El Volkswagen XL1 y los conductores del futuro
- Por Alfonso Herrero (@alf_reguart)
- 2 de octubre de 2016
En 2013, a primeros de año, Volkswagen anunció que su prototipo Studie XL1 se convertía en un modelo real. Poco después, ese mismo año, coincidiendo con el Salón del automóvil de Ginebra, condujimos brevemente el XL1.
Nos quedamos con ganas de hacerlo más. Era un coche peculiar, cuya ambición —la de Volkswagen— era mostrar que podían hacer un coche con un consumo de combustible muy bajo, inferior a un litro cada cien kilómetros. Su comercialización se limitaría a 250 unidades a un precio de 110.000 euros.
Volkswagen mantuvo en el XL1 de producción todo aquello que hacía del prototipo un coche difícilmente imaginable de ver por la calle. Empezando por su diseño: la carrocería, pequeña, especialmente bajita (1,15 metros de altura), con las ruedas traseras carenadas y unas puertas que se abren hacia arriba y adelante, parece llegada de otro siglo. Y si es del que estamos, es de una época que aún parece lejana.
Tres años después lo hemos vuelto a conducir. Esta vez sin prisas, durante varios días, pudiendo prestar atención a esas cosas que se nos escapan en una toma de contacto de unas pocas horas.
La prueba —de uno de los dos XL1 matriculados en España y el único que está en la península— está en este otro artículo en el que contamos con profundidad de detalles sus virtudes y sus defectos. Escribimos sobre su habitáculo de dos plazas, del sistema híbrido (Diesel y eléctrico) y de elementos de equipamiento como las cámaras que sustituyen a los espejos retrovisores —una excepción que permite la legislación en el caso de vehículos con un muy pequeño número de unidades fabricadas—.
Este texto no es una prueba del XL1. Tan solo es un elemento introductorio al vídeo que grabamos del coche. Un vídeo que tampoco es una prueba al uso porque, aunque hablamos del coche, se nos ocurrió que quién mejor que unos niños, los conductores o pasajeros del futuro, hablando de un coche futurista, aunque ya tenga cosas del pasado y no se pueda comprar en el presente.
Elegimos a los chicos de siete y ocho años que forman parte de la escuela de baloncesto del Club Baloncesto Cuarte. Cuarte de Huerva es una población cercana a Zaragoza que tiene un par de particularidades estadísticas: sus habitantes son de los más jóvenes y tiene una de las mayores tasas de natalidad de España (edad media de solo 32 años y una tasa de natalidad del 20 % según datos del INE-IASET en 2015). Compinchados con los responsables del Club Baloncesto Cuarte introdujimos el XL1 en el pabellón durante un entrenamiento. Y eso es lo que pasó: