El X5 tiene una suspensión neumática en el eje trasero, con función autonivelante. En este tipo de suspensión un muelle neumático reemplaza al muelle mecánico (que puede ser helicoidal, ballesta o barra de torsión). El muelle neumático se ha usado anteriormente en coches donde la comodidad prevalecía sobre otras cualidades. En el X5 se aprovecha, además, para mantener constante la altura de la carrocería, independientemente de la carga que se coloque sobre el eje trasero.
El sistema consta de muelles neumáticos (el cilindro gris del dibujo) a los que una bomba puede suministrar presión. Si la carrocería disminuye la altura, la bomba se activa, aumenta la presión de los muelles y la devuelve a la altura original. Esto tiene la ventaja de que la suspensión conserva todo su recorrido, algo muy importante para un todo terreno porque así puede mantener mejor el contacto de las ruedas con el suelo en terreno agreste.
Para distinguir cuándo la carrocería ha bajado de nivel por razón de la carga, hay un sensor de altura en cada rueda. Sólo si bajan los dos el sistema entiende que hay carga; si cede uno sólo, entiende que se trata de una curva o que el terreno hace que la carrocería se incline hacia un lado.
Lo que no se consigue al aumentar la presión de los muelles para mantener la altura es que la suspensión sea igual de suave. Al meter más presión para elevar la carrocería, el muelle se vuelve menos flexible. Es algo que ocurre igualmente con cualquier tipo de muelle: cuanto más cedido esté, menos flexible es.
Si es más confortable, se debe a que reduce la posibilidad de que la suspensión haga topes cuando estás cargado, algo relativamente frecuente en campo. A diferencia de otros modelos con suspensión neumática (Range Rover, Audi Allroad), el X5 no tiene altura variable. Es decir, en este caso la suspensión no está prevista para bajar en carretera y subir en campo.