusivos de Diesel.
Despues Mientras Mercedes vende Auto Union a VolksWagen (quedándose las furgonetas), Piëch pasa a esta otra propiedad de la familia. dirigiendo Audi donde creara otro 5 cilindros (este de gasolina) el Audi Quattro, el Audi 100, Etc., Etc.
3.5 millones de pesetas en 1981… lo introduzco en la calculadora de IPC, y sale… 16.5 millones de pesetas. Es decir, 99 mil euros.
Un clase E familiar diesel de 150 CV vale 53.000 €. Si vamos a uno de 194 CV, son 56.000. Contra aquellos 99 mil, va bastante, y desde luego, la equipación de uno a otro está a años luz.
Está claro que Mercedes se ha «popularizado».
Aunque no resulte razonable, me gustan más los MB de motor longitudinal con más de 4 cilindros, y más de 2.5 litros de cilindrada, que los de motor transversal y menos cilindros y cilindrada. Aunque cada vez quedan menos vehículos ligeros Diesel en el mercado con turbocompresor de geometría fija (Renault-Nissan 1.5d 75, FIAT-Opel 1.3d 75, VW 2.0d 85,…), creo que si hubiere una versión del actual MB 3.0d con esta tecnología más sencilla y 150-160 CV, se vendería bien entre el público más nostálgico. Igual que los fabricantes han apostado por marcas «premium» o «low cost» de sus marcas «standard» ¿sería rentable apostar por submarcas «classic» de las marcas de prestigio tradicionales, con tecnologías no tan avanzadas y/o sin tanto equipamiento electrónico de serie, o incluso con diseños retro o vintage?
Saludos
Por cierto Sr. A de A su amigo D. Paul Frère DEP fue uno de los cuatro pilotos que conduciendo el C 111-III Diesel consiguieron los records en abril del 78. Con 61 años a mas de 300 km/h.
Y en cuanto al coeficiente aerodinámico.
«AERODINÁMICA
Coeficiente Cx: 0,36 (estimado); Sección frontal S: 2,180 m2; Producto S.Cx: 0,78 (estimado)».
Estamos hablando de la serie W123, no de la serie W126…
Resulta que el sedán de 4 puertas de las serie W126 tiene un Cx oficial de entre 0,36 y 0,37 según versiones(sólo el coupé de la serie W126 llega a un Cx de 0,34).
Enlace:
https://www.mercedes-benz.com/en/mercedes-benz/classic/history/mercedes-benz-s-class-126/
Lower drag coefficient of Cd = 0.37.
¿¿¿Y la serie W124???Como mínimo algo más aerodinámica que el W126 y ya mucho más que el «clásico» W123(que prácticamente a su vez «calcaba» la aerodinámica de sus predecesores w114 y w115 y Serie S anterior a la serie W126: la serie W116)…
Por otra parte, recuerdo la revista Automóvil, número 130(nov. 1988) en la que se probaba el Mercedes w124 300 Turbodiesel, si bien su Cx oficial era de 0,30 en la prueba dinámica correspondiente su Cx fue de 0,379(CxS de 0,785),
para 202,5 k/h consumió 114 cv(gracias a un buen rendimiento de la transmisión y baja resistencia a la rodadura, consiguió superar los 202 k/h con una potencia de algo más de 150cv, cuando lo anunciado oficialmente eran 143 cv).
Y eso que era automático, y que su peso “real” fue de 1488 kgs.
Frente a los 165k/h (homologados), que eran 10k/h menos que los W126 con el mismo motor y potencia(125 cv) y más peso(aunque el peso prácticamente no influya…)
Saludos.
Manolom.
Drag coefficient Cd estimated by a-c:
0.46
Frontal area A claimed:
Frontal area A estimated by a-c:
2.18 m2
Drag area CdA claimed:
Drag area CdA estimated by a-c:
1.002 m2
Saludos.
Manolom.
Hola
No puedo decir otra cosa que muchas gracias por esta prueba de un coche de mi propiedad.
