Nunca, hasta la pasada semana, había recorrido 5.000 kilómetros en cuatro días. Nunca, tampoco, había hecho 1.600 kilómetros en un día. Ni siquiera 1.000, sin pisar un metro de autovía.
Que haya podido hacerlo sin cansancio excesivo se debe a varios factores. Supongo que influye principalmente que estoy acostumbrado a conducir, que no me supone demasiada tensión hacerlo (en Marruecos más que en España). En segundo lugar, influye que el Volkswagen Golf 1.4 TSI 122 DSG se conduce con mucha facilidad y poco esfuerzo.
El cambio DSG de siete velocidades es de gran ayuda en carretera, tanto si se lleva en posición manual como automática. No tener que pisar nunca el embrague y la rapidez con la que pasa de una marcha a otra permiten despreocuparse del cambio. No he puesto nunca la palanca en posición Sport. A mí me gusta conducir con marchas largas, incluso cuando voy más o menos rápido por carretera de curvas. En posición Sport los programas de gestión del cambio llevan siempre el motor demasiado revolucionados (innecesariamente) para mi gusto. Así que he conducido siempre en posición «normal» y ocasionalmente de forma manual, bien actuando sobre las levas del volante o sobre la palanca de cambios. Una delicia.
Para estar descansado también influye la suavidad de marcha. El Golf es un coche silencioso y de discurrir suave. Después de pasar por carreteras muy bacheadas, durante muchos kilómetros, o por tramos en obras sin asfalto o con asfalto irregular, con vibraciones continuas, en el interior del coche no se oyen grillos. No han aparecido ruiditos de ningún tipo. También ayuda a la paz interior necesaria para recorrer kilómetros sin acumular cansancio.
Nuestro Golf permite regular la dureza de los amortiguadores en «Comfort», «Normal» y «Sport». Durante prácticamente todo el viaje he ido en «Normal». La opción «Sport» me parece innecesaria, incluso a ritmo rápido. No me resulta particularmente incómoda, pero sí más incómoda que la «Normal» y, salvo que se pretenda marcar un tiempo récord en un tramo cronometrado, no da nada a cambio.
Entre las posiciones «Comfort» y «Normal» encuentro poca diferencia de comodidad y en cambio prefiero el mayor control de los movimientos de la carrocería que da la posición «Normal». En algunas ocasiones, con la suspensión en posición «Comfort» el movimiento de la carrocería en un cambio de dirección es demasiado lento. En definitiva, mi recomendación para quien se compre este coche es que se olvide de pagar por la regulación de la dureza de los amortiguadores. A mi juicio, la posición normal es la que tiene mejor equilibrio y la mejor opción en prácticamente todas las ocasiones.
Asientos
El factor más importante para realizar tantísimos kilómetros sin fatiga son los asientos. Nuestra unidad tiene los que corresponden al nivel de equipamiento «Sport». Son unos asientos aparentemente (a la vista) muy buenos. sin embargo, todos en km77.com coincidimos que su zona central es demasiado mullida, blanda, que no sustenta bien el cuerpo, porque se deforma demasiado con el peso.
Pero sólo es en la zona central. Los laterales son suficientemente rígidos como para fijar el cuerpo y limitar los movimientos laterales. Yo, además, por mi estatura (1,73 m) noto la banqueta inferior demasiado larga.
En realidad no es que la banqueta sea larga, sino que para apoyar el pie izquierdo en el reposapiés, la pierna me queda apoyada, justo antes de la corva, sobre el resalte lateral del asiento, que se me clava ligeramente. Eso se solucionaría con una banqueta más corta, un reposapiés menos ladeado, una banqueta más ancha o que el resalte no llegara hasta el extremo de la banqueta, porque no hace ninguna falta.
Es sorprendente, porque yo habitualmente conduzco con los asientos de los coches en su posición más baja y en el Golf no. Si subo el asiento uno o dos puntos de la carraca de regulación de altura, estoy más cómodo. en principio, en una posición más baja, las rodillas me quedarían en una posición relativa más alta y el resalte lateral me molestaría menos. La teoría está clara, pero en la práctica no me ayuda.
Dicho todo esto, queda claro que sentado en el coche no voy perfectamente cómodo. Siempre hay algo que falta para acabarme de sentir bien y nunca lo encuentro.
Pero, y aquí está lo más sorprendente del asunto, es que al bajarme del coche, después de 1.600 kilómetros, estoy como nuevo. No tengo ni dolores, ni siquiera pequeñas molestias. Nada de nada. Si no fuera por el sueño y el cansancio mental, podría volver a subirme al coche. De hecho, tras pocas horas de sueño, me subía de nuevo al coche como nuevo.
Motor
Me llevé un litro de aceite a Marruecos por si acaso. No ha hecho falta. Ya hemos hecho la revisión de los 30.000 km y durante este tiempo no hemos añadido ni una gota de aceite.
Yo me llevé aceite porque si hubiera hecho mucho calor hubiera rellenado. En los 32.500 km que hemos realizado antes de la revisión, el consumo habrá sido de alrededor de un litro de aceite. En la varilla marcaba ligeramente por debajo de la mitad entre el máximo y el mínimo.
Si hubiera hecho mucho calor hubiera rellenado para que refrigerara mejor. Pero toda la estancia en Marruecos ha sido con temperatura primaveral de España. En el desierto, casi siempre inferior a 25 grados. Entre Agadir y Marrakech ha habido momentos de 27 ó 28 grados. Nunca he visto que el termómetro de temperatura exterior del coche marcara más de 30 grados centígrados.
Neumáticos
El asfalto de marruecos en muchas zonas es muy rugoso y abrasivo, especialmente en las zonas de rectas. Tantas rectas y tan largas, con un asfalto muy abrasivo, han acelerado el desgaste de la zona interior de las ruedas. Estuve tentado de subir la presión de los neumáticos, porque sufría por los neumáticos mientras conducía. Al conducir, me daba la impresión de que ese asfalto era como una lija y que cuando mirara los neumáticos no quedaría ni rastro de la banda de rodadura. Al parar vi que los neumáticos tenían buen aspecto y no toqué las presiones. Una presión tan alta seguramente también me ayudaba a proteger las llantas de los baches, pero la prueba es la prueba y dejé los neumáticos a la presión recomendada por el fabricante.
Climatizador
En el coche llevaba fruta, agua y chocolatinas, pero ninguna nevera. Las chocolatinas las llevaba en la guantera, que se enfría con el aire acondicionado, para que no se derritieran. El agua y la fruta la llevaba en la zona de los pies del copiloto. Con la regulación de temperatura separada por lados de climatizador dual, he puesto aire frío en la zona del copiloto (19 grados) y aire templado (23 grados) en la zona del conductor, con salida por los pies. Con esta regulación de temperaturas yo iba muy cómodo y he tenido agua y fruta fresquitas durante todo el viaje.
Instrumentos de viaje
El navegador del Golf no incluye mapas de Marruecos, por lo que no me ha servido de ayuda.
La pantalla de instrumentos me ha avisado durante medio viaje de que quedaban muchísimos días para la revisión, pero poquísimos kilómetros y a partir del trópico me avisaba insistentemente de que tenía que pasar por el servicio. No lo apunté, y no era literalmente así, pero algo parecido. el incordio es que esta pantalla, que recuerda que ya se han cumplido los kilómetros prescritos para acudir a la revisión, tarda muchos segundos en desaparecer si no se pone el coche en marcha.
Para un conductor normal seguramente es irrelevante, pero para mí, que tenía que apuntar datos de consumo y que necesitaba acceder a las pantallas del ordenador para ver los datos, cada aviso de «servicio», cada vez que daba al contacto sin arrancar el coche, me parecía un suplicio.