Las versiones AMG del Clase C Cabrio 2016 son las más potentes de la gama Clase C Cabrio (2016). Hay tres, con 367, 476 y 510 CV (precios, fichas técnicas y equipamiento de las versiones AMG del Clase C Cabrio).
En km77 hemos probado la intermedia —la de 476 CV— que tiene un precio base de 107.250 €. La competencia directa por tamaño y potencia es escasa: BMW M4 Cabrio de 431 CV y 104.850 € y el Ford Mustang, cuya relación entre precio y potencia es imbatible: 50.950 € y 421 CV (ficha comparativa de los tres). Con la llegada próxima del Audi RS 5 Cabrio habrá una tercera alternativa.
Es posible disfrutar descapotado en una carretera de curvas por menos dinero. Por ejemplo, un Mazda MX-5, que cuesta la quinta parte y es muchísimo menos potente (131 CV), puede ser una opción acertada. También puede serlo un Porsche 718 Boxster, disponible desde 299 CV y 59.325 € hasta 366 CV y 91.044 € (listado con todas las versiones y sus precios). El Mazda tiene unas prestaciones muy inferiores y el Porsche, gracias a su menor peso, iguala los datos que hemos obtenido con el AMG C 63, pero ninguno de estos dos puede llevar a cuatro pasajeros, ni suenan parecido. Las cuatro plazas del Clase C Cabrio son reales. No están pensadas para un uso ocasional y se pueden utilizar tanto por adultos como por niños en sillitas infantiles.
La conducción del C 63 Cabrio es placentera a ritmo normal porque, ayudado por algunas opciones, se viaja bien resguardado del aire en las plazas delanteras (en las traseras, no) y la suspensión —que tiene amortiguadores de dureza variable—, no resulta incómoda. Si se hace uso de toda la potencia que desarrolla su motor de ocho cilindros y dos turbocompresores, además de placentera es emocionante. Lo es por cómo acelera, por cómo suena y, también, porque a un ritmo alto no es de esos coches en los que basta con apuntar con el volante: las ruedas traseras tienen una capacidad de tracción grande, mejor que las de un M4, pero insuficiente para trasmitir la potencia al suelo sin provocar un deslizamiento transversal del eje trasero.
El AMG C 43 4MATIC puede acelerar de 0 a 100 km/h en 4,8 segundos, el AMG C 63 Cabrio en 4,2 segundos y el AMG C 63 S Cabrio necesita 4,1 s. El consumo medio de gasolina también es el mismo para los dos: 8,9 l/100 km. El BMW M4 Cabrio DKG (431 CV, cambio automático y tracción trasera) necesita 4,6 segundos en la prueba de aceleración y tiene un consumo medio más bajo, 8,7 l/100 km (ficha comparativa del M4 frente a las tres versiones AMG del Clase C).
La capota es de tela, como en el Mustang y en el futuro RS 5; el M4 Cabrio tiene un techo metálico plegable. Normalmente una capota de lona tiene dos ventajas: es más ligera y se puede accionar a velocidades en las que un techo metálico plegable no. A pesar de eso, el C 63 es más pesado que el M4 (1.910 kg frente a 1.840 kg; ficha técnica comparativa).
El accionamiento eléctrico de la capota de lona, igual que en el resto de Clase C Cabrio, puede activarse a una velocidad máxima de 50 km/h y requiere 20 segundos, tanto para recogerla como para colocarla en su lugar (secuencia de imágenes del proceso de plegado). De las características de esta capota hay más información en este artículo de la gama.
Los elementos que ayudan a que viajer sin el techo sea una experiencia placentera son los siguientes: el deflector aerodinámico del parabrisas, el paravientos posterior y los asientos climatizados. Los dos primeros forman un conjunto llamado AIRCAP (1030 €). Se accionan simultáneamente pulsando un botón en la consola, que los hace emerger de sus alojamientos; el primero del marco del parabrisas (imagen) y el segundo de un espacio tras los asientos (imagen). Al hacerlo, se reducen las turbulencias de aire en las plazas delanteras. Si las plazas traseras no se van a utilizar, es posible comprar un segundo paravientos que se coloca manualmente sobre las plazas traseras y disminuye más el reflujo de aire.
Los asientos pueden tener calefacción y ventilación (imagen de los mandos), además de un sistema (647 €) que expulsa aire caliente (ajustable en tres temperaturas) sobre la nuca y el cuello. Este elemento está montado directamente sobre el apoyacabezas (imagen) en vez de en el respaldo, lo cual supone una ventaja dado que queda colocado a la altura correcta. En los coches en los que va en el respaldo, queda fijo y a los conductores más altos no les es de utilidad (echa aire caliente en la espalda, una zona que ya va cubierta con la ropa).
La unidad que hemos probado hacía unos ruidos considerables en la zona de unión de la capota con el marco del parabrisas al circular por zonas bacheadas. En los coches que condujimos anteriormente en la presentación a la prensa no se oían esos ruidos (o no nos dimos cuenta), si bien la jornada transcurrió por carreteras bien asfaltadas y los coches tenían menos kilómetros.
La suspensión, en las tres versiones, tiene amortiguadores de dureza variable controlada electrónicamente. A este sistema de suspensión Mercedes-Benz le da el nombre de AMG RIDE CONTROL y da la posibilidad al conductor de elegir entre tres ajustes predeterminados: Comfort, Sport y Sport Plus. Algunos elementos elásticos de la suspensión delantera son compartidos entre las tres versiones.
El maletero del AMG C 43 Cabrio es idéntico al del resto de versiones de la gama: 360 litros con la capota sobre la carrocería, 285 cuando la capota está quitada. En el caso del C 63 y C 63 S el volumen es inferior: 355 litros con la capota y 260 sin ella. Para evitar dañar la capota al recogerla, hay que colocar manualmente en el maletero una pieza en una posición determinada. Así no hay posibilidad de que golpee contra el posible equipaje.
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