La verdad es que es todo un orgullo que, alguien como Don Arturo haya podido probar uno de los primeros Turbo Diesel del mercado. Creo que era muy interesante por este mismo motivo, por ver la evolución de esta tecnica en estos años, y también por las fechas comentadas en relación a febrero de aquel año y al presente.
Este S123 ha sido mi ultima adquisición, la cual no sé qué tiempo estará en mi garaje, pero si puedo decir que después de una buena puesta a punto, aunque aun siguen cosas pendientes, ya ha recorrido conmigo desde el pasado octubre hasta ahora, mas de 12.000 kms. No esta mal, no?.
Mis premisas o condiciones a la hora de comprar un S123 fueron claras; que fuese una unidad nacional, con primera matriculación en España y que fuese una versión con cambio automatico. Ciertamente me hubiese gustado mas un 230 TE, modelo el cual segun dicen los expertos en W-123 es el mas equilibrado y posiblemente mas economico que el modelo presentado en esta entrada, al menos en cuanto a consumo. Pero surgió esta unidad concreta, matriculado en junio de 1981 con matricula turistica en la provincia de Soria. Esa placa la mantuvo hasta noviembre de 1985, fecha en la cual se le puso la matricula que se ve en las fotos. Siempre con el mismo propietario, un padre de familia con cinco hij@s y residente en Kuwait, de ahi la placa turisitica, la cual me pasaron cuando compre el coche.
El coche, aunque en las fotos se ve con 25.000 kms en el contador, lo tiene cambiado por que se estropeó y fue cambiado en el Concersionario Mercedes de Soria con casi 186.000 kms en su contador anterior, por lo tanto el coche tiene ahora unos 211.000 kms. El interior esta practicamente perfecto, ni una rotura ni una raja en el salpicadero (mal muy comun en estos coches) y por el exterior no tiene ni un oxido aunque tiene algunas partes pintadas de carroceria. Espero este año ponerlo en condiciones, ya que en las fotos se ve con todos los golpecitos y rascazos que tiene y no me gusta mucho verlo asi.
Antes de este S123, tuve un C123, en concreto un 280 CE Automatico del 79 y a pesar de ser quiza el modelo mas cotizado, no me gustó mucho el planteamiento del coche. Estoy mas comodo con esta «ranchera», mucho mas util y para mi, infinitamente mas lograda esteticamente, y me da que tambien con el paso del tiempo mas cotizada que los propios Coupes.
Espero que Don Arturo se anime a seguir haciendo entradas de este tipo de coches, clasicos, post clasicos o youngtimer, situandolos en su momento historico y tambien en este momento actual.
Un saludo
jmr
Es una excelente prueba. Gracias Don Arturo por la dedicación que le da a sus textos que después de tantos años siguen siendo los mejores en cuanto a pruebas de coches.
Da gusto leer y conocer de un coche que es 6 años mayor que yo.
La excelente ingeniería de la época de cara a la fiabilidad y longevidad.
«Como referencia de lo que supone el transcurso de 40 años en los resultados obtenidos por una tecnología (turbodiesel y cambio automático) en constante evolución, lo mejor será comparar con lo conseguido por los dos vehículos que vienen a continuación de este Mercedes como los más “sedientos” de gasóleo.
En ambos casos se trata de unas carrocerías SUV,
que por aerodinámica resultan menos eficaces que la bastante perfilada de nuestro Mercedes».
Pues bien, estos dos coches fueron el Ford Edge 2.0 de 180 CV, cambio manual y transmisión 4WD,
y el Volvo XC-90 2.0 BiTurbo de 190 CV, cambio automático de ocho marchas, y tracción delantera.
Ford Edge.
Cx:0,34;
Drag coefficient Cd estimated by a-c:
0.34
Frontal area A claimed:
Frontal area A estimated by a-c:
2.79 m2
Drag area CdA claimed:
Drag area CdA estimated by a-c:
0.948 m2
Volvo XC90.
