Citroën C3 1.4 HDi (2002) | Estabilidad: más suave que ágil
El C3 1.4 HDi es aconsejable para quien quiera un coche cómodo y fácil de conducir, sobre otras características. Si la primera prioridad es un coche ágil y lo más satisfactorio posible en conducción rápida, hay mejores opciones, como un Ford Fiesta o un Renault Clio.
La dirección es eléctrica y de asistencia variable en función de la velocidad. En ciudad es muy sencillo y agradable manejar el volante; es ligero y preciso. En carretera se echa en falta que sea más dura. No es un coche que transmita mucha información al volante (no es de los que se sabe por dónde están pasando las ruedas en ese momento), y da más sensación de aislamiento que en otros coches.
Es muy poco sensible a la deceleración en curva y a los cambios de apoyos rápidos. Tampoco es un coche de los que se puede obtener con facilidad un ligero sobreviraje en retención que incremente su agilidad; es más subvirador que un Ford Fiesta o que un Clio.
Nuestra unidad de pruebas tenía unos neumáticos Michelin Energy en medidas 165/70 R14. Quizá con unos neumáticos más anchos y adherentes el C3 sea más estable. La versión «Exclusive» tiene unos185/60 R15.
Las distancias mínimas de frenado que hemos obtenido con el C3 son buenas para un coche de estas características y el pedal de freno tiene buen tacto. La resistencia al calentamiento es normal.
El C3 tiene de serie el sistema de frenado de emergencia. Sólo actúa cuando se mueve el pedal del freno con mucha rapidez (no es necesario pisarlo con mucha fuerza).
Si entra en funcionamiento sin que exista una necesidad real de gran deceleración (pisamos rápido pero con poca fuerza el pedal), no hay problema, puesto que el sistema, únicamente proporciona la máxima capacidad de frenado durante los primeros instantes. Sin embargo, sí me parece molesto que se conecten las luces de emergencia en frenadas fuertes (y siempre que entra el funcionamiento el servofreno de emergencia).