Cx:0,33;
Coeficiente Cx 0,33
Superficie frontal 2,78 m²
Factor de resistencia 0,92
Peso
2.052 kg
Recordemos la aerodinámica «excelente» del Mercedes W123 300 Td Turbo:
Cx:0,46;
CxS:1,00
Apenas es algo peor(pero nunca mejor) que el Ford Edge, gracias a una muchísima menor superficie frontal, que es lo que cuenta, pero su Cx es pésimo(sólo los W123 coupés más aerodinámicos tenían un Cx de 0,41-0,42, y los w123 sedán «normales» estaban como mínimo en 0,42 y hasta 0,44-0,45 en las versiones más «gordas»:240d,300d y 280 E).
Saludos.
Manolom.
Y otra más(esto no ocurriría con el Mercedes W210(aunque se quedara «anticuado» en menos años y tuviera menos fama de que «tanque» que los W123 y W124(seguridad pasiva) respecto del resto de coches de su época) ni Mercedes posteriores)…
http://carsafetydance.blogspot.com.es/2018/01/something-rather-surprising-from-early.html
Tuesday, January 23, 2018
Something Rather Surprising from the Early NHTSA Crash Tests…
Mercedes-Benz and Volvo. Two marques synonymous with safety, especially in the ’70s and ’80s. Both had their largest-volume models (the Volvo 200 Series and the Mercedes W123, a forerunner of the E-Class) put through the test within a year and a half of NHTSA starting their 35 mph full-frontal crash test.
At the time these vehicles were tested, «passing» was a HIC below 1,000 and Chest G’s below 60. When the «star» rating system was introduced in 1993, it was applicable to both vehicles tested afterward and retroactively vehicles that had already been tested (the test methodology and injury measures considered did not change from 1979 to 2010). Here’s a rundown of the «star» system. The «passing» threshold used from 1979 to 1993 would be in the 3 star range – therefore vehicles that «passed» would receive 4 or 5 stars, vehicles that «failed» would be 1 or 2 stars, and vehicles that either barely passed or failed would be 3 stars.
5 stars: 10% or less chance of severe injury
4 stars: 11-20% chance of severe injury
3 stars: 21-35% chance of severe injury
2 stars: 36-45% chance of severe injury
1 star: 46% or higher chance of severe injury
The average 1979 vehicle, for comparison, had a 1,256 HIC and 55 Chest G’s for the driver and 1,308 HIC and 49 Chest G’s for the passenger, giving a 45% and 46% severe injury risk respectively, or a borderline 1-2 star performance.
The Volvo 200 Series went first: a 1979 model 244 was tested on September 18, 1979. At first glance, the car seemed to perform well, with little obvious occupant compartment damage. But this vehicle failed – and by a wide margin. The seat belts stretched too far in the test, allowing the occupants to slam into the steering wheel and dash with tremendous force. The driver’s HIC was 1,782, with 52 Chest G’s; the passenger fared even worse, with an 1,889 HIC and 61 Chest G’s. This means that the Volvo had a 81% severe injury risk for the driver and 87% for the passenger; fatality would be possible. This was much worse than average (even for the time), and would fall firmly in the 1 star range for both occupants. The front doors were jammed, but the rear doors were operable.
The W123 – Mercedes’ designation of their 1977-1985 standard (non-S Class) model – was tested on June 20, 1980, in its 240D guise. This one still failed, with a driver HIC of 1,301 and 54 Chest G’s; the passenger’s HIC was 1,363, with 44 Chest G’s. This gave the driver a 48% severe injury risk and the passenger a 49% severe injury risk, a high-end 1 star performance. These injury measures are mediocre for the time. 22 1980-model vehicles were tested by NHTSA; two had data failures. Of the 20 vehicles with valid data, the Benz was the 10th best performer for the driver side and the 13th best performer for the passenger side. One good point to the Benz: all four doors were operable.
Whatever made the Volvo perform poorly, likely over-stretching of the seat belts, was fixed by 1982. On February 10, 1982, a 1982 model 240 DL was put to the same crash test. This time the driver’s HIC was 550 with 43 Chest G’s; passenger HIC was 381 with 48 Chest G’s. improved to a 12% chance of severe injury for each occupant; that passed by a large margin and would be a high-end 4 star. Later 240 models stayed in the 4 to 5 star range.
Saludos
Manolom.
@24: ese blog es una mina de oro, gracias por enlazarlo.
Gran parte de culpa del consumo la tiene el cambio automático, por el resbalamiento que produce el convertidor y carecer de superdirecta.
Mercedes quizás pecó de demasiado conservacionista al no ofrecer la opción de cambio manual. Temían que se pudiera revolucionar en exceso el motor. Ya más tarde sacó al mercado motores turbodiesel con cambio manual.
Sé por gente en foros que ha hecho la transformación a cambio manual y se consigue reducir el consumo incluso hacerlo inferior al de la versión atmosférica.
Saludos.
1980 Mercedes 240 D Crash Test
Driver HIC: 1,301
Driver Chest G: 54 G’s
Passenger HIC: 1,363
Passenger Chest G’s: 44 G’s
Severe Injury Risk: 48% Driver, 49% Passenger
http://oldnhtsa.blogspot.com/2013/12/1980-mercedes-240-d-crash-test.html
1 Star Driver
1 Star Passenger
Test Date: Friday, June 20, 1980
una consulta hay mercedes modelo 200 del año 1981 con motor 1.600 me confirmas por favor
Hay 2 evoluciones del motor OM617con turbo previas al OM617/A-I5 (también conocido como OM617.952) de este W124, que se utilizaron para obtener records en la pista de Nardò (circular de 12,566 Km).
La 1º es este motor (con la denominación: OM617LA) y da 190 CV, con un turbo Garrett que evacua los gases hacia atrás por un tubo sin silencioso de unos 2 metros y que refrigera los gases de admisión mediante intercooler que no tiene el coche de la prueba. Se montó en una unidad de C-111-II (renombrada C-111-IID), que años antes había llevado un Wanquel de 4 rotores y más de 300 CV. Con el Diesel obtuvo los records a partir del 12 de Junio de 1976, rodando sin parar 64 horas. Eran 4 pilotos que se turnaban cada 2 h y 1/2 y que obtuvieron una media de 252 Km/h en las 10.000 millas.
La 2º es el OM-617LA, pero subido a 230 CV, aquí el escape es más corto y sale por el capot trasero y el intercooler es más grande. Se instaló las dos unidades plateadas de C-111-III-D con chasis y carrocería híper modificados, que daban un Cx de record de 0,183 (por 0,325 de la unidad de 1976) y una punta de 327 Km/h. Aquí la caza de records, empezó a las 0 h del 30 de Marzo de 1977, una de las unidades se siniestro a mitad del intento y se utilizó la otra para cazar los records. Tras el accidente a los 4 pilotos se unió el Dr. Hans Liebold que era el gerente de proyectos de MB. Entre otros muchos records se obtuvo una media de 314,463Km/h en las 12 horas que duró la prueba y dio consumo de solo 16L/100Km, a ese promedio. En 500 Km la media estaba en 321,86Km/h.
La prueba original de la autopista Nº 1141 del 21 de marzo de 1981 ha sido recuperada y copiada en la web “Piel de toro”, por estas fechas.
Por cierto, consultada la prueba ese 23-F eran dos personas a bordo del vehículo, cuando lo habitual era que hiciera ese recorrido solo. ¿Quién le acompañaba ese día?
Esta semana han colgado en Piel de Toro la prueba del sustituto de este híper-Diesel del segmento E, corresponde a A de A, en la revista AUTOMÓVIL Nº 180 de Noviembre de 1988, con la misma cilindrada gana un cilindro y 25 CV y continua sin intercooler. Es el motor OM-603.960 Turbo Diesel.